
Nuestra Señora de La Salette, Las Apariciones, Profecías y Secretos
PROFECÍAS DE NUESTRA SEÑORA EN LA SALETTE EL 19 DE SEPTIEMBRE DE 1846
Texto del Secreto
(numeramos los párrafos)
1. "Melania: Esto que Yo te voy a
decir ahora no será siempre secreto; puedes publicarlo en
1858.
2. Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes,
por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los
santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los
placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los
sacerdotes piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay
de los sacerdotes y personas consagradas a Dios, que por sus
infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados
de las personas consagradas a Dios claman al cielo y piden venganza,
y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya
no se encuentra a nadie que implore misericordia y perdón para
el pueblo; ya no hay almas generosas ni personas digna de ofrecer la
Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo.
3.
Dios va a castigar de una manera sin precedentes.
¡Ay de los
habitantes de la tierra!, Dios va a derramar su cólera y nadie
podrá sustraerse a tantos males juntos.
4. Los jefes,
los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración
y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han
convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará
con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua
serpiente poner divisiones entre los soberanos, en todas las
sociedades y en todas las familias. Se sufrirán penas físicas
y morales. Dios abandonará a los hombres a sí mismos y
enviará castigos que se sucederán durante más de
treinta y cinco años.
5. La sociedad está en
vísperas de las más terribles calamidades y de los más
grandes acontecimientos. Se verá obligada a ser gobernada por
una vara de hierro y a beber el cáliz de la cólera de
Dios.
6. Que el Vicario de mi Hijo, el Soberano Pontífice
Pío IX, no salga ya de Roma después del año
1859; pero que sea firme y generoso; que combata con las armas de la
fe y del amor. Yo estaré con él.
7. Que
desconfíe de Napoleón, su corazón es doble; y
cuando quiera ser a la vez Papa y Emperador, muy pronto se retirará
Dios de él. Es esa águila que queriendo siempre
elevarse caerá sobre la espada de la cual quería
servirse para obligar a los pueblos a ensalzarlo.
8. Italia
será castigada por su ambición de querer sacudir el
yugo del Señor de los señores; también será
entregada a la guerra. La sangre correrá por todas partes. Las
iglesias serán cerradas o profanadas. Los sacerdotes y
religiosos serán perseguidos; se les hará morir, y
morir con una muerte cruel. Muchos abandonarán la fe y el
número de los sacerdotes y religiosos que se separarán
de la verdadera religión será grande; entre estas
personas se encontrarán incluso obispos.
9. Que el Papa
se ponga en guardia contra los obradores de milagros, pues ha llegado
el tiempo en que los prodigios más asombrosos tendrán
lugar en la tierra y en los aires.
10. En el año 1864
Lucifer, con un gran número de demonios, serán
desatados del infierno. Abolirán la fe poco a poco, aun entre
las personas consagradas a Dios, las cegarán de tal manera
que, a menos de una gracia particular, esas personas tomarán
el espíritu de esos malos ángeles: muchas casas
religiosas perderán completamente la fe y perderán a
muchísimas almas.
11. Los libros malos abundarán
en la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán
por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al
servicio de Dios y obtendrán un poder extraordinario sobre la
naturaleza: habrá iglesias para servir a esos espíritus.
Algunas personas serán transportadas de un lugar a otro por
esos espíritus malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el
buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de
humildad, de caridad y de celo por la gloria de Dios. Resucitarán
algunos muertos y justos, (es decir, que estos muertos tomaran la
figura de almas justas, que vivieron en la tierra, para así
mejor seducir a los hombres; estos, que diciéndose muertos
resucitados no serán otra cosa que el demonio bajo sus
figuras, predicarán otro Evangelio contrario al verdadero de
Cristo Jesús, negando la existencia del cielo, y también
las almas de los condenados. Todas estas almas aparecerán como
unidas a sus cuerpos)* Habrá por todas partes prodigios
extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa
luz alumbra al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia
que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas sobre
riquezas, a poner en salvo su autoridad y a dominar con orgullo!
12. El Vicario de mi Hijo tendrá mucho que sufrir, porque por un tiempo la Iglesia será entregada a grandes persecuciones. Esta será la hora de las tinieblas. La Iglesia tendrá una crisis espantosa.
