Oh Señor y Dueño de mi vida,
aleja de mí el espíritu de la pereza y del desaliento, el deseo de poder y las conversaciones frívolas.
(Arrodillarse)
Pero concédeme, a mí Tu siervo,
espíritu de castidad, humildad, paciencia y amor.
(Arrodillarse)
Sí, Oh Señor y Rey,
concédeme mirar mis propias faltas
y no juzgar a mis hermanos y hermanas.
Porque eres bendito por los siglos de los siglos.
Amén.
(Arrodillarse)
Oh Señor, límpiame que soy pecador (repita 12 veces, con el mismo número de venias y luego la oración completa de nuevo desde el inicio hasta el final, y luego una gran venia).