Santa Brigida de Suecia: Historia de Santa Brigida

Revelaciones Celestiales de Santa Brígida de Suecia - Libro 4

  • Bajar como:
  • “El espíritu bueno le habla inspirándole estos pensamientos: Pesada carga son las riquezas, las honras del mundo son aire, los deleites de la carne son sueño, la alegría pasa en un instante, todo lo del mundo es vanidad, el juicio futuro es inevitable, y el verdugo, que es el demonio, muy cruel.”

    Comprar este libro en Lulu (730 Páginas)

    Las Profecías y Revelaciones de Santa Brígida de Suecia - Libro 4

    Libro 4

    San Juan Evangelista le dice a la Esposa sobre cómo ninguna obra buena queda sin recompensa y sobre cómo la Biblia se destaca por sobre todos los demás escritos y sobre el rey – ladrón, traidor, pródigo y más, y sobre el consejo de San Juan al rey, y sobre cómo él debería despreciar las riquezas y honores por el bien de Dios.


    Capítulo 1

    Un hombre se le apareció a la Esposa. Su cabello parecía como si se lo hubieran rapado por alguna culpa; su cuerpo estaba empapado en aceite y completamente desnudo, y de ninguna manera se veía avergonzado. Le dijo a la Esposa: “La escritura que tú llamas sagrada, dice que ninguna buena obra quedará sin recompensa. Esta es la escritura conocida por ti como la Biblia pero que para nosotros es tan brillante como el sol, incomparablemente más espléndida que el oro, cargando fruta como la semilla que produce fruta cien veces. Así como el oro se destaca de otros metales, así la escritura, la cual dices tú es Santa, a pesar de que nosotros la llamamos Dorada, destaca por sobre todos los demás libros, porque en ella se glorifica al verdadero Dios y se anuncia, se revelan las obras de los patriarcas y están explicadas las inspiraciones de los profetas.

    Y ya que ninguna obra buena queda sin recompensa, escucha lo que tengo que decir: A los ojos de Dios este rey es un ladrón y un traidor de almas y un derrochador pródigo de riquezas. Así como ningún traidor es peor que aquél que traiciona a alguien que lo ama, así este rey ha sido, en sentido espiritual, traicionado por muchas personas, en sentido corporal, aprobando lo injusto, exaltando injustamente a los impíos, oprimiendo al justo e ignorando las transgresiones que debieron ser corregidas. Nuevamente, ningún ladrón es peor que aquél que traiciona a alguien que ha recostado su cabeza en su regazo. De igual manera, las personas de esta tierra, estuvieron, por así decirlo, en su regazo, pero este rey, lamentablemente los ha saqueado permitiendo que las propiedades de algunos les fueran arrebatadas, imponiendo cargas insoportables en otros, ignorando los abusos de otros, y siempre ejerciendo justicia de manera negligente. En tercer lugar, ningún ladrón es peor que aquél que roba de su renuente amo quien le ha confiado todo a él y le ha dado sus llaves. Aun así, a este rey se le dieron las llaves del poder y la gloria, las cuales ha usado de manera injusta y despilfarradora, y no para la gloria de Dios. Sin embargo, viendo que él ha dado algunas cosas que le gustan por amor a mí, tengo tres consejos para él.

    El primero, es que él debería ser como el hombre en el Evangelio que dejó las vainas de los cerdos y regresó a su padre. Deja que de igual manera este rey desprecie las riquezas y los honores que no son otra cosa sino vainas de cerdos comparadas a los bienes eternos, y déjalo regresar a su Padre Dios con humildad y devoción. Segundo, permítele que deje que los muertos entierren a los muertos y deja que siga el sendero angosto del Dios crucificado. Tercero, permítele que deje atrás, la carga pesada de sus pecados y entre al sendero que es angosto al principio pero lleno de gozo al final.

    Y tú, quien ahora me ves, sabe que yo soy quien comprendió en su totalidad la escritura dorada y en mi entendimiento agregué a ella. De forma ignominiosa fui despojado de todo, pero como lo llevé con paciencia, Dios ha vestido mi alma con la vestimenta inmortal. También fui empapado en aceite, por lo cual hoy disfruto del aceite de la felicidad sempiterna. Ya que fui escogido como el guardián de la Madre de Dios, mi muerte fue una de las más simples, después que la de ella, y ahora mi cuerpo está en un lugar donde reina el descanso más grande y la seguridad”.



    La visión más notable e increíble que tuvo la Esposa y la explicación de Dios sobre la misma. De acuerdo a la explicación, los bautizados están simbolizados por un animal, los paganos por el pescado y los amigos de Dios por tres multitudes de personas.


    Capítulo 2

    Entonces se le apareció a la Esposa una balanza con dos platillos colgando por sobre encima del suelo. Sus topes y cadenas subían a las nubes y sus anillos iban hacia el cielo. En el primer platillo de la balanza, estaba un pez. Sus escamas eran filosas parecidas a las del basilisco, su boca como la de un unicornio escupiendo veneno, sus oídos como lanzas afiladas, como láminas de acero. En el otro platillo de la balanza había un animal con una piel como de piedra. Su enorme boca lanzaba llamaradas. Sus pestañas eran como las espadas más duras. Sus orejas duras dejaban volar flechas puntiagudas como si provinieran de un arco duro y tenso.

    Aparecieron entonces en la tierra, tres multitudes de gente. La primera era pequeña; la segunda más pequeña; y la tercera era la más pequeña. Una voz del cielo los llamó diciendo: “Oh amigos, tengo una insaciable sed por el corazón de este increíble animal, ¡si tan sólo algunos me lo dieran como prueba de amor hacia mí! Tengo también un deseo ferviente por la sangre del pescado, ¡si tan solo encontrara a alguien para que me lo trajera!”

    La multitud respondió a una sola voz como si fuera la boca de todos: “Oh nuestro Creador, ¿cómo podemos darte el corazón de este animal tan grande, cuya piel es más dura que la piedra? Si tratamos de acercarnos a su boca, nos quemamos por las llamas de su fuego. Si vemos sus ojos, nos apuñalan por los destellos de sus flechas. Y aún si hubiera esperanza de atrapar el animal, ¿quién será capaz de atrapar al pez? ¡Sus escamas son más filosas que el filo de una espada, sus ojos nos ciegan, la boca lanza hacia nosotros su incurable veneno!

    La voz del cielo respondió diciendo: ”Amigos míos, el animal y el pescado parecen invencibles para ustedes, pero es fácil para el Todopoderoso. Del cielo enviaré sabiduría y otorgaré fuerza a cualquiera que busque la manera de pelear con el animal. Me daré a Mí mismo como recompensa a cualquiera que esté dispuesto a morir por Mí”.

    La primera multitud respondió: “Oh buen Padre, tú eres el dador de todo lo bueno. Nosotros somos tu trabajo y con gusto te daremos en tu honor, nuestro corazón. Todo el resto que permanezca afuera de nuestro corazón lo guardaremos para nuestro sustento y descanso de nuestro cuerpo. Como la muerte nos parece dura y nuestro cuerpo es débil y nuestro conocimiento escaso, gobiérnanos por dentro y por fuera y recibe con gusto lo que te ofrecemos. Que nuestra recompensa sea lo que tú quieras”.

    La segunda multitud respondió: “Reconocemos nuestras debilidades y estamos conscientes de la vacuidad del mundo y su volubilidad. Así pues, gustosamente te daremos nuestro corazón y rendimos nuestra voluntad en las manos de otros, porque preferimos someternos a los demás antes que poseer el menor de los bienes mundanos”.

    La tercera multitud respondió: “Señor, tú deseas el corazón del animal y tienes sed por la sangre del pescado: gustosamente te daremos nuestro corazón y estamos preparados a morir por ti. Danos sabiduría y buscaremos la forma de llegar al corazón del animal”.

    Luego se escuchó el sonido de una voz del cielo diciendo: “Oh amigo, si tú quieres el corazón del animal, con un objeto filoso haz un agujero en la mitad de tus manos. Luego toma los párpados de una ballena y júntalos con tus propios párpados con un tono fuerte. Toma una placa de acero y amárrala a tu corazón para que el largo y ancho del acero cubra tu corazón. Luego aprieta tu nariz y ¡aguanta la respiración en tu garganta!

    Arremete contra el animal con tu boca cerrada y aguantando la respiración. Cuando estés sobre el animal, usa tus dos manos para ponerlas sobre sus oídos. Sus flechas no te lastimarán sino pasarán a través de los agujeros abiertos en tus manos. Corre hacia el animal con tu boca cerrada y conforme te vayas acercando, sopla con todo tu aliento. Cuando lo hagas, las llamas del animal no te lastimarán sino que regresarán al animal y lo quemará. Ten mucho cuidado con los filos de la espada que salen de los ojos del animal. Aférrate a ellos con tus propios ojos protegidos por los párpados de la ballena. Como resultado de su poderosa conexión, ya sea que las espadas del animal se desvíen o irán a través de su corazón. Mira cuidadosamente el latido del corazón del animal y fija la punta de tu acero poderoso ahí y perfora la piedra de su aleta. Si la aleta se rompe, tendrás la seguridad que el animal se morirá y su corazón será mío. Por cada libra que pesa, le daré cien al obrero. Sin embargo, si no se rompe y el animal lo lastima, yo cuidaré de sus heridas y lo reviviré si llegara a morir.

    Si alguno quisiera presentarme el pescado, déjenlo que camine hacia la orilla con una red en sus manos – una que no esté hecha de cuerdas sino de un metal precioso. Déjenlo entrar en el agua pero que ésta no le llegue más arriba de sus rodillas, para que las olas no le hagan daño. Deberá asentar su pie en un lugar sólido donde haya arena y no lodo. Deberá poner uno de sus ojos y llevarlo hacia el pescado. Entonces, la vista del pescado, que es como la de un basilisco, no tendrá ningún efecto en él. Deberá portar un escudo de acero en su brazo, así la picadura de la serpiente no lo lastimará. Déjenlo tirar la red sobre el pescado con habilidad y poder para que el pescado no sea capaz de cortar con sus cuchillas o romperla o escapar por cualquier clase de un fuerte empujón.

    Cuando sienta que ya tiene el pescado, déjenlo elevar la net encima de él y si la mantiene por diez horas por sobre las aguas, el pescado morirá. Deberá entonces cargarlo hacia la orilla e inspeccionar con el ojo que no se sacó, utilizando sus manos para abrirlo a lo largo de la columna donde la sangre mana en abundancia. Que entonces presente esto a su Señor. Si el pescado escapara o nadara a la otra orilla y lo hiriera con su veneno, seré capaz de curar la infección. Así tampoco habrá una menor recompensa por la sangre del pescado que por el corazón del animal”.

    Habla de nuevo Dios: “El significado de los platillos de la balanza, es como si uno fuera a decir: ‘Sean indulgentes y pacientes, esperen y tengan misericordia’. Es para ver el mal que ha hecho otro y amonestarlo continuamente para hacerle desistir del mal. De la misma manera, Yo, el Dios y Creador de todo, algunas veces me hundo como la balanza, hacia las personas y las amonesto, siendo indulgente y probándolas con tribulaciones. Algunas veces, hago surgir en las mentes de personas mi entendimiento, inflamándolas y visitándolas con una gracia especial. El significado de las cadenas de la balanza que van hacia las nubes, es que Yo, el Señor de todo, sostengo a todos, paganos así como cristianos, amigos, así como a enemigos, y los ilumino y los visito con mi gracia para ver si alguno quisiera responder a mi gracia alejando su voluntad y sus afectos del mal. El animal significa a aquéllos que han recibido el santo bautismo pero, habiendo alcanzado la edad del discernimiento y no imitan las palabras del santo Evangelio, han dejado que su corazón y su boca resbalen hacia las cosas terrenas y no se preocupan de la vida espiritual.

    El pescado significa a los paganos que van a la deriva en las olas de la concupiscencia. Su sangre, es decir, su fe, es escasa y poco su conocimiento de Dios.

    Así pues, deseo tanto el corazón de animal, como la sangre del pescado, en caso hubieran personas que intentaran presentármelas en nombre del amor. Las tres multitudes son mis amigos: La primera, es donde están aquéllos que hacen un uso razonable del mundo; la segunda son aquéllos que dan lo que tienen por humildad y obediencia: la tercera, son aquéllos que están preparados para morir por Dios.



    Una conversación maravillosa entre Dios y su Esposa por medio de pregunta y respuesta. Se refiere al rey y a sus derechos hereditarios y a aquéllos de sus sucesores en el reino, y también, cómo es que algunos territorios deberían ser reclamados por los sucesores en el reino y otros no.


    Capítulo 3


    Oh Señor” dijo la Esposa, “no te enojes conmigo por preguntar, pero escuché leer en voz alta que nada debería adquirirse injustamente ni nada que hubiere sido injustamente adquirido, retenerlo. Ahora, el rey actual tiene territorio que algunas personas dicen tenerlo por derecho mientras que otras lo niegan. Y realmente es extraño que tú le toleres a esta persona lo que reprochas en otras”.

    Dios le respondió: “Ninguna persona se quedó en la tierra después del diluvio, excepto aquéllos que se quedaron en el arca durante el mismo. De éstos, nació una raza que se dirigió al este, y entre ellos, algunos que fueron a Suecia. Otro clan se dirigió al oeste y de éstos surgieron las personas que fueron a Dinamarca. Ahora, aquéllos que primero empezaron a cultivar la tierra que no estaba rodeada por agua, no ocuparon ningún territorio perteneciente a las personas que vivían al otro lado de las aguas o en islas. En su lugar, cada uno de ellos se contentó con lo que encontró, como está escrito de Lot y de Abraham. Abraham dijo, ‘Si te diriges hacia la derecha, yo me mantendré a la izquierda’, como diciendo, ‘Cualquier cosa que te apropies para ti, pertenecerá a ti y a tus herederos’. Conforme fue pasando el tiempo, vinieron jueces y reyes que se sintieron satisfechos con sus fronteras y no ocuparon el territorio de las personas que vivían en islas o al otro lado del agua. Más bien, cada quien permaneció dentro de las fronteras y límites de sus antepasados”.

    Ella le contestó: “Qué pasa si una parte del reino se transfiere por medio de donación, ¿puede ser reclamada por un sucesor?” Le dice Dios: “En un cierto reino, los bienes de la corona pertenecientes al rey eran resguardados en un lugar seguro para él. Las personas, pensando que no podían sobrevivir sin un rey, eligieron uno y le confiaron los bienes de la corona para que pudieran ser resguardados y reexpedidos al futuro rey. Si el rey electo quisiera transferir o reducir una parte de los bienes de la corona, seguramente el futuro rey podría y debería reclamarlos, pero en la medida que los bienes de la corona no se vieran reducidos. El rey no puede, ni reducir ni transferir la corona del reino en su día, a menos tal vez, que sea debido a una razón prudente. ¿Qué denotan los bienes de la corona si no su autoridad real? ¿Qué es el reino si no las personas sujetas a él? ¿Qué es el rey si no el mediador y salvador del reino y de las personas? Así pues, el salvador y defensor de la corona, no debería bajo ningún concepto, dividir o reducir los bienes de la corona en detrimento de un futuro rey”.

    La Esposa contestó: “¿Qué pasa si un rey se ve forzado por necesidad o violencia a transferir una parte de los bienes de la corona?” Le dice Dios: “Si dos hombres tuvieren una pelea y el más fuerte de ellos no hiciera concesión alguna a menos que le cortaran un dedo al otro hombre, ¿a quién pertenecería el dedo cortado si no a quien habría sufrido el daño? Esto es también el caso que concierne al reino, el futuro rey podría realmente reclamarlo, ya que el rey no es maestro del reino sino el timonel, y la necesidad no hace una ley”.

    Ella contestó: “Qué pasa si durante su vida, un rey cede parte de los bienes de la corona a un Lord, y a la muerte del rey, ese Lord y sus sucesores retuvieran la concesión como si fueran dueños de ella, ¿no debería ser reclamada?” Habla el Lord: “Ciertamente que ese territorio debería devolverse a su dueño legítimo”.

    Ella contestó: “Qué pasaría si una parte de los bienes de la corona fueran hipotecados por deuda a alguien, y luego después de su muerte y de haber recibido ingresos de la misma por muchos años, llegara a caer en manos de otra persona con ningún derecho sobre la tierra, ya que no había sido ni cedida ni hipotecada a él pero había sido devengada a él por casualidad y si él no quiere entregarla sin que se le pague, ¿qué debería hacerse?”. Dijo el Señor: “Si alguien tuviera una gran piedra de oro en su mano y le dijera a un transeúnte: “Esta piedra es tuya, por tantas y tantas libras’, entonces esas mismas libras seguramente deberían dárselas a él. Si la tierra ha sido adquirida legalmente y está en propiedad segura, debería reclamarse con prudencia y ser comprada nuevamente después de calcular los daños. Cuando se elige a un rey, lo levantan en un asiento de piedra para que pueda ser visto por el pueblo. Esto indica que él tiene dominio y posesión de las partes del norte del reino y también de que las partes del sur pertenecen al reino, ambas por derecho hereditario y por la venta y compra.

    Deberá salvaguardar la tierra que ha sido adquirida para no perder su dominio y/o sufrir sometimiento si actuara de manera distinta”.

    Nuevamente, ella contestó: “Oh Señor, no te enojes si te pegunto una cosa más. El actual rey tiene dos hijos y dos reinos. En uno de los reinos el rey es electo por derecho hereditario, en el otro, por voto popular. Ahora bien, se ha hecho lo opuesto, ya que el hijo más joven ha recibido el reino hereditario, mientras que el hijo mayor tiene el reino electivo”. Le responde Dios: “Hubo tres incongruencias en los electores así como una cuarta que tenían en plenitud: amor desordenado, prudencia fingida, el halago de los tontos y la falta de confianza en Dios y en la gente sencilla.

    Así pues, su elección fue en contra de la justicia, en contra de Dios, en contra del bien de la nación y en contra del bienestar del pueblo. Así pues, para proveer la paz y el bienestar del pueblo, es necesario para el hijo mayor que reciba el reino hereditario y el hijo joven el reino electivo. De otro modo, si no se revocan las anteriores acciones, el reino sufrirá pérdida, el pueblo se verá afectado, surgirá la discordia, los hijos pasarán sus días en dolor y sus reinos ya no serán reinos.

    En su lugar, será como si se hubiera escrito: ‘Los poderosos se moverán de sus asientos y aquéllos que caminan en la tierra serán exaltados’.

    Escucha ahora: Te daré el ejemplo de dos reinos. En uno hay elección, en el otro la sucesión hereditaria. El primer reino, donde hay elección, ha sido arruinado y afectado, debido a que el heredero por derecho no fue electo. Esto fue debido a los electores así como a la avaricia del único que buscó el reino. Ahora, Dios no castiga al hijo por los pecados de su padre ni su cólera dura por siempre, pero trabaja y mantiene justicia, tanto en la tierra como en el cielo. Por esta razón, ese reino no regresará a su gloria previa y estado feliz, hasta que el heredero con derecho aparezca al lado de su padre o de su madre”.



    Palabras de Dios a la Esposa sobre dos espíritus, uno bueno y otro malo; y sobre la singular lucha en la mente de una cierta señora que surgió de las inspiraciones del espíritu bueno y de las tentaciones del espíritu malo; y sobre cómo se debería elegir en estos asuntos.


    Capítulo 4


    Dios le habla a la Esposa: “Los pensamientos y las influencias se sugieren y se infunden en los corazones humanos por dos espíritus, esto es, del espíritu bueno y del espíritu malo. El espíritu bueno urge a las personas a pensar en los bienes futuros del cielo y no en amar los bienes temporales. El espíritu malo les urge a amar lo que ven, no toma en serio el pecado, ofrece la excusa de la debilidad y aduce el ejemplo de los pecadores débiles. Déjame que ejemplifique cómo cada espíritu inflama el corazón de esa señora que tú conoces. El espíritu bueno le dice lo siguiente, sugiriéndoselo en su pensamiento: ‘Las riquezas son una carga, el honor mundano es aire, los deleites carnales un sueño, el gozo efímero y todas las cosas mundanas, son el vacío, el juicio futuro es inevitable y el inquisidor muy duro. Es muy difícil entonces, me parece a mí, dar cuentas de la riqueza efímera, para ganar desgracia espiritual por el bien del aire, el soportar trabajos duros por un deleite momentáneo y rendir un cálculo a él, a quien todas las cosas le son conocidas antes de que pasen. Por esta razón, es más seguro renunciar a mucho para dar cuenta de poco, en lugar de estar apegado a mucho y luego tener que dar cuenta de mucho.

    Para rebatir esto, el espíritu malo dice: ‘Sácate esos pensamientos, ya que Dios es manso y se aplaca fácilmente. Sé audaz para tener posesiones, da generosamente tus posesiones. Tú naciste para tener riqueza. Se te ha otorgado para que puedas ganar alabanzas y puedas darle a todos aquellos que te pidan. Si renuncias a tu riqueza, serás criada de tus criados. Perderás honor y ganarás desprecio, ya que una persona pobre no encuentra consuelo. Te será difícil el ajustarte a nuevos hábitos, domar la carne de maneras extrañas y vivir sin que te sirvan. Así es que quédate donde estás con el honor que has recibido y mantén tu posición fastuosa. Mantén tu casa de manera encomiable para que no seas acusada de inconstancia si llegaras a cambiar tu estado. Continúa como empezaste y serás gloriosa delante de Dios y los hombres”.

    El espíritu bueno habla de nuevo a la mente de la mujer y le aconseja: ‘Sé de dos cosas que son eternas – cielo y tierra. Ninguno que ame a Dios por sobre todas las cosas entrará en el infierno. Aquéllos que no aman a Dios no ganarán el cielo. El mismo Dios encarnado caminó el sendero del cielo y lo confirmó por medio de señales y por su misma muerte. ¡Qué glorioso es estar en el cielo, qué amarga es la malicia del demonio y qué vanas son las cosas de la tierra! Mi Madre y todos los santos imitaron a Dios: prefirieron sobrellevar todo castigo y perderlo todo –aún sus propias vidas – y no perder las posesiones celestiales y eternas. Por ello, es más fácil renunciar al honor y a la riqueza a tiempo, que aferrarse a ellas hasta el final. De otro modo, no sea que creciendo el dolor en los últimos momentos, se desvanezca la memoria de los delitos, y aquéllos que no les importa mi salvación, arrebatarán lo que Yo he recogido’.

    La influencia maligna responde lo contrario: ‘Deja de pensar en estas cosas. Somos seres humanos débiles, pero Cristo fue, tanto Dios como hombre. No debemos comparar nuestras obras a las de los santos que tenían más gracia e intimidad con Dios. Que sea suficiente para nosotros, esperar por el cielo y vivir como convenga a nuestras debilidades, redimiendo nuestros pecados a través de limosnas y oraciones. Es tonto e infantil tomar prácticas a las que no estamos acostumbrados, y no ser capaces de llevarlas a cabo hasta el final.

    La buena influencia responde: ‘Soy indigna de ser comparada con los santos. No obstante es casi seguro apuntar a la perfección en grados. ¿Qué me puede impedir tomar prácticas desacostumbradas? Dios es capaz de ayudarme. A menudo sucede que algún hombre pobre sigue el sendero de un rico y poderoso noble. A pesar de que el noble alcanza la posada antes y disfruta de una deliciosa comida y descansa en una cama suave, el hombre pobre llega más tarde a la misma posada, y ahí comparte las sobras de la comida del noble. Si él no hubiere seguido en el sendero del noble y buscado la misma posada, no habría podido disfrutar de la cena del noble.

    De la misma manera puedo decir que a pesar de ser indigna de ser comparada con los santos, es mi deseo seguirlos en su camino, para que al menos pueda ser capaz de tomar parte de sus méritos. Me preocupan dos cosas en mi alma.

    La primera es que si me quedo en mi tierra natal, el orgullo pueda tomar lo mejor de mí. El amor de mis padres quienes piden mi ayuda, me entristece enormemente; la abundancia de criados y ropa es una carga para mí. Sólo de pensar en bajar de mi orgulloso trono o y humillar mi cuerpo yendo de peregrinación, es más atractivo y un consuelo para mí, que permanecer en un estado de honor y acumulando pecado tras pecado. Segundo, me preocupa la pobreza de la gente y sus lamentos de descontento. En lugar de ayudarlos, mi presencia es una carga día a día. Es por ello que necesito un buen consejo”.

    La mala influencia responde: ‘El ir de peregrinación es característica de una mente inconstante. Se acepta más la misericordia que el sacrificio. Si llegaras a dejar tu tierra natal, hombres avaros que han oído sobre tu reputación, te despojarán de todo y te dejarán sin nada. Entonces, en lugar de riqueza, pobreza; en lugar de honor, vergüenza; en lugar de quietud, tribulación’. El buen espíritu contestó con una inspiración: ‘He escuchado de cierto cautivo encerrado en una torre que encontró más consuelo en la cautividad y oscuridad, de la que nunca había gozado mientras vivió en la abundancia y la comodidad temporal. Si a Dios le complaciera afligirme, sería para aumentar mi mérito. Después de todo, Él es tierno para dar aliento y presto para enviar ayuda, especialmente si yo estuviera dejando mi tierra natal debido a mis pecados y para ganarme el amor de Dios’.

    La mala influencia contestó: ‘¿Qué pasaría si fueras indigna de la consolación divina e impaciente sobre la pobreza y la humildad? Entonces te arrepentirás de haber tomado esa disciplina rigurosa para ti. Tendrás entonces en lugar de un anillo en tu mano, tendrás un bordón, en lugar de una corona, un paño en tu cabeza, y en lugar de un traje carmín, una arpillera humilde’. A su vez, el buen espíritu contestó: ‘He escuchado que Santa Isabel, hija del rey de Hungría habiendo sido criada en la opulencia y habiéndose casado con un noble, soportó gran pobreza y humillación, pero recibió de Dios un mayor consuelo en la pobreza y una corona más sublime, que si hubiera permanecido rodeada de los honores y comodidades mundanas’.

    La mala inspiración responde: ‘¿Qué harás si Dios te entrega en manos de hombres y tu cuerpo es violado? ¿Cómo hará tu sentido de modestia para sobrellevarlo? ¿No llorarás por tu terquedad y te sentirás inconsolable? ¿No será motivo de escándalo para tu familia y lo lamentarán? Entonces, en tu corazón surgirán sentimientos de impaciencia, ansiedad e ingratitud hacia Dios. ¡Querrás terminar tus días! Y ¿cómo tendrás el valor de enfrentar a los demás cuando has sido difamada por boca de todos?’ A su vez, el pensamiento bueno respondió: ‘He escuchado que se lee que la santa virgen Lucía, cuando fue conducida a un burdel, permaneció firme en la fe y confió en la bondad de Dios, diciendo: “Lo mucho que pueda sufrir mi cuerpo, todavía soy una virgen y recibiré doble corona’. Viendo su fe, Dios la preservó de todo mal. Así pues, digo: Dios, que no permite que nadie sea tentado más allá de su poder, protegerá mi espíritu, mi fe y mi voluntad. Me confío completamente a Él. ¡Que Su voluntad se haga en mí!

    Así pues, ya que esta señora está temblando ante estos pensamientos, le ofrezco tres consejos. Primero, que deberá recordar el honor por el cual ha sido escogida; segundo, el amor que Dios le ha enseñado en su matrimonio; tercero, cuánta benevolencia se le ha mostrado en esta vida mortal. También le advierto tres cosas. Primero, que deberá rendir cuentas a Dios sobre todos sus bienes temporales hasta cómo se adquirió el más pequeño óbolo y cómo se gastó: segundo, que su tiempo en la tierra es muy breve y morirá antes de que lo sepa; tercero, que Dios no muestra a la señora de la casa más clemencia que a la criada.

    Así pues, le aconsejo hacer tres cosas. Primero, que se arrepienta de sus pecados, que haga enmiendas después de una buena confesión, y amar a Dios con todo su corazón. Segundo, le aconsejo sabiamente, que busque evitar las penas del purgatorio. Así como una persona que no ama a Dios con todo su corazón merece un gran castigo, así también quien no expíe sus pecados mientras le sea posible, merece el purgatorio. Tercero, por el bien de Dios, le aconsejo que por un tiempo deje sus amigoss corporales y que venga a un lugar en donde hay un atajo entre el cielo y la muerte para evitar las penas del purgatorio, ya que las indulgencias que ahí se obtienen ofrecen a las almas su ascenso y redención, las cuales han sido otorgadas por los santos pontífices y ganadas por la sangre de los santos de Dios”.



    Palabras de San Pedro a la Esposa sobre cómo él desea la salvación de las personas; y su consejo sobre conseguir recuerdos y sobre los grandes milagros que aún tienen que suceder en la ciudad de Roma.


    Capítulo 5


    San Pedro le habla a la Esposa de Cristo: “Hija mía, me has comparado a un arado que hace surcos anchos y arranca las raíces. En verdad, esto fue cierto. Yo era tan celoso contra el pecado y tan ardiente por la virtud, que no estaba listo para perdonar ni a la vida misma, ni cualquier esfuerzo para convertir al mundo entero a Dios. Dios fue tan dulce para mí en sus pensamientos, tan dulce en su conversación, tan dulce en la acción, que todas las cosas que no fueran de Dios, se tornaron amargas para mí. Así también, Dios fue amargo para mí, no debido a Él, sino debido a mí. Tan amargo para mí, que derramé lágrimas cada vez que pensaba en cómo lo había ofendido al haberlo negado, ya que aprendí lo que verdaderamente era el amor perfecto y mis lágrimas se tornaron tan dulces, como el manjar más dulce que hay.

    Y en cuanto a tu petición de un espíritu de recuerdo, te respondo: ¿No has escuchado como era de olvidadizo? Se me enseñó el camino de Dios y había jurado a estar listo para morir con Dios, pero negué la verdad cuando fui cuestionado por una mujer. ¿Por qué? Porque Dios me había dejado y yo no me conocía a mí mismo. Pero entonces, ¿qué fue lo que hice? Consideré realmente lo que yo era – nada por mí mismo. Entonces me levanté y corrí hacia la verdad, hacia Dios, y él imprimió en mi corazón tal recuerdo de su nombre, que nunca podré olvidarlo, ya sea en la cara de los tiranos o por tortura o por muerte.

    Haz tú lo mimo: Vuélvete con humildad al maestro de la memoria y pídele que te acuerdes de Él. Él es el único que puede hacer todas esas cosas. Así, yo te ayudaré para que puedas ser partícipe de la semilla que yo sembré en la tierra.

    Más aún, te diré: Roma, en algún momento, fue una ciudad de guerreros y sus calles estaban pavimentadas de oro y plata. Ahora, sus piedras preciosas se han convertido en lodo, sus habitantes son sólo unos pocos; le han sacado su ojo derecho, y cortado su mano derecha; sapos y víboras moran con ellos y por miedo a su veneno, los animales domesticados no se atreven a aparecer, así como tampoco mis pescados levantan su cabeza. Aun así, los pescados se le reunirán aunque no tantos como antes; y serán tan dulces como atrevidos – tanto así, que a través de su cooperación, los sapos y las ranas bajarán, las víboras serán cambiadas en ovejas y los leones serán como palomas en sus ventanas”.

    Luego, añadió: “Te digo además que vivirás para escuchar las palabras: ’¡Larga vida al Vicario de Pedro!’ Y lo verás con tus propios ojos, porque haré que el monte de los placeres caiga y todo lo que esté en él caerá. Aquéllos que se nieguen a bajar por su propia voluntad, serán forzados en contra de las expectaciones de muchos, porque Dios quiere ser exaltado con misericordia y verdad”.



    San Pablo le dice a la Esposa la historia noble sobre cómo él fue llamado por Dios a través de las oraciones de San Esteban y sobre cómo el lobo se volvió cordero, y sobre cómo es bueno rezar por todos.

    Capítulo 6


    San Pablo le dice a la Esposa de Cristo: “Hija mía, me has comparado a un león que fue criado entre lobos pero fue rescatado de una manera maravillosa. Yo era en verdad, un lobo codicioso hija mía, pero Dios hizo un cordero de un lobo por dos razones. La primera fue debido a su gran amor, ya que de materiales indignos hace vasos de Su gracia y hace amigos de pecadores. La segunda fue debido a las oraciones de San Esteban, el primer mártir.

    Déjame que te describa lo yo era y lo que tenía en mente cuando lapidaron a San Esteban y el por qué fue merecedor de sus oraciones. Yo ni me regocijé ni me deleité en los sufrimientos de San Esteban, así como tampoco envidié su gloria. Pero aun así, quería que muriera ya que en mi mente, no lo veía como un hombre de verdadera fe. Cuando vi el inmenso celo y cómo sobrellevó con paciencia su sufrimiento, me apenó muchísimo su falta de fe – cuando en realidad, él era el verdadero creyente y yo un ciego y sin fe. Por compasión hacia él, recé y supliqué con todo mi corazón, que sus amargos sufrimientos le trajeran gloria y recompensa.

    Debido a esto, sus oraciones fueron de mucho beneficio para mí, ya que a través de ellas fui rescatado de los muchos lobos y convertido en un manso cordero. Por esto, es importante rezar por todos, ya que la oración de un hombre justo, beneficia a aquéllos que están cerca y mejor preparados para recibir la gracia. Sin embargo, ahora me quejo que este hombre quien habló tan elocuentemente entre los intelectuales y que fue tan paciente ante aquéllos que lo lapidaron, ha sido olvidado en los corazones de muchas personas y especialmente rechazado por aquellos que deberían servirlo noche y día. Ellos le traen su vaso roto y vacío, sucio y repugnante. Así pues, tal y como está escrito, ellos serán vestidos ‘en doble confusión y vergüenza’ y serán lanzados fuera de las casas de placer”.



    Una maravillosa y singular visión, sobre un alma que será juzgada y sobre las acusaciones del demonio y sobre la gloriosa intervención de la Virgen. La explicación de esta visión, señala al cielo como un lugar, a Cristo por el sol, a la Virgen por una mujer, al diablo por un etíope, al ángel por un caballero. Menciona dos lugares irremediables de castigo, y un tercero, remediable, así como otras cosas maravillosas, en particular, los sufragios.


    Capítulo 7


    Encontrándose una persona en vigilia y en oración y sin estar dormida, tuvo una visión espiritual. Era como si hubiera visto un palacio inconmensurable en donde se encontraban un sinnúmero de figuras vestidas de blanco y ropas brillantes, y parecía que cada uno tenía su propio lugar. En la parte principal del palacio había un trono de juicio en donde parecía estar sentado el sol. Los rayos que salían del sol eran inconmensurablemente largos, profundos y anchos. Al lado de este trono, estaba parada una damisela con una corona preciosa en su cabeza, y todos los siervos del sol que se sentaban en el trono, lo alababan con himnos y cantos.

    Apareció entonces un etíope de aspecto terrible y mostrándose como lleno de envidia y de una furia como si se quemara. Gritó y dijo: “¡Oh justo juez, rinde juicio en esta alma por mí y escucha sus obras! Poco queda de su vida. Permíteme castigar el cuerpo junto con el alma hasta su separación uno del otro”. Después de haber dicho esto, me pareció ver a alguien parado cerca del trono, a una persona que parecía un caballero en armas, puro y sabio en sus palabras y sencillo en su porte. Dijo: “Oh juez, aquí están las buenas obras que ha hecho hasta este momento”.

    La voz del sol, que estaba sentado en el trono, se escuchó inmediatamente: “Hay más vicio que virtud, y no es justo que el vicio deba ser unido a la cima de la virtud”. El etíope contestó: “Es justo entonces para esta alma ser unida a mí, porque ya que tiene algún vicio en ella, no hay maldad en mí”. El caballero contestó: “La misericordia de Dios acompaña a cada persona hasta su muerte, hasta el último momento, y luego viene el juicio. El alma y el cuerpo aún están unidos en el hombre del cual hablamos, y todavía tiene el poder de discernimiento.

    El etíope respondió: “la Escritura, que no miente, dice: ‘Amarás a Dios por sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo’. Mira como este hombre hizo todas sus obras por miedo y no por amor, como debería haberlo hecho. Verás que todos los pecados que confesó, fueron con poco arrepentimiento. Así que merece el infierno, porque falló en merecer el reino del cielo. Así sus pecados son conocidos aquí en la presencia de la justicia divina, porque nunca, hasta este momento, sintió arrepentimiento debido al amor divino por los pecados que ha cometido”. El caballero dijo: “Seguramente él tuvo la esperanza de tener verdadero arrepentimiento y creyó que lo tendría antes de su muerte”.

    Dijo el etíope: “Tú has recopilado toda buena obra que ha hecho, y tú conoces todas sus palabras y pensamientos para la salvación de su alma. Todos ellos no pueden compararse a la gracia de arrepentimiento que surge del amor divino junto con una santa fe y esperanza, y ellas casi no pueden borrar sus pecados. La justicia eterna de Dios ordena que ningún pecador pueda entrar al cielo sin un arrepentimiento perfecto. Así pues, es imposible que Dios deba rendir un juicio en contra de su eterna ordenanza. Siendo así, esta alma debe ser sentenciada al infierno y unida a mí para el castigo eterno”. Ante estas palabras, el caballero guardó silencio y no ofreció respuesta alguna.

    Aparecieron un sinnúmero de demonios volando como chispas de un fuego ardiente gritando con una voz. A él que se sienta como el sol en el trono del juicio, dijeron: “Sabemos que tú eres un Dios en tres Personas, sin principio ni fin. No hay otro Dios fuera de ti. Tú eres el amor en sí mismo junto con misericordia y justicia. Desde el principio tú exististe en ti mismo sin pérdida o cambio, como lo es propio a Dios. Fuera de ti no hay nada y nada que esté fuera de ti tiene gozo. Tu amor creó a los ángeles de ninguna otra materia más que de tu poder divino. Actuaste como la misericordia lo dictaba. Sin embargo, cuando fuimos inflamados de orgullo interior, envidia y avaricia, tu justicia y caridad amorosa nos arrojó junto con nuestra malicia ardiente del cielo a un inconmensurable y oscuro abismo que ahora se llama infierno. Esto fue lo que tu caridad hizo. Aún ahora, tu caridad no puede ser separada de la justicia en tus juicios, ya sea que se cumpla de acuerdo a la misericordia o de acuerdo a la equidad. Y todavía iremos más allá: si aquél a quien tu amas más que a nadie, me refiero a la Virgen sin pecado que te engendró había pecado mortalmente y habría muerto sin una arrepentimiento piadoso, tu amor por la justicia es tal, que su alma nunca hubiera alcanzado el cielo, sino estaría con nosotros en el infierno. Así pues Juez ¿por qué no sentencias a esta alma a nosotros para que podamos castigarla de acuerdo a sus obras?”

    Después de esto, se escuchó el sonido de una trompeta y para aquellos que la escucharon, guardaron silencio e inmediatamente se escuchó una voz que dijo: “¡Guarden silencio, todos ustedes ángeles, almas y demonios y escuchen lo que la Madre de Dios tiene que decir!” Entonces la Virgen se apareció ante el trono del Juez, y se veía que debajo de su manto ocultaba grandes objetos. Dijo la Virgen: “¡Ustedes, enemigos! Ustedes atacan la misericordia y aman la justicia pero sin caridad. A pesar de que las obras buenas de esta alma pueden ser deficientes y por esa razón no debería entrar en el cielo, ¡miren lo que tengo bajo mi manto!” Entonces la Virgen abrió los pliegues de su manto por ambos lados. De un lado se podía ver una Iglesia pequeña con monjes en ella. En el otro lado, aparecieron hombres y mujeres, amigos de Dios, ambos religiosos y otros, pero todos ellos gritando a una sola voz diciendo: “¡Ten misericordia oh Señor misericordioso!”

    Reinó un gran silencio y dijo la Virgen: “La Sagrada Escritura dice: una persona que tiene verdadera fe puede mover las montañas de Dios de un lado a otro. ¿Qué pasa con las voces de aquellos que tienen fe y sirven a Dios con amor ardiente? ¿Qué hacen y qué deberían hacer para lograrlo? ¿Qué harán aquellos amigos de Dios a quienes este hombre, buscando únicamente la recompensa del cielo por sus buenas obras pidió que rezaran por él para que pudiera salvarse del infierno y alcanzar el cielo? ¿Acaso todas sus lágrimas y oraciones sean capaces de arrebatarlo y alzarlo al cielo para que pueda obtener el amor de Dios y el arrepentimiento antes de su muerte? Además, yo me uniré con mi súplica a las oraciones de aquellos santos en el cielo a quien él ha honrado de manera especial”.

    Entonces, añadió: “Oh demonios, por el poder del Juez les ordeno pongan atención a lo que en justicia ahora verán”. Entonces todos a una voz, respondieron: “Vemos que en el mundo, que las lágrimas y la arrepentimiento aplacan la ira de Dios. Así también, por tu oración, Dios se aplacará y se inclinará hacia la misericordia y la caridad”. Entonces se escuchó la voz del sol diciendo: “Gracias a las oraciones de mis amigos, y antes de su muerte, este hombre tendrá el arrepentimiento piadoso para que no vaya al infierno, sino que sea purgado entre aquéllos que padecen los mayores tormentos en el purgatorio. Una vez su alma haya sido purgada, recibirá una recompensa en el cielo en la compañía de aquellos que tuvieron fe y esperanza pero mínima caridad en la tierra”. Dicho esto, huyeron los demonios.

    Luego, frente a la Esposa apareció un lugar oscuro y terrible en el que había un horno ardiendo. El fuego quemaba, no con combustible, sino con los demonios y las almas vivientes. Sobre ese horno apareció el alma cuya sentencia se mencionó anteriormente. Sus pies estaban fijos al horno y parado como hombre. El hombre no estaba, ni en la parte más alta del horno, ni en la más baja, sino a un lado. La figura del horno era terrible e impresionante. El fuego parecía empujar hacia arriba a través de la planta de los pies del alma, así como cuando el agua se empuja a través de tuberías y subía por sobre su cabeza, con una presión tan violenta, que los poros del alma eran como las venas corriendo en un fuego abrasador. Sus orejas se veían como el fuelle de un herrero que continuamente atizaba el cerebro con su aleteo. Sus ojos parecían estar al revés, hundidos hasta el fondo y pegados a la parte de atrás de su cabeza. Su boca estaba abierta y su lengua la habían halado por la nariz y colgaba sobre sus labios. Sus dientes eran como clavos de hierro pegados a sus encillas. Sus brazos eran tan largos que le llegaban a los pies. Ambas manos parecían sostener y estrujar una cosa grasienta como alquitrán que ardía. La piel que cubría al alma, parecía como la piel de un animal que le colgaba sobre el cuerpo y estaba vestido con una tela que parecía una sábana empapada en espermas. Esta tela estaba tan fría, que cualquiera que la viera se ponía a temblar. El pus supuraba como de una herida con sangre pútrida. Se dejó venir un hedor tan espantoso, que no podría compararse al peor hedor en el mundo.

    Después de ver este tormento, se escuchó la voz del alma gritar de aflicción cinco veces, llorando con todo su ser. Dijo entonces: “¡Ay de mí, primero, porque amé a Dios tan poco a cambio de sus grandes virtudes y por la gracia que me había sido dada! ¡Ay de mí segundo, porque no temí la justicia de Dios como debí temerla! ¡Ay de mí, tercero, porque amé más el placer de mi cuerpo pecador y la carne! ¡Ay de mí, cuarto, por todas mis riquezas mundanas y mi orgullo. ¡Ay de mí, quinto, por haber puesto los ojos en ti, Luis y Johanna!”

    Entonces, un ángel me dijo: “Déjame explicarte esta visión. El palacio que viste es una imagen del cielo. La gran multitud de aquellos que estaban sentados y vestidos de blanco en ropas brillantes, son los ángeles y las almas de los santos. El sol, significa a Cristo en su naturaleza divina; la mujer es la Virgen que dio a luz a Dios; el etíope acusando al alma, es el diablo; el caballero reportando las buenas obras del alma, es un ángel. El horno indica el infierno. El infierno es tan caliente, que si todo el mundo y todo lo que hay en él se incendiara, no se podría comparar con el vasto horno. Las varias voces que se escucharon en el horno, todas hablan en contra de Dios. Empiezan y terminan su discurso con lamentos. Las almas parecen personas cuyas extremidades serán extendidas y atormentadas por siempre sin alivio y sin pausa.

    Quiero que sepas también, que el fuego que viste en el horno se quema en la eterna oscuridad, y las almas que se queman en ellas no todas tienen el mismo castigo. La oscuridad que apareció alrededor del horno se llama Limbo. Viene de la oscuridad que está en el horno. Pero los dos hacen solo un lugar y un infierno. Cualquiera que entre en él, jamás morará con Dios.

    Por sobre esas tinieblas se encuentra el castigo más grande que las almas pueden sufrir. Más allá de esto, se encuentra otro lugar de castigo menor, en donde hay una condición debilitada en cuanto a fortaleza, belleza y de otras semejantes. Es como cuando las personas han estado enfermas, y una vez se va la enfermedad y el dolor, se quedan convalecientes y sin fuerzas hasta que gradualmente la recuperan.

    Más allá, todavía hay un tercer lugar donde solo existe el castigo por el anhelo de Dios. Para ayudarte a comprender lo que es este lugar, te daré un ejemplo. Es como cuando el cobre se mezcla con el oro y los dos se derriten juntos en un fuego ardiente por el tiempo necesario, hasta purgarlos, para que el cobre se consuma y solo quede el oro puro. Entre más fuerte y grueso sea el cobre, más fuerte tiene que estar el fuego, y lograr que el oro fluya como agua y esté ardiendo. Entonces, el maestro se lleva el oro a otro lugar, en donde obtiene su forma verdadera a la vista y al tacto. Después, lo coloca en un tercer lugar en donde se guarda hasta presentárselo a su dueño.

    Lo mismo sucede en el caso de asuntos espirituales. El grado más alto de castigo en el purgatorio, está en el primer nivel por sobre las tinieblas que tu viste al alma siendo purgada. Los demonios la pueden tocar en ese nivel; simbólicamente, están presentes las alimañas venenosas y bestias salvajes. Existe el calor y el frío, las tinieblas y la confusión, todas provenientes del castigo del infierno. Algunas almas son menos castigadas allí, otras más, de acuerdo a como fueron expiados los pecados mientras el alma permaneció en el cuerpo.

    El maestro, es decir la justicia de Dios, lleva el oro, esto es, a las almas, a otros lugares en donde únicamente sufrirán de debilidad. Allí morarán tanto como sea necesario, hasta que logren su alivio, ya sea de sus amigos especiales, o de las obras continuas de la Santa Iglesia. Entre más ayuda reciba un alma de sus amigos, más pronto convalecerá y será liberada de ese lugar. Después que esta alma es llevada al tercer lugar en donde no existe otro castigo más que el anhelo de entrar a la presencia de Dios y gozar de su visión beatífica. Muchas almas moran ahí por mucho tiempo, excepto aquéllas que tuvieron el anhelo perfecto para entrar a la presencia de Dios y gozar de su visión beatífica mientras todavía vivían en el mundo.

    Quiero que sepas también, que existen muchas personas que mueren en el mundo y que son tan justos e inocentes que entran inmediatamente a la presencia y visión de Dios. También están aquéllos que han expiado sus pecados con sus buenas obras que sus almas no conocerán el castigo. Sin embargo, hay pocas que no vienen al lugar donde se anhela a Dios. Por lo tanto, todas las almas que moran en estos tres lugares, participan en las oraciones de la Santa Iglesia y en las buenas obras hechas en el mundo, especialmente en aquéllas que ellas hicieron durante su vida y en aquéllas que están llevando a cabo sus amigos después de su muerte.