13. Dado el olvido de la santa fe de
Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser
superior a sus semejantes. Se abolirán los poderes civiles y
eclesiásticos; todo orden y toda justicia serán
pisoteados; no se verán más que homicidios, odio,
envidia, mentira y discordia, sin amor por la patria ni por la
familia.
14. El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré
con él hasta el fin para recibir su sacrificio. Los malvados
atentarán muchas veces contra su vida, sin poder poner fin a
sus días; pero ni él ni su sucesor (que no reinará
mucho tiempo)* verán el triunfo de la Iglesia de Dios.
15.
Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será
abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para dar lugar
al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de
vicios.
16. El año 1865 se verá la abominación
en los lugares santos; en los conventos, las flores de la Iglesia
estarán corrompidas y el demonio se hará como el rey de
los corazones. Que los que estén al frente de las comunidades
religiosas vigelen a las personas que han de recibir, porque el
demonio usará de toda su malicia para introducir en las
órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los
desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán
por toda la tierra.
17. Francia, Italia, España e
Inglaterra estarán en guerra; la sangre correrá por las
calles; el francés luchará contra el francés, el
italiano contra el italiano; en seguida habrá una guerra
universal que será espantosa. Por algún tiempo Dios no
se acordará de Francia ni de Italia, porque el Evangelio de
Jesucristo no es ya conocido. Los malvados desplegarán toda su
malicia; se matará, se asesinará mutuamente aun dentro
de las casas.
18. Al primer golpe su espada fulminante las
montañas y la naturaleza entera temblarán de espanto,
porque los desórdenes y los crímenes de los hombres
traspasan la bóveda de los cielos. París será
quemado y Marsella engullida.
Varías grandes ciudades serán
sacudidas y engullidas por terremotos. Se creerá que todo está
perdido. No se verán más que homicidios, no se oirá
más que ruido de armas y blasfemias. Los justos sufrirán
mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán
hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y
misericordia e implorará mi ayuda e intercesión.
Entonces Jesucristo, por un acto de su justicia y de su gran
misericordia con los justos, mandará a sus ángeles que
mueran todos sus enemigos. De golpe los perseguidores de la Iglesia
de Jesucristo y todos los hombres dados al pecado perecerán y
la tierra quedará como un desierto. Entonces se hará la
paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo
será servido, adorado y glorificado; la caridad florecerá
en todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la
Santa Iglesia, que será fuerte, humilde, piadosa, pobre,
celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será
predicado por todas partes y los hombres harán grandes
progresos en la fe, por que habrá unidad entre los obreros de
Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios.
19.
Esta paz entre los hombres no será larga; 25 años de
abundantes cosechas les harán olvidar que los pecados de los
hombres son la causa de todos los males que suceden en le
tierra.
20. Un precursor del Anticristo, con sus tropas de
muchas naciones, combatirá contra el verdadero Cristo, el
único Salvador del mundo; derramará mucha sangre y
pretenderá aniquilar el culto de Dios para ser tenido como un
dios.
21. La tierra será castigada con todo género
de plagas (además de la peste y el hambre, que serán
generales)*; habrá guerras, hasta la última que harán
los diez reyes del Anticristo, los cuales tendrán todos un
mismo plan, y serán los únicos que gobernarán el
mundo. Antes que esto suceda habrá una especie de falsa paz en
el mundo; no se pensará más que en divertirse; los
malvados se entregarán a toda clase de pecados; pero los hijos
de la santo Iglesia, los hijos de la fe, mis verdaderos imitadores,
crecerán en el amor de Dios y en las virtudes que me son más
queridas. ¡Dichosas las almas humildes guiadas por el Espíritu
Santo! Yo combatiré con ellas hasta que lleguen a la plenitud
de la edad.
22. La naturaleza clama venganza contra los
hombres y tiembla de espanto en espera de lo que debe suceder en la
tierra encharcada de crímenes. Temblad, tierra y vosotros, que
hacéis profesión de servir a Jesucristo y que
interiormente os adoráis a vosotros mismos, temblad; pues Dios
va a entregaros a su anemigo, porque los lugares santos están
en la corrupción; muchos conventos no son ya casa de Dios,
sino pastizales de Asmodeo y de los suyos.
