Oraciones Católicas
”Yo soy tu Dios, el que fue crucificado en la cruz, verdadero Dios y hombre en una persona, y el que está presente todos los días en las manos del sacerdote. Cuando me ofrezcas una oración, termínala siempre con el deseo de que se haga mi voluntad y no la tuya. Cuando rezas por alguien que ya está condenado no te escucho. A veces tampoco te oigo si deseas algo que pueda ir contra tu salvación. Es, por ello, necesario que sometas tu voluntad a la mía, porque como Yo sé todas las cosas, no te proveo de nada más que de lo que es beneficioso. Hay muchos que no rezan con la intención correcta y es por esto que no merecen ser atendidos.”
Oraciones
Católicas Básicas

La Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espiritu Santo. Amen.
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El
Padre Nuestro

Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; y perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No
nos dejes caer en la tentación; mas líbranos del
mal. Amen.
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El Ave María

Dios
te salve María llena eres de gracia el Señor
es contigo bendita eres entre todas la mujeres y bendito
el fruto de tu vientre Jesús Santa María, madre
de Dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en
la hora de nuestra muerte Amén.
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Salve
Regina

Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura y
esperanza nuestra: Dios te salve. A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y
llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
vientre. ¡Oh clementísima! ¡oh piadosa!
¡oh dulce Virgen María!
V. Ruega por
nosotros santa Madre de Dios, R. Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
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Magnificat

Proclama
mi alma la grandeza del Señor, y se alegra mi espíritu
en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación
de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, por el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su
nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hace proezas
con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose
de la misericordia como lo había prometido a nuestros
padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre.
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El
Gloria

Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén!
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El
Credo de los Apóstoles

Creo
en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la
tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro
Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen; padeció
bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y
sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos; subió a los
cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre desde
allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los
muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia
Católica, la comunión de los Santos; el
perdón de los pecados; la resurrección de los
muertos; y la vida eterna. Amén.
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Yo
Confieso...

Yo
confieso ante Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que
he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles,
a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis
por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
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Oración
de la Mañana

Señor,
en el silencio de este día que nace, vengo a pedirte
paz, sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar al mundo
con ojos llenos de amor. Ser paciente, comprensivo, humilde,
suave y bueno.
Ver a tus hijos detrás de las
apariencias, como los ves tu mismo, para así poder
apreciar la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a
toda murmuración. Guarda mi lengua de toda
maledicencia. Que sólo los pensamientos que bendigan
permanezcan en mi.
Quiero ser tan bienintencionado y
bueno que todos los que se acerquen a mi sientan tu
presencia.
Revísteme de tu bondad señor y
haz que en este día yo te refleje.
Amén.
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Actos
de Consagración

¡Oh Señora
mía, oh Madre mía!, yo me entrego del todo a
Ti y en prueba de mi afecto, con amor filial te consagro en
este día todo lo que soy, todo lo que tengo.Guarda
y protege, y también defiendea este hijo tuyo, que
así sea.Amén.
¡Oh Señora mía,
oh Madre mía!, yo me entrego del todo a Ti, y en
prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis
ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, en una
palabra, todo mi ser, ya que soy todo tuyo, ¡oh
Madre de bondad!, guárdame y protégemecomo hijo
tuyo. Amén.
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Palabras de Cristo a su esposa sobre la manera y respeto con que se debe conducir en la oración, y sobre tres clases de personas que sirven a Dios en este mundo.
Libro 1 - Capítulo 14
Las Revelaciones de Santa Brígida de Suecia
“Yo soy tu Dios, el que fue crucificado en la cruz, verdadero Dios y hombre en una persona, y el que está presente todos los días en las manos del sacerdote. Cuando me ofrezcas una oración, termínala siempre con el deseo de que se haga mi voluntad y no la tuya. Cuando rezas por alguien que ya está condenado no te escucho. A veces tampoco te oigo si deseas algo que pueda ir contra tu salvación. Es, por ello, necesario que sometas tu voluntad a la mía, porque como Yo sé todas las cosas, no te proveo de nada más que de lo que es beneficioso. Hay muchos que no rezan con la intención correcta y es por esto que no merecen ser atendidos. Hay tres tipos de personas que me sirven en este mundo.
Los primeros son los que creen que soy Dios y el proveedor de todas las cosas, que tiene poder sobre todo. Estos me sirven con la intención de conseguir bienes y honores temporales, pero las cosas del Cielo no les importan y están hasta dispuestos a perderlas con tal de obtener bienes presentes. El éxito mundano se ajusta completamente a su medida, según sus deseos. Puesto que han perdido los bienes eternos, Yo les compenso con consuelos temporales por cualquier buen servicio que me hagan, pagándoles hasta el último cuadrante y hasta el último punto.
Los segundos son los que creen que soy Dios omnipotente y Juez estricto, pero me sirven por miedo al castigo y no por amor a la gloria celestial. Si no me temieran no me servirían. Los terceros son los que creen que soy el Creador de todas las cosas y Dios verdadero y los que me creen justo y misericordioso. Estos no me sirven por miedo al castigo sino por divino amor y caridad. Preferirían soportar cualquier castigo, por duro que fuese, antes que provocar mi enfado. Éstos merecen verdaderamente ser escuchados cuando rezan, pues su voluntad coincide con mi voluntad. El primer tipo de sirvientes nunca saldrá del castigo ni llegará a ver mi rostro. El segundo, no será tan castigado, pero tampoco alcanzará a ver mi rostro, a menos que corrija su temor mediante la penitencia.”
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Las Revelaciones de Santa Brígida de Suecia