    Así mismo, así como los pecados son de muchas clases y formas, así también los castigos son de muchas y diferentes clases. Así como un hombre se delita con un bocado de alimento que llega a su boca, o un hombre sediento con la bebida, un hombre triste se alegra con el gozo, un desnudo con la ropa, un enfermo con la cama y el descanso, así también las almas se regocijan y participan de aquellos bienes que hacen por ellos en el mundo”. Añadió el Ángel: “Bendita sea la persona en el mundo que ayuda a las almas con oraciones y buenas obras y trabajo físico. La justicia de Dios que no puede mentir, declara que las almas, o tienen que ser purgadas después de su muerte a través del castigo del purgatorio, o liberadas antes de tiempo a través de las buenas obras de los amigos”.

    Después, se escucharon muchas voces del purgatorio, que decían: “Oh Señor Jesucristo, justo juez, envía tu amor a aquéllos que tienen poder espiritual en el mundo y entonces podremos participar más que ahora en sus cánticos, lecturas y ofrendas”.

    Por sobre el espacio desde donde se escuchaban sus lamentos, pareció como que una casa se apareciera en la cual muchas voces de podían escuchar diciendo: “¡Que Dios recompense a aquéllos que nos ayudan en nuestra debilidad!” Pareció como que los rayos del amanecer caían sobre esta casa, y debajo de los rayos apareció una nube que no tenía nada de la luz del amanecer, y de ahí se escuchó una gran voz que decía: “¡Oh Señor Dios, a través de tu inconmensurable poder, otorga cien veces el salario a cada uno de aquéllos en el mundo que con sus buenas obras nos levantan a la luz de tu divinidad y a la visión de tu rostro!”



    Las palabras del ángel a la Esposa sobre el significado del castigo al alma de un hombre juzgado por Dios en el capítulo anterior; y también sobre el alivio del pecado debido a que había perdonado a sus enemigos antes de su muerte.


    Capítulo 8


    Dijo el ángel: “El alma cuya difícil situación tu viste y cuya sentencia escuchaste, se encuentra en el castigo más severo del purgatorio. Este consiste en que desconoce si descansará después de la purgación o si ha sido condenado. Esta es la justicia de Dios, porque este hombre poseía gran conocimiento y discernimiento, pero los utilizó de forma material para fines mundanos y no de manera espiritual por el bien de su alma, ya que mientras vivió, olvidó y dejó de lado a Dios.

    Ahora, su alma sufre del fuego ardiente y tiembla de frío. Está ciego en las tinieblas, con miedo horrible de ver a los demonios, sordo debido al aullido del diablo, hambriento y sediento y vestido de vergüenza. Aun así, Dios le ha concedido una gracia después de su muerte, es decir, de no estar en contacto con los demonios. Esto fue por haber mostrado clemencia a sus archienemigos por el único bien del honor de Dios. Perdonó sus graves ofensas e hizo amistad con su archienemigo.

    Sabe también, que de acuerdo con la decisión justa de Dios, cualquier bien que hizo, cualquier cosa con la que se comprometió y donó de su riqueza legítima, minimiza y alivia su pena, especialmente, con la ayuda de las oraciones de los amigos de Dios. Pero en cuanto a lo que dio de los otros bienes no bien adquiridos, aprovecha en particular a sus propietarios anteriores y legítimos, ya sea de manera espiritual o corporal, siempre y cuando fueron dignos de ellos según la disposición de Dios”.



    Las palabras del ángel a la Esposa sobre el juicio de la justicia de Dios en contra del alma mencionada anteriormente, y sobre la satisfacción que debe hacer en su vida por esta alma mientras esté en el purgatorio.


    Capítulo 9


    Habla de nuevo el ángel: “Escuchaste anteriormente, que a través del amor de Dios y gracias a las oraciones de los amigos de Dios, este hombre recibió la arrepentimiento por sus pecados un momento antes de su muerte, y que este arrepentimiento lo salvó del infierno. Así pues, la justicia de Dios decidió que él deberá quemarse por seis eras en el purgatorio después de su muerte, a menos que obtenga ayuda de los amigos de Dios en el mundo. Estas eras representan aquéllas que él vivió desde la primera hora en la cual con pleno conocimiento cometió un pecado mortal, hasta el tiempo en que logró un arrepentimiento fructífero a través del amor de Dios.

    La primera era significa, que él no amó a Dios por su pasión y muerte ni por las muchas tribulaciones que Cristo sobrellevó para la salvación de las almas. La segunda era significa, que como todo buen cristiano, él no amó su propia alma y no agradeció a Dios por haber recibido su bautismo y porque no era ni judío, ni pagano. La tercera era significa, que él sabía perfectamente lo que Dios le ordenaba, pero no tenía deseo alguno de hacerlo. La cuarta era significa, que él sabía perfectamente lo que Dios había prohibido a aquéllos que querían alcanzar el cielo, pero se atrevió a ir en contra de ello, siguiendo, no los llamados de su conciencia, sino sus deseos y pasiones. La quinta era significa, que no hizo un uso adecuado de la gracia y de la confesión, a pesar de que tenía mucho tiempo para hacerlo. La sexta era significa, que él se preocupó muy poco por el cuerpo de Cristo y no tuvo el deseo de recibirlo con frecuencia, ya que no quería dejar el pecado ni poseía la suficiente caridad divina para recibir el cuerpo de Cristo, sino hasta el fin de su vida”.

    Luego, se apareció un hombre de apariencia humilde. Su ropa era blanca y brillante, como el alba de un sacerdote; estaba ceñido con un cinturón de lino y una estola roja en su cuello y por debajo de sus brazos. Empezó hablando de esta manera: “Tú que ves esto, pon mucha atención y memoriza lo que ves y escuchas. Tú y todos los que viven en el mundo no pueden comprender el poder de Dios y lo que estableció desde antes de los tiempos en la misma forma como nosotros que estamos con Él, lo comprendemos. Todas esas cosas que toman lugar en un instante para Dios, son incomprensibles para ti, excepto por medio de palabras e imágenes a semejanza del orden mundano.

    Yo soy uno de aquéllos a quien este hombre, ahora condenado al purgatorio, durante su vida me honró con regalos. Por esta razón, la bondad de Dios me ha otorgado que si todos hacen lo que yo aconseje, entonces el alma de este hombre será transferida a un lugar más alto en donde obtendrá su forma verdadera y ya no conocerá el dolor, más que la que una persona sufriría luego de haber pasado por una gran enfermedad una vez que el dolor ha desaparecido, yaciendo como sin fuerzas, pero lleno de gozo sabiendo que va gozar de la vida eterna.

    Como escuchaste, el alma de este hombre lloró su aflicción cinco veces. Por ello, tengo cinco consuelos para él. Su primer infortunio fue que amó a Dios muy poco. Para poder liberarlo de ésta, que treinta cálices en los cuales se ofrece la sangre de Cristo, sean donados por su alma para que se pueda honrar más a Dios. Su segundo infortunio fue no haber tenido temor de Dios. Para liberarlo de ésta, escoge treinta sacerdotes considerados por su piedad, debiendo cada uno ofrecer treinta misas cuando pueda: nueve misas de mártires, nueve de confesores, nueve de todos los santos; la vigésima octava misa, debe ser de ángeles, la vigésima novena de María Santísima y la trigésima de la Santísima Trinidad. Todos deberán tener la intención de rezar por esta alma, para que la ira de Dios se apacigüe y su justicia se torne en misericordia.

    Su tercer infortunio fue por su orgullo y avaricia. Para liberarlo de ésta, uno debe invitar treinta indigentes y con humildad, lavarles los pies, darles de comer, darles dinero y ropa para consolarlos. Tanto la persona que lave los pies, como a quienes se les están lavando, deberán suplicar a Dios con humildad, por el bien de su humildad y su amarga pasión, que perdone el alma de este hombre por la avaricia y el orgullo de los cuales era culpable. Su cuarto infortunio fue la lujuria carnal. Entonces, alguien deberá ayudar a una doncella y a una viuda a ingresar al convento y deberán proveer para que una niña se una en matrimonio, dándole suficientes bienes para permitirle que pueda comer y vestirse, entonces Dios perdonará los pecados de este hombre cometidos en la carne, ya que estas son las tres formas de vida que Dios escogió y mandó que fueran los tres estados de vida en el mundo.

    Su quinto infortunio fue que había cometido muchos pecados que causaron daño a muchas personas. En particular, él había hecho esfuerzos para asegurar el matrimonio de dos personas mencionadas anteriormente, que estaban relacionados por sangre, ya que ambos provenían de la misma familia. Más aún, consiguió su unión, pero lo hizo más por su bien, que por el bien del reino. Lo hizo sin pedir permiso al papa y en contra de las ordenanzas de la Santa Iglesia. Muchas personas han sido mártires porque no toleraron dichas obras hechas en contra de Dios, de su Santa Iglesia y en contra de la moralidad cristiana.

    Si alguien desea hacer reparación por tan gran pecado, deberá ir al papa y decirle: ‘Cierto hombre cometió tal y tal pecado’, sin nombrar de manera explícita a la persona, ‘pero al final, él se arrepintió y obtuvo absolución pero sin expiar por el pecado. Así pues, impongan sobre mí la penitencia que desean y que yo puedo sobrellevar, porque estoy listo para expiar ese pecado’. Aún si la penitencia impuesta a él fuera la de un ‘Padre Nuestro’, sería suficiente para mitigar el castigo del alma en el purgatorio”.



    La queja de Cristo a la Esposa sobre los romanos y sobre la cruel sentencia que Dios les impuso, en caso mueran en sus pecados.


    Capítulo 10


    Habla el Hijo de Dios: “Oh Roma, mal me pagas por todos mis favores. Yo soy Dios, quien creó todas las cosas y manifesté mi gran amor a través de la cruda muerte de mi cuerpo, una muerte que quise padecer por la salvación de las almas. Tres son los caminos por los que quise llegar a ustedes, y tú ciertamente, deseaste traicionarme en todos ellos. En el primer camino, colgaste una roca suspendida para aplastarme. En el segundo camino, colocaste una lanza afilada para impedir mi camino hacia ti. En el tercer camino excavaste una fosa para que cayera desprevenido y me ahogara. Lo que he dicho, no deberá entenderse en sentido físico, sino en sentido espiritual. Estoy hablando a los habitantes de Roma que actúan de esta manera, pero no a mis amigos que rechazan sus obras.

    El primer camino por el cual acostumbro entrar al corazón humano, es el temor de Dios. Ellos han colgado sobre él una roca inmensa, esto es, la gran presunción de un corazón endurecido que no le teme al juez a quienes ninguno puede soportar. Dicen en sus corazones: ‘Si el temor de Dios viniera a mí, la presunción de mi corazón lo aplastaría’. El segundo camino por el cual vengo, es el consejo de la inspiración divina, el cual a menudo también llega a través de la prédica y la enseñanza. Las personas impiden que yo vaya por este camino con una lanza a través de su deleite en pecar en contra de mis preceptos y a través de su firme resolución de perseverar en la maldad hasta que no pueden más. Ésta es la lanza que impide que la gracia de Dios llegue a ellos. El tercer camino es la iluminación del Espíritu Santo en el corazón de cada persona y por el cual las personas entiendan y ponderen la naturaleza y la grandeza de lo que yo he hecho y sufrí por ellos. Cavan una fosa profunda para mí cuando sus corazones dicen: ‘Yo amo más mi placer, que su caridad. Me siento satisfecho con el gozo de la vida presente’. Así, ellos ahogan el amor divino y todas mis obras, como si estuvieran en una fosa profunda.

    Todo esto me hacen los habitantes de Roma y en verdad, lo demuestran en sus obras y palabras. Mis obras y palabras no significan nada para ellos, me insultan a mí, a mi Madre y a mis santos, tanto en broma como serios, ya sea que estén alegres o enojados, en lugar de agradecerme. No viven de conformidad con las costumbres cristianas, tal y como la Santa Iglesia lo pide, y no tienen ya amor por mí que los demonios. Los demonios prefieren aguantar sus maldades por siempre y aferrarse a su propia maldad, en lugar de verme y unirse a mí en la gloria eterna. Estas son las personas que se niegan a recibir mi cuerpo, el cual está consagrado de pan en el altar, tal y como yo mismo lo establecí, y cuya recepción es de gran ayuda en contra de las tentaciones del diablo. ¡Cómo serán de malvados que desprecian dicha ayuda mientras aún están sanos y lo rechazan como al veneno, porque no quieren dejar el pecado!

    Ahora vendré de una manera desconocida para ellos a través del poder de mi divinidad, trayendo venganza en los que han despreciado mi humanidad. Y así como han preparado tres obstáculos en sus caminos para prevenir mi llegada a ellos, así también yo prepararé otros tres obstáculos para ellos, la amargura que conocerán y probarán, tanto muertos como vivos. Mi roca es una muerte súbita e imprevista que los aplastará, para que toda su alegría quede atrás y sus almas sean forzadas a venir solas a mi juicio. Mi lanza es mi justicia y los separará de mí para que nunca prueben a aquél que los redimió y nunca contemplen la belleza de aquél que los creó. Mi fosa son las tinieblas con sombra del infierno al cual caerán, viviendo ahí en desdicha sempiterna. Serán condenados por todos mis ángeles y santos en el cielo, y todos los demonios y todas las almas que están en el infierno los maldecirán.

    Aun así, tomo nota de ellos y estoy diciendo esto sobre aquellas personas con la disposición descrita anteriormente, ya sea que pertenezcan al clero religioso o secular, laicos o mujeres o sus hijos e hijas lo suficientemente grandes, para comprender que Dios prohíbe cualquier pecado, pero que a pesar de ello, se ven atrapados voluntariamente en pecados y se cierran al amor de Dios y menosprecian su temor en Él.

    Mi voluntad es todavía la misma de cuando colgué de la cruz. Soy el mismo hoy a como lo fui entonces, cuando perdoné al ladrón sus pecados cuando pidió misericordia y le abrí las puertas del cielo. En cuanto al otro ladrón, quien me despreció, quité llave a las puertas del infierno y ahí permanece por siempre, atormentado por sus pecados”.



    Palabras de alabanza y bendición de Santa Inés hacia la Virgen gloriosa, y sobre cómo ella reza por la Virgen, por la hija, y sobre la respuesta del Señor y de su dulce Virgen y sus palabras de consuelo para la Esposa, y sobre este mundo como simbolizado por una maceta.


    Capítulo 11


    Habla Inés: “Oh Madre María, virgen de vírgenes, con razón puedes ser llamada la luz de la aurora por el verdadero sol, Jesucristo. ¿Te llamo aurora debido a tu linaje real o riqueza u honores? Ciertamente no. Con razón te llaman la aurora por tu humildad, la luz de tu fe y tu voto singular de castidad. Tú eres el heraldo introduciendo al verdadero sol, tú eres el gozo de los justos, tú eres la expulsión de demonios, tú eres la consolación de los pecadores. Por el bien de ese matrimonio que Dios celebró en ti en ese momento, te pido que tu hija permanezca en el honor y amor de tu Hijo”.

    La Madre de Dios responde: “¿Qué quieres decir por este matrimonio? ¡Dímelo por el bien de ella que está escuchando!” Contesta Inés: “Tú eres verdaderamente madre, virgen y esposa. El más hermoso matrimonio se celebró en ti al momento cuando una naturaleza humana se unió a Dios en ti sin ninguna mezcla o pérdida de su divinidad. La virginidad y la maternidad se unieron mientras que la modestia virginal permaneció intacta, y tú te convertiste al mismo tiempo, tanto en madre como en hija de tu Creador. En su momento diste a luz para Él, quien fue eternamente engendrado del Padre y que ha forjado todas las cosas con el Padre.

    El Espíritu Santo que está dentro y fuera de ti y alrededor de ti, te hizo fructífera ya que diste tu consentimiento al mensajero de Dios. El propio Hijo de Dios, que nació de ti este día, estuvo siempre en ti, aún antes de que su heraldo viniera a ti. ¡Ten misericordia pues, de tu hija!

    Ella es como una pobre y pequeña mujer que habita en un valle con nada más que la compañía de pequeñas creaturas vivientes, tales como una gallina o un ganso. Tenía tanto amor por el noble que vivía en la montaña del valle, que por amor, le ofreció todas las creaturas vivientes que tenía. El noble le replicó: ‘Tengo mucho de todo y no tengo necesidad de tus regalos. Pero, ¿acaso estás dando lo poco para recibir algo más grande?’ Ella le dice: ‘No te estoy ofreciendo esto porque lo necesites, sino porque has permitido a una pobre y pequeña mujer como yo, a vivir contigo en tu montaña y porque tus siervos me respetan. Así pues, te doy el poco bienestar que tengo para que sepas que si pudiera, haría más, y que no soy desagradecida por tu gracia’. El noble le respondió: ‘Ya que me amas con tal caridad, te traeré a mi montaña y te daré a ti y a los tuyos, ropa y comida todos y cada uno de los años’. Tal es la disposición de tu hija ahora. Ella te rindió la única cosa viviente que tenía, esto es, el amor del mundo y el de sus hijos. Así pues, está en ti y en tu bondad, proveerla en sus necesidades”.

    En respuesta, la Madre le dice a la Esposa del Hijo: “Mantente firme hija mía. Yo pediré a mi Hijo y Él te dará comida todos y cada uno de los años y te colocará en la montaña en donde miles y miles de ángeles son sus siervos. Si contaras todas las personas nacidas desde Adán hasta el último que nacerá al final de los tiempos, encontrarás más que diez ángeles por cada ser humano. De hecho, el mundo no es más que una olla de cocinar. El fuego y las cenizas debajo de la olla son los amigos del mundo, pero los amigos de Dios son como los bocados de alimento dentro de la olla. Cuando la mesa está lista, se presentará al Señor ese delicioso manjar para que lo disfrute. La olla en sí misma, será destruida pero el fuego no se extinguirá”.



    Las palabras de la Virgen Madre a la hija sobre las vicisitudes de los amigos de Dios en este mundo, que por momentos se sienten afligidos espiritualmente y en otros momentos consolados, y sobre el significado de la aflicción espiritual y el consuelo y sobre cómo los amigos de Dios se deben regocijar y ser consolados en su momento.


    Capítulo 12


    Habla la Madre: “En este mundo, algunas veces los amigos de Dios se sienten espiritualmente afligidos y en otros momentos consolados. La consolación espiritual significa la infusión del Espíritu Santo contemplando las grandes obras de Dios, admirando su indulgencia y poniendo todo esto alegremente, en práctica. La aflicción espiritual es cuando la mente, involuntariamente, se ve perturbada por pensamientos sucios e indignantes, cuando sufre angustia por el deshonor mostrado a Dios y sobre la pérdida de almas cuando el corazón de uno se ve forzado a ocuparse con preocupaciones mundanas por una buena razón. También, los amigos de Dios, a veces se consuelan con una clase de consuelo temporal, tales como una conversación edificante, entretenimiento decente u otras actividades en las cuales no hay nada degradante o indecente, lo que podrás entender con la siguiente comparación.

    Si el puño se mantuviera siempre cerrado fuertemente, los músculos se forzarían o la mano se volvería débil. De manera similar ocurre en los asuntos espirituales. Si el alma siempre se mantiene en contemplación, entonces, o se olvidaría de sí misma y perecería por el orgullo, o, su corona de gloria se vería disminuida. La razón por la cual los amigos de Dios son consolados a veces por la infusión del Espíritu Santo y otras veces, con el permiso de Dios angustiados, es porque su angustia rompe las raíces del pecado y siembra firmemente los frutos de la rectitud.

    Pero Dios que ve los corazones y entiende todas las cosas, modera las tentaciones de sus amigos de tal manera, que las tentaciones los llevan a su progreso, ya que Él hace todo y permite que pase todo, con el debido peso y medida. Ya que tú has sido llamada en el Espíritu de Dios, no te preocupes sobre la indulgencia de Dios, porque está escrito que nadie viene a Dios a menos que el Padre lo atraiga. El pastor utiliza un ramo de flores para llamar a sus ovejas y llevarlas al establo y con cuidado echa llave a la puerta. Entonces, las ovejas no pueden salir, sino correr en círculos ya que el establo está asegurado por medio de paredes, un techo alto y puertas cerradas. Así es como se acostumbran a comer heno y se vuelven tan mansas, como para comer heno de la mano del pastor. Esto mismo se ha hecho contigo. Lo que antes te parecía difícil e insoportable, se ha vuelto tan fácil, que ahora nada te deleita más que Dios.



    Las palabras de Cristo a la Esposa sobre qué lágrimas le son aceptables a Dios y cuáles no, y sobre qué clase de limosnas deben requerirse o dar a los pobres por el bien de las almas que han partido, y sobre el consejo y exhortación de Cristo a la Esposa.


    Capítulo 13


    Dice el Hijo: “Te preguntarás por que no escucho a ese hombre que derrama abundantes lágrimas y está donando mucho a los pobres en mi honor.

    En primer lugar, ahí donde el agua brota de dos fuentes, sucede con frecuencia que cuando se encuentran el agua de las dos fuentes el agua con tierra y lodo de una fuente contamina y corrompe el agua pura de la otra fuente. Y ¿quién puede tomar agua lodosa?

    De manera similar pasa con las lágrimas de muchas personas. Las lágrimas de algunas personas surgen debido al envilecimiento de las inclinaciones del carácter, y otras veces debido a la aflicción mundana y al temor del infierno. Las lágrimas de estas personas son lodosas y hediondas, ya que no provienen del amor de Dios. Aquellas lágrimas que surgen cuando consideran la amabilidad de Dios, cuando piensan en sus propios pecados y del amor por Dios, son dulces para mí. Son lágrimas como éstas las que elevan el alma de las cosas mundanas al cielo y le dan un nuevo nacimiento para la vida eterna. Existen dos clases de nacimiento, el físico y el espiritual. El nacimiento físico significa que una persona nace de impureza a impureza. Lamenta el deterioro físico; y gustosamente se adapta al trabajo humano. El hijo de este nacimiento no es el hijo de dichas lágrimas por las cuales se gana la vida eterna. El otro nacimiento engendra un hijo de lágrimas y lamenta la pérdida de almas y toma el mayor cuidado para que su hijo no ofenda a Dios. Dicha madre está más cerca del hijo que aquélla que lo engendra físicamente, ya que la vida bendita se gana a través de un nacimiento como éste.

    Segundo, en relación a que reparte limosnas a los pobres, te digo: “Si compraras un manto para tu hijo con el dinero de tu criado, ¿no pertenecería este manto por derecho al que te prestó el dinero? Por supuesto que sí. De modo similar, lo mismo sucede en los asuntos espirituales. Un hombre que oprime a sus súbditos o vecinos para ayudar a las almas de sus seres queridos con el dinero de ellos, provoca en mí ira en lugar de apaciguamiento, ya que de manera injusta ha expropiado posesiones en beneficio de los legítimos propietarios anteriores y no para aquellas personas por quienes se dan.

    Sin embargo, ya que este hombre ha sido amable contigo, se le dará amabilidad, tanto espiritual como física –espiritualmente ofreciendo oraciones a Dios por su bien. Tú no podrías creer cuánto es del agrado de Dios las oraciones de los sencillos. Te lo mostraré a través de una comparación. Si alguien ofreciera una gran cantidad de plata a un rey, cualquier espectador podría decir: “¡Qué gran regalo!” Sin embargo, si la misma persona rezara un ‘Padre Nuestro’ por el rey, se reirían de él. Lo opuesto pasa con Dios. Si alguien ofrece un ‘Padre Nuestro’ por otra alma, le es más aceptable a Dios que una gran cantidad de oro, como se puede ver en el caso del buen Gregorio, quien elevó a un emperador pagano a una más alta estación a través de sus oraciones.

    Nuevamente, dile esto: ‘Ya que has sido amable conmigo, le pido a Dios, el remunerador de todo, que en su gracia te devuelva todo.’ Dile también: ‘Mi querido amigo, te doy un consejo y te pido algo. Mi consejo es que abras los ojos de tu corazón mediante la consideración de la inestabilidad y vanidad del mundo. Piensa sobre cómo el amor de Dios se ha vuelto frío en tu corazón y sobre cuán pesado será el castigo y cuán terrible el juicio futuro. Atrae el amor de Dios a tu corazón, haciendo uso de todo tu tiempo, bienes temporales y trabajos, afectos y pensamientos para la gloria de Dios y confía tus hijos al plan de Dios sin excepción y sin que tu amor por Dios disminuya. Segundo, te pido que reces a Dios con honestidad, a Él que puede hacer que todo suceda, que Él te pueda otorgar paciencia y llenar tu corazón con su bendito amor”.



    Palabras de consuelo de Dios para la Esposa en su tribulación, diciéndole que no tema ante lo que ha visto y oído porque viene del Espíritu Santo, y sobre el diablo simbolizado por una serpiente y un león, la consolación del Espíritu Santo está simbolizada por una lengua y sobre cómo resistir al diablo.


    Capítulo 14


    Dice el Hijo: “¿Por qué temes y te inquietas de que el demonio pueda mezclar algo en las palabras del Espíritu Santo? ¿Has oído alguna vez de alguien que mantuvo su lengua sana y salva colocándola entre los dientes de un león furioso? ¿Alguna vez alguien ha chupado miel deliciosa de la cola de una serpiente? No, nunca. ¿Ahora, qué simboliza el león o la serpiente si no al diablo – un león malvado y una serpiente astuta? ¿Qué simboliza la lengua si no la consolación del Espíritu Santo? ¿Qué significa poner la lengua de uno entre los dientes de un león si no para pronunciar las palabras del Espíritu Santo – quien se apareció en forma de lengua- para poder ganar favores humanos y alabanzas? Cualquiera que diga alabanzas de Dios para gratificación humana, seguramente ha sido mordido y traicionado por el diablo, ya que esas palabras, a pesar de que vienen de Dios, no están saliendo de una boca que tiene el amor de Dios, y así la lengua de esa persona, es decir, la consolación del Espíritu Santo, le será arrebatada. Sin embargo, si una persona que no desea otra cosa más que a Dios, y encuentra que todas las cosas del mundo son aburridas, que su cuerpo no busca ver o escuchar nada que no venga de Dios, cuya alma se regocija en la infusión del Espíritu Santo, dicha persona no puede ser traicionada, ya que el espíritu maligno se rinde al espíritu bueno y no se atreve a acercársele.

    ¿Qué significa chupar la cola de la serpiente si no esperar por la Consolación del Espíritu Santo que viene de las insinuaciones del diablo? Esa consolación jamás vendrá, ya que el diablo preferiría ser asesinado mil veces, que ofrecer cualquier palabra de consolación a un alma cuya afirmación podría llevar al alma al significado de la vida. Teme a nada más que a Dios quien empezó una buena obra contigo y que la llevará a un buen final. Pero sabe, que el diablo es como un perro sin correa que viene corriendo hacia ti con sus tentaciones y sugerencias cuando ves que careces de la inspiración del Espíritu Santo. Sin embargo, si colocaras un objeto duro en su camino para lastimarlo o paralizar sus dientes, inmediatamente saltaría y no te haría ningún daño. El objeto duro colocado en el camino del diablo, significa la caridad divina y la obediencia a los mandamientos de Dios. Cuando el diablo ve que estas virtudes son perfectas en ti, sus dientes, esto es, sus intentos y sus tentaciones se verán frustradas de inmediato porque ve que tú podrás padecer cualquier cosa, pero nunca irte en contra de los mandamientos de Dios”.



    Palabras de Cristo a la Esposa sobre por qué los buenos sufren en esta vida mientras que los malos prosperan, y sobre cómo Dios le muestra a través de una parábola, que Él algunas veces promete bienes temporales, pero que estos deberán ser apartados para indicar bienes espirituales y sobre cómo Dios no ha predicho cada evento que suceda en determinados momentos, a pesar de que todos los tiempos y temporadas le son conocidos.


    Capítulo 15


    Dice el Hijo del Dios: “Te estarás preguntando por qué has escuchado que un cierto amigo de Dios, que debería ser honrado, está sufriendo aflicciones mientras por otro lado, has escuchado que un cierto enemigo de Dios, que tú pensaste debería ser azotado, ha sido honrado, como te fue dicho en otra visión divina. Te respondo: Mis palabras deberán ser tomadas tanto en sentido espiritual, como en sentido corporal. ¿Qué es el sufrimiento del mundo si no una clase de preparación y elevación a la recompensa de la corona? ¿Y qué significa la prosperidad mundana para alguien que abusa de la gracia si no una clase de descenso a la perdición? El sufrimiento del mundo es verdaderamente una ascensión a la vida. Pero para los injustos, prosperar en el mundo es verdaderamente un descenso al infierno. Para poder construir tu paciencia por medio de la palabra de Dios, te diré una parábola.

    Imagínate a una madre con dos hijos, uno de los cuales nació en un calabozo oscuro sin saber ni escuchar nada, únicamente sombras y la leche de su madre. El otro, nació en una cabaña pequeña y tenía alimento humano, una cama para su descanso y una criada para atenderlo.

    La madre le dice al hijo que nació en el calabozo: ‘Hijo mío, si dejas la oscuridad, tendrás comida deliciosa, una cama más suave y una casa más segura’. Cuando el muchacho escucha eso, se va. Sin embargo, si su madre le hubiera prometido cosas más nobles, tales como galopar a caballo o casas de marfil o una casa grandiosa, no lo habría creído ya que nunca había conocido nada más que sombras y la leche de su madre. Del mismo modo, también Dios a veces hace una promesa de cosas menores pero que significan cosas más grandes para que las personas puedan aprender a sopesar las cosas del cielo por medio de las cosas de la tierra.

    Pero la madre le dice al otro hijo: ‘Hijo mío, ¿por qué vives en esta cabaña asquerosa? Toma mi consejo que será para ventaja tuya. Conozco dos ciudades: los habitantes de la primera ciudad experimentan un gozo indescriptible y eterno. En la segunda ciudad, los luchadores están en entrenamiento y todo aquél que pelee, es hecho rey, así y todo el que pierde gana’. Al escuchar esto, el hijo fue al estadio, y regresando le dijo a su madre: ‘Vi un singular juego en el estadio: Algunas personas eran derribadas y pisoteadas, otros desnudados y golpeados, pero aun así, todos guardaban silencio, todos jugaban y ninguno levantaba su cabeza o mano en contra de aquéllos que los derribaban’.

    Su madre respondió: ‘La ciudad que viste son solo los alrededores de la ciudad de la gloria. En estos alrededores, el Señor desea probarlos y ver quién es apto para entrar a esa ciudad. A todos aquéllos a quien el Señor ve que han estado más vigilantes en la contienda, Él los premia con una mayor corona de gloria. Es por esto que hay personas viviendo en los alrededores y quienes realizan una prueba con aquéllos que serán coronados en gloria. Pudiste ver personas yaciendo postradas, despojadas e insultadas, pero que permanecían calladas. Esto fue porque nuestras ropas han sido contaminadas por la oscuridad de nuestra cabaña.

    Es necesaria una gran contienda y lucha para poderla lavar profundamente’. El muchacho responde: ‘Es duro ser pisoteado y permanecer callado. En mi opinión, es mejor que regrese a mi cabaña’. Su madre le dice: ‘Si permaneces en nuestra cabaña, alimañas y víboras saldrán de las sombras y cuando las escuches, tus oídos temblarán y su mordida congelará toda la fuerza dentro de ti, que habrás deseado nunca haber nacido a vivir con ellas’. Cuando el muchacho escuchó esto, sintió el deseo de bienes corporales, pero su madre estaba pensando en sentido espiritual. Por tanto, cada día se sintió más motivado y fue impulsado a la recompensa de la corona.

    Dios actúa de manera similar. Algunas veces promete y otorga bienes corporales o carnales, pero lo que intenta realmente son bienes espirituales, para impulsar la mente en fervor hacia Dios por medio de los regalos recibidos y para mantenerse humilde en su entendimiento espiritual para que no caiga en la presunción. Así fue como Dios trató a Israel. Primero les prometió y les dio bienes temporales, también realizó milagros para ellos, para que pudieran aprender sobre los bienes invisibles y espirituales por medio de dichas cosas. Cuando su entendimiento había logrado un mejor conocimiento de Dios, usó palabras oscuras y difíciles para hablarles a través de los profetas, añadiendo a veces palabras de consuelo y gozo, como por ejemplo, cuando les prometió el regreso a su patria, una paz perpetua y la restauración de todo lo que estaba en ruinas. Sin embargo, las personas eran de mente carnal y entendieron y desearon que todas estas promesas fueran carnales, pero aun así, Dios en su presciencia, decidió de antemano que algunas promesas se cumplirían en sentido físico y otras espiritualmente.

    Te podrás preguntar: ¿Por qué Dios, a quien todas las horas y temporadas le son conocidas predijo abiertamente que ciertos eventos podrían suceder en tiempos específicos? ¿Y por qué dijo algunas cosas pero tenía otras en mente? Te respondo: Israel fue carnal y solo deseaba cosas carnales y únicamente podían comprender lo invisible por medio de lo visible. Así pues, Dios se dignó enseñar a su pueblo de muchas maneras diferentes, para que creyendo en las promesas de Dios pudieran recibir una mayor corona debido a su fe, para que los estudiantes virtuosos fueran más fervorosos, para que los negligentes fueran alumbrados con fervor hacia Dios, para que los que hacían el mal pararan libremente de pecar, para que los sufrientes pudieran sobrellevar sus pruebas con más paciencia, para que aquellos que trabajaran perseveraran con más gozo, para que los que estaban llenos de esperanza recibieran una corona más noble debido a la oscuridad de la promesa. Si Dios solo hubiera ofrecido bienes espirituales a los de mente carnal, todos se hubieran entibiado en su amor por el cielo. Si solo hubiera prometido bienes carnales, ¿qué diferencia habría entre el hombre y la bestia? En su lugar, en su bondad y sabiduría y para que pudieran gobernar sus cuerpos con justicia y con la moderación de aquellos que están a punto de morir, Dios le dio a la humanidad bienes corporales. Para que pudieran desear los bienes del cielo, les mostró los favores y maravillas celestiales.

    Para que temieran el pecado, les mostró sus terribles juicios y las posesiones producidas por los ángeles malos. Para que ellos pudieran esperar y desear al que podría explicar las promesas y otorgar sabiduría, se mezclaron palabras oscuras y dudosas con palabras de apoyo.

    Así también aún hoy, Dios revela decisiones espirituales en términos corporales. Cuando habla de gloria corporal, se refiere a la clase de gloria espiritual. Esto es para que toda autoridad magisterial se le atribuya únicamente a Dios. ¿Qué es la Gloria mundana sino viento y esfuerzo y la pérdida de la consolación divina? ¿Qué es el sufrimiento si no una preparación en la virtud? Prometer gloria a un alma justa, ¿qué significa si no la privación del consuelo espiritual? Pero prometer sufrimientos en el mundo, ¿qué significa si no la medicina y el antídoto para una gran enfermedad? Así pues hija mía, las palabras de Dios pueden entenderse de muchas maneras, pero esto no implica la mutabilidad en Dios sino simplemente que Su sabiduría se debe admirar y temer. Así como yo expresé muchas cosas en términos corporales a través de los profetas quienes también estaban llenos de moda mundana, mientras expresé otras cosas que surgían en términos corporales o eran en el sentido espiritual, así también estoy ahora haciendo lo mismo. Cuando pasan estas cosas, te indicaré su causa a ti”.



    La Virgen le dice a la hija cómo es que el diablo con astucia, a menudo lleva a uno y a otro de los siervos de Dios bajo el velo de la devoción para causarles aflicción y a quienes se le otorgan indulgencias, y utiliza a un ganso para simbolizar cómo está constituida la Iglesia y una gallina para simbolizar a Dios, y le explica qué personas merecen ser llamadas los pollitos de Dios.


    Capítulo 16


    La Madre de Dios le dice a la Esposa de Cristo: ¿Por qué le diste hospedaje a ese hombre que tiene una lengua presuntuosa, un estilo de vida extraño y costumbres mundanas? Ella le responde: “Porque se pensaba de él que era un buen hombre y no quería meterme en problemas desdeñando a un hombre de buena reputación. Sin embargo, si lo hubiere sabido de antemano que no era del agrado de Dios, hubiera preferido tener a una serpiente que a él”. La Madre le dice: “Que tu buena voluntad logre refrenar su lengua y su corazón, para que no te cause preocupación. En su astucia, el diablo te trajo a un lobo disfrazado de oveja para poderte causar aflicción y esparcir que hablaran de ti”. Ella le responde: “A nosotros nos parece devoto y penitente. Visita a los santos y dice que quiere mantenerse alejado del pecado”.

    La Madre responde: “Si tuvieras un ganso con plumas, qué harías ¿te comerías la carne o las plumas? ¿Y no es que las plumas sean asquerosas para el estómago, sino que la carne provee verdadero alimento y refrigerio? Esto puede aplicarse espiritualmente a cómo está constituida la Santa Iglesia. Ella es como un ganso ya que dentro tiene el cuerpo de Cristo, como lo es, el refrigerio de la carne. Los sacramentos son como las partes internas del ganso, sus alas simbolizan las virtudes y actos de los mártires y confesores. La parte de abajo representa la caridad y la paciencia de los santos y sus plumas, indulgencias que los hombres santos han otorgado y se han ganado. Las personas que reciben indulgencias con la intención de ganar absolución por sus pecados anteriores mientras permanecen en sus mismos hábitos, solo se quedan con las plumas del ganso. Sus almas, ni están alimentadas ni renovadas. Cuando se comen las plumas, las vomitan.

    Sin embargo, las personas que reciben indulgencies están listas para apartarse del pecado, para restaurar los bienes que les fueron quitados de manera injusta, para satisfacer por las heridas injustamente infligidas y no para ganar un solo centavo a través de ganancias ni para vivir un solo día de acuerdo a la voluntad de Dios, para entregar su voluntad a Dios en la riqueza y en la pobreza, para apartarse de los honores mundanos y de amistades como éstas, ganarán el perdón por sus pecados y serán ángeles de Dios a la vista de Dios.

    Las personas que gozan de la absolución de pecados pasados aún no tienen la voluntad de renunciar a las vanidades y afectos desordenados de sus mentes, pero quieren mantenerse en sus adquisiciones injustas, quieren amar el mundo en sí mismas y en sus familias, se sonrojan por humildad y no desean huir de los hábitos corruptos o dejar las cosas superfluas, porque así como las plumas, esto es, las indulgencias, solo resultan en vómitos. Esto significa que obtienen el arrepentimiento y la confesión por la cual el pecado es sacado fuera y se gana la gracia de Dios. Entonces, si desean cooperar para obtenerla para ellos mismos y tienen una intención verdadera, volarán como si tuvieren alas de las manos del diablo y entrarían en el regazo de Dios.

    Ella responde: “¡Oh Madre de misericordia, reza por este hombre para que pueda encontrar favor a la vista de tu Hijo!” Ella le dice: “El Espíritu Santo lo visita, pero enfrente de su corazón hay como una roca que previene penetre la gracia de Dios. Sabes, Dios es como una gallina calentando sus huevos de donde salen creaturas vivientes. Todos los huevos que se encuentran debajo de la gallina reciben su calor, pero ningún otro huevo que se encuentre cerca. La madre no es quien rompe la cáscara en donde se está formando el polluelo, es el polluelo el que trata de romper la cáscara con su propio pico. En cuanto la madre ve esto, prepara un lugar más calientito para que el polluelo salga de la cáscara.

    Del mismo modo, Dios visita a cada uno con Su gracia. Algunas personas se dicen a sí mismas ‘Queremos mantenernos lejos del pecado y alcanzar la perfección tanto como podamos’. El Espíritu Santo visita a estas personas con más frecuencia para que puedan alcanzar esa perfección. Aquellas personas que confían toda su voluntad a Dios y no quieren hacer ni la más pequeña cosa en contra del amor de Dios sino imitar aquellos que están tratando de alcanzar la perfección duradera por consejo de personas sencillas y luchando sabiamente en contra de las tendencia carnales, a estas personas Dios las coloca bajo de sí mismo, como una gallina lo hace con sus polluelos, y las consuela en sus dificultades. Aquellas personas que siguen su propia voluntad y piensan que el poco bien que hacen es suficiente para merecer una recompensa a los ojos de Dios y no perseveran por una mayor perfección sino que se quedan en sus deleites mentales, utilizando el ejemplo de otros para excusar sus propias debilidades y la corrupción de otros como un camino para disminuir su propia culpa, no se convierten en los polluelos de Dios ya que no poseen la voluntad de atravesar la dureza y vanidad de sus corazones. Si pudieran, preferirán vivir lo más que pudieran para perseverar en el pecado.

    Ese buen Hombre, Zaqueo, no actuó así, como tampoco María Magdalena. En su lugar, si acaso habían ofendido a Dios en todos sus miembros, le entregaron todos sus miembros en reparación por sus ofensas. Así como habían escalado mortalmente en el rango mundial, así también se rebajaron con humildad por el desprecio del mundo. Es difícil amar a Dios y al mundo al mismo tiempo, a menos que seas como el animal que tiene ojos adelante y atrás y no importando cuan cuidadoso sea, sufrirá. Personas que son como Zaqueo y María Magdalena han escogido la parte más segura”.

    EXPLICACIÓN

    Este era el Alguacil de Ostergotland quien llegó al jubileo más por miedo que por amor. Refiriéndose a él, dice Cristo en Roma: “Todo aquel que haya escapado de algún peligro deberá tener cuidado de no caer nuevamente en él. Los marineros autosuficientes están en peligro, aún en el puerto. Así pues, este hombre debe tener cuidado de regresar a su antigua oficina. Si lo hace, y no tiene cuidado, perderá el objeto de sus deseos, los bienes que ha acumulado caerán en manos de extraños, sus hijos no recibirán su herencia y él mismo morirá entre extraños, de una muerte dolorosa”.

    Sin embargo, cuando regresó, volvió a ser un recaudador y todo resultó como se había predicho.



    La excelente instrucción dada por Santa Inés a la hija, sobre cómo vivir de manera buena y encomiable, y sobre cómo evitar una vida que le desagrada a Dios. Aquí, un carruaje simboliza la fortaleza y la paciencia; sus cuatro ruedas simbolizan estas cuatro virtudes: rendir absolutamente todo por el bien de Dios, humildad, amando a Dios con sabiduría y refrenando la carne con inteligencia. Otras ciertas cosas también se añaden sobre miembros de órdenes religiosas.


    Capítulo 17


    Inés le habla a la Esposa de Cristo: “¿Viste a Lady Pride en su carruaje de orgullo hoy?” Le responde la Esposa: “La vi y me molestó, porque carne y sangre, polvo y tierra estaban buscando el elogio en lugar de humillarse a sí misma como debería haberlo hecho. Tal despliegue no significa otra cosa que desperdiciar los regalos de Dios, una adulación vulgar, un juicio a los justos, una miseria para los pobres, una provocación a Dios, un olvidarse uno mismo de su naturaleza y un agravante a su propio juicio y la pérdida de almas”.

    Responde Inés: “Hija mía, sé feliz porque has sido salvada de cosas como esas. Déjame que te cuente sobre un carruaje en el cual tú puedes descansar de forma segura. El carruaje en el cual debes sentarte es fortaleza y paciencia en el sufrimiento. Cuando las personas empiezan a guardar la carne y confiar toda su voluntad a Dios, ni su mente se perturba por el orgullo, las personas que están más allá de sí mismas como si fueron justas y se hubieran vuelto como Dios, ya sea la impaciencia y la falta de discernimiento los quiebran para que, ya sea que caigan en sus viejos hábitos o, en fuerza y ya no sean aptos para el trabajo de Dios. Por esto es que una paciencia con discernimiento es necesaria para que una persona no recaiga en la impaciencia o persevere sin sabiduría, sino que se adapte a su propia capacidad y circunstancias.

    La primera rueda de este carruaje es la intención de corazón de rendir todo por el bien de Dios y no desear nada más que a Dios. Muchos hay que dan sus posesiones temporales para evitar la molestia, pero guardan lo suficiente para su uso y deseo. Su rueda no se conduce o guía fácilmente, pues cuando sienten la pobreza, desean una comodidad adecuada, y cuando los problemas los abruman, demandan prosperidad. Cuando la humildad los prueba, murmuran en contra de la providencia de Dios y buscan obtener honores.

    Cuando se les pide que hagan algo que va en contra de sus inclinaciones, desean su libertad. De este modo, la voluntad de una persona le agrada a Dios cuando no busca nada para sí misma, tanto en los tiempos buenos como en los malos.

    La segunda rueda es la humildad. Esto hace de las personas que se sientan inmerecidas de todo lo bueno, manteniendo sus pecados en mente en todo momento y viéndose a sí mismos culpables a la vista de Dios. La tercera rueda es el amor sabio por Dios. El amor sabio por Dios pertenece a las personas que se examinan a sí mismas y detestan sus vicios, quienes se entristecen por los pecados de su prójimo y familiares, pero que se regocijan en su progreso espiritual hacia Dios, aquellos que no quieren que sus amigos vivan para el gozo y la comodidad, sino que sirvan a Dios y que están recelosos del progreso mundano de sus amigos, en caso conlleve ofensas en contra de Dios. Así pues, es el amor sabio el que detesta el vicio, el que no es adulador para ganar favores u honores, sino que ama a aquellas personas que se ven más fervientes en su caridad para con Dios.

    La cuarta rueda es discernir la limitación de la carne. Una persona casada puede razonar de este modo: ‘Mira, la carne me está empujando hacia lo desordenado. Si vivo de acuerdo a la carne, se con certeza que enojaré al Creador de la carne, quien es capaz de herir y debilitar, de matar y dar la vida. Así pues, por amor y temor a Dios, limitaré mi carne con una buena obra. Viviré de manera decente y ordenada para el honor de Dios’. Una persona que piensa de esa manera, y quien también busca la ayuda de Dios, tiene una rueda que le es aceptable a Dios. Si él o ella pertenecen a una orden religiosa, razonan: ‘Mira, la carne me está empujando hacia el placer y tengo el lugar, el tiempo, los medios y la edad para disfrutarla, pero con la ayuda de Dios y por el bien de mis votos sagrados, no pecaré sólo por ganar placer momentáneo. Le hice un gran voto a Dios: entré pobre y partiré pobre y me someteré a juicio por cada una de mis acciones. Así pues, me abstendré para no ofender a mi Dios o escandalizar a mi prójimo o lastimarme a mí mismo’.

    Otra persona podrá estar viviendo entre honores y placeres y podría razonar de esta manera: ‘Mira, tengo suficiente de todo, pero hay pobres necesitados y todos tenemos un Dios. ¿Qué he hecho para merecer lo que tengo o qué han hecho ellos para no merecerlo? Después de todo, ¿qué es la carne sino alimento para los gusanos? ¿Qué son todos estos sino una fuente de nausea y enfermedad, una pérdida de tiempo y una provocación al pecado? Así pues, mantendré mi carne en control, para que los gusanos no causen disturbios en ella, y que no reciba una sentencia más pesada o desperdiciar mi tiempo en penitencia. Tal vez mi pobremente entrenada carne no será doblada fácilmente al áspero precio de un indigente, sino lo sacaré por grados de ciertas delicias de las que puedo prescindir para que tome lo que necesite pero nada más’. Alguien con esos pensamientos y que hace un esfuerzo para actuar en ellos de conformidad con su habilidad, puede ser llamado tanto confesor como mártir, ya que es una clase de martirio que tiene acceso al placer y no hacer uso de él, vivir en honor pero al mismo tiempo despreciar el honor, tener una gran reputación, pero al mismo tiempo pensar poco de sí mismo. Esta rueda es muy agradable a Dios.