23. Durante ese
tiempo nacerá el Anticristo, de una religiosa hebrea, de una
falsa virgen, que tendrá comunicación con la antigua
serpiente, maestra de impureza. Su padre será obispo. Al nacer
vomitará blasfemias, tendrá dientes; en una palabra,
será el demonio encarnado, lanzará impurezas. Tendrá
hermanos, que aunque no sean como él demonios encarnados,
serán hijos del mal; a la edad de doce años llamarán
ya la atención por las ruidosas victorias que alcanzarán.
Bien pronto estará cada uno a la cabeza de los ejércitos,
asistidos por legiones del infierno.
24. Se cambiarán
las estaciones. La tierra no producirá más que malos
frutos. Los astros perderán sus movimientos regulares. La luna
no reflejará más que una débil luz rojiza. El
agua y el fuego causarán en el globo terrestre movimientos
convulsivos y horribles terremotos que tragarán montañas,
ciudades (etc.)*
25. Roma perderá la fe y se convertirá
en la sede del Anticristo.
26. Los demonios del aire, con el
Anticristo, harán grandes prodigios en la tierra y en los
aires, y los hombres se pervertirán más y más.
Dios cuidará de sus fieles servidores y de los hombres de
buena voluntad. El Evangelio será predicado por todas partes,
todos los pueblos y todas las naciones conocerán la
verdad.
27. Yo dirijo una apremiante llamada a la tierra;
llamo a los verdaderos dicípulos del Dios que vive y reina en
los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho Hombre,
el único y verdadero Salvador de los hombres; llamo a mis
hijos, a mis verdaderos devotos, a los que se me han consagrado a fin
de que los conduzca a mi divino Hijo, los que llevo, por decirlo así,
en mis brazos, los que han vivido de mi espíritu; finalmente
llamo a los apóstoles de los últimos tiempos, los
fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el
menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la
humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en
la mortificación, en la castidad y en la unión con
Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Ya es hora que
salgan y vengan a iluminar la tierra, Id y mostraos como mis hijos
queridos, Yo estoy con vosotros y en vosotros con tal que vuestra fe
sea la luz que os ilumine en esos días de infortunio. Que
vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de Dios y de la honra
de Jesucristo. Pelead, hijos de la luz, vosotros, pequeño
número que ahí veis; pues he aqué el tiempo de
los tiempos, el fin de los fines.
28. La Iglesia será
eclipsada, el mundo quedará consternado. Pero he ahí a
Enoc y Elías, llenos del Espíritu de Dios; predicarán
con la fuerza de Dios, y los hombres de buena voluntad creerán
en Dios, y muchas almas serán consoladas; harán grandes
prodigios por la virtud del Espíritu Santo y condenarán
los errores diabólicos del Anticristo.
29. ¡Ay de
los habitantes de la tierra! Habrá guerras sangrientas y
hambres, pestes y enfermedades contagiosas; habrá lluvias de
un granizo espantoso para los animales; tempestades que arruinarán
ciudades; terremotos que engullirán países; se oirán
voces en el aire; los hombres se golpearán la cabeza contra
los muros; llamarán a la muerte y, por otra parte, la muerte
será su suplicio. Correrá la sangre por todas partes.
¿Quién podrá resistir si Dios no disminuye el
tiempo de la prueba? Por la sangre, las lágrimas y oraciones
de los justos Dios se dejará aplacar. Enoc y Elías
serán muertos. Roma pagana desaparecerá; caerá
fuego del cielo y consumirá tres ciudades; el universo entero
será preso del terror, y muchos se dejarán seducir por
no haber adorado al verdadero Cristo, que vivía entre ellos.
Ha llegado el tiempo; el sol se oscurece; sólo la fe
vivirá.
30. He aquí el tiempo: el abismo se
abre. He aquí el rey de los reyes de las tinieblas. He aquí
la bestía con sus súbditos, llamándose el
salvador del mundo. Se remontará con orgullo por los aires
para subir hasta el cielo; será sofocado por el soplo de San
Miguel Arcángel. Caerá, y la tierra, que llevará
tres días en continuas evoluciones, abrirá su seno
lleno de fuego: será hundido para siempre, con todos los
suyos, en los abismos eternos del infierno.
31. Entonces el
agua y el fuego purificarán y consumirán todas las
obras del orgullo de los hombres y todo será renovado; Dios
será servido y glorificado".