UN CUADRO EXTRANO
Esto le pasó a mi tía Mónica (nombre ficticio), hermana de mi padre. Cuenta que hace años asistió a una subasta, en la cual se ofrecían diversas cosas que habían pertenecido a un hombre cuya fama no había sido muy buena, cuando éste vivía. Se decían de él muchas cosas raras y unas cuantas horribles, como por ejemplo que en la casa de este hombre se oían y se miraban (veían) cosas raras, a tal punto que la gente prefería no asomarse ni acercarse por su casa.
Pero esto no impidió que sus hijos subastaran los muebles y otras cosas que ya no utilizarían. Entre esas cosas mí tía Mónica observó un hermoso cuadro, con unos marcos de madera de cedro muy bien tallados y bien elaborados, y al centro de estos marcos se encontraba la famosa pintura de Leonardo Da Vinci "LA MONA LISA" o "LA GIOCONDA", como también se le conoce.
Al ver la pintura ella (mi tía) se interesó mucho en obtenerla y así lo hizo, la compró y se dirigió a su casa. Eran aproximadamente las 6:30 p.m. al venir por la calle, observó la calle que se encontraba despejada y solitaria, sintió un escalofrío por todo su cuerpo, cuando de repente escuchó unos GRUÑIDOS detrás de ella. Y al volver a ver, eran DOS PERROS NEGROS ENORMES, que se acercaban lentamente a ella. En ese momento, sus piernas estaban inmóviles, sentía que su cabeza le iba a explotar. Así que como pudo empezó a moverse y luego a correr sin mirar atrás, pero detrás de ella escuchaba que la venían persiguiendo. Cuando por fin llegó a su casa, abrió la puerta rápidamente y entró cerrando la puerta de un solo golpe.
Subió a su cuarto, tiró el cuadro en su cama, y se fue a la ventana a observar si todavía estaban allí los perros. Pero ya no había nada, habían desaparecido. En los días siguientes, sucedieron cosas extrañas alrededor de aquel cuadro, mi tía siempre lo encontraba tirado en el suelo a pesar de que ella siempre lo colgaba en la pared de su cuarto.
Hubo un día en que mi primo Juan, el hijo de mi tía Mónica, vio como la mujer retratada (La Mona Lisa) se reía y movía los ojos; esto mientras él se encontraba buscando una camisa en el cuarto de su madre.
Había noches en que de repente la luz se iba y volvía sin ninguna explicación lógica, el televisor se encendía y se apagaba solo, el teléfono sonaba y al levantarlo nadie respondía. Y todo había empezado desde aquel día en que tía Mónica había adquirido el cuadro. Por tal razón decidió regalarlo, pero nadie se lo aceptaba, así que como último recurso lo devolvió a sus antiguos dueños.
Desde esa vez no ha vuelto a ocurrir nada raro en su casa, pero esta experiencia la ha dejado muy pensativa, que tendría ese cuadro de especial.
¿Eran ciertos los rumores de la gente al decir que el dueño de ese cuadro tenía algo que ver con el demonio?