    Bueno hija mía, te he descrito la imagen de un carruaje. El cochero es tu ángel, siempre y cuando no te sacudas su brida de tu cuello, esto es, siempre y cuando no hagas de menos sus inspiraciones al abrir tus sentidos y tu corazón a cosas vanas y obscenas. Ahora te quiero contar sobre la clase de carruaje en el cual esa señora estaba sentada. Ese carruaje es obviamente la impaciencia – su impaciencia para con Dios y para con su prójimo y para consigo misma. Ella es impaciente con Dios cuando critica sus decisiones secretas, o porque las cosas no van como ella quisiera. Ella difama al prójimo por no poder tener sus posesiones. Y más impaciente aún con ella misma, porque revela con impaciencia las cosas escondidas que hay en su corazón.

    La primera rueda de este carruaje es el orgullo, por cuanto le da preferencia a sí misma y juzga a los demás; desprecia lo más bajo y ambiciona el honor. La segunda rueda es la desobediencia a los preceptos de Dios. Esto la lleva a hacer excusas en su corazón por su propia debilidad, para hacer liviana su culpa, para ser presuntuosa en su corazón y para defender su propia maldad. La tercera rueda es la avaricia por las posesiones mundanas. Esto la lleva a gastar sus posesiones excesivamente, a descuidar y olvidar su propia situación y el mundo futuro, a preocuparse en el fondo y a ser tibia en el amor de Dios. La cuarta rueda es su amor propio. Esto la pone fuera de la reverencia y temor de Dios y distrae su atención de su propia muerte y juicio.

    El cochero de este carruaje es el Diablo. Él la llena con audacia y alegría en todo lo que le inspira. Los dos caballos que tiran del carruaje, son la esperanza de una larga vida y la intención de continuar pecando hasta el final. La brida es el temor a su culpa para acercarse a la confesión. A través de su esperanza de una larga vida y su intención de perseverar en el pecado, este temor a su culpa le saca el espíritu del sendero recto y es tal la carga del pecado, que ni el temor ni la vergüenza ni la advertencia, pueden hacer que se levante. Cuando cree que está parada firmemente, vuelve a caer en las profundidades, a menos que la gracia de Dios venga en su ayuda”.

    ADICIÓN

    Cristo le habla sobre la misma señora: “Ella es una víbora con la lengua de una ramera, la bilis de dragones en su corazón, y en su carne la amargura del veneno. Así pues, sus huevos serán venenosos. ¡Dichosos aquéllos que no tienen experiencia en la responsabilidad de ellos!”



        1. Las palabras de elogio de la hija a la gloriosa Virgen y la respuesta amable de la Virgen hacia la hija. En ella, la Virgen otorga a su hija muchas gracias así como otras muchas cosas buenas, tanto para ella misma, como para los apóstoles y los santos.


    Capítulo 18


    Oh dulce Virgen María”, dice la Esposa, “bendita eres con una bendición eterna, porque fuiste Virgen antes de dar a luz, una Virgen después de dar a luz, una Virgen junto con tu esposo, y una Virgen indudable para un esposo con dudas. Así que bendita eres, ya que eres Madre y Virgen, la más amada de Dios, más pura que todos los ángeles, la más llena de fe en la compañía de los apóstoles, sola en el dolor más amargo de tu corazón, cuya abstinencia eclipsa la de todos los confesores, cuya casta continencia sobresale por sobre la de todas las vírgenes. Así, que todas las cosas arriba y debajo te bendigan, ya que a través de ti, Dios el Creador se hizo hombre; a través de ti, los justos encontraron gracia, los pecadores el perdón, los muertos encontraron la vida, y los exilados regresan a su patria”.

    La Virgen responde: “Escrito está que cuando Pedro dio testimonio sobre mi Hijo y le llamó el Hijo de Dios, recibió la respuesta: ‘Bendito seas Simón, porque ni el cuerpo ni la sangre te han revelado esto a ti.’ Ahora te digo: Este saludo no te fue revelado por tu alma corporal sino por Él que no tiene principio y no tiene fin. Se pues humilde, y Yo seré misericordioso contigo. Como lo prometió, Juan el Bautista será amable contigo: Pedro será templado y Pablo fuerte como un gigante. Juan el Bautista te dirá: ‘¡Hija, siéntate en mi regazo!’ Pedro dirá: ‘Hija mía, ¡abre tu boca y te alimentaré con el dulce alimento!’ Pablo te vestirá y te armará con las armaduras del amor. Y yo que soy la Madre, te presentaré a mi Hijo.

    Hija mía, tu puedes entender todo esto aún en el sentido espiritual. Juan, cuyo nombre significa la gracia de Dios, denota obediencia verdadera. En verdad, él fue y es, suave y gentil – dulce con sus padres por su gracia maravillosa, dulce a la humanidad por su predicación extraordinaria, suave a Dios por su vida de santidad y obediencia. Fue obediente en su juventud, obediente en la fortuna y desventura; obediente y siempre humilde cuando muy bien pudo ser honrado; obediente también, en su muerte. Es por esto que la obediencia dice: ‘¡Siéntate en mi regazo!’ Eso significa: Sé humilde y serás exaltada. Renuncia a lo amargo y obtendrás dulzuras. Renuncia a tu propia voluntad, si deseas ser pequeña. Desprecia las cosas mundanas y te volverás celestial. Desprecia las cosas superfluas y tendrás abundancia espiritual.

    Pedro denota la santa fe: la fe de la Santa Iglesia. Así como Pedro permaneció firme hasta el fin, así también la fe de la Santa Iglesia permanecerá firme por siempre. Por esto es que Pedro, esto es, la santa fe, dice: ‘Abre tu boca y tendrás buen alimento’. Esto significa: Abre el intelecto de tu alma y en la Santa Iglesia encontrarás los alimentos más dulces, esto es, el mismo cuerpo del Señor en el sacramento del altar; en la nueva y la vieja ley, las enseñanzas de los doctores; la paciencia de los mártires; la humildad de los confesores; la pureza de las vírgenes y sobre todo, la fundación de todas las virtudes. Así pues, busca la santa fe en la Iglesia de San Pedro y siempre tenla presente y luego, ponla en práctica.

    Pablo denota paciencia porque fue celoso hacia aquellos que pelearon en contra de la santa fe; gozoso en las dificultades; sufrido en esperanza; paciente en las enfermedades; compasivo con aquéllos que sufrían; humilde en virtudes; hospitalario con los pobres; misericordioso con los pecadores; el profesor y maestro de todo; perseverante en el amor de Dios, hasta el fin. Así, Pablo, esto es paciencia, te armará con las armaduras de las virtudes, por la verdadera paciencia basada en y fortalecida por los ejemplos y la paciencia de Cristo y sus santos, aquella que enciende el amor de Dios en el corazón, hace que el espíritu se queme por acciones más fuertes, a un hombre lo vuelve humilde, suave, misericordioso, celoso del cielo, consciente de sí mismo y perseverante en las tareas que toma a su cargo.

    Así, la Madre de misericordia deberá presentar a su Hijo a todo aquel que la obediencia florezca en el regazo de la humildad, todo aquel a quien la fe se alimente de la dulzura de los alimentos, quien con la paciencia se vista con las armaduras de la virtud y mi Hijo coronará a esa persona con su dulce corona. En Él es inimaginable la fuerza, la sabiduría incomparable, la bondad indecible, el amor maravilloso. Entonces, nadie será capaz de arrancar a esa persona de su mano. Pero hija mía, a pesar de estarte hablando a ti, por ti me refiero a todos aquellos que siguen la santa fe con obras de amor. Así como por un solo hombre, Israel, todos los israelitas fueron concebidos, así por ti, se entienden todos los verdaderos devotos.



    Palabras de la hija a la Señora en alabanza a su virtud y belleza y la respuesta de la Virgen confirmando su elogio y la comparación que hace el Hijo de su Madre a un orfebre.


    Capítulo 19


    ¡Dulce María, belleza fresca, belleza brillante! ¡Ven y escúchame para que mi fealdad pueda ser purificada y mi amor encendido! Tu belleza me da tres regalos. Primero, la limpieza de la memoria para que las palabras de Dios entren suavemente; segundo, la retención placentera de las palabras escuchadas; tercero, su comunicación celosa hacia el prójimo. Tu belleza también otorga tres cosas al corazón. Primero, cuando se contempla tu amor y humildad, remueve la carga pesada de la pereza; segundo, cuando tu pobreza y paciente sufrimiento te vienen a la mente, trae lágrimas a los ojos; tercero, cuando la memoria de tu devoción se recuerda con sinceridad, le brinda al corazón un fuego interior dulce.

    Verdaderamente Señora mía, eres la belleza más preciada, la belleza más deseable, ya que tú eres el auxilio de los enfermos, el consuelo en el dolor, la mediadora de todos. Así pues, todos aquellos que escucharon que nacerías, y aquellos que saben ya de tu nacimiento, pueden exclamar: ‘Ven espléndida belleza y alumbra nuestra oscuridad. Ven la más preciada belleza y llévate nuestros reproches. Ven la más dulce de las bellezas y alivia nuestra amargura. Ven, la más poderosa belleza y líbranos de nuestro cautiverio. Ven, la más justa de las bellezas y destruye nuestra infamia!” Así pues, ¡que esa gran belleza sea bendecida y reverenciada, la belleza que todos los patriarcas anhelaron ver, de la cual todos los profetas cantaron y en quien todos los elegidos se regocijan!”

    Responde la Madre: ¡Que Dios, mi belleza sea bendecido! ¡Es Él quien te ha dado esas palabras para hablar! Y por eso te digo que la más antigua y eterna belleza que me hizo y me creó, sea tu consuelo. La belleza que es antigua pero nueva aún, renovando todas las cosas que estaban en mí y nació de mí, deberá enseñarte maravillas. La más deseada belleza que te da gozo y deleite en todo, inflamará el espíritu de tu amor.

    Así, confía en Dios, pues cuando aparezca la belleza celestial, toda belleza terrenal se desmoronará y será tomada en cuenta como estiércol.

    Entonces, el Hijo de Dios dijo a su Madre: “Oh Madre bendita, eres como un orfebre preparando un bello objeto. Todos aquellos que vean el objeto, serán llenos de alegría y presentarán piedras preciosas u oro para perfeccionarlo. Por tanto Madre amada, tu ofrece ayuda a todo aquel que lucha para llegar a Dios y no dejes a nadie sin tu consuelo. Así, puedes muy bien llamarte la sangre del corazón de Dios. Así como cada miembro del cuerpo recibe vida y fuerza de la sangre, así también vuelven a la vida sin pecado y dan más frutos ante Dios a través de ti.



    La lección de Santa Inés a la hija sobre no recaer y no avanzar bien, y sobre el camino correcto para empezar o continuar con abstinencia y sobre qué clase de continencia le agrada a Dios.


    CAPÍTULO 20


    Dice Inés: “Hija, permanece firme y no recaigas, ya que una serpiente yace en tus talones lista para morderte. Pero tampoco te apresures indebidamente, ya que la punta de una lanza afilada está frente a ti, y si avanzas en la velocidad equivocada, saldrás herida. ¿Qué significa una recaída si no dejar que las pruebas te lleven a un arrepentimiento sobre haber tomado una vida más austera y desear regresar a los viejos hábitos y deleitar la mente con pensamientos sucios? Dichos pensamientos, aún si te dan algún placer a la mente, únicamente oscurecen toda cosa buena y por grados te llevan lejos de toda bondad. Tampoco debes apresurarte indebidamente, esto es, castigarte a ti misma más allá de tu fuerza o imitar las buenas obras de otros más allá de tu capacidad. Dios, desde la eternidad, ha ordenado que el cielo debe abrirse a los pecadores a través de obras de amor y humildad, pero preservando la moderación y discreción en todo. Ahora bien, el diablo envidioso persuade al hombre imperfecto a ayunar más allá de su fuerza, para prometerle hacer cosas desacostumbradas que no puede manejar, desear imitar modelos más perfectos sin considerar su propia fuerza y debilidad. El diablo hace esto, ya sea que para cuando la fuerza del hombre le falle, deba continuar con sus malos votos por vergüenza humana, en lugar de que sea por el bien de Dios o, en orden que renuncie a la lucha debido a su indiscreción y debilidad.

    Por esta razón, como medida úsate a ti misma, esto es, tus fortalezas y debilidades, ya que por naturaleza algunas personas son más fuertes, otras más débiles, algunas más fervientes por la gracia de Dios, otras más dispuestas debido a los buenos hábitos. Así pues, regula tu vida de conformidad con el consejo del temor de Dios, para que la serpiente no te pique debido a tu desconsideración y para que la punta venenosa de la espada, esto es la sugestión venenosa del diablo, no perturbe tu mente para que no quieras parecer más de lo que eres o anhelar convertirte en algo más allá de tu fuerza y poderes.

    En verdad, existen algunas personas que creen que pueden alcanzar el cielo por sus propios méritos y Dios las libra de las tentaciones del diablo debido a su plan. Hay otros que creen que pueden hacer reparaciones a Dios por las transgresiones de sus propias obras. El error de todo esto es condenable, porque aun si una persona matara su cuerpo cien veces, no podría hacer mil a cuenta de lo que le debe a Dios, ya que es Dios quien nos da la habilidad y la voluntad, las estaciones y la salud, quien nos llena con deseo por lo bueno, quien nos da riquezas y honor, quien mata y da la vida, nos levanta y nos baja. Todas las cosas están en su mano. Por ello, solo a Él deberá dársele todo honor y nadie merece ser contado por nada antes de Dios.

    Ya que te preguntas sobre la señora que vino por indulgencies pero estaba corrupta, te digo: Hay algunas mujeres que tienen la virtud de la continencia pero no la aman. No experimentan ni un gran anhelo por el placer ni por la tentación violenta. Si se les hiciera proposiciones honorables de matrimonio, las aceptarían. Sin embargo, ya que no les hacen grandes ofertas, ven hacia abajo, a las ofertas más bajas. De este modo, la continencia algunas veces eleva el orgullo y la presunción, lo cual, por permiso divino, lleva a una caída, tal y como tú ahora has escuchado. Si una mujer tuviera su pensamiento hacia no querer ser manchada ni siquiera una vez, aún si se le ofreciera el mundo entero, sería imposible para esa mujer caer en la vergüenza. Sin embargo, si en el secreto de su justicia, Dios permitiera que cayera, la llevaría a su recompensa en lugar de al pecado, siempre y cuando su caída fuera en contra de su voluntad.

    Debes saber que Dios es como un águila que desde lo alto ve todo lo que sucede abajo. Si un águila viera cualquier cosa elevándose desde la tierra, inmediatamente se le abalanzaría y la agarraría. Si viera que algo venenoso se le acercara, lo atravesaría como una flecha. Si algo sucio cayera desde arriba, se libraría de ello con una gran sacudida, justo como hace un ganso. Así también, actúa Dios. Si Él ve corazones humanos elevándose en contra de Él debido a la debilidad de la carne o a las tentaciones del Diablo en contra de la voluntad del espíritu, inmediatamente la sacudiría a través de una inspiración de arrepentimiento y penitencia y la traería a nada, haciendo que la persona regresara a Dios y volviera a ser la misma. Si el veneno del deseo carnal o de la avaricia entrara al corazón, rápidamente Dios penetra la mente con la flecha de su amor para que la persona no persevere en el pecado y se separe de Dios.

    Si alguna impureza de orgullo o la suciedad de la lujuria atan el espíritu al mal, él se sacude rápidamente como el ganso a través de una fe constante y esperanza para que el espíritu no se endurezca en el vicio o el alma que se une a Dios se manche y caiga en la condenación.

    Así pues hija mía, en todos tus sentimientos y acciones, considera la justicia y la misericordia de Dios y siempre mantén a la vista el fin.



    Las palabras de la Esposa a Dios en referencia a su virtud y esplendor, y la respuesta consoladora de la Virgen a la hija y sobre cómo los buenos siervos de Dios no debieran cesar de predicar y advertir a las personas, ya sea que sea se conviertan o no; la Virgen le muestra esto por medio de una comparación.


    Capítulo 21


    Bendito eres mi Dios, que eres tres en uno: tres personas en una naturaleza. Tú eres la bondad y la sabiduría en sí mismo; tú eres la belleza y el poder en sí mismo; tú eres justicia y verdad en sí mismo. Todas las cosas viven y subsisten a través de Ti. Tú eres como una flor que crece sola en el campo. Todos aquellos que pasan cerca, reciben la dulzura por su paladar, un resurgimiento de sus espíritus, un deleite para su vista y fuerza en cada miembro. Del mismo modo, todos aquellos que se acercan a Ti, se vuelven más hermosos al dejar atrás el pecado, más sabios al seguir Tu voluntad en lugar de la de la carne, más justos al buscar la ventaja del alma y la gloria de Dios. Así pues, el más bondadoso Dios, otórgame a amar aquello que a ti te place, a resistir con valentía las tentaciones, despreciar todas las cosas mundanas y mantenerte a Ti, constantemente en mi memoria”.

    Responde la Madre: “Este saludo vino a ti a través de los méritos del buen Jerónimo, quien dejó la falsa sabiduría y encontró la verdadera sabiduría, quien despreció los honores mundanos y fue recompensado con el mismo Dios. Feliz es Jerónimo, feliz aquellos que imitan su vida y doctrina. Fue amante de las viudas, un espejo para aquellos que avanzaban hacia la perfección y un maestro de toda verdad y pureza. Pero dime, hija mía, ¿que perturba tu corazón?”. Dice ella: “Un pensamiento pasó por mi mente y dijo, ‘Si tú eres buena, tu bondad es suficiente para ti. ¿Por qué juzgar y reprender y enseñar tus avances, algo que no pertenece ni a tu estado ni a tu posición?’ Este pensamiento endurece el espíritu, rechaza su propio progreso y se vuelve frío al amor de Dios”.

    Responde la Madre: “Este pensamiento también ha retenido a muchas almas avanzadas de Dios. El diablo obstaculiza a las buenas personas de hablar a los malvados para que no puedan ser llevados a sentir escrúpulos. También les pone obstáculos para que no hablen con los buenos para que no puedan elevarse a un rango más alto, ya que cuando las personas buenas escuchan la buena doctrina, son elevadas a una mayor recompensa y a un rango mayor. Por ejemplo, el eunuco que le leía a Isaías hubiera recibido uno de los menores castigos en el infierno, pero Felipe se encontró con él y le mostró un atajo para el cielo y así lo elevó a un nivel de felicidad. Lo mismo pasó cuando Pedro fue enviado a Cornelio. Si Cornelio hubiera muerto antes, hubiera venido a un lugar de descanso debido a su fe, pero entonces llegó Pedro y lo guió a la puerta de la vida. De manera similar, Pablo llegó con Dionisio y lo guió a la recompensa de la bienaventuranza. Por esta razón, los amigos de Dios no deberían de cansarse nunca en el servicio de Dios sino trabajar para que los malvados puedan ser mejores y los buenos puedan obtener una mayor perfección.

    Cualquiera que tenga la voluntad de susurrar en el oído de todo aquel que pasa a su lado que Jesucristo es realmente el Hijo de Dios, y que lucha todo lo que puede por la conversión de otros, a pesar de que nadie o solo algunos se conviertan, obtendrán la misma recompensa como si todos ellos se hubieren convertido. Te mostraré esto por medio de una comparación. Si bajo las órdenes de su señor, dos mercenarios cavaran en la roca de la montaña y uno de ellos encontrara oro pero el otro nada, ambos merecerían el mismo salario debido a su trabajo y su intención. Del mismo modo, Pablo, quien convirtió a tantas personas y los otros apóstoles convirtieron menos, todos estaban unidos por la misma intención. Sin embargo, la dispensación de Dios permanece oculta. Así pues, uno no debería claudicar nunca, ni siquiera si es uno solo o muy pocos, quienes están abiertos a escuchar la palabra de Dios. Así como la espina protege a la rosa y el burro carga a su dueño, así también el diablo, cual una espina de pecado es tan útil a los elegidos a través de las tribulaciones que le causa, como las espinas son para las rosas, de esta manera, no se ven estúpidamente superados por la presunción de sus corazones. Por lo tanto, así como el burro, él los lleva a la consolación de Dios y a una mayor recompensa”.



    Sobre cómo la malicia humana en los tiempos modernos sobrepasa la astucia del diablo y sobre cómo las personas ahora pecan con más rapidez que lo que tarda el diablo en tentar, y sobre la sentencia pronunciada en contra de dichas personas y sobre cómo los amigos de Dios deben trabajar con coraje y prisa en su predicación; también, en relación a la infusión del conocimiento en los amigos de Dios.


    Capítulo 22


    Habla el Hijo: “Si yo me pudiera molestar, con todo derecho sería capaz de decir: Me arrepiento de haber creado a la humanidad. Se han convertido en animales que por su propia voluntad corren hacia las redes. Sin embargo, por mucho que les grites, aún siguen en pos de sus apetitos egoístas. Y no toda la culpa recae en los atentados violentos del diablo en la humanidad – en su lugar, son las mismas personas las que sobrepasan su malicia. Como perros de caza que al principio son conducidos con la correa, pero una vez se acostumbran a cazar y devorar animales, rápidamente alcanzan la presa de su líder, así también la humanidad, acostumbrada a pecar y fascinada por el pecado, es más rápida para pecar que el diablo en tentarlos. Esto no es raro. Ha pasado mucho tiempo desde que la Santa Sede, la cabeza del mundo, era agradable a Dios por la santidad de su vida y ejemplo, como lo fue en los primeros tiempos, y todos los demás miembros se han vuelto débiles e indeferentes. No consideran la razón del por qué Dios en sus riquezas se hizo pobre y necesitado – para podernos enseñar a despreciar las cosas perecederas y a amar las celestiales. Por naturaleza el hombre es pobre, pero se ha vuelto rico por medio de falsas riquezas. Esto es lo que todos tratan de imitar, y pocos son los que no lo imitan.

    Por lo tanto, el arado vendrá del Todopoderoso. Estimulados por el más sabio, no busca propiedad o cuerpos hermosos ni tiene respeto por el poder del poderoso ni le teme a las amenazas de príncipes ni es influenciado por el favor humano. El sembrará carne humana y arrasar hasta los cimientos las casas de espíritus; el deberá entregar cuerpos a los gusanos y almas a quienes sirvieron. Así pues, que mis amigos a quienes les estoy enviando, trabajen con coraje y prisa, ya que lo que les estoy diciendo no tomará lugar en los últimos días, sino en estos mismos días. Muchos de aquellos aun viviendo verán con sus propios ojos el cumplimiento de la Escritura que dice: ‘Que sus Esposas sean viudas y sus hijos sin padre’ y perderán todo lo que desean.

    Sin embargo, Yo, el Dios misericordioso, recibiré a todos aquellos que con humildad se acerquen a mí. Me daré por entero a aquellos que cumplan las obras de justicia, porque es correcto limpiar la casa en la cual el rey deberá entrar, lavar el vaso para que mi sorbo sea claro, trillar el grano de sus cáscaras, y presionar firmemente sobre lo que se está moldeando en la forma que debe tener la figura. Así como el verano llega después del invierno, así también Yo daré consuelo a aquellos que han sufrido y que han anhelado ser como niños y quienes ponen más valor en las cosas del cielo que en las de la tierra. Sin embargo, así como un hombre no nace y muere al mismo tiempo, todo esto será cumplido a su debido tiempo.

    Sepan también, que intento tratar a algunas personas de conformidad con el proverbio tan conocido que dice: “El látigo será un acicate para él’ – el dolor lo impulsará para apresurarse. Trataré a otros como está escrito: ‘Abre bien tu boca y la llenaré’. A un tercer grupo de personas les hablaré suavemente y con inspiración: ‘Vengan, necios e ignorantes, y les daré una boca y una sabiduría tal, que aquéllos que les gusta hablar, no serán capaces de oponerse’. Esto es lo que ya he hecho en estos días: He llenado a los sencillos con mi sabiduría y ellos son la prueba en contra de los letrados. He expulsado a los fanfarrones y poderosos y rápidamente se aquietaron. Eso no es ninguna maravilla: ya que he ordenado a los sabios cortar las lenguas de las serpientes, tal y como escucharon, y se negaron. Ni siquiera su madre, que era el azote de los corrientes, estaba dispuesta a saciar sus gargantas para poder saciar el fuego del deseo encendido en el corazón de sus hijos, como yo lo ofrecí. Es por esto que les he cortado su felicidad y les he cortado sus lenguas.



    Palabras de Juan el Evangelista a la gloriosa Virgen sobre un picador hipócrita y las respuesta de la Virgen en relación a sus características y sobre las decepciones del diablo hacia él, y sobre cómo el espíritu bueno se reconoce por siete signos y al espíritu malo se le distingue por tantos signos.


    Capítulo 23


    Juan el Evangelista le dice a la Madre de Dios: “Escúchame, Virgen y Madre de un Hijo, no de varios hijos, Madre del único hijo engendrado de Dios, el creador y redentor de todas las cosas. Escúchame te digo, como tú verdaderamente escuchas, de cómo este hombre ha sido engañado por el diablo, cómo está luchando para obtener algo imposible, cómo y de qué manera ha sido instruido por el espíritu de la mentira, cuánto se ha alejado de Dios con su ropaje de oveja pero con su corazón de león. He enseñado que hay tres que son testigos en el cielo y en la tierra: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Sin embargo, el espíritu del mal, es testigo de que este hombre se ha convertido en santo. Aun así, el Padre no le da la fuerza que necesita con su poder como tampoco el Hijo lo visita con su sabiduría ni el Espíritu Santo enciende la llama con su amor. Eso no me sorprende, ya que él aspira al poder en contra del poder del Padre; él quiere ser sabio contra la sabiduría del Hijo; él está inflamado, pero no con la llama que enciende el Espíritu Santo. Por eso te pido le preguntes a tu Hijo, que se lo lleve pronto, para que no se pierdan más almas o, que lo haga humilde rápidamente por sus errores”.

    La Madre respondió: “Escúchame entonces virgen, a pesar de que eres hombre y no mujer. Tú eres quien agradaba a Dios para llamarte de este mundo a través de la forma más fácil de morir después de la mía propia. Para mí fue como si me hubiera dormido cuando mi alma y cuerpo fueron separados, pero luego desperté en un gozo sin fin. No me sorprende, ya que yo había sufrido amargamente más que todos los otros a la muerte de mi Hijo, y le agradó a Dios separarme del mundo a través de la muerte más fácil. Pero tú eras, entre los apóstoles, el más cercano a mí y el objeto de grandes señales de afecto más que todos los otros, y la pasión de mi Hijo fue más amarga para ti que para el resto, porque tú lo tuviste a una distancia más cercana que los otros y también viviste más que los otros, como si hubieras sido un mártir a través de la muerte de todos ellos. Así pues, le complació a Dios llamarte del mundo a través de la forma más fácil de las muertes, después de la mía propia, pues la Virgen había sido confiada a una virgen. Así pues, lo que tú pides se hará sin demora alguna.

    Hija mía, déjame enseñarte que clase de persona es este hombre del cual estamos hablando. Es como un criado de ese hacedor de monedas, el diablo. El diablo derrite y luego estampa su moneda –esto es, su criado – con sus insinuaciones y tentaciones, hasta que le ha dado la forma de su gusto. Una vez que ha corrompido y retorcido la voluntad de la persona hacia los placeres de la carne y el amor del mundo, imprime su imagen y firma en la persona y se hace suficientemente evidente para los signos externos, quien es quien esa persona ama de todo corazón. Cuando un hombre lleva a cabo un acto de deseo que proviene de su mente y quiere estar más en los asuntos del mundo de lo que su estado en la vida requiere, y si fuera capaz de hacer y desear aún más cosas, sería como la moneda perfecta del diablo.

    Sin embargo, debes darte cuenta que la moneda de Dios difiere de la moneda del diablo. La moneda de Dios es de oro, brillante, flexible y preciosa. Cada alma que lleva el sello de Dios brilla con amor divino, es flexible en su paciencia y preciosa en sus obras continuas de amor. Así pues, cada alma buena, contemplando sus defectos y sus orígenes así como la bondad de Dios y la paciencia hacia ella, es más preciosa para Dios, entre más humilde, paciente y consciente sea.

    Sin embargo, la moneda del diablo es de cobre y plomo. Es de cobre, porque se parece al oro: Es dura y flexible, pero nunca como lo es el oro.

    Del mismo modo, el alma que no es justa, se ve a sí misma como justa, juzga a todos, está más interesada en ella misma que en los demás, es inflexible con respecto a las acciones sencillas, suave cuando actúa en su propio interés, intratable con sus propios planes, admirable para el mundo, despreciable para Dios. Por lo fea que es, la moneda del diablo también es de plomo, suave y flexible pero pesada. Del mismo modo, el alma que no es justa es fea en cuanto a sus deseos de lujuria, pesada en su anhelo por el mundo, flexible como una caña que se dobla en cualquier dirección que el diablo le inspire, y algunas veces está presta para hacerlo antes de que el diablo la tiente a hacerlo. Esta es la disposición del criado del hacedor de monedas. Se aburre manteniendo las observancias de su regla, tal y como hizo sus votos, y piensa cómo ganar el aprecio de las personas a través de una santidad fingida, mientras alimenta su cuerpo de forma suntuosa. Entonces, el diablo de noche le llena la cabeza con sus mentiras. Lo engaña para que crea que las cosas imposibles no serán realidad. En su lugar, su vida será corta y no obtendrá el honor que tanto anhela.

    Cuando uno se encuentra con una moneda desconocida, lo envía con un experto quien tiene suficiente conocimiento sobre su peso y forma. Pero, ¿dónde encontramos a ese experto? Y aún si lo encontramos, le puede importar poco o nada sobre si la moneda es falsa o verdadera. En dicho caso, únicamente hay una solución y te la diré a modo de comparación. Si tú entregaras un florín a un perro, ni siquiera se molestaría en agarrarla. Pero si el florín estuviera recubierto con grasa, no hay duda que entonces, el perro la agarraría. Este caso es similar. Si tú vas con un experto en teología y le dices: ‘Ese hombre es un hereje’, él no se molestaría, ya que su amor por Dios se ha enfriado. Pero si le dices: ‘Él tiene suficientes florines’, entonces todos correrían hacia él. Así pues, pronto será lo dicho por Pablo: ‘Destruiré y humillaré la sabiduría de los sabios y exaltaré a los humildes’.

    Hija mía, tú puedes reconocer, tanto al Espíritu Santo como al espíritu inmundo a través de siete signos. Primero, el Espíritu de Dios hace al hombre considerar que el mundo no vale nada, y considerar en su corazón que todo honor proveniente del mundo, es nada más que aire. Segundo, el alma se hace querer por Dios y todo deleite de la carne se enfría. Tercero, le inspira paciencia y glorificar solo a Dios. Cuarto, estimula la mente para ser amorosa y compasiva con su prójimo y aún con sus enemigos. Quinto, le inspira toda clase de abstinencia, aún de las cosas lícitas. Sexto, le hace confiar en Dios en medio de sufrimientos y aún a glorificarlo en el sufrimiento. Séptimo, le hace desear partir y estar sólo con Cristo, en lugar de prosperar en el mundo y mancharse.

    El espíritu inmundo tiene siete efectos contrarios. Primero, hace ver que el mundo es dulce y el cielo repugnante. Segundo, hace que el hombre busque honores y se olvide del significado de su vida. Tercero, hace surgir odio e impaciencia en el corazón. Cuarto, le hace ser audaz con Dios y obstinado en sus propios planes. Quinto, lo lleva a creer que sus pecados no son pecados y a poner excusas por ellos. Sexto, le inspira frivolidad de mente y toda impureza carnal.

    Séptimo, le inspira la esperanza de una larga vida y un sentimiento de vergüenza para irse a confesar. Por ello, guarda tus pensamientos con cuidado para que no te veas engañada por este espíritu.

    EXPLICACIÓN

    Éste era un sacerdote de la orden Cirterciense quien, después de 18 años de apostasía se arrepintió y regresó al monasterio. Dijo que era imposible para todos ser condenados y negar que Dios hablara con nadie en este mundo o que nadie podía ver la cara de Dios antes del Juicio de Dios. Cuando Lady Brígida escuchó esto, el Espíritu Santo le dijo: “Ve y dile a ese hermano: ‘Hermano, tú no ves del modo como yo veo, que el diablo aún tiene tu mente y tu lengua atadas en tu ancianidad. Dios es eterno y su recompensa es eterna. Así pues, regresa prontamente de todo corazón a Dios y a la verdadera fe, porque seguramente ya no te levantarás de la cama sino morirás. Sin embargo, si tú crees, serás un vaso para el honor de Dios’”.

    Él se deshizo en lágrimas y le agradeció a Lady Brígida y reformó su vida de manera tan perfecta, que cuando sus hermanos fueron llamados a la hora de su muerte les dijo: “Oh hermanos, estoy seguro que Dios, quien es toda misericordia ha aceptado mi arrepentimiento y me dará su perdón. Recen por mí, porque verdaderamente creo en todo lo que la Santa Iglesia cree”. Entonces, después de haber recibido los sacramentos de Dios, murió.



    Las palabras de la Virgen a la hija sobre cómo se deben comportar los siervos de Dios con las personas impacientes y sobre cómo el orgullo se puede comparar con una tinaja.


    Capítulo 24


    Habla la Madre: “”Cuando una tinaja de cerveza se calienta y comienza a expandirse y a crecer, saca vapor y espuma, unas veces más, otras veces menos y luego de repente, vuelve a asentarse. Las personas paradas alrededor de la tinaja entienden que estas exhalaciones rápidamente se bajan y que pueden subir debido a la fuerza de la cerveza y porque es una manera de soltar el calor. Así es que esperan pacientemente para que termine hasta que la cerveza o el vino están listos. Dos cosas pasan cuando las personas que están paradas alrededor de la tinaja acercan la nariz a las burbujas: O sufren de un estornudo violento o, de una jaqueca.

    Lo mismo pasa con la vida spiritual. Algunas veces sucede que los corazones de algunas personas se hinchan y suben debido al orgullo y a la impaciencia de sus mentes.

    Cuando los hombres virtuosos ven esa hinchazón, entienden que procede, ya sea de una inestabilidad espiritual, o por motivos carnales. Así pues, soportan con paciencia las palabras de insulto de esa persona y ven hacia el fin, sabiendo que la calma sigue a la tempestad y que la paciencia es más fuerte que un asedio a la ciudad, ya que conquista al hombre interior que es lo más difícil de hacer. Sin embargo, están aquellos que son sumamente impacientes y que pagan el insulto con otro insulto. No les importa la recompensa gloriosa de la paciencia ni lo deleznable del favor mundano, estas personas incurren en una enfermedad mental debido a la impaciencia de sus tentaciones – es decir, acercan sus narices muy cerca de la tinaja borbollando, y toman los insultos demasiado a pecho, los cuales no son nada sino aire.

    Así es que cuando alguno de ustedes se encuentre con personas impacientes, con la ayuda de Dios guarden sus lenguas, y no dejen de hacer, debido a las palabras impacientes, las buenas obras que han iniciado. En su lugar, pretendan, tanto como lo permita la justicia, que no han escuchado lo que escucharon, hasta que esas personas que están buscando pelea, digan explícitamente lo que quieren decir desde el fondo de sus corazones”.



    La admonición de la Madre a la hija, sobre cómo una persona no debería prestar atención a los deseos carnales sino debería nutrir el cuerpo con una dieta moderada de necesidades y, sobre cómo una persona debe permanecer junto a su cuerpo pero no en el cuerpo


    Capítulo 25


    Habla la madre: “Tú deberías ser como la novia parada frente a la cortina de la cama, lista para cuando su esposo la llame. Esta cortina de la cama es el cuerpo que cubre el alma y que tiene que lavarse constantemente, probarse y comprobarse. El cuerpo es como un asno que necesita de una dieta moderada, lo suficiente, como para no volverse un glotón, darle trabajo razonable para que no se vuelva orgulloso y golpearlo constantemente para que no sea perezoso.

    Así pues, párate frente a la cortina de la cama, esto significa, pararse por el cuerpo pero no en el cuerpo en el sentido de atender los deseos de la carne, pero alimentando el cuerpo de una dieta moderada de necesidades. Esa persona se para por el cuerpo y no en el cuerpo y que guarda su cuerpo de deseos innecesarios por alimentos. Párate también detrás de la cortina de la cama en el sentido de despreciar la lujuria de la carne, dando honor a Dios y gastar tus energías enteramente por Él.

    De esta manera se pararon aquellos que diseminaron sus cuerpos como vestimentas para Dios, quienes en todo momento estaban listos para hacer lo que Él deseaba y cuando le era agradable llamarlos. No tenían un camino largo para llegar a Él y le tuvieron siempre presente. Las cargas pesadas no pesaron sobre sus cuellos, ya que despreciaron cada carga y fueron solo cuerpo en el mundo. Es por esto que volaron libres y sin impedimento al cielo. Nada les impidió más que una vestimenta seca y disciplinada y cuando habían partido, obtuvieron el deseo de su corazón.

    Este hombre tuvo una caída peligrosa pero sabiamente se levantó. Se defendió como hombre, peleó con determinación y perseveró con tenacidad. Es por ello que ahora recibirá la corona eterna y se encontrará ya en la presencia de Dios.



    La admonición de la Virgen a la hija sobre qué actos virtuosos ameritan la vida eterna y cuáles no, y sobre el gran mérito que se encuentra en la obediencia.


    Capítulo 26


    Un árbol tiene muchas flores, pero no todas dan fruta. De la misma manera existen muchos actos virtuosos, pero no todos ameritan una recompensa en el cielo, si no se hacen con una discreción sabia. Por ejemplo, ayuno, oración, visitas a los santuarios de los santos, son actos virtuosos, pero si no se hacen con el espíritu de una persona que espera entrar al cielo con humildad, considerándose a sí misma como un siervo inútil en cada cosa que haga y mostrando sabia discreción en todo, entonces tienen poco valor para la eternidad.

    Considera el caso de dos hombres, uno de los cuales está bajo obediencia, mientras que el otro es libre y sin ataduras. Si aquél que está libre ayuna, recibirá una recompensa ordinaria. Sin embargo, si aquél que está bajo obediencia come carne en un día de ayuno de conformidad con la ordenanza de su regla y por el bien de la obediencia, aunque prefiera ayunar si no hubiera sido en contra de la obediencia, entontes ganará una doble recompensa: primero, debido a su obediencia; segundo, porque pospuso su propio deseo y no llevó a cabo sus propios deseos.

    Deberás ser entonces como una novia que se prepara para la cámara nupcial antes de que llegue el novio. Se también como una madre que prepara la ropita del niño antes de que nazca. Nuevamente, se un árbol que da flores antes de que vengan los frutos. Finalmente, se un vaso limpio para recibir el sorbo antes de que se derrame.


        1. La queja de la Virgen con la hija sobre un hombre de falsa devoción, comparándolo con un escuadrón pobremente armado en una batalla física.

    1. Capítulo 27

    2. Dice la Madre: “Ese hombre que está ahí dice amarme, pero me da la espalda cuando me sirve. Cuando le hablo, él dice: ‘¿Qué es lo que dices?’ y evita mirarme pero ve otras cosas que son más de su deleite. Está armado de una manera extraña. Se parece a un soldado en una batalla física que tiene el visor de su casco en la parte trasera de su cabeza y lleva su escudo en sus hombros cuando debería llevarlo en su brazo. Su vaina está vacía, ya que ha desenvainado su espada. Su manto, que debería proteger su pecho y cuerpo, yace debajo de él en la silla de montar, y la silla no está amarrada al caballo.

    3. Espiritualmente y a los ojos de Dios, esta es la forma en que este hombre está armado. Así, este hombre no sabe cómo distinguir entre un amigo y un enemigo o cómo infligir heridas al enemigo. El espíritu que lucha en él es como quien razona de la siguiente manera: ‘En la batalla quiero estar entre la última línea de soldados, para que pueda mantener la espesura de los bosques a la vista en caso los primeros soldados pierdan la batalla. Pero si ganan, correré al frente para que pueda ser contado entre los primeros soldados.


    1. Las palabras de la Virgen sobre tres clases de dificultades, simbolizadas por tres clases de pan.

    2. Capítulo 28

    3. Dice la Madre: “Cuando haces la masa, tienes que amasarla y trabajar bastante. El pan fino de trigo se ofrece a los lores, pero el pan duro se ofrece a los comunes, y para los perros, se les da el pan de la peor clase.

    4. Amasar el pan representa las dificultades o las penurias. Una persona espiritual sufre una gran aflicción cuando Dios no recibe el honor de sus creaturas y cuando hay poca caridad en ellos. Aquellos que sufren de esta manera, son como el pan de trigo fino en el cual Dios y toda la corte celestial se regocija. Todos aquellos preocupados por las adversidades del mundo, son como el pan grueso. Sin embargo, para muchas personas, esta clase de pan grueso es suficientemente bueno para alcanzar el cielo. Aquellos que sufren porque no son capaces de hacer todo el mal que quieren, son como el pan de los perros en el infierno”.



    1. Palabras de la Madre a la hija sobre cómo hay demonios para hacer caer a las personas, otros para dilatarlos en su progreso y aún otros para tentarlos de no ayunar y sobre cómo oponerse a estos demonios.

    2. Capítulo 29

    3. Dice la Madre: “Todos estos seres que ves rodeándote, son tus enemigos espirituales, espíritus del demonio. Aquellos que pueden verse con palos que tienen sogas, son los que quieren que caigas en pecado mortal. Aquellos que ves con garfios en sus manos, son los que quieren desanimarte en el servicio de Dios y te hacen reacia para hacer el bien. Aquellos que portan los instrumentos con picos parecidos a horquillas para estimular el deseo humano, son quienes te tientan para hacer muchas obras buenas que exceden tu capacidad-ya sean ayunos, vigilias, oraciones y trabajos o solo gastar tu dinero de manera irracional. Ya que estos espíritus están ansiosos de lastimar a las personas, tienes que tener la intención de no querer ofender a Dios. Además, debes pedir a Dios que te de una asistencia contra su crueldad, de esta manera, sus amenazas no te lastimarán”.


    1. Palabras de la Madre a la hija sobre cómo las cosas preciosas y hermosas del mundo no hacen daño a los siervos de Dios, aún si hacen uso de ellas, siempre y cuando las usen para el honor de Dios, y le pone como ejemplo a Pablo.

    2. Capítulo 30

    Está escrito que Pablo, el buen apóstol, dijo que él era un hombre sabio en la presencia del príncipe que había arrestado a Pedro, y llamó a Pedro un hombre verdaderamente pobre. Pablo no pecó en esto, porque sus palabras fueron para honor de Dios.

    También está el caso de aquellos que desean y anhelan hablar las palabras de Dios. A menos que se vistan con un traje apropiado, en tanto no guarden en su corazón y mente aprecio por el oro y las ropas y las piedras preciosas como más preciosas que su ropa vieja, ya que todas las cosas que parecen preciosas no son sino tierra”.




    Palabras de la Madre a la hija, mostrándole a través de una comparación, que los predicadores de Dios y sus amigos no recibirán una recompensa menor a la vista de Dios, si las personas no se convierten por las prédicas que han hecho con la mejor de las intenciones de lo que harían si las personas se convierten.


    Capítulo 31


    Habla la Madre de Dios: “Alguien contrata a un trabajador para un trabajo y le dice: ‘Acarrea arena desde la orilla y examina cada carga para ver si puedes encontrar un grano de oro’. Su salario no será menor, tanto como si no encuentra algo, como si encontrara una gran cantidad.

    Este es también el caso de una persona que por amor a Dios trabaja en palabra y obra para progreso de las almas. Su salario no sería menor, tanto como si no convirtiera a ninguna de ellas, como si convirtiera a muchas. Es justo lo que pasa con el ejemplo de un maestro, que dijo, ‘Un guerrero que se va a la guerra por órdenes de su señor, y quien está dispuesto a luchar con todo lo que tiene pero regresa herido y sin haber capturado al enemigo, aunque la batalla se perdió, será merecedor de una recompensa por la intención que tuvo, al igual que si hubiere obtenido la victoria’.

    Lo mismo pasa con los amigos de Dios. Por cada palabra y obra que hagan por amor a Dios y para el beneficio de las almas, y por cada hora de trabajo que sufran por amor a Dios, serán recompensados, ya sea que se conviertan muchos o ninguno”:



    Las palabras de la Madre a la hija sobre su infinita misericordia hacia los pecadores y hacia aquellos que la alaban y la honran.


    Capítulo 32


    De nuevo, habla la Madre: “Tú tienes una expresión que dice, ‘Ese tipo de cosas me harían dejar mi tierra natal’. Ahora, yo te digo: Nadie en el mundo es un pecador tan grande –siempre y cuando diga en su corazón que mi Hijo es el Creador y Redentor del universo y el más amado por su corazón – que no esté preparado para acercarse a Él inmediatamente, como una madre amorosa a su hijo y le abrazaría y le diría: ‘¿Qué es lo que quieres hijo mío?’ aún si él hubiere sido merecedor del castigo más bajo del infierno; sin embargo, si tiene la intención de no preocuparse por los honores mundanos o de la avaricia o de la lujuria carnal, tal y como la iglesia lo condena y no desea otra cosa sino su propia sustancia, entontes él y yo nos llevaremos muy bien juntos.

    Dile al hombre que compone canciones de alabanzas para mí – no por el bien de su propia alabanza o recompensa sino en alabanza de él quien es merecedor de toda alabanza debido a todas sus obras – que así como el príncipe mundano otorga una recompensa mundana a las personas quienes lo alaban, así también yo le daré una remuneración espiritual. Así como hay muchas notas en una sola sílaba, así también le place a Dios darle una corona en el cielo por cada sílaba en su canción. De él dirán: ‘Aquí viene quien alaba, quien no compuso su canción por ningún bien temporal, sino únicamente por amor a Dios.

    EXPLICACIÓN

    Este hombre sufría tentaciones en relación a la Santísima Trinidad. En un éxtasis, vio lo que parecían ser los rostros de tres mujeres. Dijo la primera: “He asistido a muchas bodas, pero nunca he visto una que sean tres”. Respondió la segunda: “Si hay tres en una, es necesario que una de ellas sea anterior y la otra posterior, de lo contrario, dos en una”. Y añadió la tercera: “Ellos no pudieron crearse a sí mismos, ¿quién los creó?” Entonces, cuando se despertó, se vio libre de la tentación.

    Después de esto, Cristo le dijo a Lady Brígida: “Yo soy uno y tres. Quiero mostrarte lo que es el poder del Padre, lo que es la sabiduría del Hijo y lo que es la fuerza del Espíritu Santo, para que sea conocido que Yo, Dios, soy tres y uno: Padre, Hijo y Espíritu Santo”. Esta revelación estará completa, cuando sea predicada desde el púlpito.

    De nuevo, dijo Cristo: “Dile que él gana un mérito mayor a mi vista a través de su enfermedad, que a través de su salud. Lázaro se hizo más brillante debido a su dolor y Job fue más amado debido a su sufrimiento. Sin embargo, mis escogidos no me desagradan cuando gozan de buena salud, ya que su corazón está siempre conmigo y su cuerpo permanece en sabia abstinencia y obras piadosas”.



    Las destacadas palabras de la Esposa sobre la ciudad de Roma. Ellos toman la forma de una investigación, señalando la consolación anterior de los romanos, su devoción y buen orden entre los clérigos y los laicos, y preguntan tristemente el por qué ahora todo se ha convertido en desolación, desorden y abominación, ya que es claro por todo lo anteriormente dicho, y sobre cómo la Roma infeliz es tanto material como espiritual.


    Capítulo 33


    Reverendo Señor, además de los otros puntos en discusión, se le debería decir al papa sobre el lamentable estado de esta ciudad. Siendo que una vez fue feliz en lo material y en lo espiritual, ahora no es feliz, ni en lo material ni en lo espiritual. Es infeliz en lo material, debido a que sus líderes laicos, quienes deberían ser sus defensores, se han convertido en sus saqueadores más crueles. Es por ello que sus edificios yacen en ruinas. Es por ello que muchas de sus iglesias están desiertas y es donde se preservan las reliquias de los santos cuyos huesos benditos brillan con milagros gloriosos y cuyas almas han sido coronadas en el reino de Dios en lo alto. Con sus techos caídos y sin puertas, los templos de estos santos se han convertido en letrinas para hombres, perros y bestias. La ciudad está espiritualmente infeliz, debido a que muchos de los decretos emitidos en la iglesia por los santos papas bajo la inspiración del Espíritu Santo para la gloria de Dios y la salvación de las almas, ahora, han sido abolidos. En su lugar, se han adoptado muchos abusos bajo la inspiración del espíritu maligno para deshonra de Dios y la perdición de las almas.

    La Santa Iglesia ha decretado que los clérigos que iban a recibir las órdenes santas deberían seguir una manera de vida santa, sirviendo a Dios con devoción sólida y presentado a otros una manera de vida merecedora de la patria celestial a través de sus buenas obras. Estos eran los procedimientos eclesiales que se les daban a ellos. Sin embargo, en contra de esta costumbre de la iglesia, ha surgido un abuso gravísimo. Este es que los bienes de la iglesia se le dan a hombres profanos, quienes debido a su título canónico, no se casan sino por el contrario, mantienen concubinas en sus hogares durante el día y en sus camas por la noche, reafirmando con audacia: “No se nos permite casarnos, porque somos cánonigos”.

    En un tiempo, los sacerdotes, diáconos y subdiáconos aborrecían la infamia de una vida impura. Sin embargo, hoy, algunos de ellos están plenamente deleitados viendo a sus prostitutas caminando con vientres abultados en medio de otras mujeres. Ni siquiera se ruborizan cuando sus amigos les dicen: “Una hija o un hijo nacerá pronto para ti, señor”. A dichos hombres se les llama justamente, proxenetas del demonio, en lugar de sacerdotes ordenados del Dios supremo.

    Los santos padres tal como San Benito y otros, establecieron leyes monásticas con el permiso del sumo pontífice. Construyeron monasterios en donde los abades vivían junto con los frailes de manera devota y celebrando las horas nocturnas y las horas diurnas del oficio y formando cuidadosamente a los monjes en una vida de virtud. En realidad, era un placer visitar esos monasterios entonces, cuando el canto de los monjes le daba honor y gloria a Dios de día y de noche, cuando las personas de mal vivir eran corregidas por la misma belleza de cómo vivían los monjes, cuando las buenas personas eran reforzadas por la enseñanza piadosa de los prelados y cuando las almas en el purgatorio obtenía un descanso bendecido a través de sus oraciones devotas. Ese monje fue tenido en el más alto honor, observó la regla cuidadosamente y tenía el respeto de Dios y de los hombres, Sin embargo, un monje a quien no le importaba mantener la regla sabía sin lugar a dudas, que incurriría en escándalo y condenación. Más aún, todos eran capaces de ver y reconocer al monje por su hábito.

    Sin embargo, contrario a ese arreglo excelente, ha surgido un abuso detestable en muchos lugares. De manera más frecuente, los abades pasan más tiempo en sus castillos o donde quieran, ya sea en la ciudad o fuera de ella. Por ello, ahora es penoso visitar los monasterios. Muy pocos monjes aparecen a tiempo en el coro para el oficio divino y algunas veces, no aparece ninguno. Hay pocas lecturas y algunas veces no hay cantos, y muchos días ni siquiera se celebra la Misa. Las buenas personas se ven perturbadas por la mala reputación de los monjes, y las personas malas se vuelven peor, al entrar en contacto con ellos. Además, se teme que muy pocas almas reciban el alivio por sus pecados por las oraciones de estos monjes.

    Muchos monjes viven en el pueblo. Algunos de ellos tienen sus propias casas y cuando sus amigos les visitan, alzan a sus propios hijos con un abrazo de gozo diciendo: “¡Aquí está mi hijo!” En estos días, difícilmente se reconoce a un monje sin hábito. El hábito que usaban y que les llegaba a los pies, ahora casi no les cubre las rodillas. Las mangas largas que solían ser decentemente anchas, ahora son pegadas y estrechas. A un lado les cuelga una espada en lugar de un lapicero y tablillas para escribir.

    Difícilmente se puede encontrar en ellos algo que denote que son monjes, excepto por un escapulario que la mayoría de las veces está escondido a la vista, como su fuese un escándalo usar una penda monacal. A algunos de ellos, ni siquiera les da vergüenza, que debajo de sus mantos usen una cota de malla para que puedan hacer lo que quieran después de sus excesos de comida o de bebida.

    Hubo muchos santos que dieron su inmensa riqueza y empezaron sus órdenes monásticas basada en la pobreza, quienes practicaron desprecio hacia cualquier clase de avidez y consecuentemente, no querían tener nada propio. Aborrecían toda clase de arrogancia y pompa mundana. Se vestían con las ropas más pobres, detestando la concupiscencia de la carne y manteniendo su pureza de vida. Ellos y sus seguidores son llamados frailes mendicantes, y los pontífices romanos confirmaron sus reglas con gozo, viendo que ellos querían seguir una vida de pobreza para la gloria de Dios y beneficio de las almas. Aun así, ¡es una tristeza contemplar hoy sus reglas convertidas en ocasiones detestables de abuso y escasamente observadas en la forma en que Agustín, Domingo y Francisco las prescribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo, reglas observadas por mucho tiempo con fidelidad por muchos hombres ricos!

    Para estar seguros, hay muchos hombres llamados ricos quienes en lo referente a los objetos valiosos y al dinero, son más pobres que aquéllos que han tomado un voto de pobreza. Muchos de ellos tienen sus propias posesiones, que su regla les prohíbe, y encuentran un gozo mayor en su propiedad maldita que en la santa y gloriosa pobreza. Se enorgullecen de tener material caro y precioso en sus hábitos como los que se encuentran en las vestimentas de obispos adinerados.


    Además, el santo Gregorio y otros santos tenían conventos construidos en los cuales las mujeres podían vivir en reclusión que rara vez se les veía durante el día. Ahora sin embargo, hay tanto abuso en los conventos, que sus puertas permanecen abiertas para los clérigos y laicos por igual, y quienquiera que agrade a las monjas dejar entrar, aun durante la noche. Así pues, esos lugares son más burdeles que benditos claustros.

    Parte de la regla de la iglesia era también que nadie debería recibir dinero por escuchar confesiones, a pesar de que era justo, que a los penitenciarios se les permitía aceptar dinero de personas en necesidad de cartas testimoniales. Un abuso contrario ha surgido hoy en que las personas pudientes ofrecen lo que quieren una vez se han confesado, mientras que las personas pobres, antes de que se escuche su confesión, están obligadas por el penitenciario para alcanzar un acuerdo. En verdad, cuando los penitenciarios dan la absolución oral, no se avergüenzan de recibir dinero en sus manos y metérselo en sus bolsillos.

    ¿Se estableció del mismo modo en la Iglesia? El que al menos una vez al año cada persona debería confesar sus pecados y recibir el Cuerpo de Cristo. Esto aplicó a los laicos, ya que los clérigos y religiosos lo hacían con más frecuencia durante el año. Segundo, se estableció que las personas incapaces de practicar continencia, deberían vivir en matrimonio. Una tercera regla fue que, con la excepción de aquellos que estaban seriamente enfermos o en grandes dificultades, todos los cristianos deberían de ayunar durante la Cuaresma los días de las témporas y las vigilias de otros días festivos, las cuales todavía son bien conocidas por casi todos. La cuarta regla era que todos deberían abstenerse de cualquier trabajo mundano en los días festivos. La quinta era que ningún cristiano debería realizar transacciones financieras o de otro tipo de ganancia a través de la usura.

    Contrario a estos cinco excelentes estatutos, han surgido cinco abusos inmorales y seriamente dañinos. El primero es que por cada persona que se confiesa y recibe el Cuerpo de Cristo, sin contar a los sacerdotes, religiosos y ciertas mujeres, hay cien que llegan a su mayoría de edad y mueren aquí en Roma sin haber asistido nunca a la confesión o recibido el Cuerpo de Cristo más a menudo que los genuinos idólatras. El segundo abuso es que muchos hombres toman legalmente a mujeres para casarse, pero si tienen un desacuerdo con ellas, la abandonan cuando quieren, sin contar con el requisito de autorización de la Iglesia y toman amantes en lugar de sus esposas, amándolas y manteniéndolas con honor. Alguno de ellos ni siquiera evita mantener una amante en la misma casa que sus esposas, sino más bien se regocijan al escucharlas dando a luz al mismo tiempo.

    El tercer abuso es que muchas personas que gozan de buena salud, comen carne durante la Cuaresma y muy pocos se contentan con una sola comida al día. Hay algunos también, que se abstienen de la carne y comen lo justo en el tiempo cuaresmal durante el día, pero se consienten a sí mismos por la noche en tabernas secretas comiendo carne.

    Ciertamente, algunas veces los clérigos hacen esto junto con los laicos. Son como los Sarracenos que ayunaban de día y se consentían a sí mismos con carne en la noche. El cuarto abuso es que mientras algunos trabajadores sí se abstienen de trabajar en días festivos, hay hombres pudientes que no les dan descanso a sus trabajadores sino envían sus manos contratadas a trabajar en los viñedos, a arar la tierra, a talar árboles en los bosques y acarrear la madera a casa en días festivos. De esta manera, las personas pobres no disfrutan de un día de descanso más tranquilo en los días festivos que en los días laborables. El quinto abuso es que los cristianos practican la usura al igual que los judíos y de hecho, los usureros cristianos son más avaros que los judíos.

    Además, fue costumbre de la Iglesia llamar la atención a las personas que se explican anteriormente acusándolas de anatemas, pero contrario a esto, nació el próximo abuso. Existe un gran número de personas que no sienten más temor a ser condenadas que si fueran condenadas. A pesar de que saben que han sido excomulgados públicamente, ni siquiera se preocupan por evitar entrar a la Iglesia o de hacer otros tratos y conversaciones con personas. De hecho, pocos sacerdotes prohíben a los excomulgados entrar a una Iglesia. Pocos han mostrado tratos y conversaciones con los excomulgados, si están unidos a ellos por amistad. Así como tampoco, si las personas son ricas, se prohíbe el sagrado entierro a las personas excomulgadas.

    Así pues Reverendo Señor, no se sorprenda si le he descrito la ciudad de Roma tan infeliz, debido a dichos abusos y muchos otros opuestos a los estatutos eclesiásticos. Por lo tanto, es de temer que la fe Católica perezca muy pronto, a menos que llegue un hombre, que con una fe verdadera y no una falsa, ame a Dios por sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo y de por abolidos todos estos abusos.



    La visión de la Esposa sobre varios castigos que se están preparando para cierta alma, pero aún viva en cuerpo, y sobre cómo todas estas clases de castigos, si esta alma se convirtiera antes de su muerte, serían convertidos en el mayor honor y gloria.


    Capítulo 34


    Me pareció que vi algunas personas paradas alrededor de sogas mientras que algunas estaban paradas y alistando los caballos, y otras ocupadas forjando pinzas o construyendo patíbulos. Mientras veía todo esto, una doncella preocupada se apareció. Me preguntó si yo entendía todo. Cuando le respondí que no entendía, dijo: “Todo esto que ves es el castigo espiritual que se está preparando para el alma de aquel hombre que tú conoces. Las sogas son para amararlo al caballo que arrastrará su alma. Las pinzas son para rasgarle la nariz, ojos, oídos y labios. El patíbulo es para ahorcarlo”.

    Ya que me sentía molesta por esto, la doncella me dijo: “No te molestes. Todavía hay tiempo. Si él lo desea, será capaz de romper las sogas, derribar a los caballos, derretir las pinzas como cera y quitar el patíbulo. Más aun, él puede obtener un amor tan ardiente por Dios, que estos símbolos de castigos serán para él las marcas más altas de honor, tanto, que las sogas con las que iban a atarlo se convertirán en cinturones de oro para él. En lugar de los caballos que lo iban a arrastrar a lo largo de la llanura, se le enviarán ángeles para custodiarlo a la presencia de Dios. En lugar de las pinzas con las cuales iba a ser terriblemente mutilado, sus fosas nasales se llenarán de una fina fragancia y su boca de un gusto fino, sus ojos de las vistas más bellas y sus oídos de las melodías más maravillosas.

    EXPLICACIÓN

    Este hombre era como un ministro ejecutor para el rey. Vino a Roma con tanta humildad y arrepentimiento, que frecuentemente se le veía alrededor de las estaciones con la cabeza rapada, rezándole a Dios y logrando que otros rezaran para que no regresara a su país, si ello significaba una recaída de sus pecados pasados. Dios escuchó su petición. Cuando dejó Roma y vino a Montefiascone, cayó enfermo y murió.

    Otra revelación también le incumbe a él: “Hija mía, quiero que veas lo que la misericordia de Dios logra, lo que una buena intención logra. Esta alma estaba en las fauces del león, pero su buena intención lo arrancó de los dientes del león, y hoy, se encuentra de camino a su patria y tomará parte de todo lo bueno que ocurra en la Iglesia de Dios”.



    Palabras de la Esposa a Jesucristo sobre su deseo por la salvación de las almas y la respuesta dada a ella a través del Espíritu Santo, a saber, los excesos de esa persona y la superfluidad en la comida y en la bebida son un obstáculo a las visitas del Espíritu Santo dadas a ellos.


    Capítulo 35



    ¡Oh dulce Jesús, creador de todo lo que ha sido creado! ¡Quisiera que estas personas conocieran y comprendieran la calidez de tu Espíritu Santo! Entonces, anhelarían más el cielo y aborrecerían las cosas de la tierra. De inmediato, una respuesta vino a mí en espíritu, diciendo: “Sus excesos y superfluidad son un obstáculo a las visitas del Espíritu Santo. Como ves, los excesos en la comida y en la bebida y en darse un banquete con los amigos, impide, tanto al Espíritu Santo de ser dulce con ellos, como en ellos tener suficiente placer mundano. El exceso de oro y plata, equipo, ropa e ingresos, impide que el espíritu de mi amor se inflame y prenda la llama de amor en sus corazones. El exceso de criados y caballos y animales son un obstáculo para que el Espíritu Santo se acerque. En verdad, ellos se retiraron de sus siervos, mis ángeles, mientras sus traidores, los demonios, se acercaron a ellos. Así pues, son ignorantes de la dulzura y la visita por la cual Yo, quien soy Dios, visito a las almas santas y a mis amigos”.



    Palabras de Dios a la Esposa sobre cómo los religiosos ingresaban a los monasterios por el bendito miedo y caridad divina, pero ahora, los enemigos de Dios, esto es, el falso religioso, se va al mundo por orgullo malintencionado y avidez; de manera semejante, sobre caballeros y su servicio caballeresco.


    Capítulo 36


    Escucha ahora lo que hacen mis enemigos en opuesto a lo que mis amigos solían hacer. Mis amigos ingresaban a los monasterios por temor razonable y caridad divina. Pero aquellos que hoy están en los monasterios, se van al mundo por orgullo y avidez, siguiendo su voluntad egoísta y viviendo para los placeres de su cuerpo. El juicio para aquellos que mueren con dicha disposición, es que ni experimentarán ni obtendrán el gozo celestial sino únicamente el castigo sin fin en el infierno. Sabe también, que aquellos que viven en un claustro pero son forzados por la caridad divina y en contra de su propia voluntad a volverse superiores, no serán contados entre ese número. Más aun, los caballeros que llevaban armas, fueron preparados a dar sus vidas por la justicia y para derramar su sangre por el bien de la santa fe, ayudando a los necesitados a obtener justicia y por restringir a los que hacen el mal y mantenerlos en humildad.

    Ahora, quiero que escuches cuán lejos han llegado. En estos días, prefieren morir en la guerra por el bien del orgullo y la avidez y la envidia en la instigación del diablo, que vivir de conformidad con mis mandamientos para poder obtener el gozo eterno. Así pues, la paga de una condenación justa se le dará a todos aquellos que mueran en esa disposición. Esto significa que como paga, sus almas serán de los demonios para estar unidos a ellos en la eternidad. Sin embargo, aquellos que me sirvan recibirán el pago de soldados junto con el ejército celestial por siempre sin fin”.



    Palabras de Dios a la Esposa preguntándole cómo están las cosas en el mundo y ella le responde que es como un saco abierto en el cual todos corren sin sentido y sobre la condenación justa y severa de Cristo para con dichas personas.


    Capítulo 37


    Dice el Hijo: “¿Hija mía, cómo se encuentra el mundo ahora?” Ella le responde: “Como un saco abierto hacia el cual todos corren, como un hombre corriendo sin importarle lo que está siguiendo”. El Señor le dice: “Así pues, estoy en lo correcto de ir con mi arado sobre la tierra, arando sobre Gentiles y Cristianos, sin hacer distinción entre viejos o jóvenes, ni entre pobres y ricos. Cada uno será juzgado de conformidad a su propia rectitud, y cada uno morirá en su propio pecado, y sus casas serán dejadas sin habitantes. Sin embargo, no haré esto, sino hasta la consumación”.

    Ella le dice: “Oh Señor, no te enojes si te hablo. ¡Envía a algunos de tus amigos para advertirles y exhortarlos sobre el peligro en que se encuentran!”

    Y dijo el Señor: “Está escrito que cuando el rico desesperaba de su propia salvación en el infierno, pidió que enviaran a alguien a advertir a sus hermanos para que no perecieran de la misma manera. La respuesta para él fue: ‘Eso no se hará de ninguna manera, ya que ellos tienen a Moisés y a los profetas para que les enseñen’. Así pues, yo te digo ahora: Ellos tienen los Evangelios y los dichos de los profetas, ellos tienen las palabras y los ejemplos de los santos doctores, ellos tienen razón e inteligencia. Déjalos que hagan uso de estas cosas y serán salvados. Si yo te mando a ti, no serás capaz de gritar lo suficientemente alto para ser escuchada. Si envío a mis amigos, hay pocos, y si gritan, apenas serán escuchados.


    No obstante, enviaré a mis amigos a aquéllos que yo escoja, y prepararán el camino para Dios”.



    Las palabras de Jesucristo a la Esposa sobre no poner la confianza en los sueños, sino en ser precavido de ellos, sin importar lo alegres o tristes que sean, y sobre cómo el diablo mezcla falsedades con la verdad en los sueños, y de cómo ocurren muchos errores en el mundo debido a ello, y sobre cómo los profetas no erraron, ya que ellos realmente amaban a Dios por sobre todas las cosas.


    Capítulo 38


    Habla el Hijo: “¿Por qué los sueños alegres te levantan tanto? ¿Y por qué los sueños tristes te deprimen tanto? ¿Acaso no te he dicho que el diablo es envidioso y puede lograr sólo lo que Dios le permite así como una paja bajo tus pies? También te he dicho que él es el padre e inventor de las mentiras y que mezcla alguna verdad entre todas sus falsedades. Te digo pues, que el diablo nunca duerme sino anda buscando la ocasión para atraparte.

    Por ello debes tener cuidado para que el Diablo no te engañe usando su conocimiento sutil para descubrir tu interior por medio de tus movimientos externos. Algunas veces te induce estados de ánimo alegres en tu corazón para hacerte sentir un gozo vacío; y otras veces, te da estados de ánimo tristes para que omitas en tu dolor, las buenas obras que puedes hacer y volverte triste y miserable antes de que algo triste suceda.


    Algunas veces también pone muchas falsedades en forma de corazón engañado que desea la estima mundana y así engaña a muchas personas, tales como a los falsos profetas. Esto sucede a las personas que aman otras cosas más que a Dios. Por ello es que sucede que en medio de muchas palabras falsas, se encuentra una gran verdad, ya que el demonio no puede engañar a nadie si no mezclara alguna verdad con la falsedad, como quedó claro en el caso del hombre que viste convulsionar. A pesar de que estaba confesando que sólo hay un Dios, sus gestos indecentes y extrañas palabras mostraron que el demonio lo estaba poseyendo y habitando en él.

    Ahora, podrías preguntar: ¿Por qué permito que el demonio mienta? Y Yo te respondo: He permitido y permito esto debido a los pecados de las personas y de sacerdotes que han querido saber cosas que Dios no quería que supieran, quienes desearon éxito en áreas donde Dios vio que no era de beneficio para su salvación. Así pues, es debido a los pecados que Dios permite que ocurran muchas cosas que no ocurrirían si la humanidad no hubiera abusado de la gracia y de la razón. Aquellos profetas que anhelaron nada más que a Dios y que no deseaban hablar las palabras de Dios excepto por el amor a Dios, no cayeron víctimas del engaño, sino que hablaron y amaron las palabras de la verdad.

    Pero, como no todos los sueños deben ser bienvenidos, así como tampoco rechazados, ya que Dios a veces revela cosas buenas en los sueños, incluyendo la hora de la muerte de las malas personas, para que puedan arrepentirse de sus pecados.

    Algunas veces también revela buenas cosas a las personas buenas para que puedan avanzar más hacia Dios. Así que cuantas veces te sucedan estas cosas, no las guardes en tu corazón, reflexiona en ellas y estúdialas con tus amigos espirituales o, de lo contrario, descártalos y sácalos de tu corazón como si no los hubieras visto, ya que las personas que se deleitan en esas cosas a menudo son engañadas y se angustian. Así pues, se firme en tu fe y en la Santa Trinidad, ama a Dios con todo tu corazón, se obediente en el fracaso así como en el éxito, no pienses que eres mejor que otros más bien tiembla aun cuando hagas el bien, no confíes en tu propio sentido más que otros, sino confía tu entera voluntad a Dios, lista para hacer todo lo que Dios quiere. Entonces no necesitarás tener miedo de los sueños. Si son sueños alegres, no confíes o deséalos sin considerar la gloria de Dios en ellos; si son tristes, no te entristezcas, sino ponte enteramente en las manos de Dios”.

    Entonces, dice la Madre: “Yo soy la Madre de la misericordia. Yo tengo lista la ropa de mi hija mientras duerme; le preparo su comida mientras mi hija se viste; tengo una corona y toda buena recompensa lista para mi hija mientras ella trabaja”.



    Las palabras de la Madre al Hijo sobre la Esposa, y la respuesta de Cristo a su Madre. Entonces, las palabras de la Madre sobre qué significa el león y la oveja y sobre cómo Dios permite que pasen algunas cosas debido a la ingratitud humana y a la impaciencia que de otro modo no les sucederían.


    Capítulo 39


    La Madre le habla a su Hijo Jesús y le dice: “Nuestra hija es como una oveja que pone su cabeza en la boca del león”. El Hijo le responde: “Es mejor para la oveja poner su cabeza en la boca del león y ser una carne y una sangre con él, que la oveja chupara la sangre de la carne del león y hacer que éste se enojara y entonces la oveja, cuyo alimento es el heno, se enfermaría. Así mi Madre amada, ya que tu llevas toda la sabiduría y la plenitud de la sabiduría en tu vientre, haz que ella entienda el significado del león y el de la oveja”.


    La Madre le responde: “Bendito seas tú Hijo mío, quien mientras permaneces eternamente con el Padre, has venido a mí sin nunca separarte del Padre. Eres Tú el león de la tribu de Judá. Tú eres la oveja sin mancha a quien Juan señaló con su dedo. Una persona debe poner su cabeza en la boca del león cuando confía todo su ser y su voluntad a Dios y no tiene intención de llevar a cabo su propia voluntad, aunque ella es capaz, a menos que sepa que te es agradable a ti.

    Una persona chupa la sangre del león cuando se vuelve impaciente con el plan de Tu justicia, deseando y esforzándose por obtener otras cosas y no aquéllas que Tú has decidido para ella o, cuando ella quiere vivir en un estado de vida diferente al que te es agradable a ti y beneficioso para ella. A Dios no le agradan esos deseos, sino en su lugar, le provocan enojo. Así como la oveja se alimenta de heno, así también una persona debería satisfacerse con condiciones humildes y un estado modesto en la vida. Es debido a la ingratitud humana y a la impaciencia que Dios permite que ocurran muchas cosas para la salvación de la humanidad que no pasarían si las personas fueran más pacientes.

    Así pues hija mía, entrega tu voluntad a Dios. Si algunas veces te sientes menos paciente, empieza de nuevo a través de la penitencia, ya que la penitencia trabaja como una buena lavadora lo hace con las manchas, y el arrepentimiento es como un buen blanqueador”.



    Las palabras de Dios a la Esposa explicando el significado de una muerte Cristiana y de qué manera una persona muere bien o mal y sobre cómo los amigos de Dios no deberían angustiarse si pudieran ver a los siervos de Dios muriendo de una muerte dura físicamente.


    Capítulo 40


    Dice el Hijo: “No tengas miedo hija mía: La mujer que está enferma no morirá, ya que sus obras me son agradables”. Cuando la mujer murió, el Hijo habló nuevamente: “¿Lo ves hija mía? Lo que te dije fue verdad: La mujer no está muerta, ya que su gloria es grande. La separación del cuerpo y del alma es para los justos nada más que un sueño, ya que despiertan a la vida eterna. Aquello que debería llamarse muerte, es cuando el alma vive separada del cuerpo en una muerte eterna.

    Hay muchas personas que mientras no piensan en la vida por venir, sí desean una muerte cristiana. Ahora, ¿qué significa una muerte cristiana si no el morir como yo morí: inocentemente, voluntariamente y pacientemente? ¿Soy por ello despreciable porque mi muerte fue deleznable y dura? ¿O son tontos mis escogidos porque tuvieron que pasar por sufrimientos deleznables? ¿O fue esto la voluntad del destino o fue causado por el movimiento de las estrellas? Claro que no. Yo y mis elegidos sufrimos duramente en verdad, pero para poder mostrar mi palabra y ejemplo que el camino al cielo es difícil y para hacer que otras personas se dieran cuenta lo necesaria que es la purificación para los malvados, tuvieron que ver el sufrimiento de los inocentes elegidos.

    Entonces, quiero que sepas que una persona muere mal y de manera deleznable cuando ha vivido una vida disoluta y con la intención de pecar, cuando ha tenido el éxito mundano y desea vivir por mucho tiempo pero no recuerda dar las gracias a Dios. Una persona vive y muere feliz, cuando ama a Dios con todo su corazón, a pesar de haber muerto de forma despreciable o afligida por una enfermedad crónica, ya que su dura muerte disminuye sus pecados así como el castigo por el pecado y aumenta su recompensa.

    Mira, te voy a recordar a dos hombres, que de acuerdo a la opinión mundana murieron de una muerte despreciable y amarga. Aun así, si no hubieran recibido una muerte a través de mi gran misericordia, no se hubieran salvado. Sin embargo, debido a que el Señor no golpea dos veces el corazón contrito, ambos lograron su corona.

    Por ello es que los amigos de Dios no deberían entristecerse si sufrieran un dolor violento o temporal o murieran de manera amarga. Es una bendición llorar por un tiempo y ser aquejado en este mundo para no llegar al purgatorio, de donde no habrá escapatoria ni tiempo para trabajar”.



    Palabras de la madre a la hija sobre cómo sacerdotes con facultades legales de absolución, sin importar la clase de pecadores que son ellos mismos, son capaces de absolver los pecados; lo mismo aplica al Sacramento de la Eucaristía.


    Capítulo 41


    Habla la Madre: “Ve a él quien tiene la facultad de absolución. Sin importar lo leproso que se vea el guardián, todavía puede abrir la puerta como si fuera hombre sano, siempre y cuando tenga las llaves. Lo mismo pasa con la absolución y el sacramento del altar. No importa quién es el ministro, siempre y cuando tenga la facultad legal de la absolución, él puede absolver los pecados. Así pues, ningún sacerdote debe ser rechazado.

    Sin embargo, debo prevenirte sobre dos cosas. La primera es que él no tendrá lo que ha anhelado por tanto tiempo en la carne. La otra cosa es que esta vida pronto se acortará. Así como una hormiga lleva su carga de grano día y noche y algunas veces se cae y muere cuando está cerca del nido y el grano permanece fuera, así también cuando este hombre ha empezado a alcanzar la meta de sus esfuerzos, morirá y será castigado, y sus esfuerzos vacíos serán nada.


        1. Las palabras de la Madre a la hija describiéndole la buena conducta y los trabajos honrados de los amigos de Dios como postes de entrada a la puerta; y sobre cómo los siervos de Dios deberían alejarse del menosprecio.

      1. Capítulo 42

    1. Habla la Madre: “Se dice que los amigos de Dios son como postes de entrada a las puertas a través de los cuales otros pueden entrar. Así pues, uno debe tener cuidado contra cualquier clase de obstáculo, áspero o duro que obstaculice el camino de aquéllos que están entrando. Estos postes de entrada a las puertas simbolizan nada menos que la entereza moral y obras de justicia y palabras edificantes que deberían encontrarse todos los días en los amigos de Dios. Así pues, uno debe estar atento en contra cualquier cosa dura, es decir palabras despectivas o groseras que se encuentre en las bocas de los amigos de Dios, o de cualquier tendencia mundana que se pueda notar en sus acciones que puedan causar a aquéllos que buscan la entrada, a dar la vuelta y temblar para entrar”.


    1. Palabras de la Madre a la hija comparando a los malos pastores a un gusano persistente que está socavando las raíces de un árbol.


    1. Capítulo 43

    2. Habla la madre: “Son como un gusano que ven semilla excelente pero no les importa cuánto futo se pierde o cae, mientras pueda socavar las raíces o las partes cercanas al suelo. Del mismo modo, a estos hombres no les importa si se pierden las almas, mientras puedan obtener ganancias y posesiones mundanas. La justicia de mi Hijo vendrá sobre ellos y serán llevados pronto”. Ella responde: “Todo el tiempo que a nosotros nos parece largo, no es más que el granito en la balanza delante de Dios. La paciencia de tu Hijo con los que hacen el mal, es grande en verdad”. Responde la Madre: “Te digo en verdad: Su juicio no será dilatado, sino llegará a ellos con horror y serán arrastrados del placer a la vergüenza”.


    1. Las palabras de Cristo a la Esposa comparando el cuerpo a un buque y el mundo al mar, y sobre cómo el libre albedrío puede llevar a las almas al cielo o al infierno, y la comparación de la belleza terrenal con un vaso.


    1. Capítulo 44


    1. Habla el Hijo: “Escucha tú, quien anhelas llegar a puerto después de las tormentas de este mundo. Quienquiera que esté en el mar no tiene nada que temer, siempre y cuando esa persona se quede ahí con Aquél que puede decirle al viento que deje de soplar, quien puede ordenar que cualquier daño corporal se aleje y a los riscos rocosos que se suavicen, Aquél que puede mandar a los vientos de la tormenta que guíen al barco a puerto seguro. Es así como sucede también en el mundo físico.

    Están aquéllos que guían al cuerpo como si fuera un barco a través de las aguas de este mundo, llevando consuelo a algunas personas, pero angustia a otras, ya que el libre albedrío humano lleva a algunas almas al cielo y a otras a las profundidades del infierno. La voluntad humana le place a Dios cuando no desea escuchar nada más, que la ferviente alabanza a Dios ni vivir por nada más que para el servicio de Dios, ya que Dios habita felizmente en dicha voluntad y alivia todo daño y suaviza todo lo rocoso que a menudo pone en peligro al alma.

    ¿Qué representan estos riscos rocosos sino los malos deseos? Es maravilloso ver y poseer posesiones mundanas, regocijarse en la elegancia del propio cuerpo y probar cualquier delicia de la carne. A menudo, esas cosas ponen en peligro el alma. Pero cuando Dios está a bordo del barco, todas estas cosas se debilitan y el alma las desprecia, ya que toda belleza corporal y terrena es como un vaso pintado por fuera pero lleno de tierra por dentro. Cuando el vaso se rompe, es tan útil, como el suelo más oscuro de la tierra, el cual ha sido creado para ser usado, si es dueño de algo, para poder ganar el cielo. Todas aquellas personas que ya no desean escuchar de sus posesiones o de la estima del mundo más de lo que desean respirar el aire contaminado, aquéllos que mortifican cada miembro de su cuerpo y odian la lujuria abominable de su carne, todos ellos pueden descansar aquí en silencio y despertarse con gozo, porque Dios está con todos ellos en todo momento”.



    El lamento de la Esposa ante la divina majestad, porque las cuatro hermanas, Humildad, Abstinencia, Satisfacción y Caridad, hijas de Jesucristo el Rey, son ahora consideradas sin valor, y las hermanas Orgullo, Deseo, Exceso y Simonía, hijas del Rey Demonio, se les llama ahora mujeres de la nobleza.


    Capítulo 45


    Presento mi queja, no solamente en mi nombre, sino también en nombre de muchos de los elegidos por Dios ante Su Majestad, en relación a la difícil situación de cuatro hermanas, hijas de un poderoso rey, quienes ocuparon una posición y poder dentro de su estado hereditario. Todos aquéllos que deseaban ver la belleza de estas hermanas recibieron consuelo en su belleza y buen ejemplo por su piedad. La primera hermana se llamaba Humildad y era quien veía que toda buena obra se llevara a cabo. La segunda hermana se llamaba Abstinencia de cualquier relación sexual pecaminosa. La tercera hermana se llamaba Satisfacción sin exceso. La cuarta hermana se llamaba Caridad en relación con el dolor del prójimo. Ahora, a estas cuatro hermanas se las considera sin valor en su propio estado hereditario y son despreciadas por casi todos.

    En su lugar, se han instalado otras hermanas ilegítimas. A pesar de que son la descendencia de un fornicador, ahora las llaman mujeres de la nobleza. La primera es la Señora Orgullo, quien vive para complacer al mundo. La segunda se llama la Señora Deseo, quien vive para seguir cada apetito del cuerpo. La tercera se llama Señora Exceso, quien va más allá de los límites de la necesidad. La cuarta se llama Señora Simonía, en contra de cuyo engaño, casi nadie puede protegerse a sí mismo, ya que las cosas que se adquieren de manera correcta o incorrecta, pero la codicia que vive en ella la hace tomarlas todas. Estas cuatro señoras contradicen los preceptos de Dios, deseando hacerlos inútiles, y son una ocasión de condenación eterna para muchas almas.

    Así pues, actúa de conformidad con el amor que Dios te ha demostrado y con rapidez, ayuda a levantarse a esas cuatro hermanas llamadas virtudes, quienes proceden de la verdadera virtud de Jesucristo, el altísimo rey, y quienes han caído bajo en la Santa Iglesia, el estado hereditario de Cristo. En su lugar, coloca abajo los vicios que se llaman señoras en este mundo, los traidores de las almas, nacidos del traidor del demonio, el vicio en sí mismo.


        1. Advertencia de la Esposa a cierto noble sobre restaurar la propiedad adquirida injustamente, y sobre la voz de un ángel anunciando una dura sentencia en contra de él.

    Capítulo 46


    Señor, quiero advertirle sobre el peligro en que se encuentra su alma y recordarle lo que leímos sobre un cierto rey del Antiguo Testamento que sintió deseos por el viñedo de otro señor y ofreció pagarle el precio total por él. Sin embargo, ya que el dueño no quería vendérselo, el rey se enojó e injustamente y con violencia, le expropió el viñedo para sí mismo. El Espíritu Santo le habló poco después a través de la boca de un profeta, sentenciando al rey y a la reina a morir de manera despreciable por su injusticia. La profecía se cumplió en ellos, y sus hijos no tuvieron el mínimo beneficio sobre la posesión de ese viñedo.

    Ahora, ya que tú eres cristiana y mantienes toda la fe y conoces con certeza que Dios es el mismo ahora en su poder y justicia como lo fue entonces, deberás saber que, si sientes el deseo de poseer algo de manera injusta, ya sea forzando al propietario a venderlo en contra de su voluntad o por no hacer una oferta razonable, ese mismo poderoso y justo juez será el vengador. Más aún, deberás temer porque dicha sentencia no te toque como se dice cayó sobre esa reina. Deberías expresar tu pesar porque tus hijos no serán ricos por tus mal habidos bienes, sino que sufrirán la angustia de la pobreza.

    Por la pasión de Jesucristo, quien redimió tu alma con su preciosa sangre, te exhorto y te advierto que no destruyas tu alma por el bien de posesiones fugaces, sino que restituyas a todos los que han sufrido pérdidas por tus manos o debido a ti. Si quieres ganar la amistad de Dios, restaura todo aquello que has adquirido de mala manera, tanto para aliviar a aquéllos que ahora sufren dolor, y como ejemplo para otros.

    Dios es mi testigo que no te escribo por mi cuenta, ya que no te conozco, sino porque algo le sucedió a una persona que me obligó a escribirte por compasión de tu alma. Ya que esa persona, no dormida sino despierta en oración, escuchó la voz de un ángel diciendo: “¡Bjorn, Bjorn, qué temerario eres hacia Dios y la justicia! Tu voluntad tiene que superar la conciencia que yace dentro de ti que está en completo silencio, mientras tu voluntad habla y actúa. Es por ello que pronto tendrás tu juicio en la corte divina. Tu voluntad entonces será silenciosa y tu conciencia deberá hablar y condenarte de conformidad con la justicia verdadera”.



    Palabras del Hijo a la Esposa sobre cómo deberíamos de tener cuidado de las tentaciones del demonio, y su descripción del demonio como un enemigo del estado, y de Dios como una madre gallina, su poder y su sabiduría como alas, su misericordia como plumas y las personas como los polluelos.


    Capítulo 47


    Habla el Hijo: “Si el enemigo está dando embates a las puertas de la ciudad, ustedes no deberían ser como cabras que corren hacia la pared o como carneros que se retraen en sus patas traseras y se cornean uno a otro con sus cuernos. En lugar de ello, deberán ser como los pollos que ven un ave rapaz en el cielo dirigiéndose a ellos e inmediatamente buscan refugio bajo las alas de su madre y se esconden ahí. Son felices, aun si solo toman una pluma de su madre y se cubren con ella.

    ¿Quién si no es el enemigo de ustedes sino el demonio que maliciosamente ve cada buena obra y como es su costumbre golpea y agita la mente humana con tentaciones? Algunas veces sus embates son con ira y calumnia, algunas veces con impaciencia y críticas hacia las decisiones de Dios cuando las cosas no sales como uno quisiera. A menudo, les golpea y les molesta con innumerables pensamientos para alejarlos del servicio de Dios y proyecta su sombra sobre sus buenas obras ante Dios.

    Así pues, no importa qué tentaciones puedan tener, nunca abandonen su postura ni sean como las cabras que corren hacia la pared para ser duros de corazón o, criticar las acciones de otras personas en su corazón, ya que si una persona es mala hoy, a menudo es buena mañana. En su lugar, nunca bajen sus cuernos, párense quietos y escuchen, humíllense y sean temerosos suplicándole a Dios, para que los malos comienzos puedan ser cambiados a finales felices. Ni tampoco sean como los carneros blandiendo sus cuernos, esto es, pagando insulto con insulto o agregando provocaciones a provocaciones.

    En lugar de ello párense firmemente en sus pies y permanezcan en silencio, esto es, controlen sus pasiones para que en su hablar y respuestas puedan mostrar reflexión y fuerte paciencia, ya que el hombre justo vence e impide cualquier comentario aunque fuera lícito, para evitar la locuacidad. Cuando la mente de una persona se ve agitada y deja ir todo lo que siente en su interior, de alguna manera parece vindicarse a sí mismo y revelado la inestabilidad de su mente. Por esta razón, es que él no tendrá una recompensa, ya que no quiso ser paciente. Si él hubiera sido paciente, hubiera ganado sobre el hermano que lo ofendió y hubiera estado listo para una mayor recompensa.

    ¿Qué representan las alas de la gallina si no el divino poder y la sabiduría? Yo soy como una gallina que con poder protejo contra las trampas del demonio a aquéllos que corren a mí cuando los llamo, esto es, aquéllos que desean la sombra de mis alas, y los llamo a la salvación a través de mis suaves inspiraciones. ¿Qué representa la pluma si no mi misericordia? Aquél que obtenga mi misericordia puede sentirse tan seguro como un pollo refugiado bajo las alas de su madre. Así pues, sean como los pollos corriendo hacia mi voluntad. En todas las tentaciones y adversidades, díganlo a viva voz y en sus obras: ¡Que se haga la voluntad de Dios! Porque yo protejo a aquéllos que confían en mi poder; yo los refresco con mi misericordia; los sostengo con mi paciencia; los visito con mi consuelo; los ilumino con mi sabiduría; los recompenso cien veces con mi amor”.



    Palabras del hijo a la Esposa sobre un rey y sobre cómo debería de trabajar para aumentar la honra de Dios y el amor por las almas, y sobre su sentencia, si no lo hace.


    Capítulo 48


    Habla el Hijo: “Si este hombre desea honrarme, déjenlo que primero trabaje para reducir mi deshonor y aumentar mi honor. Mi deshonor consiste en el desprecio hacia los mandamientos que he ordenado y las palabras que personalmente he dicho, las cuales son completamente ignoradas por casi todos. Si él desea amarme, déjenlo, para que de ahora en adelante muestre más caridad hacia las almas para las cuales abrí el cielo con la sangre de mi corazón. Si el anhela descansar con Dios más que aumentar su herencia, entonces seguramente encontrará un mayor deseo, así como ayuda de Dios, para que se vuelva a ganar ese lugar, Jerusalén, en donde yace mi cuerpo muerto.

    Tú, que estás escuchando esto, dile: Yo Dios, le permití ser coronado rey. Es por ello que su deber especial es seguir mi voluntad y amarme y honrarme por sobre todas las cosas. Si fracasa en esto, sus días serán cortos. Más aún, aquéllos que están atados a él emocionalmente, serán separados de él de manera dolorosa y su reino será dividido en varias partes.



    La visión simbólica de la Esposa sobre la iglesia, su explicación, la cual se refiere a la moderación y actitud que el papa debe mantener en relación a su propia persona y en relación a los cardenales y otros prelados de la Santa Madre Iglesia, especialmente, sobre la actitud de la humildad.


    Capítulo 49


    A cierta persona le pareció que estaba en un gran presbiterio y apareció un sol esplendoroso. Había dos púlpitos en el presbiterio, uno a la derecha y el otro a la izquierda, con un espacio largo entre ellos y el sol. Dos rayos de sol cayeron sobre los púlpitos.

    Desde el púlpito del lado izquierdo se escuchó una voz, diciendo: “¡Salve rey eterno, creador y redentor y justo juez! Contempla a tu vicario quien está sentado en el mundo en tu silla, y ahora la ha traído de regreso a su primer y antiguo lugar, en donde se sentó el primer papa, Pedro, príncipe de los apóstoles”. Desde el púlpito del lado derecho, se escuchó una voz respondiendo: “¿Cómo puede entrar él a la Santa Iglesia cuándo los barriles de las bisagras de la puerta están llenos de óxido y suciedad? Por esto es que las puertas están inclinadas hacia el suelo, porque no hay lugar en los barriles para recibir los pasadores de las bisagras que deberían soportar las puertas. Los pasadores se han torcido completamente hacia afuera y no están curvos de tal manera como para sostener las puertas en su lugar. El piso está excavado y se ha convertido en fosas tan profundas como los pozos sin fin. El techo está manchado y ardiendo con llamas sulfurosas, goteando como una lluvia densa. Desde las fosas sube humo negro y las goteras del techo han manchado todas las paredes y han convertido su color tan espantoso de ver, como algo sangriento y pus. Así pues, no es digno para el amigo de Dios habitar en dicho templo”.

    La voz del lado izquierdo contestó diciendo: “Da una explicación espiritual de lo que tú has descrito físicamente”. Dijo entonces la otra voz: “El papa está simbolizado y representado por las puertas: los barriles de las bisagras de las puertas significan la humildad. Éstos deberían estar vacíos de todo orgullo para que no se pueda ver nada, excepto lo que pertenece al humilde pontificado, así como el barril, el cual debería estar completamente limpio de cualquier óxido. Sin embargo, los barriles, esto es, la insignia de la humildad, están tan llenos de un exceso de riqueza y recursos – mantenidos sólo por el orgullo – que nada parece humilde, ya que toda su humildad ha sido convertida en pompa mundana. Así pues, no me sorprende que el papa, representado por las puertas, esté inclinado hacia la mundanalidad, simbolizada por el óxido y la suciedad. En consecuencia, dejen que el papa empiece consigo mismo con verdadera humildad: primero que todo, en sus vestimentas – sus vestimentas, su oro, plata y sus recipientes de plata, sus caballos y otro equipo – que se libre de todo menos de lo que es necesario y que done el resto a los pobres y especialmente, a aquéllos a quienes él sabe que son amigos de Dios.

    Dejen que organice su séquito con moderación y mantenga únicamente a aquéllos criados que necesita para que lo protejan. A pesar de que está en las manos de Dios llamarlo a juicio, es justo que tenga criados para fortalecer la causa de la justicia y para que él pueda ser humilde con aquéllos que se rebelan en contra de Dios y en contra de las costumbres de la Iglesia.

    Los pasadores pegados a las puertas representan a los cardenales que se han inclinado cuanto pueden hacia lo externo y hacia el orgullo, la avaricia y el placer físico. Es por ello que el papa deberá tomar un martillo y pinzas en mano y doblar las bisagras a su voluntad, no permitiéndoles tener más vestimentas, criados y equipo más que el necesario y lo que la utilidad requiera. Déjenlo doblarlos con las pinzas, esto es, con palabras suaves, consuelo divino y amor paterno. Entonces, si se rehúsan a obedecer, deberá tomar el martillo y desplegar severidad con ellos, haciendo lo que esté en su poder y que no vaya contra la justicia, hasta que se doblen a su voluntad.

    El piso representa a los obispos y al clero secular, cuya avaricia no tiene fondo. Desde su orgullo y su manera de vivir rodeados de lujo, provienen los gases que hace que todos los ángeles en el cielo y todos los amigos de Dios, los rechacen.

    El papa puede mejorar grandemente la situación, permitiéndoles tener solo lo necesario y nada superfluo, y debería ordenar a cada obispo que vele por los caminos de su propio clero. Cualquiera que se rehúse a enmendar sus caminos y vivan de esa manera, se les deberán quitar todas sus prebendas, ya que Dios preferiría que no se celebrara una Misa en un dado lugar, que dejar que la mano de un fornicador tocara el cuerpo de Dios”.



    La inconmensurable visión de la Esposa sobre el juicio de una multitud de personas estando aún con vida, durante la cual escuchó: “Si las personas rectificaran sus pecados, yo también, aliviaría su sentencia”.


    Capítulo 50


    Me parecía como si un rey estaba sentado en la silla del juico y cada persona viviente estaba parada frente a él. Cada persona tenía dos seres parados a su lado, uno de los cuales parecía como un soldado armado y el otro como un etíope negro. Delante de la silla del juicio, se encontraba un púlpito y encima de él, un libro arreglado de la misma manera que había visto anteriormente cuando vi tres reyes parados delante de él. Me parecía que el mundo entero estaba parado ante el púlpito. Entonces, escuché al juez diciendo al soldado armado: “¡Llama a todos aquéllos a quienes tú has servido con amor!”

    Aquéllos que fueron llamados, cayeron inmediatamente. Alguno de ellos yació más tiempo que otros, y otros solo por un momento antes de que sus almas fueran separadas de su cuerpo. Soy incapaz de comprender todo lo que escuché y vi, ya que escuché las sentencias de muchas personas que aún vivían pero que serían llamadas muy pronto. Sin embargo, el juez me dijo lo siguiente: “Si las personas rectificaran sus pecados, Yo también, les reduciría su sentencia”. Entonces vi que muchas personas eran sentenciadas, algunas al purgatorio, otras a la condenación eterna.



    La admirable y terrible visión de la Esposa sobre un alma que fue llevada ante el juez y sobre los argumentos de Dios y el libro del juicio en contra del alma, y la evidencia del alma en contra de ella misma, y sobre los increíbles castigos infligidos en ella en el purgatorio.


    Capítulo 51


    Me pareció ver a un alma que estaba siendo escoltada al juez por el soldado y por el etíope a quien había visto anteriormente. Se me dijo: “Lo que ahora vas a ver, es lo que pasó cuando esa alma cuando fue liberada de su cuerpo”. Una vez que el alma fue llevada a la presencia del juez, estuvo ahí sola y no en las manos de ninguno de sus escoltas. Estuvo parada, desnuda y triste, sin saber a qué lugar iría. Me pareció entonces, que cada palabra en el libro daba su propia respuesta a cada una y todas las cosas que el alma decía.

    En la audiencia del juez y de toda su corte, el soldado armado habló primero, diciendo: “No es correcto hacerle un reproche a esta alma por los pecados que cometió y que ya reparó en la confesión”. Contemplé todo esto pero entonces me di cuenta que el soldado que estaba hablando ya tenía conocimiento de todo lo que había en Dios, pero habló para que yo pudiera entender. Desde el libro de justicia, se escuchó una respuesta: “A pesar de que esta alma ya llevó a cabo su penitencia, no estuvo presente la arrepentimiento o la verdadera satisfacción en proporción por sus grandes pecados. Así pues, por no haber hecho la reparación por sus pecados cuando pudo hacerlo, deberá sufrir ahora por ellos.

    Cuando se dijo esto, el alma empezó a sollozar de tal manera, que fue como si se hubiera desmoronado por completo y aun así, a pesar de que se podían ver sus lágrimas, no se escuchó ningún sonido. Entonces, el rey le dijo al alma: “Deja ahora que tu conciencia declare aquellos pecados que no fueron acompañados de una satisfacción en proporción a ellos”. Entonces, el alma alzó su voz con tal fuerza, que fue como si se hubiera podido escuchar en todo el mundo. Dijo: “¡Gran aflicción me invade porque no actué de conformidad con los mandamientos de Dios, los cuales escuché y conocí”! Entonces, agregó auto-acusándose: “No temía el juicio de Dios”. El libro le respondió: “Ahora, deberás temer al demonio”. De inmediato el alma empezó a temer y a temblar como si se estuviera derritiendo por completo y dijo: “Casi no tenía amor por Dios: Por eso es que hice tan poco el bien”. Una respuesta inmediata salió del libro: “Es por ello que justo es para ti, que te acerques más al demonio que a Dios, ya que el demonio te atrajo y te sedujo hacia él con todas sus tentaciones”.

    El alma replicó: “Ahora entiendo que todo lo que hice fue provocado por el demonio”. Del libro salió la siguiente respuesta: “La justicia dicta que es derecho del demonio devolverte tus logros con dolor y castigo”. Dijo el alma: “Desde la cabeza a los pies no hubo nada que hiciera si no vestida con el orgullo. Algunas de mis vanas y orgullosas maneras que me inventé, otras que yo solo seguí de conformidad con la costumbre de mi tierra natal. Me lavé mis manos y cara, no solo para estar limpia, sino también para que los hombres me llamaran belleza”. Desde el libro, salió la respuesta: “La justicia dice que es derecho del demonio devolverte lo que has merecido, ya que te vestías y de adornabas inspirada por lo que él te decía”.

    Dijo de nuevo el alma: “A menudo mi boca estaba llena de palabras subidas de tono porque quería complacer a otros y mi corazón anhelaba todas aquellas cosas siempre y cuando no resultaran en una desgracia mundana o desaprobación”. Una respuesta salió del libro: “Es por ello que tu lengua debe ser estirada y tus dientes doblados. Y todas las cosas que tu detestas, serán puestas delante de ti, y todas las cosas que quieres, se te quitarán”. Dijo el alma: “Disfruté inmensamente cuando las personas seguían mi ejemplo y hacían y copiaban mis modales y costumbres”. Una respuesta salió del libro: “Así pues, es justo que todos los que cayeron en el pecado por el cual tú serás castigada, también sufran el mismo castigo y sean traídos a ti. Entonces, cada vez que venga alguien que haya copiado tus modales y costumbres, tu pena será mayor.

    Después de estas palabras, me pareció como si una cadena envolvía su cabeza, como si fuera una corona, y luego la apretaron tan duro, que el frente y la parte de atrás de su cabeza, parecía como si estuvieran unidas. Sus ojos cayeron de sus cavidades y colgaron por sus raíces en sus mejillas. Su pelo parecía estar encendido en llamas y su cerebro fue destrozado y salía a través de su nariz y oídos.

    Su lengua fue estirada y sus dientes empujados. Sus brazos fueron retorcidos como sogas y rotos sus huesos. Sus manos, con todo y piel, fueron desprendidas y sujetadas a su garganta. Su pecho y estómago fueron sujetados tan duro con su espalda, que sus costillas se rompieron y su corazón fue esparcido junto con sus entrañas; sus muslos colgaban a sus lados y sus huesos rotos eran sacados como se usa un hilo delgado para enhebrar una aguja.

    Después de presenciar esto, dijo el etíope: “¡OH juez, de acuerdo a la justicia los pecados de esta alma han sido castigados. Ahora, te pido que nos unas, a esta alma y a mí, para que nunca puedan separarnos!” Pero el soldado armado dijo: “¡Escucha Juez, tú que conoces todas las cosas! Te toca a ti ahora escuchar el último pensamiento y sentimiento que esta alma tuvo al final de su vida. En el último momento tuvo este pensamiento: ‘Oh, si tan solo Dios me diera suficiente vida, con gusto haría reparación por mis pecados y le serviría por el resto de mi vida y nunca más lo ofendería’. Oh Juez, estos fueron los últimos pensamientos y deseos. Recuerda también Señor, que esta persona no vivió lo suficiente para adquirir un pleno entendimiento de conciencia. Así pues Señor, ¡piensa en su juventud y trátala con misericordia!”

    De nuevo, del libro de justicia salió esta respuesta: “Los últimos pensamientos como éstos, no merecen el infierno”. Entonces, dijo el juez: “Por mi pasión, que se abra el cielo para esta alma una vez haya pasado por el purgatorio para pagar por sus pecados por el tiempo que esté obligada a sufrir, a menos que reciba ayuda de las buenas obras de otros que todavía están vivos”.

    EXPLICACIÓN

    Esta mujer hizo un voto de virginidad en la presencia de un sacerdote y luego se casó. Murió dando a luz.



    La terrible visión de la Esposa de un hombre y una mujer, y la explicación espiritual de un ángel a la Esposa en relación a la increíble visión que contenía muchos puntos asombrosos.


    Capítulo 52


    Un hombre se me apareció cuyos ojos habían sido extraídos y colgaban de sus dos músculos sobre sus mejillas. Tenía las orejas de un perro, la nariz de un caballo, la boca de un lobo feroz, manos como los pies de un gran buey y pies como de un buitre. Vi a una mujer parada a su lado cuyo cabello era como un arbusto de zarza, sus ojos estaban en la parte de atrás de su cabeza, sus orejas le habían sido cortadas, su nariz llena de pus y sangre, sus labios como colmillos de víbora con una lengüeta venenosa en su lengua, y cuyas manos eran como la cola de un zorro, y pies como dos escorpiones.

    Me encontraba despierta y no dormida mientras veía todo esto, y dije: “Oh, ¿qué es esto?” Inmediatamente una voz de sonido dulce me habló para reconfortarme y todo el miedo que tenía desapareció. Dijo entonces: “Tú que vez esto, ¿qué crees que es?” Yo le respondí: “No sé si lo que estoy viendo son demonios o seres o bestias nacidas de tal naturaleza o seres humanos formados así por Dios”. Me dijo entonces la voz: “No son demonios, ya que los demonios no tienen cuerpo como les ves a éstos, ni tampoco son una clase de bestias, pues nacieron de la descendencia de Adán, a pesar que no fueron creados de esa forma por Dios. En su lugar, aparecen ante Dios con la fealdad de su alma hecha por el demonio. Es lo que tú estás viendo como si fuera la moda física, pero te revelaré a ti el significado espiritual de todo ello.

    Ves los ojos de ese hombre que parece como si se los hubieran sacado y cuelgan de sus dos músculos. Debes entender dos cosas sobre los dos músculos. La primera es que él creía que Dios viviría eternamente. La segunda es que el creyó que su propia alma viviría eternamente para el bien o para el mal, después de la muerte del cuerpo. Debes entender dos cosas sobre los dos ojos. La primera es que el debió haber considerado cómo podría haber evitado el pecado, y la segunda, es cómo pudo haber llevado a cabo las buenas obras. Estos dos ojos han sido sacados en el sentido de que él no hizo buenas obras por el deseo de alcanzar la gloria celestial, y no huyó del pecado por miedo al castigo de la Gehenna. Tiene orejas de perro, porque así como el perro no está interesado en el nombre de su maestro o de ningún otro perro sino solo del suyo si él escuchara, así también a este hombre no le importó mucho el honor del nombre de Dios como sobre el honor de su propio nombre.

    Tiene la nariz de un caballo, ya que así como el caballo se libra de su excremento pero pone su nariz en él, así también lo hace este hombre. Cuando ha cometido un pecado, el cual a los ojos de Dios es tan malo como el excremento, a él se agrada pensar en su hedor. Tiene la boca como la de un lobo feroz, que a pesar de haberse llenado la boca y el estómago con las cosas que ha visto, todavía anhela engullir cualquier creatura viviente que sus oídos detecten.

    Tiene también las manos como los pies de un fuerte buey. Un buey enojado destruye a un animal más débil a través de la fuerza de su ira, pateándolo con sus cascos indiscriminadamente, carne, intestinos y todo, hasta quitarle la vida. De manera similar actúa este hombre. Cuando está enojado, trata a su enemigo indiscriminadamente, sin pensar en cómo terminará su alma en el infierno o cómo sufriría su cuerpo en la muerte, siempre y cuando él pueda quitarle la vida. Tiene los pies de un buitre. Cuando un buitre agarra algo, lo hace con sus garras y las aprieta de tal modo, que la fuerza en sus patas fallan debido al dolor, y lo deja caer sin siquiera saber qué fue lo que había agarrado. De la misma manera actúa este hombre. Intenta mantener sus posesiones injustas hasta su muerte, pero se verá forzado a dejarlas ir cuando falle su fuerza.

    El cabello de su Esposa parecía como un arbusto de zarza. El pelo de arriba de su cabeza que es lo que adorna la cara de una persona, significa la voluntad que desea agradar a Dios como el más alto. Eso es lo que adorna a un alma a los ojos de Dios. Ya que la voluntad de esta mujer estaba en complacer al mundo en lugar de complacer a Dios, su cabello se ve como un arbusto de zarza. Sus ojos parecen estar en la parta de atrás de su cabeza, porque le dio la espalda a las bondades que Dios puso en ella al crearla y redimirla y proveyéndole en sus necesidades. Aun así, ella pone su mirada en las cosas fugaces a pesar de que están alejándose de ella día a día y se desvanecerán completamente de su vista, al final. Sus orejas parecen haber sido cortadas, en un sentido espiritual, porque poco le importa la doctrina del Santo Evangelio o los sermones.

    Su nariz está llena de sangre, porque así como un olor dulce se transmite de manera agradable al cerebro a través de la nariz para su bienestar, así también ella, en sus pasiones, se deleita poniendo en práctica cualquier deleite que su cuerpo corrupto le pida para su comodidad. Sus labios son lengüetas de víbora, y hay una baba venenosa en su lengua. Así como una víbora mantiene sus dientes apretados para proteger la lengüeta para que no se rompa accidentalmente, la suciedad de su boca todavía fluye a través de los espacios de sus dientes. De la misma manera, ella cierra sus labios a una verdadera confesión, como para no romper el placer del pecado, el cual es como la lengüeta venenosa de su alma, pero la suciedad de su pecado puede verse claramente a los ojos de Dios y de sus Santos”.

    EXPLICACIÓN

    Te hablé antes sobre el juicio y el rechazo de un matrimonio que habían contraído en contra de los estatutos de la Iglesia. Ahora te explicaré a fondo. Viste las manos de la mujer que eran como las colas de los zorros y sus pies como escorpiones. Esto es porque como fue indisciplinada en todo su cuerpo y en todas sus pasiones, así también por la ligereza de sus manos y su forma de caminar, excitaba el deleite físico de su esposo y picó su alma peor que cualquier escorpión”.

    En ese mismo instante se apareció un etíope con un tridente en la mano y tres garras afiladas en sus pies. Gritó y dijo: “Juez, mi hora ha llegado. He esperado y me he callado. ¡Ahora es el momento de la acción!” Inmediatamente contemplé a un hombre y a una mujer desnudos ante el juez, quien se sentaba junto con su innumerable corte celestial.

    El juez les dijo: “A pesar de que yo conozco todas las cosas, ¡dígannos que han hecho!” Respondió el hombre: “Escuchamos y supimos sobre la unión eclesial, y no le hicimos caso sino la desdeñamos”. Respondió el juez: “Ya que se rehusaron a seguir al Señor, la justicia dice que deben experimentar la malicia del verdugo”. En ese momento, el etíope clavó sus garras en sus corazones y presionó tan fuerte, que se veían como si estuvieran en un lagar. Y dijo el juez: “Mira hija mía, esto es lo que personas se merecen cuando a sabiendas, se distancian de su creador en aras de la creación”.

    Habló de nuevo el juez a los dos: “Les di un saco para que lo llenaran con el fruto de mis deleites. ¿Qué es entonces lo que me traen?” Respondió la mujer: “Oh juez, buscamos los deleites de nuestro vientre y no traemos nada más que vergüenza”. Entonces, el juez le dijo al verdugo: “¡Déjalos que reciban su justa recompensa!” Y de inmediato, les clavó su segunda garra entre sus estómagos y los hirió tanto, que todos sus intestinos parecieron estar llenos de agujeros. Dijo el juez: “Mira hija mía, esto es lo que las personas se merecen cuando transgreden la ley y tienen sed del veneno como si de medicina se tratara”.

    Habló de nuevo el juez a los dos y les dijo: “¿Dónde está mi tesoro que les di para que lo usaran?” Ambos respondieron: “Lo pisoteamos, ya que buscamos un tesoro terrenal y no el eterno”. Entonces el juez le dijo al verdugo: “¡Déjales que tengan lo que debes y puedes darles!” De inmediato clavó su tercera garra en sus corazones, vientres y pies, de tal modo, que todo parecía ser como una pelota grande. Dijo el etíope: “Señor, ¿a dónde tengo que ir con ellos?” El juez respondió: “No te toca a ti levantarte o regocijarte”. Con ello, el hombre y la mujer desaparecieron con un gemido de la presencia del juez. Nuevamente habló el juez: “Regocíjate hija mía, porque has sido apartada de dichas creaturas”.



    Palabras de la Virgen a la Esposa sobre cómo se ha preparado para defender a toda viuda y a toda virgen y a toda Esposa en quien ella vea una intención íntegra y un amor por su Hijo por sobre todas las cosas.


    Capítulo 53


    Escuchen”, dijo la Madre de Dios,” aquellos de ustedes que le rezan a Dios con todo su corazón que sus hijos puedan agradarle a él. Dicha oración en verdad le agrada a Dios. No existe otra mujer que ame a mi Hijo por sobre todas las cosas y quien dice esa misma oración a Dios por sus hijos que no esté yo presta y preparada para ayudarla a obtener el objeto de su petición. Así como tampoco hay una viuda que con firmeza le pide ayuda a Dios para permanecer en el estado de viudez hasta que su muerte llegue para la gloria de Dios y por quién yo no esté presta y preparada para llevar a cabo su voluntad junto con ella. Yo misma fui como una viuda en el sentido de que tuve un hijo en la tierra quien no tuvo un padre en la carne. Del mismo modo no existe una virgen deseando preservar su virginidad para Dios hasta la muerte, a quien yo no esté preparada para defenderla y confortarla, porque verdaderamente, yo misma soy una virgen.

    No deberían estar preguntándose: ¿Por qué estoy diciendo esto? Está escrito, saben ustedes, que David deseaba a la hija de Saúl cuando era virgen. Después, tuvo a la mujer de Urías mientras su esposo todavía vivía. La concupiscencia de David era pecadora, pero la gratificación espiritual de mi Hijo, el Señor de David, está libre de todo pecado.

    Así pues, conforme estos tres estados de vida – virginidad, viudez y matrimonio – proporcionaban un placer físico a David, así también le complace a mi Hijo mantenerlos castos para su satisfacción en un sentido espiritual.



    Palabras de la Madre a la Esposa sobre la felicidad, sobre el nacimiento espiritual de alguien que fue creado en los peores pecados y de cómo se obtuvo, mediante las oraciones y lágrimas de los siervos de Dios.


    Capítulo 54


    ¡Ve al hijo de lágrimas que recientemente ha nacido del mundo en un sentido espiritual! Primero, había nacido físicamente en el mundo de su madre. Cuando la persona que lo sacó del vientre de su madre, sacó primero su cabeza, luego sus manos, luego su cuerpo entero hasta que cayó al suelo y he hecho lo mismo por él debido a las lágrimas y a las oraciones de mis amigos. Lo saqué del mundo para que ahora sea, espiritualmente, como un niño recién nacido. Así pues, él debe crecer, tanto espiritual, como corporalmente.

    Al hombre que te he enviado debes crearlo y protegerlo con tus oraciones, buenas obras y consejos. La mujer de quien te hablaron, rezará por él y lo protegerá espiritualmente y también lo asistirá ante cualquier necesidad física que pueda tener, ya que había caído tan profundamente en los pecados mortales, que todos los demonios en el infierno habían dicho esto de él: ‘Cuando venga, abramos nuestras manos para destriparlo con nuestros dientes y engullámoslo. Estiremos nuestras manos para quebrarlo y destrozarlo. Que nuestros pies estén listos para pisotearlo y patearlo’.

    Es por esto que se te dijo que había nacido espiritualmente, porque había sido liberado del poder de los demonios, tal y como puedes ver de las palabras que escuchaste sobre cómo él ama a Dios en su corazón y cuerpo por sobre todas las cosas.



    Palabras de la madre a la hija sobre cómo, debido a las oraciones de los siervos de Dios, ella quiere amar a cierto niño y equiparlo con las armas espirituales.


    Capítulo 55


    Recuerda lo que está escrito sobre Moisés: la hija del rey lo encontró en el agua y lo amó como si fuera su propio hijo. También está escrito en la Historia Escolástica, que el mismo Moisés conquistó su tierra a través de los pájaros que se comieron a las víboras venenosas. Yo soy la hija de un rey de la familia de David, y quiero amar a este niño a quien encontré en un mar de lágrimas derramadas para la salvación de su alma. Su alma estaba encerrada en el arco de su cuerpo que será creado por aquéllos que te dije, hasta que alcance su mayoría de edad, y es entonces cuando lo equiparé y enviaré a ganar la tierra del rey del cielo. Cómo será esto, lo desconoces tú, pero lo conozco yo. Lo prepararé de tal manera que de él se dirá: ‘Vivió como un hombre y murió como un campeón. Vino a su juico como un buen soldado”.

    ADICIÓN

    Habla el Hijo de Dios: “Cuando a un animal hambriento lo ahuyentan de su presa, se retira a una distancia prudente hasta que encuentra la oportunidad para regresar a ella. Pero si no encuentra ninguna, se retrae en su cueva. De manera similar, he tratado con el líder de este país. A través de mi bondad le he advertido, le he advertido con mis palabras y con mis golpes. Pero entre más manso y humilde me he mostrado con él, su respuesta no ha sido de gratitud y se ha vuelto negligente. Así pues lo llamaré ahora por debajo de la corona y el escabel, ya que se rehúsa a mantenerse coronado. Sobre él y sobre sus detractores colocaré un áspid cruel nacido de una víbora y de un zorro astuto para molestar a la nación y para que arranque las plumas de los simples. Ascenderá a las cumbres de las naciones y se librará de los fanfarrones y los pisoteará. Sin embargo, guiaré a este niño, a quien todos mis amigos lo acogerán a lo largo de otro camino, hasta que llegue al lugar de mayor gloria”.

    El Hijo de Dios habla nuevamente: “Se dirá aún más sobre este niño, porque ha vivido como hombre y peleado como un destacado soldado, será coronado como amigo de Dios. Oh hija mía, ¿en qué están pensando las mujeres cuando se glorifican en el progreso de sus hijos con orgullo?

    Eso no se llama gloria sino vergüenza, porque están imitando al rey del orgullo. La gloria real es cuando él es un soldado de gloria que se gloría en honrar a Dios con todo su ser y se esfuerza por alcanzar grandes cosas y está listo a sobrellevar lo que el Señor quiere que padezca. Tal hombre es un soldado de Dios y será coronado como tal junto con los soldados del cielo”.



    Palabras de la Madre a la hija sobre un hombre que no se apenó debido a una corrección.


    Capítulo 56


    Dice la Madre: “¿Por qué está molesto ese hombre? A veces un padre tiene que intercambiar ligeros golpes con su hijo. No tiene razón para estar apenado”.



    Palabras de la madre a la hija sobre cómo Roma debe primero limpiarse de las taras con una hoz afilada, después con fuego y luego con un par de bueyes.


    Capítulo 57


    1. Dice la Madre: “Roma es como el campo en el cual han surgido las taras. Primero debe limpiarse con una hoz de hierro afilada, luego purgada con fuego y luego arada por un par de bueyes. Estaré tratando contigo como una persona transfiriendo plantas a un lugar diferente. Se está preparando un castigo para esta ciudad, como si el juez dijera: ‘Quítenle todo lo desviado que encuentren, eliminen toda la sangre de su carne, corten toda la carne en pedazos y rompan sus huesos para que drene la médula”.


    1. Palabras figurativas de Cristo a la Esposa, y su explicación en la cual Cristo es descrito como un gobernante en peregrinación, su cuerpo como un tesoro, la Iglesia como una casa, los sacerdotes como guardianes. El Señor verdadero ha honrado siete veces a estos sacerdotes con honor. También sobre cómo Dios se queja que sacerdotes malvados abusen de Él siete veces, y cómo convierten las siete vestimentas, que deberían tener, en siete vicios.


    Capítulo 58


    Habla el Hijo: “Soy como un gobernante, que luchó fielmente en la tierra de su peregrinaje y regresó con gozo a la tierra que lo vio nacer. Este gobernante tenía un precioso tesoro. A su vista, los ojos aletargados veían perfectamente, los tristes eran consolados, los enfermos recobraban su fuerza y los muertos resucitaban. Con el propósito de guardar de manera segura y honesta la protección de este tesoro, se construyó una espléndida y magnífica casa de tamaño adecuado y terminó con siete gradas que llevaban al tesoro. El gobernante confió el tesoro a sus criados para que cuidaran de él, lo administraran y protegieran fielmente y con pureza. Hizo esto para que sus criados pudieran mostrar su amor por el gobernante y se pudiera constatar su fidelidad para con él.

    Conforme fue pasando el tiempo, se empezó a despreciar el tesoro y la casa donde se guardaba raramente era visitada, mientras que los guardianes se volvían tibios y se descuidaba el amor hacia su gobernante. El gobernante entonces, consultó con sus más íntimos consejeros sobre qué hacer ante tal ingratitud, y uno de ellos le respondió: ‘Está escrito que los jueces y guardianes que han descuidado al pueblo fueran colgados en el sol. Sin embargo, en tu naturaleza está la misericordia y el buen juicio; tú eres indulgente hacia todos, ya que todas las cosas son tuyas y tú eres misericordioso para con todos’.

    Yo soy el gobernante de la parábola. Aparezco como un peregrino en la tierra por virtud de mi humanidad, a pesar de que era poderoso en el cielo y en la tierra por virtud de mi divinidad. Luché tanto en la tierra, que todos los músculos de mis manos y pies se desgarraron por el empeño que puse para la salvación de las almas. Cuando estaba por dejar el mundo y ascender al cielo, les dejé la conmemoración más digna, mi más santo cuerpo, para que de la misma manera que la Ley Antigua pudiera glorificar en el Arca, el Maná y las Tablas de la Alianza y en otras ceremonias, para que el hombre nuevo pudiera regocijarse de la Nueva Ley -, y no como antes, en la sombra pero en la verdad, en mi cuerpo crucificado que había sido prefigurado en la ley. Para que pudieran darle honor y gloria a mi cuerpo, establecí la casa de la Santa Iglesia, la cual debería ser guardada y preservada, así como todos los sacerdotes para que fueran sus guardianes especiales, quienes en cierta forma, están por encima de los ángeles en razón de su ministerio. Aquello a quien los ángeles temen tocar por miedo reverente, los sacerdotes lo tocan con sus manos y boca.

    Honré a los sacerdotes con un honor séptuple, como si fueran en siete gradas. En la primera grada, ellos deberían ser mis portadores y amigos especiales en razón de la pureza de sus mentes y cuerpos, ya que la pureza es la primera posición cerca de Dios, a quien nada viciado puede tocar o adornar. No era raro que la relación marital se permitiera a los sacerdotes de la ley durante el tiempo en el cual no estaban ofreciendo sacrificio, ya que ellos llevaban la cáscara y no el futo seco en sí. Sin embargo, ahora, con la llegada de la verdad y la desaparición de la figura, uno debe luchar más arduamente por la pureza, ya que el fruto seco es más dulce que la cáscara. Como signo de esta clase de continencia, primero se tonifica el cabello, para que el deseo por el placer no gobierne sobre el espíritu o la carne.

    En la segunda grada, los clérigos son ordenados para que puedan ser hombres angélicos con toda humildad, ya que el cielo se alcanza y el orgullo del demonio se supera, a través de la humildad de mente y cuerpo. Como un signo de esta grada, los clérigos están autorizados para expulsar demonios, ya que el hombre humilde se alza al cielo de donde el demonio ostentoso cayó por su orgullo.

    En la tercera grada, los clérigos son ordenados con el propósito de ser discípulos de Dios leyendo constantemente la Sagrada Escritura. Por esta razón, los obispos les colocan un libro en sus manos, así como a un caballero se le da una espada, para que puedan comprender lo que deben hacer y esforzarse a través de la oración y la meditación para aplacar la ira de Dios por amor al pueblo de Dios.

    En la cuarta grada, los clérigos son ordenados como guardianes del Templo de Dios y vigilantes de almas. Por esta razón, los obispos les entregan unas llaves para que ellos se preocupen profundamente por la salvación de sus hermanos y los motiven por palabra y obra e incitar a los débiles a una mayor perfección.

    En la quinta grada, son ordenados como mayordomos y cuidadores de los altares y despreciadores de las cosas mundanas, para que puedan servir en el altar, vivir por el altar, y ocuparse con asuntos terrenos únicamente si estos asuntos son apropiados a su cargo.

    En la sexta grada, son ordenados para ser hombres apostólicos que predican la verdad del Evangelio y hacen que sus conductas concuerden con lo que predican.

    En la séptima grada, son ordenados para ser mediadores entre Dios y el hombre a través del sacrificio de mi cuerpo. En este punto, y de alguna manera, los sacerdotes están por encima de los ángeles en dignidad.

    Sin embargo, mi queja hoy, es que estas gradas se han venido abajo. Se ama más al orgullo que a la humildad, se practica la impureza en lugar de la pureza, las lecciones divinas ya no se leen sino se lee el libro del mundo, en los altares se empieza a notar la negligencia, la sabiduría de Dios se ve como una tontería, la salvación de almas ya no es una preocupación. Y como si esto fuera poco, incluso tirar mis vestimentas y desdeñar mis armas. En la montaña, le mostré a Moisés las vestimentas que los sacerdotes de la ley deberían usar. No era como si fueran cualquier material de la casa celestial de Dios, sino porque las cosas espirituales no pueden ser comprendidas, excepto si son por medio de símbolos físicos. Así pues, les revelé una verdad espiritual a través de algo físico, para que las personas pudieran darse cuenta cuanta reverencia y pureza se necesita para aquéllos que tienen la verdad en sí misma –mi cuerpo- dado que aquellos que las usaban, una sombra y una figura, tenían mucha pureza y reverencia.

    ¿Por qué le mostré tal magnificencia en el material de las vestimentas a Moisés? Era para que las usaran y enseñaran y simbolizaran la magnificencia y belleza del alma. Así como las vestimentas de los sacerdotes eran siete, así también el alma que se acerca al Cuerpo de Cristo debería tener siete virtudes sin las cuales no hay salvación. La primera vestimenta del alma, es el arrepentimiento y la confesión. Éstas cubren la cabeza. La segunda, es el deseo por Dios y el deseo por la castidad. La tercera, es trabajar por el honor de Dios así como paciencia en la adversidad. La cuarta, es no preocuparse por la alabanza humana ni por el reproche, sino solo por el honor de Dios. La quinta, es la abstinencia de la carne junto con una verdadera humildad. La sexta, es la retribución de los favores de Dios, así como temor de sus juicios. La séptima, es el amor de Dios por sobre todas las cosas y perseverancia en los buenos compromisos.

    Ahora sin embargo, estas vestimentas las han cambiado y ahora son despreciadas. A las personas les encanta poner excusas sobre su culpa en lugar de ir a confesarse. Aman la lascivia constante en lugar de la caridad. Aman trabajar en beneficio del cuerpo en lugar de trabajar por la salvación del alma. Aman la ambición mundana y el orgullo en lugar del honor y amor a Dios. Aman cualquier clase de redundancia en lugar de la encomiable austeridad, presunción y criticar los juicios de Dios en lugar del temor de Dios y la ingratitud de los clérigos hacia todos en lugar del amor de Dios hacia todos. Así pues, como dije a través del profeta, vendré indignado, y la tribulación les hará comprender”.

    Estando presente la Madre de Misericordia, respondió: “Bendito eres Tú hijo mío, por tu justicia. Te hablo a Ti, quien conoces todas las cosas por amor de esta Esposa. Tú quieres que ella comprenda las verdades espirituales, pero es incapaz de aprovechar el significado espiritual excepto por medio de imágenes. Antes de que recibieras una naturaleza humana de mí, hablaste una vez como Dios, diciendo que si diez hombres justos se encontraran en la ciudad, estarías dispuesto a mostrar misericordia a toda la ciudad por amor a esos diez. Aún hay incontables sacerdotes que te aplacan con el ofrecimiento de tu Cuerpo. Así pues, por estos sacerdotes, ten misericordia de aquéllos que tienen poco de bien en sí mismos. Esto te ruego yo, a quien te di a luz en tu naturaleza humana. Todos tus elegidos te piden esto junto a mí”.

    El Hijo respondió: “¡Bendita eres tú y bendita sea la palabra que sale de tu boca! Tú sabes que yo perdono de tres maneras por el triple bien que hay en el ofrecimiento de mi cuerpo. Tres cosas me fueron reveladas a través del descaro de Judas. De la misma manera, tres cosas buenas les llegan a las almas a través del ofrecimiento de este sacrificio. Primero, deben alabar mi paciencia porque, a pesar de saber quién era mi enemigo, no rechacé su compañía. Segundo, mi poder fue revelado cuando en la presencia de mi traidor, todos aquéllos que estaban con él cayeron al suelo a una sola palabra mía. Tercero, la sabiduría divina y el amor se manifestaron, ya que yo transformé toda la maldad de Judas y del demonio en salvación para las almas.

    De la misma manera, tres cosas buenas vienen del ofrecimiento de los sacerdotes. Primero, mi paciencia es alabada por toda la corte celestial porque permanezco siendo el mismo en las manos de los buenos y malos sacerdotes, y porque no existe favoritismo en Mí, y porque este sacramento no se lleva por méritos humanos, sino por mis palabras. Segundo, este ofrecimiento es de beneficio para todos, sin importar qué sacerdote lo ofrece. Tercero, beneficia a aquellos que lo ofrecen también, aunque sean malos. Solo cuando se dice la frase ‘Yo soy’ hace que mis enemigos colapsen físicamente en el suelo, así también, cuando se dicen las palabras “Esto es mi Cuerpo”, los demonios huyen de tentar las almas de los ministros y no se atreverían a regresar con tal descaro, si el deseo de pecar no estuviera ahí.

    Así, mi misericordia muestra perdón para todos y lo soporta todo. Sin embargo, mi justicia llama a un castigo, ya que yo grito todos los días y bien saben cómo muchos me responden. Aun así, yo seguiré enviando estas palabras de mi boca. Aquéllos que escuchen, terminarán sus días en tal gozo que no puede ser expresado ni imaginado debido a su dulzura. Sin embargo, a aquéllos que no escuchen, vendrán, tal y como está escrito, siete plagas en el alma y siete plagas en el cuerpo. Se darán cuenta de esto, cuando piensen y lean sobre lo que pasó. De otro modo, temblarán y se debilitarán cuando lo experimenten”.



    Las palabras de Cristo a la Esposa sobre cómo tres son los deberes que pertenecen a los sacerdotes: primero, consagrar el Cuerpo de Cristo; segundo, tener pureza de cuerpo y de espíritu; tercero, cuidar de su congregación. También sobre cómo debería tener un libro y aceite; y sobre cómo un sacerdote es un ángel del Señor, porque su cargo es mayor que el de un ángel.


    Capítulo 59


    Habla el Hijo: “Tres deberes pertenecen a un sacerdote: primero, consagrar el cuerpo de Dios; segundo, tener pureza de cuerpo y de espíritu; tercero, cuidar de su congregación. Pero tú podrías preguntar: ‘¿De qué sirve tener una iglesia si no tiene una congregación?’ Y yo te digo: Un sacerdote que tiene la intención de hacer el bien a todos y de predicar por amor a Dios, tiene una congregación tan grande, que es como si tuviera al mundo entero, ya que si él pudiera hablar a todo el mundo, no escatimaría esfuerzos. Su buena intención se le reconoce como buenas obras. De hecho, a cuenta de la ingratitud de los que escuchan, Dios libra a sus elegidos del esfuerzo de predicar, pero no se les quita su recompensa debido a su buena disposición.

    El sacerdote también debería tener un libro y aceite. El libro es para la instrucción de aquellos que son imperfectos, el santo aceite es para la unción de los enfermos. Así como un libro contiene aprendizaje espiritual y físico, así también el sacerdote debería tener conocimiento sobre cómo disciplinar al cuerpo para que no se arruine por la falta de templanza, lo cual sería motivo de escándalo para los feligreses.

    En verdad te digo hija mía, que es grande ser llamado un sacerdote. Un ángel del Señor también es un mediador, pero el cargo del sacerdote es mayor, ya que él toca a Dios insondable, y en sus manos, las cosas más bajas se unen a las cosas del cielo”.



    Las palabras de la Esposa a Dios sobre una manera agradable de rezar a la vista de Dios.


    Capítulo 60


    Bendito seas mi Creador y Redentor. No te enojes si te hablo como un paciente herido le habla al doctor, como un alma atribulada a su consolador, como una persona pobre a una persona rica y generosa. Como ves, el paciente herido dice: ‘Oh doctor, ¡no retrocedas ante mi dolor, ya que tú eres mi hermano!’ El alma atribulada dice: ‘Oh el más grande los consoladores, ¡por favor no me desprecies porque estoy plagado de ansiedad, pero otorga descanso a mi corazón y tranquiliza mi mente!’ La persona pobre dice: ‘¡Oh tú que eres rico y de nada careces, mírame, porque estoy peligrosamente hambriento. Mira mi desnudez, y dame ropa para mantenerme abrigado!’

    De la misma manera te digo: Oh señor, Todopoderoso y Altísimo, veo las heridas de mis pecados que me han herido desde la infancia y suspiro, porque mi tiempo lo he gastado inútilmente. Mi fuerza ya no está a la altura del trabajo, ya que se ha gastado en vanidades. Así, como Tú eres la fuente de toda bondad y misericordia, te suplico: Ten misericordia de mí; toca mi corazón con tu mano amorosa, pues Tú eres el mejor de los médicos; consuela mi alma, porque Tú eres el gran consolador!”



    Sobre cómo el demonio se le apareció a la Esposa durante la elevación del Cuerpo de Cristo, hablándole y tratando de probar con un argumento, que lo que estaban elevando no era el Cuerpo de Cristo. Se le apareció un Ángel del Señor a su derecha, para confortarla y decirle que no confiara en el demonio. También, sobre cómo se aparece Cristo y fuerza al demonio a decirle la verdad, y sobre cómo el Cuerpo de Cristo es recibido tanto por los malvados como por los buenos, y en relación al remedio adecuado para las tentaciones cuando se refiere al Cuerpo de Cristo.


    Capítulo 61


    Una creatura monstruosa se le apareció a la Esposa en el momento de la elevación del Cuerpo de Cristo y le dijo: “¿En tu estupidez mujer, crees en verdad que este pedazo de pan es Dios? Aun si Él hubiere estado en la montaña más alta, desde hace mucho tiempo ya se hubiera consumido. Ninguno de los judíos sabios a quien Dios les ha dado sabiduría creen esto, así como tampoco nadie creería que Dios permitiría ser tocado y amado por el más impuro de los sacerdotes con el corazón de un perro. Si tú descubrieras la verdad de lo que te digo, entonces este sacerdote es mío y cuando yo quiera –y está a punto de serlo- lo tomaré para mí mismo”.

    En ese momento, un ángel bueno se apareció y dijo: “Hija mía, de acuerdo a su locura, ¡no te molestes en responder! Es el padre de las mentiras quien se te ha aparecido. Pero prepárate, porque nuestro esposo está cerca”. Jesús, el Esposo, se acercó y le dijo al demonio: “¿Por qué estás molestando a mi hija y Esposa? La llamo hija, porque yo la cree y la llamo Esposa porque yo la redimí y la he unido a mí a través de mi amor”. El demonio respondió: “Le estoy hablando a ella para que se vuelva fría en tu servicio, y porque tengo el permiso para hacerlo”.

    Dijo el Señor: “Ella experimentó eso la noche pasada cuando le presionaste los ojos y el resto de su cuerpo, y hubiera sido peor, si se te hubiera permitido. En su lugar, cada vez que ella se resiste a tus intrusiones, sus recompensas serán dobles. Sin embargo, demonio, como estabas diciendo que yo podría haber sido consumido hace mucho tiempo, respóndeme mientras ella escucha con su sentido físico de oír. La Escritura dice que cuando las personas perecían, se levantó una serpiente de bronce y todos aquellos que habían sido picados por ella, se curaron sólo con verla. Dime si esta fuerza curativa ¿vino del poder del bronce o, de la clase de serpiente o, de la virtud de Moisés o, si fue una fuerza divina y escondida”? el demonio respondió: “La fuerza curativa vino de la fuerza del poder de Dios y de la fe de un pueblo creyente y obediente que creían que Dios, habiendo hecho todas las cosas de la nada, también era capaz de hacer toda clase de cosas que nunca se habían hecho antes”.

    De nuevo dijo Dios: “Dime demonio ¿la caña se convirtió en una serpiente porque Moisés lo hizo o, fue porque Dios así lo ordenó?” El demonio respondió: “¿Quién era Moisés sino un ser humano débil a quien Dios había hecho justo? Por su palabra y porque Dios así lo ordenó y lo permitió, la caña se convirtió en una serpiente, ya que Dios verdaderamente así lo ordenó y Moisés fue un siervo sumiso. Antes de la orden y de la palabra de Dios, la caña permaneció siendo caña. Cuando el verdadero Dios lo ordenó, la caña verdaderamente se convirtió en serpiente, y tanto así, que hasta el mismo Moisés se asustó.

    Entonces el Señor le dijo a la Esposa quien estaba viendo todo esto: “Esto es lo que está pasando ahora en el altar. Antes de las palabras sacramentales, el pan que está en el altar es pan. Cuando se dicen las palabras ‘Este es Mi Cuerpo’, el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo que el pueblo recibe, tanto los buenos como los malvados, una persona y hasta mil personas, de conformidad con la misma verdad pero no con el mismo efecto, ya que los buenos reciben vida, mientas que los malos reciben juicio. Lo que dijo el demonio sobre que Dios estaba siendo profanado por la impureza del ministro oferente, es falso. Es como si un criado que tiene lepra entregara las llaves a su maestro o, si una persona enferma ofreciera mezclas medicinales hechas de hierbas potentes, su condición no presentaría un obstáculo al que recibe el servicio, puesto que todos los objetos tienen el mismo poder en sí mismos sin importar quién los trae. Así pues, Dios no está hecho mal debido a la maldad de un mal ministro ni mejor debido a un buen ministro, ya que Dios es inmutable y siempre el mismo. El demonio habló con verdad sobre este hombre que moriría pronto, sabiéndolo por medio de su astucia natural y causas externas, pero no será capaz de llevárselo sin mi permiso.

    A menos que haya un cambio en él, este sacerdote le pertenece al demonio. Existen tres razones para esto. El demonio tenía razón cuando dijo que tenía unos miembros que apestaban y el corazón de un perro. En verdad que sí apesta y está enfermo con fiebre, ya que tiene calor externo pero frío interno, una sed espantosa, flojera en sus miembros, una aversión hacia el pan y una repugnancia hacia todo lo que es dulzura. En realidad, es tibio con el mundo y frío con Dios. Su sed es por el placer carnal pero siente repugnancia por la belleza de la virtud. No tiene gusto por los mandamientos de Dios pero está lleno de fervor por todo lo que es carnal. Así pues no es raro que mi cuerpo no tenga otro gusto para él que si fuera un pan horneado, ya que no medita o no tiene gusto por el trabajo espiritual, sino únicamente por el de la carne.

    Una vez se ha dicho Cordero de Dios y mi Cuerpo ha sido recibido en su cuerpo, el poder del Padre lo deja y la dulce presencia de su Hijo desaparece. Una vez se ha quitado las sagradas vestimentas, ya no goza del favor del Espíritu Santo, quien es el lazo de la unidad. Únicamente permanecen con él la forma y el recuerdo del pan. Sin embargo, no deberías pensar que él o cualquier otra persona están sin Dios, sin importar lo malvado que él o ella puedan ser. Dios lo deja en el sentido de no darle una consolación mayor, pero permanece con él mostrándole tolerancia y defendiéndolo en contra del demonio.

    En relación a lo que el demonio dijo sobre que ninguno de los judíos sabios están deseando creer en esto, mi respuesta es: La disposición de estos judíos es como si hubieran perdido sus ojos derechos. Cojean en sus pies espirituales y de esa manera les está vedada la sabiduría y así permanecerán hasta el fin. De esta manera no es raro que el demonio les oscurezca y endurezca sus corazones y los induzca a la desvergüenza y acciones que van en contra de la fe. Así pues, cuando cualquiera de estos pensamientos pasen por tu mente en relación al Cuerpo de Cristo, recurre a tus amigos espirituales y mantente firme en la fe, porque puedes estar completamente segura que el cuerpo que Yo asumí de la carne de la Virgen, el cual fue crucificado y ahora reina en el cielo, es el mismo cuerpo que está en el altar y que tanto los buenos como los malos, lo reciben.

    Así como yo mismo me mostré ante los discípulos que iban camino a Emaús, y a pesar que era el verdadero Dios y verdadero hombre cuando llegué con los discípulos a través de puertas cerradas, así también me muestro a mí mismo en diferente forma por medio de sacerdotes para que la fe pueda tener su recompensa y pueda ser revelada la ingratitud humana. Eso no es ningún fenómeno: Sigo siendo el mismo ahora que cuando revelé el poder de mi divinidad por medio de signos y portentos terribles, y aun así, en su momento el pueblo dijo: “Hagamos dioses para que nos precedan”. También revelé a los judíos mi humanidad, y lo crucificaron. Soy el mismo cada día en el altar, y ellos dicen: “Estamos asqueados y frustrados por este alimento.

    ¿Qué más ingratitud puede haber que el tratar de comprender a Dios con la razón de uno y atreverse a juzgar los consejos y misterios secretos en el poder y posesión de Dios? Así pues, por medio de un efecto invisible y una forma visible, deseo revelar a los sencillos y humildes lo que es la forma visible del pan sin la substancia del pan, qué substancia está en su forma, qué división hay en la forma sin la substancia y el por qué toleré tales indignidades y atrocidades en mi cuerpo. Es para que los humildes puedan ser exaltados y el orgullo sea avergonzado”.



    En la presencia de la Esposa, el Señor reprocha a un sacerdote quien está enterrando a una persona que ha muerto sufriendo todo con paciencia. Sobre cómo Cristo vendrá a los sacerdotes malvados con siete plagas espirituales y siete corporales y cobre cómo esa alma obtuvo la gloria celestial por su paciencia en el sufrimiento y otros méritos.


    Capítulo 62


    Cuando un cierto sacerdote estaba enterrando a una persona que había estado postrada en cama por tres años y medio debido a una enfermedad, la Esposa escuchó al Espíritu diciendo: “Amigo mío, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué presumes de tocar a los muertos con tus manos ensangrentadas? ¿Por qué apelas al Todopoderoso por amor a este hombre con esa voz? ¿Cómo presumes de aplacar al Juez por su bien cuando tus propia moral y conducta se parecen más a la de un bufón que a las de un sacerdote devoto? Es el poder de mis palabras y no tú hacer, lo que beneficiarán al hombre muerto. Es su fe y el largo sufrimiento que ha llevado que le traerá su recompensa.

    El Espíritu le dijo a la Esposa: “Las manos de este hombre están ensangrentadas en el sentido de que todas sus obras son de naturaleza sensual. Sus manos no son merecedoras de tocar al hombre muerto en el sentido de que ya no es ayuda para él por lo que vale, sino únicamente a través de la nobleza del sacramento. Los buenos sacerdotes se benefician de las almas especialmente de dos maneras: primero, a través del poder del cuerpo del Señor y segundo, a través del amor que arde en ellas. Su voz es como la de las ranas en el sentido que está lleno de obras sucias y placer sensual. Su comportamiento moral es como el de un bufón. ¿Qué más hace un bufón sino conformarse con la moralidad del mundo? ¿Qué otra canción canta sino ‘Comamos y bebamos para disfrutar de los placeres de la vida’? así es como este hombre actúa. Se conforma a sí mismo en su vestir y comportamiento para agradarles a todos. Con su propio ejemplo y extravagancias, los incita a cometer excesos diciendo: ‘Comamos y bebamos, ya que el gozo del Señor es nuestra fuerza. Suficiente es para nosotros alcanzar las puertas de la gloria. Aun si no se me permitiera entrar, suficiente es para mí sentarme afuera de las puertas. No tengo ningún deseo de ser perfecto’.

    Esta manera de vivir es seria en verdad. Nadie alcanzará las puertas de la gloria sino los perfectos o aquéllos que han sido purificados perfectamente. Nadie deberá poseer mi gloria, sino aquéllos que realmente lo desean y luchan para alcanzarla mientras pueden. Aun así, Yo el Señor del universo, entro en este sacerdote, pero sin ser incluido o profanado. Entro como el esposo, y me voy como el futuro juez, despreciado por el receptor. Así pues, como ya lo he dicho, vendré a los sacerdotes con las siete plagas. Serán privados de todo lo que, como preciado, han tenido. Serán alejados de la vista de Dios y sentenciados en su ira.

    Serán entregados a los demonios para sufrir sin descanso, despreciados por todos, y sin tener todas las cosas buenas y abundantes en cada una de sus maldades. Serán azotados con siete males corporales, como en su tiempo lo sufrió Israel. Así pues, no deberás preguntarte cuándo soy tolerante con los malvados o cuando se muestra cualquier irreverencia a mi sacramento. Yo lo sufriré hasta el fin para poder revelar mi paciencia así como la ingratitud humana. No deberás preocuparte cuando se cometan ofensas en contra de mi cuerpo, así como cuando escuchaste que era escupido. Las especies sensibles muestran su deficiencia como si fuera lo propio de ellas, y aun así, siendo transparente, revelan la ingratitud humana y muestran a las personas ser culpables e indignas de recibir la Sagrada Comunión”.

    De nuevo habló el Espíritu al alma del hombre muerto: “Oh alma, regocíjate y exúltate porque tu fe te ha separado del demonio. Tu sencillez te ha acortado el camino hacia el purgatorio. Tu paciencia te ha traído las puertas de la gloria en donde mi misericordia te guiará a ellas y recibirás la corona”.



    Sobre cómo el demonio se le apareció a la Esposa con la intención de engañarla a través de falsos argumentos con respecto al Sacramento del Cuerpo de Cristo y sobre cómo Cristo llegó a asistirla y forzó al demonio a decirle la verdad y sobre cómo la seguridad y la instrucción beneficiosa que Cristo le brinda a la Esposa en relación a su Cuerpo glorioso en el sacramento.


    Capítulo 63


    Un demonio con un enorme estómago se le apareció a la Esposa y le dijo: “Mujer, ¿qué crees? ¿En qué cosas grandiosas estás pensando? Yo también sé muchas cosas y quiero probarte lo que digo con un razonamiento claro, pero te aconsejaría que dejes de pensar sobre cosas increíbles y a confiar en tus sentidos. ¿Acaso no ves con tus ojos y escuchas con los oídos de tu cuerpo el sonido cuando se parte la hostia? Tú has visto como la escupen, tocan, la tiran sin vergüenza en el piso y sufre otras muchas indignidades que yo nunca permitiría que se hicieran si fueran para mí. Aun si es posible para Dios estar en la boca de los justos, ¿cómo puede inclinarse para venir al injusto cuya avaricia no tiene límite ni medida?

    Ella se volteó a Cristo quien en forma humana se había aparecido inmediatamente después de las tentaciones. Ella le dijo: “Oh Señor Jesucristo, te agradezco por todas las cosas y especialmente por estas tres. Primero, que vistas mi alma con la inspiración de la penitencia y el arrepentimiento por los cuales se lava cada pecado sin importar cuán serios sean. Segundo, que alimentes mi alma con la infusión de tu caridad y el recuerdo de tu pasión, por medio de las cuales el alma se revitaliza como si lo hiciera con los mejores alimentos. Tercero, que consueles a todos aquellos que te invocan en medio de la prueba. Así pues Señor, ten misericordia de mí y fortalece mi fe, porque a pesar de que merezco ser entregada a los engaños del demonio, aun creo que él no puede hacer nada sin tu permiso y que tu permiso nunca se otorga sin consuelo”.

    Entonces, Cristo le dijo al demonio: ¿”Por qué estás hablando a mi nueva Esposa?” El demonio respondió: “Porque está amarrada a mí y todavía tengo la esperanza de atraparla con mis engaños. Está amarrada a mí cuando al darme consentimiento, ha buscado y me ha complacido más a mí que a ti, su Creador. He visto sus costumbres y aún siguen en mi recuerdo”. El Señor respondió: “¿Acaso eres un negociador y luego un espía de cada camino?” El demonio respondió: “Sí, soy un espía en la oscuridad. Tú me hiciste oscuro”. El señor preguntó: “¿Cuándo fuiste capaz de ver y cómo te volviste oscuro?”

    Dijo el demonio, “Pude ver cuando Tú me creaste el más hermoso, pero debido a que yo quise ser más esplendoroso que Tú, me cegó como el basilisco. Puede verte a Ti cuando deseé tu belleza. Pude verte a Ti y conocerte en mi conciencia cuando me rechazaste. También te reconocí cuando asumiste la carne, e hice todo lo que Tú me permitiste hacer. Te reconocí cuando me robaste de tus cautivos. Cada día reconocí el poder por el cual te burlaste de mí y me avergonzaste”.

    Dijo el Señor: “Si tú sabes y entiendes la verdad sobre mí, ¿Por qué mientes a mis escogidos cuando te das cuenta de la verdad que hay en Mí? ¿No te dije que quien come de mi carne tendrá vida eterna? Y tú dices que es mentira y que nadie come mi carne. Así pues, mi pueblo es más idólatra que aquéllos que adoran piedras y árboles. A pesar de que yo se todas las cosas, respóndeme mientras esta mujer está escuchando, ya que es incapaz de comprender verdades espirituales excepto por medio de imágenes. ¿Fue mi cuerpo el que Tomás tocó después de mi resurrección un cuerpo espiritual o una corpóreo? Si fue corpóreo, ¿cómo pasé a través de las puertas cerradas? Pero si fue espiritual, ¿cómo fue visible a los ojos corpóreos?”

    El demonio respondió: “Es difícil hablar cuando quien habla es sospechoso de todos y está obligado en contra de su voluntad a decir la verdad.

    Sin embargo, viendo que estoy obligado, declaro que tú eras tanto corpóreo como espiritual después de resucitar de entre los muertos. Es debido al eterno poder de tu divinidad y por un privilegio especial de tu carne glorificada, que puedes entrar en cualquier lugar y estar presente en todos los lugares”. Dijo todavía el Señor: “Dime, ¿cuándo la caña de Moisés se convirtió en una serpiente, era únicamente la imagen de una serpiente o era una verdadera serpiente por dentro y por fuera? Y dime de nuevo, ¿el pan que sobró en aquellas canastas, era realmente pan sagrado o únicamente la imagen del pan?” Respondió el demonio: “La caña entera se convirtió en una serpiente y en las canastas había pan entero, y todo fue hecho por tu fuerza y poder”.

    Dijo el Señor: “¿Es más difícil o milagroso para mi realizar un milagro similar ahora que como lo hice antes si me agradaba? Oh si mi carne glorificada podría pasar a través de puertas cerradas, ¿por qué no puede estar en las manos de los sacerdotes ahora? ¿Es quizás porque implica un esfuerzo para mi divinidad unir aquello que es lo menos con aquello que es del cielo, lo mundano con lo más sublime? Por supuesto que no. Pero el padre de las mentiras, así como sobresales en maldades, así también mi amor es y siempre estará con todas las creaturas. Aun si una persona pareciera quemar el sacramento con fuego u otra lo pisoteara, solamente yo conozco la fe de todas y arreglo todo en debida medida y paciencia. Yo creo algo de la nada, a una cosa visible en una invisible. Puedo revelar algo a través de una señal y forma visible que sin embargo, verdaderamente es una cosa en lo que significa, pero se ve como otra cosa”.

    Respondió el demonio: “Yo experimento la verdad de todos los días cuando las personas que son mis amigos se van para ser tus amigos. ¿Pero qué más puedo decir? El esclavo abandonado a sí mismo, muestra por su voluntad, lo que llevaría a cabo si se le permitiera”. Entonces, el Hijo de Dios habló una vez más: “Hija mía, cree que yo soy Cristo, el restaurador de vida y no el traidor, el verdadero, la verdadera verdad en sí misma y no un mentiroso, el poder eterno sin el cual nada fue o será. Si tú crees que yo estoy en las manos del sacerdote, aun si el sacerdote lo duda, entonces es que verdaderamente estoy en sus manos debido a la fe de los creyentes y de aquellos presentes, así como debido a las palabras que yo mismo establecí y dije. Cualquiera que me recibe, recibe tanto mi naturaleza divina como mi naturaleza humana en la forma del pan.

    ¿Qué es Dios si no vida y dulzura, luz que ilumina, bondad preciosa, justicia sensata, misericordia que salva? ¿Qué es mi humanidad si no un cuerpo activo, la conjunción de Dios y hombre, la cabeza de todos los cristianos?

    Así pues, aquellos que creen en Dios y reciben su cuerpo, reciben la naturaleza divina también, ya que reciben vida. También reciben la naturaleza humana por la cual Dios y el hombre se unen. Nuevamente, ellos reciben la forma del pan, porque Aquél que está escondido en su propia forma, se recibe bajo una forma diferente como prueba de fe. Del mismo modo, las personas malvadas también reciben la misma divinidad pero como un juez severo en lugar un amigo afectuoso. También reciben su naturaleza humana, pero menos aplacada. También reciben la forma del pan, ya que reciben la verdad escondida en la forma visible, pero para ellos, no es dulce.

    Una vez me ponen en sus bocas y mastican, se cumple el sacramento, pero me alejo de ellos con mi divinidad y humanidad, y solo permanece la forma del pan en ellos. No es que no esté realmente presente en los malvados así como en los buenos debido a la institución del sacramento, pero el efecto no es el mismo para el bueno como para el malvado. Dios, que es la vida misma, se ofrece al hombre en este sacrificio. Así, la vida entra dentro del malvado pero no permanece con ellos, porque no dejan su maldad. Así, únicamente la forma del pan permanece para que sus sentidos lo perciban. Pero no es porque la forma del pan detrás de la sustancia del pan tenga algún efecto en ellos, sino para que ya no piensen en lo que han recibido sino que en lo que ven y perciben de la forma del pan y del vino. Es como si un señor poderoso fuera e entrar a la casa de alguien y se notara su apariencia, pero la presencia de su bondad fuera ignorada”.



    Palabras de la Madre a la hija comparando a su Hijo con un campesino pobre y sobre cómo los problemas y las persecuciones les ocurren a los buenos y a los malos por igual, a pesar que guían al bueno con paciencia hacia la purificación y recompensa.


    Capítulo 64


    Habla la Madre: “Mi Hijo es como un campesino pobre que no tiene ni buey ni asno, pero en su lugar carga la leña él mismo desde el bosque, así como las demás herramientas que necesita para terminar su trabajo. Entre sus herramientas, están las varas de abedul, las cuales necesita por dos razones: para azotar a los niños desobedientes y para crear calor para la gente fría. Mi Hijo, el Señor y Creador del universo, se hizo a sí mismo pobre para enriquecer a todos, no con riquezas temporales, sino con las riquezas eternas. Cargando en su espalda el peso de su amarga cruz, limpió y redimió con su sangre los pecados de todos. Entre sus varios trabajos, seleccionó las herramientas de la virtud, esto es, a personas virtuosas por las cuales los corazones de muchos han sido inflamados con el amor de Dios a través de la operación del Espíritu de Dios para dar a conocer el camino de la verdad.

    También seleccionó varas de abedul, que representan los amantes de este mundo a través de quienes los niños y amigos de Dios son azotados para su progreso y purificación y para una mayor prudencia y recompensa. Las varas también calientan a los niños fríos y aun Dios se vuelve cálido por su fuego. ¿Cómo sucede esto? Cuando los problemas mundanos alcanzan a los amigos de Dios, así como a aquéllos que aman a Dios por miedo, éstos se vuelven a Dios con un gran fervor, considerando la desolación del mundo. Entonces, Dios siente compasión por sus problemas, los anima y les da su amor.

    Pero ¿qué pasa con las varas cuando los niños han sido azotados? Seguramente serán lanzadas al fuego. Ciertamente, Dios no reprende a su propia gente cuando los manda a las manos de los impíos. En su lugar, es como un padre que alza a sus hijos y de esta manera hace uso de la maldad de los impíos como medio de su recompensa”.



    La advertencia que la Madre hace a su hija haciendo una comparación para mostrarle cómo los amigos de Dios no deberían cansarse o dejar su trabajo de predicación; y también, sobre la gran recompensa para dichos predicadores.


    Capítulo 65


    Dice la Madre: “Deberías ser como un vaso vacío listo para ser llenado, ni tan ancho para que no pueda retener lo que ahí se pone, ni tan hondo que no tenga fondo. Este vaso es tu cuerpo, el cual está vacío cuando es a un extraño al que se desea. Tiene el ancho apropiado cuando la carne es disciplinada con prudencia para que el alma sea capaz de entender las cosas espirituales y el cuerpo lo suficientemente fuerte para trabajar. El vaso no tiene fondo cuando no se restringe la carne por cualquier forma de abstinencia y al cuerpo no se le niega nada que la mente desee.


    Ahora escucha lo que tengo que decir: Mi siervo pronunció una palabra inadecuada cuando dijo: ‘¿Qué tengo yo que hablar sobre cosas que no tienen que ver nada con mi estado en la vida?’ Palabras como esas no van de acuerdo con un siervo de Dios. Cualquiera que escucha y sepa la verdad y guarda silencio sobre ello, está sujeto a castigo, y si no, de ser rechazado completamente.

    Cierto gobernante tenía un Castillo fuerte en el que habían cuatro cosas buenas: comida incorrupta que quitaban el hambre, agua saludable que calmaba toda sed, una fragancia de dulce aroma que se llevaba todos los vapores venenosos, armas indispensables para debilitar a cada enemigo. Mientras el gobernante atendía otros asuntos, el castillo por fin sufrió una agitación. Cuando lo supo el gobernante, le dijo a su heraldo: ‘Ve y proclama lo siguiente con voz alta y clara a mis soldados: Yo, su gobernante, liberaré mi castillo. Cualquiera que me siga con buena voluntad estará conmigo en mi gloria y recibirá un honor similar. Si alguno cae en la batalla, lo elevaré a una vida sin necesidades o ansiedad. Le daré honor permanente y abundancia inagotable’. El siervo recibió sus órdenes e hizo la proclamación, pero no fue lo suficientemente cuidadoso en hacerlo, y la proclamación no llegó a oídos del soldado más valiente. Así que este soldado se apartó de la guerra. ¿Qué le hará el gobernante a este soldado que gustosamente habría luchado pero no escuchó las palabras del heraldo? Ciertamente, será recompensado por el bien de su buena voluntad, pero el heraldo negligente, no estará exento de recibir un castigo.

    Este Castillo es la Santa Iglesia fundada a través de la sangre de mi Hijo. En la Iglesia está su cuerpo que calma toda hambre. En ella está el agua de la sabiduría del Evangelio, la fragancia del ejemplo santo y las armas de su pasión. Este castillo está ahora siendo asediado por enemigos, y muchos se encuentran dentro de la Santa Iglesia, ya que predican a mi Hijo con sus voces pero no están de acuerdo con Él en su conducta. Lo que hablan con sus voces, lo contradicen en sus intenciones, ya que no se preocupan de su tierra celestial sino solo desean ganar su propio placer. Así pues, para que los enemigos de Dios disminuyan, los amigos de Dios deberán ser incansables en sus esfuerzos, ya que su recompensa no será temporal, sino la que no tiene fin”.



    Palabras de la Madre hacia la hija sobre cómo la posesión prudente de los bienes temporales no hacen daño, siempre y cuando, el deseo de poseerlas no sea desordenado.


    Capítulo 66


    Dice la Madre: “¿Que daño hace si la ropa de alguno presenta agujeros hechos por una aguja o por un poco de hierro mientras no se lastime la piel? De la misma manera, una posesión prudente de bienes temporales no hace daño, siempre y cuando el deseo de poseerlas no sea de manera desordenada. Así pues, examina tu corazón para asegurarte que tu intención es buena, porque las palabras de Dios deben difundirse a otros a través de ti.

    Mientras la compuerta del Molino de agua bloquee el agua y luego la deje fluir cuando sea necesario, así también tú debes examinar cuidadosamente los varios pensamientos y tentaciones que te ocurren para dejar la vanidad y las ideas mundanas, mientras conservas continuamente en tu mente, las divinas. Está escrito, que las aguas poco profundas fluyeron hacia abajo pero que las aguas superiores se mantuvieron como una pared.

    Las aguas inferiores son los pensamientos carnales y los deseos inservibles. Estos deberán fluir sin atraer la atención. Las aguas superiores son las inspiraciones de Dios y las palabras de los santos. Éstas deberán permanecer en tu corazón, como las paredes firmes para que ninguna tentación pueda golpear tu corazón”.



    Palabras de Cristo a la Esposa revelando su magnificencia, y sobre cómo todas las cosas proceden de acuerdo a sus designios, con la excepción de las almas desdichadas de los pecadores. Se dan ejemplos figurativos en relación a todo esto. También, sobre cómo la voluntad debe ser vigilada en las acciones que uno hace.


    Capítulo 67


    El Hijo le habla a la Esposa: “Yo soy un Dios junto con el Padre y el Espíritu Santo. Todas las cosas fueron previstas y establecidas por mi divina providencia desde el principio y antes de todos los tiempos. Todas las cosas, corporales así como espirituales, tienen un cierto plan y orden, y existen y se mueven de conformidad a como mi presciencia ha ordenado y conocido. Tres ejemplos te ayudarán a comprender esto. Primero, puedes comprenderlo de cosas vivientes así como el hecho que es la mujer y no el hombre, quien da a luz.

    Segundo, es un hecho que se puede ver, que los árboles dulces dan frutos dulces, mientras que los árboles amargos dan frutos amargos. Tercero, se puede ver de las estrellas, esto es, que el sol y la luna y todos los cuerpos celestiales completan su curso como está predeterminado en mi divinidad. Las almas racionales también son conocidas en mi divinidad. De antemano, yo sé en lo que se convertirán, pero mi presciencia no es un obstáculo o un impedimento para ellos, ya que les he dado libre albedrío, esto es, libre voluntad y el poder de escoger lo que quieran.

    Consecuentemente, como es la mujer la que da a luz y no el hombre, así también el alma buena, la Esposa de Dios, deberá dar a luz con la ayuda de Dios, ya que el alma fue creada para avanzar en la virtud y dar frutos a través de la semilla de las virtudes, para que pueda ser aferrada en las armas del amor divino. El alma que caiga de su excelencia original y de los actos de su Creador contrarios a los planes de Dios, es pues, indigna de la dulzura de Dios.

    Segundo, el plan de Dios que no cambia aparece en los árboles, porque los árboles dulces dan frutos dulces y los árboles amargos dan frutos amargos. Un dátil tiene una pulpa dulce y una pepita dura. De manera similar se ha predicho desde toda la eternidad, que allí en donde habita el Espíritu Santo, todo deleite mundano se torna ruin, y todo el honor mundial se vuelve pesado.

    En tercer lugar, todos los elementos mantienen su propio orden y movimiento como fue predicho desde la eternidad y se mueven de conformidad con la voluntad de su Creador, de manera similar, toda creatura racional deberá moverse y prepararse a sí misma de conformidad al orden establecido por el Creador. Cuando una creatura racional hace lo opuesto, es obvio que está abusando de su libertad de elección. Así, mientras las creaturas irracionales se mantengan en sus límites, los seres humanos racionales degradan su excelencia original y rinden su sentencia más pesada al no hacer uso de su razón.

    Así pues, el humano debe ser vigilado. Yo no hago más daño al demonio que a mis ángeles. Así como Dios requiere esa castidad y dulzura indescriptible de su Esposa, así también el demonio busca espinas y púas de su Esposa. Aun así, de ninguna manera puede el demonio prevalecer, a menos que el poder de la voluntad esté corrupto.



    Palabras de la Madre a su hija sobre un zorro, y sobre cómo el demonio se parece al zorro, y sobre cómo el demonio, como un zorro astuto, engaña a las personas con muchas y variadas tentaciones y trata todo lo que puede para engañar a todos aquellos que ve haciendo progresos en la virtud.


    Capítulo 68


    Habla la Madre: “El animal pequeño que llaman zorro es muy diligente y astuto para tomar todo lo que necesita. Algunas veces pretende estar dormido o aun muerto, para que los pájaros pierdan su cautela y llegan directo encima de él, y es entonces que el zorro los agarra y los devora. Ve cómo vuelan los pájaros y si ve que alguno de ellos se posa en el suelo para descansar de su fatiga, los agarra y los devora. Sin embargo, los pájaros que vuelan con sus dos alas lo confunden y le frustran sus esfuerzos.

    Este zorro representa al demonio. Siempre está siguiendo a los amigos de Dios, especialmente aquellos que no tienen su malicia y ponzoña malintencionada. Pretende estar dormido y muerto, en el sentido de que algunas veces deja a una persona libre de sus tentaciones como para engañarla y atraparla más fácilmente en las cosas pequeñas. Algunas veces hace ver el vicio como una virtud y a la virtud como un vicio, para que la persona pueda ser atrapada y caiga en un agujero y se pierda, a menos que la prudencia llegue en su ayuda. Para comprender esto, te ayudará un ejemplo.

    Algunas veces, la misericordia puede ser un vicio, por ejemplo, cuando se practica únicamente para agradar a las personas. La justicia rigurosa puede ser una injustica, cuando se ejercita por avaricia o impaciencia. La humildad puede ser orgullo, cuando uno hace un despliegue de ella para atraer la atención. La paciencia parece ser una virtud, pero no lo es en una situación en donde solo se busca la venganza, pero debe soportar una ofensa simplemente porque no hay oportunidad para vengarse. Algunas veces el demonio también le envía a las personas pruebas y tribulaciones para poderlas romper a través de una tristeza excesiva. Algunas veces también, el demonio llena los corazones de las personas con ansiedad y preocupación para que se vuelvan tibias en el servicio a Dios o, cuando son descuidadas en cosas pequeñas para hacerlas caer en cosas más grandes.

    Fue en una de estas maneras que la persona de la que estoy hablando cayó en la trampa del zorro. Cuando llegó a viejo y tenía todo lo que quería y se declaró feliz y deseó seguir viviendo, fue arrebatado sin los sacramentos y sin expiar su vida y obras. Como una hormiga, acumulaba sus bienes de noche y de día, pero no en la casa del Señor. Pero cuando había llegado a la entrada del hormiguero a donde llevaba el grano, murió y dejó su trabajo a otros. Aquél que no recoge fructíferamento en tiempo de la cosecha, no tendrá el goce del maíz.

    Felices son aquellas aves del Señor que no duermen debajo de los árboles del deleite mundano sino en los árboles de los deseos celestiales. Si alguna vez una tentación de ese zorro malvado, el demonio, eche manos de ellos, rápidamente vuelan en las alas de la confesión humilde y la esperanza de ayuda celestial”.

    EXPLICACIÓN

    Cristo, el Hijo de Dios habla: “Este rector es material para el episcopado. Quienquiera escalar el árbol de la fruta dulce, deberá estar libre de cualquier carga, ceñido y listo para recoger, llevando un vaso limpio en donde poner el fruto. Dejen que este hombre busque cómo decorar su cuerpo con virtudes. Deberá suministrarlo con necesidades pero no con cosas superfluas de la vida. Deberá huir de las ocasiones de incontinencia y avaricia y mostrarse a sí mismo ser un espejo limpio y un ejemplo para el hombre imperfecto. De otro modo, vendrá sobre él una caída espantosa, y un súbito fin con el trazo de mi mano”.

    Y todo esto sucedió.



    Palabras de Cristo a la Esposa comparando la buena conducta y las buenas obras del clérigo al agua clara y su mala conducta y malas obras, al agua brutalmente sucia


    Capítulo 69


    Habla el Hijo: “Podrás decirme que el agua de una fuente no es buena, dependiendo de tres cosas. Primero, si el agua no tiene el color apropiado; segundo, si está lodosa; tercero, si está siempre estancada y no en movimiento, dejando que entre tierra pero no librándose de ella.

    Por estas aguas tengo en mente la conducta y los corazones de los clérigos. En la bondad de su conducta, deberían ser como fuentes de agua que es dulce al tomarse, insensible a toda la suciedad del vicio. Así pues, el color apropiado del sacerdote es la verdadera humildad. Entre más se vea a sí mismo obligado a trabajar por Dios, más se humillará en pensamiento y en obra. El color del demonio se encuentra en donde está el orgullo. El orgullo es como una mano leprosa recogiendo agua de la fuente y haciendo que el agua sea repulsiva para aquellos que lo ven. De la misma manera, el orgullo de un sacerdote muestra sus obras contaminadas.

    El agua es lodosa si un sacerdote es codicioso y no está contento con las necesidades de la vida. Cuando está ansioso es inútil para sí mismo y dañino para otros a través del ejemplo de su codicia. Tercero, el agua está sucia cuando la dejan entrar pero no liberan la suciedad. Esto surge, tanto por estar cerrada la salida como por no tener movimiento. Un sacerdote está impuro cuando en su corazón y cuerpo, ama los placeres carnales y no se libera de las cosas impuras que le ocurren. Las manchas en cualquier parte del cuerpo son feas, pero especialmente en la cara. Del mismo modo, la impureza deberá ser odiosa para todos pero especialmente para aquellos que están llamados a hacer grandes cosas. Así pues, aquellos sacerdotes que deberán ser escogidos para mi trabajo, quienes no estén llenos de conocimiento verboso, sino de humildad y pureza, quienes se comporten bien y enseñen a otros de palabra y ejemplo. Aun la mano de un leproso es útil para mi trabajo, siempre y cuando la mente esté bien y no le falte la mano espiritual.



    Palabras de la madre a su hija narrándole en orden la pasión de su bendito Hijo, y describiéndole la belleza y forma de su Hijo.


    Capítulo 70


    Dice la Madre: “Cuando la pasión de mi Hijo estaba cerca, sus ojos se llenaron de lágrimas y el sudor le cubría su cuerpo debido al miedo del sufrimiento. Luego, se lo llevaron de mi vista y ya no lo volví a ver sino hasta que fue llevado para ser azotado. En seguida, fue arrastrado a lo largo del piso y tirado de manera tan cruel y violenta, que le golpearon su cabeza y le quebraron sus dientes. Fue golpeado en su cuello y mejilla tan fuerte, que el sonido de los golpes yo los escuchaba. A una llamada del verdugo, se desvistió y se agarró del pilar. Estaba amarrado con un lazo y luego azotado con látigos de púas. Las púas penetraron su piel y cuando las halaron, no sólo desgarraban su piel, sino lo hacían como para lacerar todo su cuerpo.

    Al primer golpe, fue como si mi propio corazón hubiese sido traspasado y había perdido el uso de mis sentidos. Volviendo en mí, pude ver todo su cuerpo herido – ya que su cuerpo, durante la flagelación, estaba desnudo. Entonces, uno de sus enemigos le dijo a los verdugos: ‘¿Intentan matar a este hombre sin tener una sentencia y causarle la muerte ustedes mismos?’ Y mientras decía esto, cortó las sogas. Una vez liberado del pilar, mi Hijo se volteó primero para tomar su ropa, sin embargo, no le dieron tiempo a vestirse sino fue llevado mientras trataba de meter sus brazos en las mangas. Las huellas que dejó en el pilar estaban tan llenas de sangre, que yo podía fácilmente ver hacia dónde lo llevaban por la marca de sangre que dejaba conforme caminaba. Y con su túnica, se limpió su cara ensangrentada.

    Después de la sentencia lo llevaron para que cargara la cruz, pero a lo largo del camino, otro hombre se turnó para cargarla. Cuando llegó al lugar de la crucifixión, ya tenían listo para Él un martillo y cuatro clavos punzantes. Se quitó la ropa cuando le ordenaron, pero se cubrió sus partes privadas con un pequeño lienzo. Procedió a amarrárselo como si al hacerlo sintiera cierto consuelo. Plantaron firmemente la cruz, y el travesaño estaba tan bien colocado, que la coyuntura estaba al centro de sus omóplatos. La cruz no tenía ninguna clase de reposacabezas. El signo con su sentencia estaba unido a cada brazo de la cruz sobresaliendo por sobre la cabeza.

    Conforme le fue ordenado, se acostó con su espalda sobre la cruz y cuando le ordenaron hacerlo, estiró primero su mano derecha. Después, y como su mano izquierda no podía alcanzar la otra esquina de la cruz, tuvo que ser estirada a lo máximo. Sus pies también fueron estirados completamente para alcanzar los agujeros hechos para los clavos y colocados en forma de cruz, y como si hubieran sido desprendidos de las espinillas, fueron sujetados a la cruz por dos clavos que traspasaron sus huesos, al igual que habían hecho con sus manos. Al primer martillazo, caí en un estupor de dolor, y cuando desperté vi a mi Hijo sujetado a la cruz. Escuché a hombres decirse unos a otros: ‘¿Qué ha cometido este hombre – robo, hurto o fraude?’ Otros respondieron que Él era un fraude. Entonces, le empujaron la corona de espinas en su cabeza tan duro, que le llegó a la mitad de su frente. Torrentes de sangre cayeron de donde las espinas habían quedado y le cubrieron su cara y su pelo y sus ojos y la barba, hasta que no podía verse otra cosa que no fuera sangre. Ni siquiera me pudo ver parada a los pies de la cruz sin parpadear para librarse de la sangre.

    Después que me encomendó a su discípulo, levantó su cabeza, alzó sus ojos llorosos al cielo y gritó con una voz desde lo más profundo de su pecho, diciendo: ‘Dios mío, Dios, mío, ¿por qué me has abandonado?’ Nunca pude olvidar ese grito, sino hasta que vine al cielo; ese grito que Él pronunció me conmovió tanto más, que su propio sufrimiento. Ahora empezaba a aparecer el color de la muerte en aquellas partes de su cuerpo que eran visibles por debajo de la sangre. Sus mejillas cortaron sus dientes. Podían contarse sus costillas delgadas y descubiertas. Su estómago, vacío ahora de todos sus jugos, estaba pegado a su espalda y hasta su nariz se veía delgada. Cuando su corazón estaba en su última hora, todo su cuerpo tembló y su barba cayó hacia su pecho. En ese momento, colapsé sin vida al piso. Su boca permaneció abierta, ya que había dado su último suspiro. Su lengua y dientes y la sangre en su boca eran visibles para los espectadores. Sus ojos medio cerrados se movieron al revés. Ahora Su cuerpo sagrado había caído hacia abajo, con sus rodillas dobladas a cada lado y sus pies colgaban en los clavos como bisagras.

    Mientras tanto, otras personas que se encontraban cerca de nosotros decían de manera casi ofensiva, ‘Oh María, tu hijo está muerto’. Otros de pensamiento más noble, decían: ‘Señora, el sufrimiento de tu hijo ha terminado hasta su eterna gloria’. Un poco más tarde, después de que habían abierto su costado, sacaron la lanza y la punta tenía sangre de color café, lo que significaba que la lanza había perforado su corazón. Esa lanza penetrante pareció también atravesar mi corazón, y es asombroso que mi corazón no haya explotado. A pesar de que los otros se estaban alejando, yo no podía irme. Me sentí casi confortada cuando toqué su cuerpo cuando lo bajaron de la cruz y lo tomé en mis brazos, exploré sus heridas y le limpié la sangre. Cerré su boca con mis dedos y también sus ojos. No podía doblar sus brazos rígidos para que pudiera descansarlos en su pecho, sino solamente a lo largo de su estómago. Sus rodillas no podían enderezarse, sino que apuntaban hacia afuera en la misma posición en la cual se habían endurecido en la cruz”.

    De nuevo habla la Madre: “A pesar de que no puedes ver a mi Hijo como existe en el cielo, al menos escucha como era en cuerpo cuando estuvo en la tierra. La vista de su cara era de tanta bondad, que nadie, ni siquiera alguien muy triste de corazón, podía verlo cara a cara sin alegrarse ante su vista. Los justos se llenaban de consuelo espiritual, pero aún los malvados, encontraban alivio en el dolor del mundo mientras lo miraban. Por esta razón, las personas que se sentían tristes decían: ‘Vamos a ver al hijo de María y encontrar por fin, alivio mientras estemos ahí’.

    Cuando tenía 20 años, era perfecto en tamaño y fuerza varonil, era alto para los hombres de mediana estatura de aquellos días, no lleno de carnes, sino bien desarrollado en cuanto a músculos y carne. Su cabello, pestañas y barba eran de color café dorado. Su barba era del largo del ancho de la palma de la mano. Su frente no era hundida, sino recta. Su nariz era uniforme, ni muy pequeña ni muy grande.

    Sus ojos eran límpidos, tanto así, que aún a sus enemigos les gustaba contemplar. Sus labios no eran demasiado gruesos y eran de color rojo brillante. Su mandíbula no sobresalía y tampoco era demasiado larga, sino atractiva y de un buen largo. Sus mejillas eran bellamente redondeadas. Era de piel clara con trazos de rojo y tenía una postura erguida. No había ni una sola mancha en su cuerpo, como pueden testificar los verdugos que lo flagelaron quienes lo vieron atado al pilar completamente desnudo. Nunca tuvo bichos o nudos o suciedad en su cabello.



    Cristo le hace preguntas tiernas a la Esposa, y ella le responde con humildad, y sobre cómo Cristo le presenta tres estados meritorios para que la Esposa escoja: el estado de virginidad, el estado matrimonial, y el estado de viudez.


    Capítulo 71


    El Hijo de Dios habla a su Esposa: “Respóndeme las cuatro preguntas que te hago. Si alguien le da a su amigo una viña fecunda pero la mantiene cerca de su propia casa para poder tener el placer de verla y olerla, ¿qué diría el dador si el nuevo propietario de la vid le preguntara si la puede trasplantar a otro lugar en donde sería más fecunda?” Ella le responde: “Si el amigo se la diera por amor y desea lo mejor para su amigo, seguramente le permitiría hacer lo que quisiera con la viña, diciéndole: ‘Amigo mío, a pesar de que me hace feliz tener la viña cerca, a pesar de que no me produce mucho fruto, estoy feliz si la quieres trasplantar a un lugar más fértil’”.

    El Señor preguntó una segunda vez: “Si los padres fueran a dar a su hija soltera a un hombre joven y ella consintiera a la juventud, pero si el muchacho cuando le preguntan los padres si la quiere o no, no les da una respuesta, ¿está la joven prometida o no?” Ella responde: “Me parece que, ya que el muchacho no expresó sus propios deseos, la joven no está prometida”.

    Por tercera vez, el Señor habla: “Un joven noble en compañía de tres jóvenes solteras, les propuso que si cualquiera de ellas pudiera expresarse de tal manera que pudiera emocionarlo en sumo grado, obtendría lo que el joven amara más. La primera joven contestó: ‘Amo tanto a este joven, que antes moriría que deshonrarme a mí misma con otro hombre’. La segunda joven dijo: ‘Y yo antes sufriría cualquier dolor que mencionar una sola palabra en contra de sus deseos’. La tercera respondió: ‘Preferiría sufrir cualquier clase de amargo dolor o condenación, en lugar de ver que él sufra el más pequeño desprecio o condenación’. Dijo entonces el Señor: “Dime, ¿Quién de estas tres jóvenes amaba más al joven y por tanto recibir su amor preferencial?” Ella respondió: “A mí me parece que todas lo amaban de igual manera, ya que todas a una voz lo dijeron, así, todas merecen por igual, tener su amor”.

    Por cuarta vez, habló el Señor: “Una vez, un hombre le consultó a su amigo y le dijo: Tengo trigo muy fértil. Si se siembra, producirá una gran cosecha. Sin embargo, estoy muy hambriento, así es que ¿Qué crees que sería más aconsejable: comérmelo o sembrarlo?” Su amigo le respondió: ‘Puedes saciar tu hambre en otro momento. Por ahora, es mejor que lo siembres’. Entonces, añadió el Señor: “Hija mía, no piensas tú lo mismo - ¿no es mejor que la persona que está hambrienta soporte el hambre y siembre el grano que será bueno para muchas personas?”

    De nuevo, dijo el Señor: “Estos cuatro ejemplos aplican para ti. Tu hija mía eres como una viña que has prometido y me has dado. Sin embargo, ya que yo conozco un lugar más apropiado para ella, la quiero trasplantar donde a mí me agrada, y tú no deberías molestarle por ello, ya que me diste tu consentimiento para el trasplante”.

    Dijo de nuevo el Señor: “Tú me diste tu hija, pero nunca te mostré qué sería más aceptable para mí, su virginidad o su matrimonio, o si tu sacrificio me agradaba o no. Así pues, las cosas que se hicieron con incertidumbre pueden cambiarse y corregirse ahora que ya se conocen con certeza”. Y dijo nuevamente el Señor: “La virginidad es buena y excelente, ya que se asemeja al estado angelical, siempre y cuando, se mantenga con sabiduría y virtud.

    Pero si una falta de la otra, esto es, si hay virginidad de la carne pero no de la mente, entonces la virginidad se ha deformado. Un ama de casa devota y humilde me es más aceptable a mí, que una virgen orgullosa e impúdica. Una Esposa temerosa de Dios quien está en control de sí misma y vive de acuerdo a la ley de su estado, puede ganar un mérito igual a la de la virgen humilde y modesta. A pesar de que aguantar la prueba del fuego sin quemarse es una cosa grande, igualmente es cosa grande permanecer afuera del fuego del estado religioso pero estar deseando estar en el fuego y quemarse con un mayor ardor afuera del fuego que el de quien está en el fuego.

    Te doy el ejemplo de tres mujeres – Susana, Judith y Tecla la virgen. La primera era casada, la segunda una viuda, la tercera una virgen. Tenían diferentes estados de vida y tomaron decisiones diferentes, pero se ganaron una recompensa similar por sus obras meritorias. Cuando Susana fue falsamente molestada por los sacerdotes, ella prefirió por amor a Dios, la muerte antes que poner en vergüenza su estado de vida. Debido al temor que me tenía por estar presente en todas partes, mereció ser salvada y glorificada para el bien de su salvación. Cuando Judit vio el deshonor que me habían mostrado y que su pueblo se estaba perdiendo, se angustió tanto que no solo se expuso a la culpa y a la condenación por su amor a Dios, sino que también se preparó para sufrir castigos por mí. Finalmente, Tecla quien era virgen, prefirió sufrir amargos tormentos que pronunciar una sola palabra en contra mía. Estas tres mujeres, a pesar de que sus acciones no fueron iguales, fueron iguales en mérito. Así pues, ya sea virgen o viuda, cada quien es capaz de agradarme, siempre y cuando su deseo sea por mí y su vida sea virtuosa.

    El Señor dice de nuevo: “Me es igualmente aceptable que tu hija permanezca virgen o se case, siempre y cuando lo haga de acuerdo a mi voluntad. ¿Qué ganará ella si su cuerpo está enclaustrado pero su mente permanece fuera de los muros? O, Qué sería más glorioso: ¿vivir para ella misma o para beneficio de otros? Yo sé y preveo todas las cosas y no hago nada sin una razón. Así pues, ella no llegará a su destino por el primer fruto, ya que eso sería por temor, ni tampoco por el segundo fruto, ya que eso sería por tibieza.

    Sin embargo, ella llegará al estado del medio, ya que ese tiene la calidez justa del amor y el fruto de la virtud. No obstante, el hombre que la reciba, deberá poseer tres cosas – techo, ropa y suficiente alimento para recibirla.

    EXPLICACIÓN

    Habla el Hijo: “Te estarás preguntando por qué esta virgen se casó de diferente manera a como tú esperabas. Te responderé a través de una parábola. Un cierto noble hizo arreglos para que su hija se casara con un hombre pobre. Este hombre, que debía haber sido prometido a la joven, violó las leyes de la ciudad y fue expulsado por los ciudadanos con deshonor y no logró tener a la joven que deseaba. De igual manera he actuado con el gobernante de este país. Le prometí hacer cosas grandes por él, pero en su lugar, se unió a mis enemigos y así, no obtendrá las cosas que yo le prometí.

    Pero tú, podrías preguntar: “¿No pude yo prever el futuro? Por supuesto que sí, al igual que lo puede prever en el caso de Moisés y su pueblo. He revelado y revelo muchas cosas, para que las personas se puedan preparar para buenas cosas y puedan saber qué hacer y esperar con paciencia. Sin embargo, quiero que sepas que ha pasado una aflicción y vendrá otra sobre los desagradecidos de este reino para que mi bendición pueda llegar después a los humildes que suplican por mi misericordia. Sabe también, que sería mejor para esta virgen seguir el consejos del sabio y de mí”.

    Se cree que la virgen fue Lady Cecilia, la hija de Santa Brígida. En relación a ella, ver la biografía de Santa Brígida.



    Las palabra de Cristo en relación a las hermanas de Lázaro, el resucitado, y sobre cómo (como yo creo) las hermanas representan a la Esposa y a su hija, Lázaro al alma, los judíos por personas envidiosas y sobre cómo Dios ha mostrado la misericordia más grande que hizo por las hermanas de Lázaro y sobre cómo personas que hablan mucho pero hacen poco, se indignan en contra de aquellos que hacen buenas obras.


    Capítulo 72


    Habla el Hijo: “Hubo dos hermanas, Marta y María, cuyo hermano yo resucité de entre los muertos. Después de su resurrección, me sirvió más de lo que me había servido antes. Sus hermanas también, a pesar de que habían sido mis siervas y eran fervientes en su atención para conmigo antes de la resurrección de su hermano, se mostraron más solícitas y devotas después. Espiritualmente, a ti te he tratado de modo similar. Así pues Yo resucité a tu hermano, esto es, tu alma que –estando fétida después de haber estado muerta por cuatro días – se había separado de mí por haber roto mis mandamientos, por el puro deseo y deleite en la dulzura del mundo y sus pecados.

    Sin embargo, hubo cuatro razones que me conmovieron para resucitar a Lázaro. La primera fue que mientras vivió, había sido mi amigo. La segunda, fue el amor de sus hermanas. La tercera fue que la humildad que profesaba María era tal, que se había ganado una recompensa cuando lavó mis pies. Era merecedora de la alegría y el honor al grado de haberse rebajado por amor a mí a la vista de los invitados. La cuarta razón fue para manifestar la gloria de mi naturaleza humana. Sin embargo, estas cuatro razones no aplican para ti, ya que tú amas el mundo más de lo que ellos lo hicieron. Así pues, mi misericordia es más grande por ti que por aquellas hermanas. La muerte espiritual es más peligrosa que la muerte corporal, y la resurrección del alma es más gloriosa que la resurrección del cuerpo.

    Ya que mi misericordia supera tus obras, acógeme a Mí como hicieron esas hermanas en el hogar de sus mentes con la caridad más ferviente, amando nada más que a Mí, confiando completamente en Mí, humillándose junto con María, llorando por sus pecados, y no teniendo vergüenza de vivir con humildad entre los orgullosos y castos entre los impúdicos.

    ¿Qué hubiera Ganado Lázaro al resucitar de una muerte presente a menos que vivir de manera más virtuosa en la vida presente, pudiendo resucitar más glorioso a una segunda y duradera vida? ¿Quiénes son los judíos que buscaron matar a Lázaro si no aquéllos que se indignaron porque ustedes llevan una vida mejor que la de ellos, que han aprendido a hablar de manera ostentosa pero hacen poco, quienes buscando la aprobación de otros, desprecian las obras de sus predecesores con el desprecio más grande haciendo poco para tratar de comprender las verdades absolutas?

    Existen muchas de esas personas. Saben cómo debatir sobre las virtudes pero no saben observarlas viviendo de manera virtuosa. Sus almas están en peligro, porque sus palabras son muchas, pero no se ven sus obras. ¿Acaso mis predicadores actuaron de esa manera? ¡Por supuesto que no! Ciertamente ellos no amonestaron a los pecadores con palabras ostentosas sino con pocas palabras llenas de caridad, y estaban listos para dar sus propias almas por las almas de los pecadores. A través de su caridad, otros obtuvieron caridad, ya que el afán del maestro forma la mente del que escucha más que las meras palabras. Hoy en día, muchos predicadores dicen cosas raras de mí, pero no cosechan fruto, porque la madera no arde sólo con soplarla sino únicamente con la ayuda de las chispas del fuego.

    Yo te guardaré y protegeré de estos judíos para que no me dejes por lo que ellos hacen o dicen. Pero mi protección no significa que puedas escapar del dolor, sino que no sucumbas debido a la falta de un padecimiento con paciencia. Mantente firme en tu decisión, y encenderé con el fuego de mi caridad, tu voluntad”.



    Palabras de la Virgen a la Esposa en relación a cómo no debería entristecerse por el caballero que fue declarado muerto y mostrado a ella como si estuviera muerto.


    Capítulo 73


    Un cierto caballero que estaba vivo, fue declarado muerto. En una visión espiritual también se le mostró a la Esposa como si estuviera muerto y suplicando por ayuda. Debido a que esta señora se entristeció por su muerte, la Madre de la misericordia le dijo: “Hija, con el tiempo sabrás si el caballero está muerto o no, pero debemos todavía esforzarnos para que viva una vida mejor”.



    Palabras de Cristo a su Esposa; palabras de alabanza de Juan el Bautista para Cristo y las oraciones devotas que dice en la presencia de Cristo en nombre de los cristianos y especialmente por un cierto caballero. A través de las oraciones de Juan, el caballero, con sus propias manos y con las manos amigas de la gloriosa Virgen y de las de Pedro y Pablo, se arma y se decora con las armas espirituales, esto es, con las virtudes. También, lo que cada una de estas armas corporales significan y sobre la oración bien hecha.


    Capítulo 74


    El Hijo de Dios estaba hablando con su Esposa, diciendo: “Has podido ver hoy, que es mejor prevenir que ser prevenido. Ciertamente, con mi dulce gracia, evité que el demonio no pudiera tener el control de tu alma”.

    De repente, se apareció Juan el Bautista y dijo: “¡Bendito seas oh Dios! Tú preexistes todas las cosas. Nunca ha existido otro dios junto contigo o a tu lado y nunca lo habrá después de ti, ya que tú eras y fuiste un Dios para siempre. Eres la verdad prometida por los profetas. Mientras aún no nacías, me regocijé en ti. Te reconocí más, cuando te señalé. Tú eres nuestro gozo y nuestra gloria, nuestro anhelo y nuestro deleite. Sólo de verte nos llena de un placer indescriptible, que nadie conoce sino aquél que lo ha probado. Tú eres nuestro único amor. Es por ello que te amamos, porque eres el amor en sí mismo, y amas no solo a aquellos que te aman, siendo el creador de todo, eres caritativo con aquéllos que te han despreciado. Ahora mi Señor, ya que somos ricos a través de ti y en ti, te pedimos des nuestras riquezas espirituales a aquellos que carecen riquezas para que más personas puedan tomar parte de nuestra buena fortuna, así como nosotros nos regocijamos, no en nuestros propios méritos, si no en ti.

    Le responde Cristo: “En verdad eres el miembro superior a lo largo y cerca de la cabeza. Aun todavía el cuello está más cerca y más sobresaliente. Como soy la cabeza de todos, así mi Madre es como el cuello, y luego vienen los ángeles. Tú y mis apóstoles eres como las coyunturas de la columna vertebral, porque no solo me amas, sino me honras al ayudar a aquéllos que me aman. Lo que dije antes permanece firme: Las obras que hago, tú debes hacerlas también, y tu voluntad, es mi voluntad. Como la cabeza del cuerpo no se mueve sin sus miembros, así también en tu conexión espiritual y unión conmigo no es solo desear una cosa y otra ser capaz de hacerla, sino que tienes toda la habilidad para hacer lo que cada uno de ustedes desee. Así pues, su deseo será cumplido”.

    Después de decir esas palabras, Juan trajo a un cierto caballero que estaba medio muerto entre ellos y dijo: “Aquí Señor, está el hombre que consagró su orden de caballero a ti. Está tratando de luchar pero no es lo suficientemente fuerte, ya que está desarmado y débil. Estoy obligado a ayudarlo por dos razones, ambas por los méritos de sus padres y por el amor que él siente hacia mi honor. Así pues, para tu propia gloria, otórgale la vestimenta de caballero para que no vean la vergüenza de su desnudez”.

    El Señor respondió: “¡Dale lo que quieras y vístelo como quieras!” Dijo entonces Juan: “Ven hijo mío y recibe la primer vestimenta de caballero. Una vez la tengas, te será más fácil recibir y portar el resto de tu equipo. Es oportuno que el caballero lleve una túnica suave y lisa pegada a su piel. La túnica corporal es suave y lisa, y de igual manera, tu túnica espiritual debe serlo para mantener en tu alma a Dios amado y que sea él, el deleite de tus afectos”.

    El deleite en Dios viene de dos cosas: la consideración de su bondad y el recuerdo de los pecados que tú has cometido. De niño tuve ambos. Yo consideraba qué clase de gracia Dios había preparado para mí mientras aún no había nacido y la bendición que me había dado después de mi nacimiento. Suspiraba considerando cómo podría pagarle a mi Dios. Consideraba también la inestabilidad del mundo, así que corrí al desierto en donde mi Señor Jesús se me hizo tan dulce, que el solo pensamiento en los placeres mundanos me fatigaban y se convertían en una carga. Ven pues, y vístete con esta túnica, ya que el resto se te dará en su debido momento.

    Entonces, se apareció el Bendito Apóstol Pedro y dijo: “Juan te dio una túnica, pero yo, que caí bajo pero me levanté como un hombre, te dotaré con una cota de malla que es la caridad divina. Así como una malla metálica consiste de muchos aros de hierro, así también la caridad protege al hombre en contra de los misiles del enemigo y se hace más ecuánime para sobrellevar los demonios que lo amenazan, más ágil para honrar a Dios y más ferviente en la obras divinas, invencible en la adversidad, calmado en la esperanza, firme en las obras que lleva a cabo. Esta malla metálica deberá brillar como el oro y deberá ser tan fuerte como el acero y el hierro, ya que todo aquél que tiene caridad, deberá ser tan maleable como el oro para sobrellevar la adversidad así como brillante en sabiduría y discernimiento para no cambiar la herejía por una fe sólida ni duda para la verdad innegable.

    Esta malla deberá ser tan fuerte como el hierro. Así como el hierro somete todo, así también un hombre de caridad debe estar ansioso de humillar a todos aquellos que se paran en el camino de la fe y buena moral, sin ceder a ello por un lenguaje abusivo. No deberá doblarse debido a amistades ni volverse tibio por el bien de su propio bienestar material. No deberá esconderse por el bien de aliviar el cuerpo, ni tener miedo de morir, ya que nadie puede quitar la vida a otra persona sin el permiso de Dios. Ahora, a pesar de que la malla metálica consiste de varios anillos, la malla metálica de caridad está tejida por dos anillos principales. El primer anillo de la caridad es el conocimiento de Dios y la consideración frecuente de la bondad divina y los preceptos.

    Esto hace a un hombre reconocer cómo deberá ser su comportamiento para con Dios, para con su prójimo y para con el mundo. El segundo anillo es la represión del propio egoísmo por el amor de Dios. Cualquiera que sienta un amor perfecto y completo hacia Dios, no guarda nada para sí mismo, si ello va en contra de Dios. Aquí hijo mío, Dios te da esta cota de malla que he ganado para ti, tal y como fue anticipado por la gracia de Dios”.

    Entonces se apareció el bendito Pablo y dijo: “Oh hijo mío, Pedro, el pastor principal de las ovejas, te dio una cota de malla. Por el amor de Dios, yo te daré la coraza que es el amor hacia tu prójimo, la disposición de morir libremente por la salvación de tu prójimo con la ayuda de la gracia de Dios. Así como en una coraza se combinan muchas láminas y se unen con clavos, así también hay muchas virtudes que se juntan en el amor por el prójimo. Todos los que aman a su prójimo están sujetos a la aflicción, primero, porque no todos los redimidos por la sangre de Jesucristo retribuyen a Dios con su amor. En segundo lugar, deberá aflicción y dolor por la Santa Iglesia, la Esposa de Dios, que no se encuentra en la más encomiable posición. Tercero, porque hay muy pocos que recuerdan los sufrimientos de Dios con angustia y amor. Cuarto, deberá estar en guardia para que su prójimo no se corrompa por cualquier mal ejemplo de su parte. Quinto, deberá dar con alegría todas sus posesiones a su prójimo y pedirle a Dios por él, para que progrese y se convierta perfecto en cada bondad.

    Los clavos que sostienen juntas las láminas, son las palabras piadosas. Cuando un hombre caritativo ve que su prójimo está pasando dificultades, debería consolarlo con palabras de amor; defenderlo cuando ha sido atacado injustamente; visitar al enfermo, rescatar a los secuestrados y no avergonzarse de los pobres. Siempre deberá amar la verdad y no poner nada por encima del amor de Dios, y nunca desviarse del camino de la justicia. Yo mismo fui dotado con esta coraza, ya que era débil con el débil, sin vergüenza para decir la verdad en la cara de reyes y príncipes, y presto para morir por la salvación de mi prójimo”.

    Entonces, la Madre de Dios se apareció y le dijo al caballero: “Hijo mío, ¿Qué necesitas todavía?” Y él le respondió: “No tengo un casco para mi cabeza”. La Madre de misericordia le dijo al ángel de la guarda de su alma: “¿Qué beneficio tiene tu custodia para esta alma y qué tienes que presentar a nuestro Señor?” El ángel respondió: “Tengo algo que presentar, pero no es mucho. Sé, que algunas veces dio limosna y que algunas veces rezó. Algunas veces también, se privó de hacer su propia voluntad por el amor de Dios, pidiéndole sinceramente que el mundo ya no presentara ninguna atracción para él y que Dios fuera lo más amado para él por sobre todas las cosas”.

    La Madre respondió: “Bueno es que tengas algo que traer. Haremos entonces lo que un orfebre competente hace cuando está a punto de crear un objeto grande de oro. Si necesita oro y no lo tiene, pide ayuda a los amigos que lo tienen. Sus amigos que cuentan con el oro, lo ayudan para que pueda terminar su trabajo. Si una persona está creando un objeto de arcilla, ¿quién le dará oro? No es apropiado mezclar oro con arcilla. Así pues, todos los santos, ricos en oro y yo, nos uniremos para que puedas tener el casco. Este casco es la intención de complacer a Dios y solo a Dios. Así como un casco protege tu cabeza de las flechas y los golpes, así también una buena intención dirigida solo a Dios, protege el alma para que las tentaciones del demonio no prevalezcan en contra de Dios, y así Dios se implanta en el alma.

    El buen caballero Jorge tenía esta intención, así como la tuvo Mauricio y muchos otros, incluyendo al ladrón que colgó de la cruz. Sin ella, nadie puede poner un buen cimiento o alcanzar su recompensa. El casco deberá tener dos aberturas al frente de los ojos para permitirle a uno poder ver cualquier cosa que se acerque. Estas aberturas son el discernimiento que se refiere a las cosas que se deben de hacer y cautela en relación a las cosas que se deben omitir, ya que sin discernimiento y previsión, muchas cosas que parecen ser buenas al principio se convierten en malas al final.

    La Madre preguntó de nuevo al caballero: “¿Qué es lo que aún necesitas hijo mío?” Y él respondió: “Mis manos están desnudas y no tengo armadura”. Dice la Madre: “Te ayudaré para que tus manos no estén desnudas. Así como tienes dos manos en el cuerpo, así también tienes dos espirituales. La mano derecha con la cual se sostiene la espada, simboliza el trabajo de justicia. Así como son cinco los dedos que tienes en la mano, así también deben de haber cinco virtudes. El primer dedo significa que toda persona justa debe ante todo, ser justa con ella misma. Esto se hace teniendo cuidado que al hablar o al actuar o al dar ejemplo, no se ofenda al prójimo para no deshacer, a través de nuestro propio comportamiento desordenado, lo que uno predica a los demás o con justa razón, reprende lo que ve en ellos. El segundo dedo significa no administrar justicia o las obras de la justicia por el bien de favores humanos o avaricia mundana, sino únicamente, por el amor de Dios. El tercero significa no demostrar intimidación injusta a nadie así como tampoco disimular nada por amistad ni tampoco desviarse de la justicia por el bien de nadie, ya sea rico o pobre, amigo o enemigo.

    El cuarto significa estar listo y deseoso de morir en aras de la justicia. El quinto significa, no solo ejercitar justicia sino también amar sabiamente la justicia. El resultado de esto es que la sentencia que se pronuncie sea con misericordia y justicia, y que la persona que cometa un pecado menor se corrija de una manera mientras que quien comete un pecado mayor se corrige de otra manera y que la persona que cometa pecado por ignorancia de una manera, mientras que la que comete pecado por malicia, se corrija de otra manera. Todo aquél que tenga estos cinco dedos, deberá tener cuidado de no afilar su espada por la impaciencia así como tampoco utilizarla por placer mundano o tirarla por la imprudencia u oscurecerla por la frivolidad.

    La mano izquierda simboliza la oración piadosa. Esta también tiene cinco dedos. El primero es una creencia firme en los artículos de fe en relación a la naturaleza divina y humana, poniendo todo en práctica y creyendo todo lo que profesa la Santa Iglesia, la Esposa de Dios. El segundo es la negación de pecar deliberadamente contra Dios junto con el deseo de hacer la reparación por todos los pecados que has cometido a través del arrepentimiento y expiación. El tercero es suplicar a Dios que convierta el amor de la carne en amor espiritual. El cuarto es vivir en el mundo por nada más, que para darle gloria a Dios y reducir la cantidad del pecado. El quinto es nunca confiar en tu propia fuerza sino siempre tener el temor de dios y esperar por la muerte en cualquier momento. Esto es pues hijo mío, las dos manos que debes tener. Con la derecha debes blandir la espada de la justicia en contra de los que transgreden la justicia. Con la izquierda, la mano de oración, debes rogar por la ayuda de Dios para que nunca te confíes en tu propia rectitud ni te vuelvas insolente para con Dios”.

    La Madre Santísima se apareció de nuevo y le dijo al caballero: “¿Qué es lo que todavía necesitas hijo mío?” El respondió: “La armadura para la pierna”. Y ella le dijo: “Escúchame oh caballero que una vez perteneciste al mundo pero que ahora eres mío. Dios creó todo en el cielo y en la tierra, pero la más digna y la más bella de entre todos los seres inferiores es el alma, parecida en su concepción, a la buena voluntad. Así como varias ramas salen de un árbol, así también cada perfección virtuosa sale del ama a través de ejercicio espiritual y la actividad. Así pues, para poder obtener la armadura espiritual para la pierna, debes, por la gracia de Dios, empezar con buena voluntad.

    Una doble consideración debe apoyar tu voluntad, como dos piernas paradas sobre bases doradas. La primera pierna del alma perfecta es la siguiente consideración: que rehúses todo pecado aun si no hay un castigo después. La segunda pierna consiste en hacer buenas obras con gran paciencia y amor por Dios, incluso ante tu propia condenación. Las rodillas del alma son la alegría y la fortaleza de una buena intención. Así como las rodillas se doblan con el uso de las piernas, así también la intención del alma debe doblarse y parar en obediencia a la razón de conformidad con la voluntad de Dios.

    Está escrito que el espíritu y la carne está opuesto uno a la otra. Así, Pablo también dice: ‘Yo no hago el bien que quiero’. Es como si dijera: “Quiero hacer el bien de acuerdo al alma, pero soy incapaz debido a la debilidad de la carne. Aun así, ¿qué pasa cuando algunas veces soy capaz de hacerlas pero no con alegría?’ ¿Se debe privar al apóstol de su paga porque tuvo la voluntad pero no la habilidad o porque hizo buenas cosas sin alegría? ¡Ciertamente que no!

    En su lugar, su recompensa será doble: primero, porque con respecto al hombre exterior, la acción fue difícil debido a la resistencia de la carne para el bien; segundo, porque con respecto al hombre interior, no siempre recibió consolación espiritual. Así pues, muchos seglares trabajan en el mundo pero no reciben una recompensa por ello, ya que actúan por motivos carnales. Si su trabajo fuera una orden de Dios, no estarían tan ansiosos por hacerla. Estas dos piernas del alma, la negación de pecar contra Dios y la intención de hacer buenas obras, aun si siguiera la condenación, deben estar equipadas con doble armadura, es decir, el discernimiento del uso de bienes temporales y discernimiento del deseo de buscar los bienes celestiales. El discernimiento del uso de bienes temporales significa poseerlos para un propósito de subsistencia moderada y no en exceso. El discernimiento del deseo por los bienes celestiales significa la intención de ganar el cielo a través de las buenas obras y el esfuerzo. La creatura humana se ha alejado de Dios por la ingratitud y la pereza y deben pues, regresar a Dios por medio del trabajo y la humildad. Así pues hijo mío, ya que tu careces de éstos, miremos a los santos mártires y a los confesores que abundaron en dichas riquezas y pídeles que te ayuden.

    Entonces, los santos se aparecieron y dijeron: “Oh Bendita Señora, tú diste vida al Señor y eres la Señora de toda la creación. ¿Qué puede haber que tú no puedas hacer? Di lo que deseas y será cumplido. Tu voluntad siempre es nuestra voluntad. Tú eres la verdadera Madre de amor, ya que tú atiendes a todos con amor”. La Madre se apareció de nuevo y le dijo al caballero: “Hijo, aún nos falta el escudo. Un escudo necesita de dos cosas: por un lado, fuerza y por el otro, el emblema del señor bajo el cual uno está sirviendo como soldado. El escudo espiritual significa la contemplación de la amarga pasión de Dios. Éste deberás portarlo en tu brazo izquierdo cerca de tu corazón, para que en cuanto los placeres carnales penetren tu mente, puedas recordar los hematomas de Jesucristo. Cuando el mundo te desdeñe y la oposición te hiera y entristezca tu mente, deberás recordar la pobreza e ignominia de Cristo. Allí donde los honores o una larga vida te seduzcan, deberás recordar el amargo sufrimiento y muerte de Cristo.

    Dicho escudo deberá poseer la fuerza de la perseverancia en la bondad y el alcance del amor. El emblema del escudo deberá ser de dos colores, porque nada se ve más claro en la distancia, que algo que esté compuesto de dos colores brillantes. Los colores que decoran la contemplación de la divina pasión son, por un lado, el autocontrol sobre las emociones desordenadas y por otro lado, la pureza y el control con respecto a las incitaciones de la carne.

    Verdaderamente el cielo se enciendo por estos dos colores, y los ángeles los ven y exultan de gozo diciendo: “¡He aquí el signo de la pureza y el recuerdo de nuestra amistad! Debemos ayudar a este caballero’. Los demonios ven a este caballero decorado con estos recuerdos en su escudo y exclamarán: ‘¿Qué hacemos compañeros? Encontrarnos con este caballero es temeroso y está armado gloriosamente. A sus lados están las armas de la virtud, detrás de él está el ejército de ángeles, a su izquierda tiene el mejor guardián, al mismo Dios, y a su alrededor hay muchos ojos atentos a nuestra maldad. Podemos pelear con él solo para vergüenza nuestra, porque de ningún modo, vamos a prevalecer’. ¡Feliz ese caballero a quien los ángeles honran y ante quien los demonios tiemblan! Pero hijo mío, como todavía no tienes este escudo, preguntémosle a los ángeles que brillan de pureza espiritual para que te ayuden”.

    De nuevo habla la Madre: “Hijo mío, aún nos falta la espada. Una espada necesita dos cualidades: en primer lugar, debe tener bordes afilados y en segundo lugar, debe estar completamente afilada. La espada espiritual es la confianza en Dios para poder pelear por la justicia. Esta confianza debe tener dos bordes: una justicia honesta en la prosperidad como si estuviera en el borde derecho, y acción de gracias en la adversidad, como si estuviera en el borde izquierdo. El buen Job tenía esta espada. Cuando era próspero, ofreció sacrificio por sus hijos y fue como un padre para los pobres, y su puerta siempre se mantuvo abierta para los caminantes. No conoció la vanidad ni codició los bienes de otros sino temió a Dios como el único que se sienta en las olas del mar. Así también, dio gracias en la adversidad. Cuando perdió a sus hijos, cuando fue reprendido por su Esposa y afligido con úlceras horribles, todo lo sobrellevó con paciencia diciendo: “El señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Bendito sea el Señor’. Esta espada deberá mantenerse completamente afilada para derrotar a los asaltantes de la justicia como hizo Moisés y David, mostrando celo por la ley como lo hizo Phineas y hablando con firmeza como Elías y Juan. ¡Oh, cuántas personas en estos días llevan un espada adormecida! Aunque hablen de palabra, no levantan un dedo y hacen oídos sordos a la gloria de Dios en su búsqueda por el favor humano. Entonces, como no tienes dicha espada, preguntémosle a los patriarcas y a los profetas que tuvieron gran confianza en Dios, y se nos dará una espada”.

    Nuevamente se apareció la Madre al caballero y le dijo: “Hijo mío, aún te falta algo para cubrir tus armas y protegerlas del óxido y de la lluvia. Esta envoltura es la caridad, la disposición de morir por Dios y aún – si fuera posible - ser separado de Dios por el bien de la salvación de los propios hermanos. Esta clase de caridad cubre todos los pecados, preserva las virtudes, aplaca la ira de Dios, hace que todo sea posible, ahuyenta a los demonios, y es el gozo de los ángeles. Esta envoltura debe ser blanca por dentro y por fuera debe brillar como el oro, ya que donde sea que se encuentre el celo del amor divino, no se descuida la pureza. Los apóstoles estaban llenos de esta caridad. Debemos pedirles que te ayuden”.

    Nuevamente se apareció la Madre y dijo: “Hijo mío, todavía te hace falta un caballo y una silla de montar. El significado espiritual del caballo es el bautismo. Así como un caballo tiene cuatro patas y lleva a lomos a un hombre en la jornada que debe cumplir, así también el bautismo, representado por el caballo, lleva al hombre a la vista de Dios y tiene cuatro efectos espirituales. El primer efecto es que los bautizados son liberados del demonio y vinculados a los mandamientos y al servicio de Dios. El segundo efecto es que están limpios del pecado original. El tercero es que son hijos y coherederos de Dios. El cuarto es que el cielo está abierto para ellos.

    Aun así, ¡cuántos hay hoy en día que habiendo llegado a la mayoría de edad, halan las riendas del caballo del bautismo y cabalgan por un sendero falso! El sendero bautismal es verdadero y acertadamente utilizado cuando las personas son instruidas en los buenos hábitos morales antes de alcanzar la mayoría de edad y cuando se alcanza y se considera cuidadosamente lo que fue prometido en la pila bautismal, mantienen su fe y su amor por Dios, intacto. Sin embargo, se alejan del sendero verdadero y frenan al caballo cuando prefieren al mundo y a la carne en lugar de a Dios.

    La silla de montar del caballo o del bautismo, es el efecto de la amarga pasión y muerte de Jesucristo, quien le dio su eficacia al bautismo. ¿Qué es el agua si no un elemento? Tan pronto como la sangre de Dios fue derramada, la palabra de Dios y el poder de la sangre derramada entraron en el elemento. Así, por la palabra de Dios, el agua del bautismo se convirtió en el medio de reconciliación entre la humanidad y Dios, la puerta de misericordia, la expulsión de los demonios, el camino al cielo y el perdón de los pecados. Para aquéllos que presumen del poder del bautismo, primero deberían considerar cómo el efecto del bautismo fue instituido a través del amargo dolor. Cuando su mente se hinche de orgullo en contra de Dios, déjenlos considerar cuán amarga fue su redención, cuántas veces han quebrantado sus votos bautismales y qué es lo que merecen por sus recaídas en el pecado.

    Para poderse sentar firmemente en la montura del efecto bautismal, se necesitan dos estribos, esto es, dos consideraciones en la oración. Primero, uno debería rezar así: ‘Señor Dios Todopoderoso, bendito seas tú que has creado y me has redimido. A pesar de que soy merecedor de la condenación, has mostrado ser tolerante con mis pecados y me has vuelto al arrepentimiento. Señor, en la presencia de tu majestad, admito que he malgastado todo lo que me has dado para mi salvación. He malgastado el tiempo que se me dio para la penitencia por las vanidades, he prestado mi cuerpo a los excesos, y he utilizado la gracia del bautismo por el orgullo. Amé todo eso más que a Ti, mi creador y redentor, quien me nutre y es mi protector. Por ello, pido tu misericordia ya que soy desdichado. Porque no reconocí tu paciencia bondadosa o temí tu temible equidad, no sé cómo podría recompensarte por tus innumerables regalos. En su lugar, día a día busqué la manera de provocarte con mis maldades. Así pues, una sola cosa tengo que decirte: ¡De conformidad con tu gran misericordia, ten misericordia de mí Dios!’

    La segunda oración dice así: ‘Señor Dios todopoderoso, sé que todo proviene de ti y que no soy nada sin ti y no puedo hacer nada sin ti más que lo que he logrado, lo cual es nada, más que pecado. Así pues, humildemente imploro tu piedad. No me trates de acuerdo a mis pecados sino de acuerdo a tu gran misericordia. Envía tu Espíritu Santo para que ilumine mi corazón y me confirme en los caminos de tus mandamientos para que pueda ser capaz de perseverar en lo que he venido a saber a través de tu inspiración y nunca me separa de ti por ninguna tentación’. Así pues hijo mío, ya que tu careces de esto, preguntémosle a aquellos que han fijado con mucho dolor la pasión de Dios en sus corazones, que compartan su caridad contigo”.

    Al momento de pronunciar esto, apareció un caballo equipado con adornos dorados. Y dijo la Madre: “Los adornos del caballo simbolizan los regalos del Espíritu Santo que se dan en el bautismo. Sin importar que sea administrado por un buen o mal ministro, el bautismo se lleva la ofensa ancestral, aumenta la gracia, perdona cada pecado, da como promesa al Espíritu Santo, a los ángeles como guardianes y como herencia, el cielo. Ves hijo mío, estos son los signos de un caballero espiritual. El caballero que los usa recibirá el salario inefable con el cual podrá comprar el gozo perpetuo, el honor más pacífico, abundancia eterna y la vida eterna”.

    El caballero era Sir Karl, el hijo de Santa Brígida.



    Palabras de la Esposa y alabanza a Cristo y a la Virgen. La respuesta consoladora de la Virgen a la hija, mostrándole que Dios, en su justa decisión, deja que su poder se manifieste a través de las mentiras del demonio. Y sobre cómo las tribulaciones llevan a los beneficios espirituales.

        1. Capítulo 75

    1. Bendito seas tú mi Dios, mi Creador y mi Redentor. Tú eres el rescate a través del cual fuimos liberados de la esclavitud, a través del cual somos guiados hacia la salvación y compartimos la Unidad y Trinidad. Así pues, aunque me sonroje de mi propia fealdad, me regocijo aun, porque habiendo muerto una vez para salvarnos, nunca más morirás. Eres en verdad el que existió antes de todos los tiempos, el que tiene poder sobre la vida y la muerte. Tú solo eres Dios, todopoderoso y maravilloso. ¡Bendito seas por siempre!

    2. Pero ¿qué puedo decir de ti oh bendita María, la salvación del mundo entero? Tú eres como alguien que tiene a un amigo triste por algo que perdió y quien pone esa pérdida ante sus ojos, aliviando así su dolor, aumentando su gozo y despertando todo su espíritu con alegría. Tú, la más dulce Madre, mostró al mundo que es a Dios a quien el hombre ha perdido. Tú le diste la vida a quien nació antes de todos los tiempos y en cuyo nacimiento los cielos y la tierra se regocijaron. Así pues dulce Madre, te pido me ayudes para que mis enemigos no puedan regocijarse de mí ni prevalecer en mi contra con sus maquinaciones”.

    La Madre respondió: “Yo te ayudaré. Pero, ¿por qué te molestas cuando espiritualmente se te mostró algo y se escuchó físicamente otra – quiero decir, fue porque ese caballero que físicamente estaba vivo se te mostró como si espiritualmente estuviera muerto y necesitado de ayuda espiritual? Escucha ahora lo que sí es una certeza. Toda verdad proviene de Dios y cada falsedad del demonio, quien es el padre de las falsedades. Así, a pesar de que la verdad es de Dios, sin embargo, a través de la malicia y la falsedad del demonio, la cual Dios algunas veces lo permite de acuerdo a su decisión secreta, el poder de Dios se pone de manifiesto, tal y como te lo mostraré por medio de una comparación.

    Había una vez una joven que amaba con ternura a su novio, y él la amaba a ella de manera similar. A través de su amor, Dios fue glorificado y los padres de ambos estaban felices. El enemigo lo vio y pensó para sí mismo: ‘Sé que la novia y el novio se unen de tres maneras – a través de cartas, a través de la mutua conversación y a través de su unión corporal. Así pues, llenaré todas las carreteras con desafíos, estacas, zarzas y ganchos para bloquear el acceso de mensajeros y carteros. Para poder obstruir su conversación, iniciaré barullos y ruidos para distraerlos en su conversación. Para impedir su unión en la cama, nombraré guardias para que velen cada rincón y grieta para que no tengan oportunidad de juntarse.


    Pero el novio, más astuto que su enemigo, se dio cuenta de estas cosas y le dijo a sus criados: ‘Mi enemigo está colocando trampas en tales y tales lugares. Vayan y busquen en esos lugares y si descubren algo, déjenlo que siga trabajando hasta que muestre sus trampas y entonces caigan sobre él pero sin matarlo. En su lugar, griten y búrlense de él para que sus compañeros puedan ver los ardides del enemigo y sean más cuidadosos en su vigilancia’. Algo parecido ocurre en los asuntos espirituales. Las cartas por las cuales el novio y la novia, esto es, Dios y la buena alma se juntan, son las oraciones y las aspiraciones de la gente buena. Así como las cartas físicas son un indicativo de los sentimientos y las intenciones de quien las envía, así también las oraciones de la genta buena entran en el corazón de Dios y unen el alma a Dios en un único vínculo de amor. Sin embargo, el demonio algunas veces impide a los corazones humanos pedir por aquello que es para la salvación del alma o contraria al placer carnal. Más aun, impide a aquellos que rezan por otros pecadores de ser escuchados, ya que siendo pecadores, no buscan mejorar sus propias almas o preguntar por algo que dure para siempre.

    Las mutuas conversaciones a través de las cuales el novio y la novia se convierten en un solo corazón y una sola alma, significan la penitencia y el arrepentimiento. Algunas veces el demonio causa tanto estrépito entre ellos que no pueden escucharse uno al otro. Este estrépito es nada más y nada menos que la base de la sugestión del demonio al corazón deseoso de llevar a cabo una penitencia fructífera. A través de sus instigaciones dice: ‘Oh mi alma refinada, ¿acaso no es difícil llevar a cabo prácticas que son desconocidas y desacostumbradas? ¿Crees que todos pueden llegar a ser perfectos? Es suficiente para ti ser uno de tantos. ¿Por qué tratas de hacer cosas más importantes? ¿Por qué estás haciendo lo que nadie hace? No serás capaz de perseverar. Todos se reirán de ti con desdén si te rebajas y te vuelves excesivamente sumiso’.

    Engañado por estas insinuaciones, el alma piensa para sí misma: ‘Es duro dejar los hábitos a los que estoy acostumbrada. Haré mi confesión solo de los pecados del pasado. Es suficiente para mí seguir el sendero de la mayoría. No soy capaz de llegar a ser perfecta. Estoy segura que Dios es misericordioso. No se hubiera redimido por nosotros si hubiera querido que pereciésemos’. Por medio de esta clase de estrépito es que el demonio impide a Dios escuchar al alma. No es que Dios no escuche todo, pero no está contento de escuchar ese modo de hablar, cuando el ama consiente más a la tentación, que a su propia razón.

    La unión pura entre Dios y el alma no es otra cosa que el anhelo celestial y la pureza de la caridad con la cual el alma debería encenderse cada hora. Esta caridad se ve obstaculizada de cuatro maneras. Primero, el demonio urge al alma para que haga algo en contra de Dios, que a pesar de no ser una cosa seria, todavía deleita su mente. El deleite de este tipo, ya que hace luz de ella y no le importa, no le agrada a Dios. Segundo, el demonio inspira al alma a hacer ciertas obras buenas para agradar a otros y algunas veces, por miedo o por el bien de honores humanos, para omitir ciertas buenas obras que debería y podría hacer. Tercero, el demonio induce el olvido y la indiferencia en el alma con respecto a las buenas obras que debería hacer, y su mente se absorbe por esto y se agota de hacer el bien. Cuarto, el demonio hace que el alma se torne ansiosa por los cuidados mundanos o de sufrimientos innecesarios y gozos o miedos extravagantes.

    Estas cosas obstaculizan las cartas, es decir, las oraciones del justo así como la mutua conversación del novio y la novia. Sin embargo, a pesar de que el demonio es astuto, Dios es mucho más sabio y fuerte para destrozar las trampas de su enemigo, para que las cartas que han sido enviadas puedan llegar a la novia.

    Las trampas son destrozadas cuando Dios inspira los buenos pensamientos y cuando el corazón desea tener la intención de huir de los actos de infamia y de hacer buenas obras que le son agradables a Dios. El estrépito del enemigo se desvanece cuando el alma está discretamente contrita y tiene la intención de no repetir los pecados confesados.

    Debes saber que el demonio no solamente causa estrépito y choques a las personas hostiles hacia Dios, sino también a los amigos de Dios. Podrás entender mejor, por medio de una comparación. Una doncella se encontraba platicando con un hombre cuando una cortina apareció entre ellos. Ciertamente el hombre la vio, pero no así la doncella. Al final de su conversación, la doncella levantó sus ojos y vio la cortina. Asustada, se dijo a sí misma: ‘Dios, ¡ayúdame para que no me vea engañada por las trampas del enemigo!’ Cuando el novio notó la tristeza de la doncella, quitó la cortina y le mostró la verdad de todo el asunto. De manera similar, las personas perfectas pueden recibir inspiraciones divinas, pero entonces el demonio causa estrépito siempre que se vuelven presumidos por el orgullo o se ven abatidos por un miedo excesivo o toleran los pecados de otros con una condescendencia desordenada, o se vuelven débiles por un gozo o tristeza excesivos.

    Algo parecido te pasó a ti. El demonio indujo a algunos hombres para que te escribieran para decirte que aquél que vivía estaba muerto y por ello te sobrevino una gran tristeza. Pero Dios te reveló su muerte espiritual y así, para consuelo tuyo, Dios probó su verdad en sentido espiritual, el cual era falso en sentido físico como te decían aquéllos que te escribieron. Como puedes ver, es verdad lo que dicen sobre cómo las tribulaciones llevan a los beneficios espirituales. Si tú no te hubieras entristecido debido a la mentira que escuchaste, no se te hubiera mostrado ese gran poder y belleza espiritual. Por esa razón y para que puedas comprender la dispensación oculta de Dios, ya que el alma de ese hombre apreció en la forma de alguien que necesita ayuda, Dios hizo esta observación al final de cada locución: ‘A su debido tiempo, sabrás si está muerto o vivo’. Tan pronto como se te mostró la belleza espiritual y el adorno con el cual un alma debe estar equipada para poder entrar al cielo, la cortina cayó y pudiste ver la verdad, esto es, que el hombre está físicamente vivo pero espiritualmente muerto, y que quienquiera que entre a la patria del cielo, deberá estar armado de esas virtudes.

    Sin embargo, la intención del demonio era tentarte con sus mentiras y molestarte para distraerte del amor de Dios a través del dolor por la pérdida de alguien tan querido para ti. Pero tan pronto como dijiste ‘Dios ¡ayúdame si esto es una ilusión!’ el velo cayó y tanto la verdad física como la espiritual, te fueron reveladas. Así pues, al demonio se le permite afligir aún a los más justos, para que su recompensa pueda sea mayor”.



    Palabras de la Virgen a la hija mostrándole quiénes son los hijos de Dios. También, sobre cómo unos pocos de ellos se encuentran en los tiempos modernos, sin importar que sea laico o clérigo. Y sobre cómo Dios, quien es rico ama la pobreza y por qué escoge al pobre y no al rico, y cuál fue el propósito que se le otorgaran riquezas a la iglesia.


    Capítulo 76


    La Madre le está hablando a la Esposa de Cristo: “¿Por qué estas preocupada hija mía?” Ella le dice: “Porque tengo miedo de que me envíen a los pecadores endurecidos”. Y le dice la Madre: “¿Cómo sabes si son duros de corazón o amigos de Dios?” Ella le dice: “Realmente no sé cómo discernirlo. Ciertamente que no me atrevo a juzgar a nadie, pero me mostraron a dos hombres. El primero era muy humilde y santo a los ojos humanos, mientras que el otro era pródigo y ambicioso. Sin embargo, sus intenciones y su voluntad no corresponden a sus obras. Me dieron muchísimo miedo”.

    La Madre le responde: “A la mente le es permitido emitir juicios basados en señales visibles y claras de maldad para poder ser capaz de mostrar compasión o, de hacer correcciones. Sin embargo, para la mente no es seguro emitir juicios en casos de dudas e incertidumbre. Es por ello que te quiero indicar quiénes son los amigos de Dios. Quiero que sepas que los amigos de Dios son aquellos que reciben los regalos de dios con temor piadoso, quienes siempre le están agradeciendo por ellos y no ansían posesiones innecesarias, sino que se contentan con lo que les ha sido dado.

    Pero ¿dónde se encuentran? Preguntemos primero entre la gente corriente. Quién entre ellos dice, ‘¿tengo suficiente y no ansío nada más?’ Preguntemos entre los caballeros y otros lores. Quién de ellos piensa: ‘He heredado los bienes que tengo y sólo necesito medios razonables para mantenerme, así como lo es apropiado ante Dios y los hombres. Compartiré el resto con Dios y con los pobres. Pero si descubro que mis bienes hereditarios hubieren sido mal habidos, entonces o los restituiría a quien le correspondieren o dejaría la decisión a los siervos espirituales de Dios’. Estos pensamientos hija mía, raramente se encuentran en la tierra.

    Preguntemos ahora entre reyes y generales. ¿Quién de ellos se encuentra en estado meritorio? Ese hombre es un rey y quien por su carácter es como Job, como David en humildad, como Phineas en su celo por la ley, como Moisés en mansedumbre y paciencia. Ese hombre es un general quien guió el ejército del rey y lo formó para la batalla; quien como Josué, tiene confianza en Dios y temor piadoso; quien como Joab, busca la ventaja de su señor en lugar de su propia ventaja: quien como Judas Macabeo, muestra celo por la ley y desea lo mejor para su prójimo. Dicho general es como un unicornio con un cuerno afilado en su frente y una joya preciosa debajo del cuerno. ¿Qué representa el cuerno del general si no su corazón humano con el cual podría luchar con vigor y golpear a los enemigos de la fe? La joya debajo de su cuerno es la caridad divina del general que permanece firme en su corazón, le da agilidad y lo hace invencible en todo lo que emprende. Sin embargo, en estos días, los generales se parecen más a ciervos desenfrenados que a los unicornios, porque pelean en todos lados por el bien de la carne y no por el bien de sus almas o por Dios.

    Preguntemos entonces, entre los reyes. Quién de ellos no agobia a sus súbditos por orgullo. ¿Quién de ellos mantiene su estado de conformidad a las ganancias de la corona? ¿Quién restaura la propiedad que la corona retiene de manera injusta? ¿Quién se toma el tiempo para ejercer la justicia por amor de Dios? Hija mía, ¡estos reyes podrían aparecer en el mundo para darle gloria a Dios!

    Más aún, preguntemos entre el clero quienes están obligados a amar la castidad, la pobreza y la piedad. Para estar seguros, ellos también, se han extraviado. ¿Qué son los sacerdotes sino los mendigos pobres de Dios? Viviendo del ofrecimiento divino, deberían de ser más humildes y más fervientes para con Dios a tal grado, que ya no les importaran las cosas mundanas. En el principio la Iglesia se levantó del trabajo duro y la pobreza, para que Dios pudiera ser su herencia y para que ellos no se gloriaran en el mundo ni en la carne, sino en Dios.

    Pero hija mía, ¿no hubiera podido escoger Dios a reyes y gobernantes como apóstoles y entonces la Iglesia se hubiera enriquecido a través de su herencia terrenal? Lo hubiera podido hacer por supuesto, pero Dios, quien es rico, vino al mundo como un hombre pobre para demostrar que las posesiones terrenas son fugaces, y para que los hombres y mujeres pudieran aprender del ejemplo del Señor y no avergonzarse por la pobreza sino apresurarse para alcanzar las verdaderas riquezas del cielo. Así pues, fundó la bellísima organización de la Iglesia en un pobre pescador y lo puso en su lugar para vivir en el mundo de la divina providencia y no de la heredad.

    Así, la Iglesia empezó con tres bienes: primero, con una fe ferviente; segundo, con pobreza; tercero, con el poder de virtudes y milagros. Estas tres cosas se encontraron en el bendito apóstol Pedro. Él poseía una fe ferviente cuando abiertamente proclamó a su Dios y no dudó de morir por él. También era pobre, cuando pedía limosna y se alimentaba a través del trabajo manual. Pero lo más importante, es que demostró ser rico en bienes espirituales, cuando por ejemplo le dio al hombre paralítico la habilidad para caminar (lo que ningún príncipe pudo hacer), a pesar de no tener ni plata ni oro para darle.

    Pero, ¿no podría Pedro, quien había resucitado a personas muertas y las había vuelto a la vida, haber obtenido oro si hubiera querido? Por supuesto que sí, pero él se había quitado el peso de la riqueza para poder entrar al cielo libre de cargas y para que el maestro de las ovejas les diera un ejemplo de humildad, demostrando que la humildad y la pobreza (ya sea espiritual o física) pueden entrar al cielo. Tercero, tenía el poder de hacer milagros, ya que aparte de sus milagros más grandes, los enfermos fueron sanados por su propia sombra. Debido a que Pedro poseía la perfección de virtudes –para uno mismo con necesidades- su lengua fue la llave para el cielo y su nombre es bendito en el cielo y en la tierra.

    Sin embargo, aquellos que invocaron sus propios nombres en la tierra y amaron el excremento, esto es, las cosas mundanas, no son recordados en la tierra y reciben una descripción aterradora en el libro de la justicia.

    Aun así, Dios quiso demostrar que la pobreza, tanto de Pedro como la de otros santos, no fue coaccionada sino voluntaria. Así pues, inspiró a muchas almas a dar de ellas con generosidad. Sin embargo, los mismos santos encontraron la gloria en la pobreza, y no en las espinas de la riqueza. Por lo tanto, entre mayor era la pobreza en la que vivían, más abundantemente creció su devoción. ¿Es esto extraño?

    ¿Cómo hubiera sido posible que aquéllos que habían hecho su porción y gozo de Dios estuvieran sin Él? En su lugar, a sus ojos, él era un pobre peregrino. Sin embargo, en el trascurrir del tiempo, para que los amigos de Dios pudieran ser más fervientes y prestos para predicar la palabra de Dios, y para que las personas pudieran saber que no son las riquezas las que causan el mal sino el abuso de ellas, se le otorgaron a la Iglesia bienes temporales bajo los papados de Silvestre y de otros. Durante mucho tiempo estos bienes fueron utilizados por los hombres santos únicamente para sus propias necesidades así como para aquellos amigos de Dios y para el sustento de los pobres.

    Quiero que sepas pues, que los amigos de Dios son los que se sienten contentos con la dispensación de Dios. Aún si no los conoces, mi Hijo tiene una percepción profunda de ellos. A menudo, el oro se encuentra en el metal duro y uno puede lograr una chispa de fuego de un pedernal. Por lo tanto, sigue y no te preocupes. El clamor llega antes que el hacer. Ni siquiera cuando mi Hijo estaba en la carne convirtió a toda Judea al mismo tiempo, así como tampoco los apóstoles convirtieron a los gentiles de una vez por todas. No, toma mucho tiempo para llevar a cabo el trabajo de Dios”.



    Palabras de la Esposa a Cristo declarando la gran misericordia que Él ha tenido para con ella. Las palabras de Cristo a la Esposa confirmando su misma dulce misericordia hacia ella. Y sobre cómo Él la escogió como un vaso para ser llenado con vino para darles a los siervos de Dios a través de ella, su vino para beber. También, el agradecimiento de la Esposa y la humilde respuesta de Dios.


    Capítulo 77


    ¡Honor a Dios todo poderoso por toda su creación! ¡Alabado sea por toda su virtud! ¡Que se le presente un glorioso servicio por toda su caridad! Yo, que me considero persona indigna y que he pecado mucho desde mi juventud en contra de ti mi Dios, te agradezco mi más dulce Dios especialmente porque no hay nadie que sea tan criminal que tú puedas negarle tu misericordia, siempre y cuando te pida misericordia con amor, verdadera humildad y propósito de enmienda.


    ¡Oh Dios, el más amoroso y dulce de todos! Lo que has hecho por mí es maravilloso para todos los que se dan cuenta. Cuando tú deseas, pones mi cuerpo a descansar – no con un sueño corporal, sino con un descanso espiritual. Entonces, elevas mi alma a la vida como si estuviera dormida para que pueda escuchar y sentir de manera espiritual. Oh Señor, ¡qué dulces son las palabras que provienen de tu boca! Verdaderamente me parece a mí, que cuando a menudo escucho las palabras de tu Espíritu, es mi alma quien las recibe con una sensación indescriptible de dulzura, como si fuera el alimento más dulce que cayera en mi corazón con gran gozo e indescriptible consuelo. Me parece maravilloso que mientras escucho tus palabras, estoy satisfecha, pero al mismo tiempo, sigo con hambre. Me siento satisfecha porque nada me agrada más que tus palabras. Siento hambre porque mi apetito por ellas sigue creciendo. ¡Eres tan bendito mi Dios Jesucristo! ¡Dame tu ayuda Señor, para que pueda ser capaz todos los días de mi vida de hacer cosas que te sean agradables a ti!”

    Cristo respondió diciendo: “No tengo principio ni fin. Todas las cosas fueron creadas con mi poder y arregladas con mi sabiduría. Todo está gobernado por mi decisión y nada me es imposible, y todas mis obras han sido establecidas con amor. Por esta razón, ese corazón que es extremadamente duro no quiere amarme o temerme, a pesar de ser yo, el que nutre y juzga todo. Aun así, las personas hacen la voluntad del demonio, mi propio verdugo y el traidor de la Humanidad. Les ha dado un veneno tan pestilente para beber en este mundo, que un alma, una vez lo ha probado con placer, ya no vive, sino cae muerta al infierno y así vivirá para siempre en miseria. Este es el veneno del pecado, que a pesar de serle dulce a muchos, al final será de una amargura horrible. Seguramente este veneno se bebe con placer todo el tiempo de las manos del demonio. ¿Quién ha escuchado cosa tan rara? A las personas se les ofrece la vida, y aun así, escogen y voluntariamente se entregan a la muerte.

    Sin embargo, Yo, el ser más poderoso de todos, tengo compasión por su gran miseria y angustia. Actué como un rey rico y amoroso que mandó vino costoso a sus siervos íntimos, diciendo: ‘Además de ustedes, den de este vino a muchos para que beban, ya que es saludable. Le da salud al enfermo, consuelo a los abatidos y un corazón valiente a los que gozan de salud.

    Tampoco se envía el vino sin frasco. Esto es lo que realmente he hecho en este reino. A mis siervos les envío mis palabras, las cuales pueden compararse al mejor vino y ellos deberán dárselas a otros, ya que mis palabras son saludables.

    Al decir frasco me refiero a ustedes, a quienes están escuchando mis palabras. Ustedes han hecho las dos cosas, porque han escuchado y han hecho conocer mis palabras. Ustedes son mi frasco. Los llenaré cuando quiera y los vaciaré cuando me plazca. Así, mi Espíritu les mostrará a dónde deben de ir y lo que deben de decir. No teman a nadie más que a mí. Gustosamente podrán ir a cualquier lado que yo desee y con valentía decir lo que yo les ordene, porque nada puede oponerse a mí. Yo estaré ahí con ustedes”.

    Entonces dijo la Esposa: “Escuché esta voz y le respondí con lágrimas: Oh mi Señor Dios, yo que soy como la más pequeña mosca a la cara de vuestra majestad, pido tu permiso para responderte”. La voz respondió, diciendo: “Supe tu respuesta antes de que tú la pensaras. Pero te doy mi permiso para que hables”. Dijo entonces la Esposa: “Yo respondí: Rey de toda la gloria, infusor de toda sabiduría, trabajador de toda virtud, en realidad, la virtud en sí misma, ¿por qué deseas escogerme a mí para dicha misión, yo que he malgastado mi cuerpo en pecado, que no soy más lista que un asno e incapaz de una acción virtuosa? Por favor no te enojes conmigo, mi dulce Señor Jesucristo por la pregunta que te he hecho. Uno nunca debe sorprenderse por nada de ti, porque tú eres capaz de hacer lo que desees, pero me sorprende a mí misma, porque te he ofendido de muchas maneras y he hecho muy poca reparación”.

    La voz respondió diciendo: “Te daré una respuesta con una comparación. Si a un rey rico y poderoso se le ofrecieran varias monedas, y el rey ordenaría derretirlas y refundirlas en la forma que él quisiera, tales como coronas o anillos de las monedas de oro, platos y vasos de las monedas de plata, ollas y sartenes de las monedas de cobre que el rey usaría para su propia comodidad y decoración, ¿por qué te sorprendería que lo hiciera? Así pues, no debe sorprenderte si yo tomo los corazones de mis amigos, los cuales me los han ofrecido voluntariamente a mí, y hacer lo que yo quiera de ellos. A pesar de que algunos tienen más sentido que otros, cuando ellos me ofrecen su corazón, algunos los utilizo para una cosa, otros para otra, pero todos para mi gloria y honor, ya que el corazón justo es una moneda que me complace grandemente.

    Así, yo arreglo las cosas que son mías como a mí me gusta. Y ya que tú eres mía, no debería sorprenderte las cosas que quiero hacer contigo. En su lugar, mantente firme y perseverante y dispuesta para hacer todo lo que te ordene. Soy lo suficientemente poderoso para proveerte en todas partes con las cosas que necesites”.



    Palabras sublimes reveladas de la Esposa o, más bien, palabras de la dulce boca de la Virgen gloriosa, promulgadas con claridad, directamente y de manera descubierta, instruyendo y consolando a la Esposa y sobre cómo estas palabras deben ser transmitidas al papa, el vicario del Señor, y sobre cómo ellas advierten la caída de la Iglesia.


    Capítulo 78


    Honorable Padre, Yo, una viuda, declaro que muchas y maravillosas revelaciones le fueron dadas a cierta mujer mientras residía en su tierra natal. Luego de haber sido sometida a los diligentes exámenes de obispos y conocido muchos sacerdotes religiosos y seculares, estas revelaciones mostraron haber venido de la santa y milagrosa iluminación del Espíritu Santo y de ninguna otra fuente. Aún el rey y la reina del imperio reconocieron esto en base a prueba creíble. Más aun, la misma mujer viajó al extranjero, a la ciudad de Roma donde, mientras rezaba un día en la Iglesia de Santa María la Mayor, cayó en una visión espiritual, mientras su cuerpo parecía caer un sopor, pero no en el sopor del sueño.

    En ese momento, la más venerable Virgen se le apareció. La mujer en cuestión estaba preocupada por la perplejidad ante la visión. Reconociendo su propia fragilidad temía algún engaño del demonio, e interiormente pidió la misericordia de Dios para que no la dejara caer en tentaciones diabólicas. Sin embargo, la Virgen se le apareció y le dijo: “No tengas miedo de las cosas que estás a punto de ver y escuchar pensando que vienen del espíritu maligno. Así como la luz y el calor acompañan el acercamiento del sol pero no siguen a la sombra oscura, del mismo modo dos cosas acompañan la venida del Espíritu Santo en el corazón: un amor ardiente por Dios y una perfecta iluminación de la fe Católica. Tú estás experimentando ambas cosas ahora: Sientes que no amas a nadie más que a Dios y que ningún punto te falta sobre la totalidad de la fe católica. Estas dos cosas no siguen al espíritu maligno a quien nosotros podemos comparar a la sombra oscura.

    Entonces la Virgen continuó diciéndole a la mujer: “Debes enviar un mensaje de parte mía a cierto prelado”. La mujer le respondió con una gran tristeza: “Reverenda Virgen mía, él no me creerá sino más bien creo que se reirá de mis palabras en lugar de tomarlas como una divina verdad”. Entonces la Virgen le respondió diciendo: “A pesar de que conozco bien la disposición de su corazón y cómo se demorará en responder, y también cómo terminará su vida, debes enviarle a él siguiente mensaje.

    Le haré saber que la fundación de la Santa Iglesia está tan deteriorada en su lado derecho que su techo abovedado tiene muchas rajaduras en la punta y esto está causando que las piedras caigan de manera tan peligrosa, que muchos de aquellos que pasan por debajo puedan perder sus vidas. Varias de las columnas que deberían estar erectas, están casi al nivel del piso, y aún el mismo piso está lleno de agujeros que ciegan a las personas que entran ocasionándoles caídas peligrosas. Algunas veces sucede que junto con los ciegos, las personas con buena vista tienen malas caídas debido a los agujeros peligrosos que se encuentran en el piso. Debido a todo esto, la Iglesia de Dios está tambaleante. Te aseguro que ella sufrirá una caída si no recibe las reparaciones que necesita.

    Y su caída será tan grande que se escuchará a través de toda la Cristiandad. Todo esto se debe tomar en sentido espiritual.

    Yo soy la Virgen en cuyo vientre el Hijo de Dios condescendió entrar sin el mínimo contagio de placer carnal. El Hijo de Dios nació de mi vientre cerrado, dándome consuelo pero ningún dolor. Estuve parada junto a la cruz cuando victoriosamente superó el infierno a través de su paciente sufrimiento y abrió el cielo con la sangre de su corazón. También estaba en la montaña cuando el Hijo de Dios, quien también es mi Hijo, ascendió al cielo. Tengo el conocimiento más claro sobre la totalidad de la fe Católica, la cual he predicado y enseñado a todo aquel deseoso de entrar al cielo. Ahora estoy sobre el mundo en continua oración, como un arcoíris sobre las nubes que aparece para doblarse hacia la tierra y tocarla con sus dos extremos.

    Me veo a mí misma como un arco iris doblándose hacia la tierra para los buenos y los malos habitantes de la tierra por medio de mis oraciones continuas. Me doblo hacia las buenas personas para que se mantengan firmes en los mandamientos de la Santa Iglesia y me doblo hacia las personas malas para que no puedan agregar más a su maldad y empeorar. Le haré saber al hombre a quien le envío este mensaje que están subiendo horribles nubes obscenas en dirección al brillante arco iris. Por estas nubes, me refiero a aquellos que han llevado una vida de libertinaje carnal, aquellos que son tan insaciables como el abismo oceánico en su avaricia por dinero. Con arrogancia e irracionalidad se gastan sus medios desperdiciándoles así como una corriente torrencial vierte su agua. Muchos de los capataces de la Iglesia son culpables de estas tres cosas, y sus pecados abominables y contaminados suben al cielo a la vista de Dios, ya que muchos se oponen a mis oraciones así como las como nubes obscenas se oponen a la brillantez del arco iris. Estos hombres que deberían estar aplacando la ira de Dios junto conmigo, están provocando todo esto en contra de ellos mismos. Estos hombres no deberían ser promovidos sino rechazados en la Iglesia de Dios.

    Como la Reina del Cielo vendré en ayuda de cualquiera que conociendo su propia insuficiencia, está deseoso de tomarse la tarea de hacer estable la fundación de la Iglesia y el nivel de su piso, y de quien desee restaurar la viña que Dios fundó con su sangre. Junto con los ángeles, arrancaré raíces sueltas y echaré cada uno de los árboles sin fruto al fuego para que se quemen, y plantaré brotes fructíferos en su lugar. Por esta viña me refiero a la Santa Iglesia de Dios en la cual las dos virtudes de la humildad y la caridad divina deben ser restauradas”.



    El prefacio digno de mención a la instrucción útil sobre la conducta de vida que Cristo prescribió a la Esposa para un sacerdote cercano a ella, conteniendo muchos puntos excelentes.


    Capítulo 79


    ¡Alabanza y Gloria a Dios Todopoderoso por todas sus obras! Honor por siempre a Él que ha empezado a trabajar su gracia en ti. Cuando la tierra está cubierta con nieve y hielo, seguramente vemos que las semillas que se sembraron no pueden germinar, sino en pocos lugares donde los rayos del sol calientan y en donde las plantas y flores brotan a través del calor del sol. La naturaleza y la virtud inherente de las semillas pueden ser discernidas por éstos.

    De manera similar, me parece que el mundo entero está cubierto ahora con el duro hielo del orgullo, la avaricia y la lujuria, tanto que hay muy pocas personas en cuyos corazones puede morar el perfecto amor de Dios, juzgando por sus palabras y obras. Uno puede estar seguro que así como los amigos de Dios se regocijaron cuando vieron a Lázaro resucitar de la muerte para la gloria de Dios, así también ahora los amigos de Dios se regocijan cuando ven a alguien resucitar de los tres vicios mencionados anteriormente, los cuales verdaderamente constituyen una muerte eterna.

    Uno también debe notar que así como Lázaro incurrió en doble enemistad después de su resurrección (ya que tenía ambos enemigos: físicos, esto es, gente que eran enemigos de Dios y odiaban a Lázaro de manera física, y enemigos espirituales, esto es, los demonios quienes nunca quieren ser amigos de Dios, y quienes lo odiaban de manera espiritual), así también todos aquellos que ahora se levantan de los pecados mortales, deseando mantenerse castos y dejar el orgullo y la avaricia, también incurren en una doble enemistad.

    Los enemigos humanos quieren infligir dos daños físicos a ellos. También los demonios tratan de lesionar y dañarlos dos veces de manera espiritual. Primero que las personas del mundo les reprochan con sus palabras. Segundo, si pueden, les causarían problemas con sus obras, tratando de hacerlos como ellos en su actuar y en su conducta y alejarlos de sus buenas obras. Sin embargo, este hombre de Dios, nuevo converso a la vida espiritual, puede fácilmente superar a todas estas personas enfermas, si se mantiene paciente de cara a las palabras dirigidas en contra de él y si entonces lleva a cabo sus buenas obras de carácter espiritual y divino con más frecuencia y con más fervor ante sus ojos.

    Los demonios dependen de otros dos métodos para bloquearlo. Su deseo más grande, es hacer caer al nuevo siervo de Dios en pecado. Si no pudieran lograr esto, se dedicarían a la tarea de hacer que toda buena obra que quisiera hacer las hiciera de manera irracional e imprudente, tal como haciendo un ayuno imprudente o manteniendo vigilia más allá de lo que se debe. Su intención es agotar su energía y hacerlo más débil en su servicio hacia Dios. El mejor remedio para el primer peligro es la confesión frecuente de sus pecados arrepintiéndose de corazón de sus caídas. El mejor remedio para el segundo peligro es humildad, pero esa clase que le hace obedecer a algún director espiritual experimentado que toma sus propias decisiones sobre lo que debe de hacer y qué penitencias llevar a cabo. Esta medicina en verdad es de tanto beneficio, que aún si el que brinda el consejo es menos merecedor del que la recibe, uno puede tener la esperanza de la cooperación del consejo divino, esto es, de Dios mismo para ayudar al que da el consejo, darlo de la mejor manera, siempre y cuando ambos tienen el deseo perfecto de actuar para el honor y la gloria de Dios.

    Ahora bien mi amado amigo, ya que los dos nos hemos levantado de los pecados, preguntémosle a Dios que se digne otorgarnos su ayuda – a mí para hablar, y a ti para obedecer. Debemos suplicar a Dios por su ayuda tanto más, que siendo tú rico, sabio y noble has condescendido a pedir mi consejo, que soy indigno, ignorante y no muy inteligente.



    Una enseñanza de valor a cierto sacerdote en relación a cómo debería conducir su vida, tanto espiritual como corporal, dado por la Esposa de Cristo con inspiración de Dios.


    Capítulo 80


    Les aconsejo primero que se queden en sus habitaciones cercanas a la Iglesia de la Santa Virgen María. Sólo deberán tener un criado con ustedes. Después de que hayan restado los gastos necesarios de sus ingresos, deberán regresar el sobrante a sus acreedores y pagar sus deudas en su totalidad. No es correcto ni razonable dar un montón de dinero a los pobres o a amigos que poseen riquezas y a familiares, sin antes dejar resuelto lo de sus deudas. Una vez que hayan resuelto completamente sus deudas, entonces –después de restar los gastos tuyos y los de tu criado – distribuye todo lo que sobre entre los pobres y necesitados.

    Deberás tener un buen traje eclesiástico, cuidando que no se note ostentación, ni en la calidad de la tela ni en el estilo de su vestimenta más allá de la necesidad honesta y utilidad física. Siéntete contento con solo dos juegos de ropa – uno para los días festivos y otro para los días corrientes – y no más de dos pares de zapatos y calcetines. Convierte cualquier ropa superflua que tengas en otros usos o úsalos para pagar tus deudas. Este año, no uses vestimentas de lino, tanto de día como de noche.

    Este año considera tu Iglesia, Santa María, como una Iglesia de claustro por las siguientes tres razones. Primero, porque si alguna vez permaneciste allí por motivos de orgullo, en el futuro debas residir allí por obediencia divina en honor de la más humilde Virgen María. Y si quizás los canónigos y los que tienen beneficios en esta Iglesia te han guiado alguna vez con palabras vergonzosas lejos del servicio de Dios y hacia el deseo malvado, deberías ahora tratar con la ayuda de Dios y usando palabras divinas y espirituales, guiar a las personas lejos del deseo maligno y hacia el amor maravilloso de Dios. Si quizás alguna vez diste un mal ejemplo a alguien que te vio comportándote de manera no permitida, ahora deberás tener cuidado de presentar un ejemplo virtuoso a sus almas a través de tus buenas obras y comportamiento ejemplar.

    A continuación mi querido amigo, debes programar sabiamente tu día y noche de manera eficiente para la gloria de Dios. He notado que las campanas de tu Iglesia repican con precisión a las horas señaladas. Tan pronto como las escuches en la noche, te aconsejo te levantes inmediatamente y recuerdes las cinco llagas de Jesucristo y los dolores de su más merecedora Madre con cinco genuflexiones y cinco Padres Nuestros y cinco Aves Marías. Luego, deberás empezar los maitines de la Santísima Virgen y decir otras oraciones que quieras hasta que los canónigos se reúnan en el coro para cantar. Es mejor que vengas a la Iglesia entre los primeros en lugar de entre los últimos. Deberás cantar los maitines de la temporada con devoción, parándote correctamente hasta el final y sentándote cuando sea lo correcto de hacer, pero sin hablar a menos que te pregunten algo, y luego respondiendo con lo necesario en callado sin mostrar señales de enojo o de impaciencia si puedes evitarlo. Te conducirás de manera apropiada como si estuvieras en la presencia de algún noble temporal o terreno. De la misma manera, con propiedad y modestia y humilde reverencia, tanto en lo interno como en lo externo, deberás pararte en la presencia y servicio del Rey eterno del cielo, quien siempre y en todas partes está presente y todo lo ve.

    Si te vieras en necesidad de hablar sobre asuntos importantes que se relacionen contigo o a alguien más durante estas medias horas, sal del coro y da tu opinión en pocas palabras sin levantar tu voz mientras te encuentres fuera y luego regresa a tu lugar sin demora. Si fuera posible, arregla que se trate el asunto en otro lugar y hora para no impedir ni debilitar la adoración divina y la gloria dada a Dios. Ten cuidado de no andar por la Iglesia como si estuvieras dando un paseo, paseando por aquí y por allá, mientras se cantan las Horas. Dicho comportamiento pertenece a una mente inestable y errante como un espíritu tibio con poco amor y devoción.

    En el tiempo de intermedio, es decir, entre los cantos de las Horas, muéstrate devoto a la oración o reza con fervor algo o de utilidad para tu mente o de beneficio para otros, asegurándote que desde la hora en la cual te levantaste de la cama para los maitines hasta que ha terminado la Misa, no te involucres de manera voluntaria en nada más que en cantar, leer, orar o estudiar, a menos que tengas que hablar o tratar de ciertos asuntos en tu capítulo referentes a los asuntos de la Iglesia, ya sea con mejoras o con organización. Una vez se ha celebrado la Misa, es apropiado hablar y conversar sobre las necesidades y comodidad del cuerpo o con recreaciones buenas y virtuosas.

    Cuando te acerques a la mesa, debes bendecir los alimentos. Ya sea que seas invitado de alguien o tengas invitados, hablar primero de Dios o de su más digna Madre o de algún santo durante la comida para edificación y beneficio de los compañeros de tu mesa así como de aquellos que sirven los alimentos – cuanto menos una o dos palabras o preguntar a los otros algo relacionado con Dios o con su Madre o con los santos de Dios. Aun cuando estés solo a la mesa, y tu criado de atiende, haz lo mismo y deja que se haga una lectura que sea costumbre entre hermanos cenando juntos en un monasterio. Una vez has terminado de comer, da gracias a Dios y a tus benefactores, habla un poco con individuos honestos, sobre cualquier asunto o negocio que se relacione contigo. Luego, vete directamente a tu celda, haz cinco veces la genuflexión y reza cinco Padres Nuestros y cinco Aves Marías en recuerdo de las llagas de nuestro Señor Jesucristo y los sufrimientos de su Madre. Utiliza la mitad del tiempo que te queda hasta las vísperas para estudiar o leer y alguna forma de descanso, a menos que estés con amigos debido a asuntos que les concierne a ellos. La otra mitad de tiempo, camina para relajar tu cuerpo, para que seas más fuerte para la gloria de Dios.

    Cuando se llame a Vísperas, entra directamente al coro de la Iglesia para cantar el Oficio en la forma como se describió anteriormente. Una vez se han dicho las Completas, ora las Vigilias cada día por los difuntos junto con otras tres lecturas antes de la cena. Después de la cena, lleva a cabo las mismas prácticas mencionadas después del almuerzo. Después de que hayas dado las gracias, camina y pasa el tiempo teniendo una conversación agradable hasta que sientas que es hora de irse a acostar. Aun entonces, antes de dormir, ponte frente a tu cama y reza devotamente cinco Padres Nuestros y cinco Aves Marías y brinda a tu cuerpo el suficiente descanso para que no te dejes llevar por el sueño durante las vigilias. Cada viernes ora siete Salmos y la Letanía con devoción, y en ese día da monedas de plata a cinco personas pobres y necesitadas en veneración por las cinco llagas de Jesucristo.

    Además mi querido hermano y amigo, te aconsejo que guardes abstinencia de la siguiente manera este año como penitencia por tus pecados. Cada día a través de la Cuaresma y de la misma manera durante el Adviento, deberás ayunar comiendo solo una vez pescado. En las tardes de los días de fiesta de Santa María, una comida deberá ser de pan y agua; en las tardes de los días festivos de los Apóstoles, una comida de pescado. Cada miércoles, que sea una comida de queso, huevos y pescado. Cada viernes, que sea una comida únicamente de pan y vino – y si prefieres tomar agua en lugar de vino, no voy a disuadirte – y cada sábado, come pescado y aceite para tu única comida del medio día. Los domingos, lunes, martes y jueves, come carne en dos tiempos de comida, siempre y cuando la Iglesia no haya prescrito el ayuno.

    Por favor observa querida amigo, que he decidido no darte este consejo y escribir todo esto para ti, por tres razones. Primero, para que la envidia y el engaño del demonio no puedan inducirte a que te desgastes rápidamente como para que tu fuerza y facultades empiecen pronto a debilitarse y haga que toda tu vida se vuelva en un menor servicio a Dios de lo que debería de ser. Segundo, si las personas mundanas notan cualquier falta de desgaste o de fuerza en ti debido a una sobre carga de trabajo, o si te ven débil en los trabajos que tienes que realizar, podrían asustarse y encogerse de miedo de darse a sí mismos para las obras de Dios. Tercero, porque confío que tu trabajo será más agradable a Dios entre más te sometas a la humildad y al consejo de otro que te gobierna de conformidad con tu propio juicio personal.


        1. La respuesta de la Virgen, creo yo, a la preocupación de la Esposa en relación a tres hombres por quien la Esposa estaba intercediendo ante Dios. Lágrimas que son meritorias y lágrimas que no lo son. Sobre cómo el amor por Dios crece a través de la meditación en la humildad de Cristo. Y sobre cómo el temor (no el filial o el miedo inicial) puede ser bueno.

    Capítulo 81


    Ese hombre es como un saco de granos del cual se saca un grano pero se agregan 10 más. El hombre por el que tú estás rezando es igual que eso. Por miedo, deja un pecado, pero agrega 10 por el bien de la estima mundana. En relación al segundo hombre por el cual estás haciendo peticiones, te respondo que no es costumbre agregar sabor a la carne putrefacta. Podrás estar rezando por él para que le den tribulación corporal por el bien de su alma, pero su propia voluntad es contraria a tu petición. Anhela los honores mundanos, y desea una gran riqueza en lugar de la pobreza espiritual, y el placer sensual es dulce para él. Es por esto que su alma a mi vista, es putrefacta y fétida. Así pues, él no tiene derecho al sabor que consiste en las tribulaciones de la justicia.

    Además, en relación al tercer hombre en cuyos ojos viste lágrimas, mi respuesta es que tú viste su cuerpo pero yo puedo contemplar su corazón. Algunas veces ves una nube obscura que sale de la tierra y se mantiene en el cielo bajo el sol, trayendo la triple precipitación de lluvia, nieve e inundación. Luego, la nube se desvanece, ya que surgió de la impureza de la tierra. Cada hombre que se alimenta del pecado y del placer sensual hasta su vejez, se parece a esa nube. Cuando llega la vejez, entonces empieza a temer la muerte y a pensar sobre su peligro, pero el pecado aún deleita su mente.

    Así, conforme la nube sube al cielo de la impureza de la tierra, así la conciencia de dicho hombre sube de la impureza del cuerpo (la impureza, esto es, el pecado) para el auto-examen y emite en su opinión, tres clases de lágrimas. Las primeras lágrimas se pueden comparar al agua. Están por las cosas que el hombre ama en su carne, por ejemplo, cuando pierde sus amigos o bienes temporales o su propia salud. Porque siente amargura sobre los planes de Dios y las cosas que él permite que sucedan, derrama muchas lágrimas insensatas. La segunda clase de lágrimas pueden compararse a la nieve.

    Cuando el hombre empieza a pensar sobre el peligro inminente de su cuerpo y el dolor de la muerte y la miseria del infierno, entonces empieza a llorar – no por amor sino por miedo. Y así como la nieve rápidamente se derrite, esas lágrimas también, desaparecen rápidamente. La tercera clase de lágrimas pueden compararse con el granizo. Cuando un hombre considera cómo ha sido el placer sensual y todavía lo es para él y que lo perderá, y también la gran consolación que hay en el cielo, empieza a llorar por el precio de la condenación y su propia pérdida. No se molesta en llorar por el deshonor cometido contra Dios siempre que Dios pierde un alma redimida con su sangre, como tampoco le importa si podrá ver a Dios después de la muerte o no. Lo único que quiere es obtener una morada en el cielo. Dichas lágrimas se pueden muy bien comparar con el granizo, ya que el corazón de dicho hombre es extremadamente duro y no tiene la calidez del amor por Dios. Lágrimas como estas no llevan un alma al cielo.

    Sin embargo, te mostraré las lágrimas que sí llevan un alma al cielo. Pueden compararse con el rocío. El vapor algunas veces surge de la dulzura de la tierra y asciende al cielo, llegando justo bajo el sol. Se convierte en humedad a través del calor del sol y desciende de nuevo sobre la tierra, logrando que todas las cosas que crecen en la tierra den fruto. Tú puedes llamar a esto rocío, y puede verse en los pétalos de las rosas, las cuales expuestas al fuego, lo primero que pierden es la humedad y al perderla, se mueren. Esto pasa también en el caso de un hombre espiritual. Cada persona que medita en la tierra bendita, esto es, en el cuerpo de Cristo y en aquellas palabras que el mismo Cristo pronunció, y en la gran gracia que ha conferido al mundo y el dolor amargo que sobrellevó movido por el fuego de su amor por nuestras almas, entonces el amor de esa persona por Dios surge en su mente una gran dulzura, la cual puede ser comparado al cielo celestial. Su corazón, que puede ser comparado al sol, se llena de la calidez divina y sus ojos con lágrimas, llorando por sus ofensas en contra de un Dios infinitamente bueno y compasivo, prefiriendo sufrir cualquier clase de dolor para la gloria de Dios, en lugar de gozar de cualquier deleite, que estar sin Dios.

    Dichas lágrimas bien pueden compararse al rocío que cae, ya que proporciona la fuerza de llevar a cabo buenas obras y guiar el fruto a la vista de Dios. Así como las flores que crecen atraen el rocío que cae y la flor se ve abrazada en el rocío, así también las lágrimas derramadas por amor a Dios, guardan a Dios en el alma y Dios atrae el alma hacia sí. Sin embargo, es bueno ser temeroso por dos razones. Primero, porque dichas obras buenas pueden llevarse a cabo por temor de tal modo, que después introducen una chispa de gracia en el corazón y así obtiene caridad. Podrías comprender esto a través de una similitud. Es como cuando un orfebre coloca oro puro en las balanzas y el carbonero viene y dice: ‘Señor, tengo el carbón que necesitas para tu trabajo. Págame el valor que vale’. El orfebre le contesta: ‘El valor del carbón tiene un precio fijo’. Así es que el orfebre le paga en oro y utiliza el carbón que necesita para su trabajo, mientras que el carbonero toma el oro como medio para vivir.

    Así también sucede en los asuntos espirituales. Las obras hechas sin caridad son como el carbón, y la caridad es como el oro. Las personas que llevan a cabo buenas obras por temor pero con un deseo de lograr la salvación de sus almas a través de ellas, aun cuando no desean a Dios en el cielo pero solo por temor a ser enviados al infierno, aún tienen obras que son buenas, aunque sea frío y como el carbón a los ojos de Dios. Sin embargo, Dios puede compararse al orfebre. Él conoce cómo recompensar las buenas obras con justicia espiritual y con qué clase de justicia se puede ganar la caridad de Dios. Él todo lo arregla con su providencia ya que debido a las buenas obras hechas por temor, las personas pueden recibir la caridad que puedan usar para la salvación de sus almas. Así pues, así como el orfebre caritativo hace uso del carbón en su trabajo, así también Dios hace uso de las obras frías para su gloria.

    La segunda razón del por qué es bueno el temor, es que las personas serán libres del castigo en el infierno por todos los pecados que han omitido por temor. Sin embargo, en la medida en que no tengan caridad, no poseen la rectitud que se necesita para ascender al cielo. Una persona cuya voluntad es tal que si solo pudiera quisiera vivir para siempre en el mundo, no posee amor por Dios. Las obras de Dios son como si fueran escuras para él. Así pues peca mortalmente y será sentenciado al infierno. Con todo y eso no está destinado a quemarse en tormento pero se sentará en las sombras, ya que omitió por temor el pecado. Sin embargo no conocerá el gozo del cielo porque no lo deseó mientras vivió. Por esa razón se sentará como un hombre ciego y sordo y como un hombre sin manos o pies, porque su alma entiende la maldad del infierno, pero muy poco del gozo que espera en el cielo”.

    EXPLICACIÓN

    Esta revelación concierne a tres caballeros. El primero era de Skyåne. La siguiente revelación se hizo para él: Lady Brígida vio a un alma vestida de un material que parecía haber sido teñido dos veces de escarlata pero manchada con unas pocas manchas negras. Tan pronto como vio al alma, se desvaneció frente a su vista. Luego, después de tres días, la volvió a ver enteramente de rojo y brillando con piedras preciosas, como oro que brilla. Mientras se preguntaba esto, el Espíritu de Dios dijo: “Esta alma fue retenida por asuntos mundanos pero poseía fe verdadera. Vino por las indulgencias obtenidas en Roma con la intención de ganar la caridad divina y el favor y con el deseo de no pecar, a sabiendas, nunca más.

    Tu visión del alma vestida en un material teñido dos veces, significa que antes de la muerta de su cuerpo, no ganó el favor divino sino únicamente de manera imperfecta. El que esta alma estuviera manchada con manchas negras significa que sintió el afecto físico por sus padres y el deseo por ver su tierra natal. Sin embargo, confió su entera voluntad a mí. Así pues, su alma debía limpiarse y prepararse para cosas más sublimes. Las piedras preciosas que brillaban contra el color rojo, significa que el alma se acercaba a la recompensa deseada debido a su buena voluntad así como por el efecto de las indulgencias.

    Ve entonces y considera hija mía, lo que las buenas indulgencias de esta ciudad hacen por aquellas personas que vienen aquí con la santa intención y por el bien de aquellas mismas indulgencias. Aún si un millón de años se le concedieran a alguien – no sería suficiente para ganarse la divina caridad sin la gracia de Dios. Esta caridad sin embargo, se le da verdaderamente a quien se la ha ganado, debido a las indulgencias que mis santos han merecido por su sangre”.

    En relación al segundo caballero de la misma revelación, y quien era de Hallanda, el Hijo de Dios dice: “¿Qué te dijo ese charlatán pomposo? ¿No te dijo que muchas personas tienen dudas sobre la verdad de la reliquia de mi rostro en un lienzo? Respóndele con firmeza con las cuatro cosas que ahora te digo. La primera es que muchas personas depositan tesoros pero no saben para quién. La segunda es que cada persona a quien Dios le ha concedido un talento, quien no lo gasta con alegría, incurrirá en un juicio. La tercera es que una persona que ama la tierra y la carne más que a Dios, no se unirá en la compañía de aquellos que tienen hambre y sed de justicia. La cuarta es que cada persona que no escucha a los demás, llorará y nadie lo escuchará. En relación a la reliquia de mi rostro en un lienzo, hazle saber que así como el sudor de mi sangre brotó de mi cuerpo cuando mi sufrimiento era inminente y recé al Padre, así también el sudor fluyó de mi rostro en el lienzo debido a la calidad de la mujer que me rezó y para consuelo de la generaciones futuras”.

    El tercer caballero de la misma revelación era de Suecia. La siguiente revelación se refiere a él: “Está escrito que un esposo no creyente se salva por una Esposa creyente. La Esposa de este hombre corrió y arrebató a su esposo de las quijadas del demonio con sus propias manos. Se lo arrebató a él con una de sus manos, esto es, con sus lágrimas y oraciones y obras de misericordia. Se lo arrebató con la otra mano, esto es, con sus advertencias y ejemplo e instrucción con el resultado que él ya se acerca al camino de la salvación. Así pues, deberá considerar tres cosas escritas en la ley común. Hay tres secciones en ella. Una se llama ‘sobre la propiedad’ y la otra se llama ‘sobre la venta’ y la tercera se llama ‘sobre la compra’.

    En la primera sección ‘sobre la propiedad’, dice que nada es propiedad justa a menos se haya adquirido de manera justa. Cualquier adquisición que se haga por medio de trucos u ocasiones de malicia o a un precio demasiado bajo, no le es agradable a Dios. La segunda sección llamada ‘sobre la venta’. Algunas veces se vende una cosa debido a la pobreza o al miedo, algunas veces debido a la violencia o a arreglos injustos. Una persona debe examinar su conciencia para ver si en su corazón existe la compasión y la misericordia. La tercera sección se llama ‘en la compra’. Cualquiera que quiera comprar algo deberá cerciorarse de que lo que se va a comprar ha sido adquirido justamente. Cuando algo ha sido adquirido por exacción injusta, legalmente no es aceptable. Así es que deja que este hombre examine en su mente, estos tres asuntos.

    Que él pueda comprender que tendrá que rendirme cuentas por todo y especialmente por las posesiones que sus padres le dejaron, si quizás él las ha utilizado más por amor al mundo que por amor a Dios y más allá de su uso apropiado. Haz que comprenda que me tendrá que rendir cuentas por su caballería – su intención en recibirlas, la manera cómo vivió y la manera en que cumplió el voto que me hizo.



    Cristo le habla a la Esposa y le dice que un alma devota como la Esposa debería tener una linda boca, oídos limpios, ojos modestos y un corazón firme. Él le da una explicación espiritual bellísima sobre todas las partes mencionadas del cuerpo.


    Capítulo 82


    Habla el Hijo: “Como una Esposa, tú deberás tener una linda boca, oídos limpios, ojos modestos y un corazón firme. Un alma también deberá tener las mismas cualidades. Su boca es tu mente limpia en donde nada sino lo que me place, puede entrar. Que su boca, esto es, que su mente sea linda con el olor de buenos pensamientos de un atento recuerdo de mi pasión. Que su mente también sea como su boca, esto es, que sea roja con el fervor de la caridad divina, para que pueda poner en práctica aquello que comprende. Tan seguro como que nadie anhela besar una boca sin color, tampoco me agrada un alma, a menos que lleve a cabo buenas obras por su propia buena voluntad. Como una boca, su mente deberá tener dos labios, esto es, estos dos afectos: un anhelo por las cosas celestiales, y desprecio por todas las cosas mundanas. Su paladar bajo deberá ser el temor de la muerte que separa el alma del cuerpo y temor del estado en el cual ella se encontrará. Su paladar superior deberá ser el temor al terrible juicio.

    La lengua del alma deberá mantenerse entre estos dos paladares. ¿Qué es la lengua del alma si no la consideración frecuente de mi misericordia? Así pues, cuando medites en mi misericordia y cómo te creé, cómo me redimí por ti y lo paciente que soy contigo, considera también el juez estricto que soy y como no dejo nada sin castigo, y considera también, lo incierta que es la hora de la muerte. Los ojos del alma deberán ser inocentes como los de una paloma que ve a un halcón cerca de las aguas. En otras palabras, que tus pensamientos sean siempre sobre mi amor y mis sufrimientos y sobre las obras y palabras de mis escogidos. Con su ayuda comprenderás cómo el diablo te puede engañar y así nunca puedes estar segura de ti misma. Tus oídos deberán estar limpios para que no desees escuchar cosas vulgares y ridículas. Tu corazón deberá estar firme para que no sientas temor de la muerte, manteniendo la fe y no sonrojarte por los reproches del mundo ni preocuparte por la pérdida de tu cuerpo por amor a mí, tu Dios”.



    Cristo le habla a la Esposa y le dice que ella debería amarlo así como un buen criado ama a su señor, como un buen hijo ama a su padre, y como una Esposa fiel ama a su esposo de quien nunca debería separarse. Él le da una explicación espiritual y de provecho sobre todo esto.


    Capítulo 83


    Habla el Hijo: “Yo te amo como un señor bueno ama a su criado, como un padre a su hijo, como un esposo a su Esposa. El señor le dice a su criado: ‘Te daré ropa, alimento, y una cantidad moderada por tu trabajo. El padre le dice a su hijo: ‘Todo lo que tengo es tuyo. El esposo le dice a su Esposa: ‘Tu descanso es mi descanso, tu comodidad es mi comodidad’.

    ¿Cómo pueden responder estos tres a tanto amor? El criado, si es bueno, seguramente le dirá a su señor: ‘Mi condición es la de un criado, así es que prefiero servirte a ti antes que a nadie más.’ El hijo le diría a su padre: ‘Todo lo bueno viene de ti, así es que no quiero separarme de ti’. La Esposa le diría a su esposo: ‘Tú me mantienes con tu trabajo; tengo el calor de tu pecho y la dulzura de tus palabras, así es que preferiría morir antes de separarme de ti’.

    Yo, Dios, soy el esposo. El alma es mi Esposa, y ella debería sentir consuelo en mi descanso y refrescarse con el alimento de mi divinidad. Por su parte, debería sobrellevar cada tormento en lugar de ser separada de mí, ya que no puede recibir ni consuelo ni honor que no venga de mí. Dos cosas pertenecen al matrimonio: primero, los medios que una pareja casada necesita para su mantenimiento; segundo, un hijo para recibir su herencia – y también podrían tener un criado para que cuidara de ellos – ya que escrito está que Abraham se entristeció por no tener un hijo.

    El alma tiene sus medios de mantenerse cuando está llena de virtud. También la tiene un hijo cuando posee una sabia discreción para ser capaz de discernir entre las virtudes y los vicios, y cuando su discernimiento está conforme a Dios. También la tiene un criado, esto es, sus emociones físicas. Este criado no vive de conformidad con la concupiscencia de la carne pero para beneficio del cuerpo y la perfección del alma.

    Así pues, te amo como un esposo ama a su Esposa, ya que tu descanso es mi descanso. Te pertenece a ti entonces, soportar libremente cualquier sufrimiento en lugar de provocar mi ira. Te amo también como un padre ama a su hijo, porque te he dado discreción y libre albedrío. Te amo más aún, como un señor ama a su criado y te he ordenado que mantengas una cantidad moderada de bienes y una carga de trabajo razonable. Pero ese criado, el cuerpo, es tan tonto que preferiría servir al demonio que a mí, y el demonio nunca le da descanso de las preocupaciones del mundo.



    Cristo le habla a la Esposa y describe a tres hombres que cayeron debido a las mujeres. El primero se compara con un asno coronado. El segundo tenía el corazón de una liebre, y el tercero se compara con un basilisco. Así pues, la mujer siempre debe estar sujeta al hombre.


    Capítulo 84


    Habla el Hijo: “Se dice que tres hombres cayeron debido a las mujeres. El primero fue un rey cuya amante le pegó en la cara cuando él no le sonrió. Esto es porque era tonto y no podía retenerla ni le importaba su propio honor. Era como un asno portando una corona – un asno, debido a su tontera, una corona debido a su rango. El segundo fue Sansón, quien a pesar de ser el hombre más fuerte, fue derrotado por una mujer. El tercero fue Salomón, quien era como un basilisco que mata con una mirada pero es asesinado por un espejo. Así pues, la sabiduría de Salomón excedió al resto, pero la mirada de una mujer lo mató. Así pues, la mujer debe estar sujeta al hombre”.



    Cristo le habla a la Esposa y le dice que dos páginas de un libro están abiertas ante él. Misericordia está escrita tres veces en una página, justicia en la otra. Le advierte que se convierta por misericordia mientras todavía tiene tiempo para que después no sea castigada por la justicia.


    Capítulo 85


    El Hijo le habla a la Esposa: “Soy el creador del universo. Dos páginas yacen abiertas ante mí. Misericordia está escrita en una, justicia en la otra. Así pues, la misericordia se pronuncia a cualquiera que se arrepiente de sus pecados y resuelve no pecar más, ya que mi Espíritu lo inspirará para llevar a cabo buenas obras. Quien quiera que libremente desee ser separado de las vanidades de este mundo a través de mi Espírito, se vuelve más fervoroso. La persona que esté lista para morir por mí, estará tan llena de mi Espíritu que será santa en mí y en él.

    Justicia está escrita en la otra página. Esto dice: “El Padre no defenderá ni el hijo se reconciliará ni el Espíritu inflamará a nadie que no rectifique mientras todavía hay tiempo, medita cuidadosamente en la página de la Misericordia, ya que todos los que sean salvados serán limpios, ya sea por agua o por fuego, esto es, ya sea por una pequeña cantidad de penitencia en el tiempo presente o por el fuego del purgatorio en el futuro, hasta que estén purgados.

    Quiero que sepas que ya le mostré estas dos páginas del libro de la Misericordia y la Justicia a un hombre que tú conoces. Sin embargo, el desprecia la página de mi misericordia y cree que el lado izquierdo es el lado derecho. Como una garza sobre los gorriones, que busca elevarse por sobre todos. Así el debería temer por él mismo ya que si no se fija, morirá en su desprecio y será llevado lejos de este mundo junto con los bebedores y los burladores”.

    Así también resultó después de eso. Se levantó contento de la mesa del comedor pero en la noche fue asesinado por sus enemigos.



    La Madre de Dios dice que ella es como una flor de la cual las abejas juntan la dulce miel. Las abejas son los siervos y los escogidos de Dios quienes continuamente juntan el néctar de la gracia de Ella y tienen alas espirituales y pies espirituales y aguijón espiritual.


    Capítulo 86


    Habla la Madre: “Yo soy la Reina y la Madre de la misericordia. Mi Hijo, el creador del universo, siente un afecto tan dulce hacia me que me ha dado el entendimiento espiritual de todas las creaturas. Soy en realidad como una flor donde se reúnen las abejas para sacer en abundancia el dulce néctar. No importan cuanto junten, todavía queda néctar en la flor. Así también soy capaz de ganar gracias para todos y sin embargo, siempre abunda la gracia.

    Mis escogidos son en realidad como las abejas, ya que me aman con toda la devoción y cuidan de mi honor. Como las abejas, tienen dos pies, ya que tienen un deseo continuo de aumentar mi honor y también laboran asiduamente por ello, trabajando todo lo que pueden. También tienen dos alas, y se consideran indignos de alabarme y también son obedientes en todo lo que se refiere a mi honor. Y hasta tienen un aguijón que si lo pierden, se mueren.

    Sí, los amigos de Dios tienen las tribulaciones del mundo que por la salvaguarda de las virtudes, no se les quitarán hasta el final de sus vidas. Pero Yo, que abundo en consuelo, los consolaré a ellos.



    Cristo le habla a la Esposa y le dice que ella deberá mantener su cuerpo bello e inmaculado. Compara todas las partes del cuerpo en sentido espiritual al perfecto amor de Dios y del prójimo, especialmente de los amigos de Dios. Le agrega que ella debería hacer, en sentido espiritual, lo que hace el ave fénix en sentido físico, esto es, juntar madera y quemarse a sí misma.


    Capítulo 87


    El Hijo le habla a la Esposa: “Te dije antes que deberías tener ojos límpidos para poder ver el mal que has hecho y lo bueno que has dejado de hacer. Deja que tu boca, es decir, tu mente, esté limpia de toda maldad. Sus labios son los dos deseos que deberás tener: el deseo de dar todo por amor a mí y la voluntad para permanecer conmigo. Estos labios deberán ser rojos, ya que el color rojo es el color que más se distingue desde lejos. El color significa belleza, y toda belleza se encuentra en las virtudes, ya que le es más aceptable a Dios cuando alguien ofrece lo que él o ella quiere y lo que espiritualmente es más edificante para otros. Así pues, ya sea con afectos o con obras, una persona debería darle a Dios lo que le es más querido a ella. Se puede leer que Dios se regocijó cuando completó su trabajo. Dios se regocija también, cuando una persona le ofrece todo su ser con la intención de vivir de conformidad con la voluntad de Dios ya sea en el sufrimiento o en la alegría.

    Con respecto al honor de Dios, tus brazos deberán ser flexibles y ágiles. El brazo izquierdo representa la contemplación de mis favores y el bien que he hecho por ti al crearte y redimirte, así como tu propia ingratitud para conmigo. El brazo derecho es un amor tan ferviente por mí, que preferirías sufrir tormento antes que perderme o provocar mi ira. Deseoso tomo mi descanso entre esos dos brazos, y tu corazón deberá ser mi corazón, ya que yo soy como un fuego de amor divino y quiero ser fervientemente amado ahí en tus brazos. Las costillas que protegen tu corazón son tus padres – no tus padres naturales sino mis escogidos a quien tu deberás amar como me amas a mí y más de lo que amas a tus propios padres. Verdaderamente son tus padres, porque ellos fueron la causa de que nacieras de nuevo a la vida eterna.

    La piel del alma debería ser tan bella como para no tener ninguna mancha. Aquí, la piel significa tu prójimo a quien si lo amas como a ti mismo, mi amor y el amor de mis santos se guarda inviolado. Sin embargo, si tú lo odias, entonces lastimas tu corazón y te quitan las costillas, esto es, el amor de mis santos será menor en ti. Tu piel no debe tener manchas, ya que tú no debes odiar a tu prójimo sino amar a todos de acuerdo a la voluntad de Dios, porque entonces, todo mi corazón estará en tu corazón.

    Estaba diciéndote que deseo se me ame fervientemente, porque soy como un fuego de amor divino. Hay tres cosas maravillosas sobre mi fuego. Primero, quema pero nunca se enciende; segundo, nunca se extingue; tercero, quema pero nunca se consume. De esta manera, mi amor por la humanidad existió desde el principio de mi naturaleza divina. Cuando asumí mi naturaleza humana, se quemó aún más. Quema tan intensamente que nunca se extingue sino le otorga al alma ferviente que no se consuma sino que se fortalezca más. Puedes ver todo esto desde el ejemplo del ave fénix. En sus días de vejez junta madera en el pico de una montaña. Entonces, una vez que la madera está ardiendo por el calor del sol, se tira al fuego y habiendo muerto, vuelve a la vida a través de ese mismo fuego. Así también el alma, prendida en el fuego de la divina caridad, emerge de ella como el ave fénix, mejor y más fuerte que nunca”.



    Cristo le habla a la Esposa y le dice que toda la creación está de acuerdo a su voluntad, excepto por los seres humanos. También le dice que existen tres clases de hombres en este mundo. Pueden compararse con tres barcos navegando en el mar, el primero de ellos cae en peligro y muere, el segundo es llevado por las olas, el tercero está bien dirigido.


    Capítulo 88


    Habla el Hijo: “Yo soy el creador de todos los espíritus, buenos y malos. También soy su gobernante y su timonel. Además, Yo soy el creador de todos los animales y toda cosa viviente que existe y tiene vida así como también de todas las cosas que existen pero que no tienen vida. Así, lo que haya en el cielo, en la tierra o en el mar, cada uno de ellos están de conformidad con mi voluntad excepto por la humanidad. Sepan pues, que algunos hombres son como un barco que perdió tanto el timonel como el mástil y se bambolea de aquí para allá sobre el oleaje del mar hasta que corre a los acantilados de la isla de la muerte. Están en este barco todos aquellos que por desesperación, prestaron su mente al placer sensual.

    Otros son como un barco que todavía tiene su mástil y su timonel y un ancla con dos cables. Sin embargo, el ancla principal está rota y el timonel está a punto de estrellarse cuando la fuerza de las olas chocha contra el barco y el timonel. Se debe tener mucho cuidado, pues mientras que el mástil y el barco aún están conectados, tienen una calidez mutua entre ellos gracias a esa conexión.

    El tercer barco tiene todos sus aparejos y equipo y está listo a zarpar cuando llegue el momento. La primera ancla, el ancla principal que mencioné anteriormente, es la disciplina religiosa que es bajada y aligerada con la paciencia y el fervor del amor divino. Esta ancla se ha roto, tanto que lo que los padres pusieron ahora ha sido arrojado a los pies y todos consideran todo lo que encuentran útil como parte de la profesión religiosa. Pero así son llevados como un barco sobre las olas. La segunda ancla, que mencioné estaba todavía de una pieza, es la intención de servir a Dios. Está amarrada por dos cables, de nombre fe y esperanza, porque creen que soy Dios y ponen toda su esperanza en mi voluntad para salvarlos. Yo soy su timón, y mientras esté en el barco, el oleaje de las olas no entrará, y existe una clase de calidez entre ellos y yo.

    Permanezco conectado a su barco cuando no aman nada tanto como a mí. Yo estoy junto a ellos por los tres clavos de temor a Dios, humildad y la contemplación de mis obras. Pero si aman cualquier cosa más que a mí, entonces el agua de la desintegración entra, y entonces los tres clavos de temor, humildad y contemplación divina se desintegran, el ancla de la buena voluntad se rompe y los cables de fe y esperanza se rompen. Las personas en este barco se encuentran en un estado de gran inseguridad y así se dirigen a lugares peligrosos.

    Mis amigos se encuentran en el tercer barco, porque como dije, está listo para zarpar”.



    Cristo le habla a la Esposa y le dice sobre cómo un caballero espiritual debería comportarse en batalla, esto es, confiar en Dios y no en su propia fuerza. Él le da dos oraciones cortas para que el caballero las diga todos los días. También dice que el caballero debería estar armado con las armas espirituales descritas aquí.


    Capítulo 89


    Habla el Hijo: “Quien quiera que desee ser un luchador tiene que tener un espíritu noble y levantarse si se cae, confiando no en su propio poder, sino en mi misericordia. Una persona que no confía en mi bondad piensa lo siguiente: “Cualquier intento que haga por refrenar la carne de ayunar o luchar en la vigilia, no seré capaz ni de perseverar o de mantenerme lejos de los vicios, ya que Dios no me ayuda’ – esa persona merece caer.

    Así pues, una persona que quiera ser un luchador spiritual confía en mí y tiene confianza de que será capaz de lograrlo con la ayuda de mi gracia. Así es que deberá tener la intención de hacer el bien y evitar el mal y de levantarse de nuevo cada vez que caiga. Deberá decir esta oración: ‘Señor todo poderoso, tú que guías a todas las almas hacia el bien, soy un pecador que se ha alejado de ti por mi propia maldad. Te agradezco por guiarme de nuevo al camino correcto, y te pido Jesús que colgaste de la cruz en sangre y dolor, que tengas misericordia de mí. Te ruego por tus cinco llagas y por el dolor que pasó de tus venas destrozadas a tu corazón. Dígnate mantenerme seguro hoy, sobre todo si caigo en pecado. Dame el poder de resistir las lanzas del enemigo y de levantarme como hombre, si tuviera la oportunidad de caer en pecado’.

    Además, para que el luchador sea capaz de perseverar en el bien, que rece de esta manera: ‘Oh Señor Dios, para quien nada es imposible y quien todo lo puede, dame la fuerza para llevar a cabo obras de bien y ser capaz de perseverar en el bien’.

    Después de esto, deberá agarrar su espada en la mano, esto es, deberá hacer una buena confesión, la cual debe estar lustrada y brillante. Deberá estar lustrada por un cuidadoso examen de conciencia en relación a cómo y cuántas veces y dónde ha fallado y por qué. También deberá estar brillante en el sentido de que no debe avergonzarse de nada ni ocultar nada ni describir un pecado que no sea tal y como lo ha cometido. Esta espada deberá tener dos lados afilados, es decir, la intención de ya no pecar y la intención de hacer algo por los pecados que ha cometido. La punta de la espada deberá ser el arrepentimiento. Esto mata al demonio, ya que siempre que un hombre quien anteriormente se deleitaba en el pecado, siente el arrepentimiento y el dolor por haber provocado en mí, su Dios, el enojo. La espada deberá tener la empuñadura de la consideración de la gran misericordia de Dios. Su misericordia es tan grande, que nadie que sea un pecador, no pueda obtener el perdón, siempre y cuando lo pida con la voluntad de mejorar.

    Entonces, la espada de la confesión deber tomarse con la idea de que Dios tiene misericordia para todos. Sin embargo, para que su mano no se corte por el filo, se debe poner un pedazo de hierro entre el borde y la empuñadura. Un pomo previene que la espada caiga de su mano. De manera similar, una persona que agarra la espada de la confesión y espera en la misericordia de Dios para la remisión y limpieza del pecado, debe estar lista para que no se caiga presumiendo que va a encontrar el perdón de Dios. Para prevenir que esto suceda, está el cerrojo del temor de Dios que le hace temer que Dios vaya a quitarle su gracia y enojarse debido a su presunción. Para que su mano operativa no se corte o se dañe, se coloca un pedazo de hierro entre la empuñadura y el borde. Esto es la consideración de la imparcialidad de Dios ya que a pesar de que mi justicia es grande y que no dejo nada sin examinar ni sin castigo, también soy misericordioso y justo y no pido nada que no esté más allá de lo que naturaleza puede soportar. Más aún, perdono un gran castigo por el bien de una buena intención y un gran pecado por una pequeña reparación.

    La cota de malla del caballero representa la abstinencia. Así como una cota de malla consiste de muchos aros pequeños de cadena, así también la abstinencia consiste de muchas virtudes, por ejemplo, la abstinencia de ver cosas inmorales o de cosas que afecten los otros sentidos; de la gula y la lujuria y la superficialidad, y otras muchas cosas que San Benito escribió como prohibidas. Uno solo no puede ponerse la cota de malla sin la ayuda de otro. Así pues, deben invocar y venerar a mi Madre, la Virgen María, por cada buen ejemplo y tipo de virtud que se encuentra en ella. Si se le invoca firmemente, ella le indicará a tu espíritu todas las clases perfectas que hay de abstinencia.

    El casco representa la perfecta esperanza. Tiene dos aberturas, a través de las cuales el caballero puede ver. La primera abertura es la consideración de las cosas que deben hacerse y la segunda las cosas que deben evitarse. Todo aquel que confíe en Dios siempre deberá considerar lo que se debe hacer o evitar de conformidad con la voluntad de Dios. El escudo representa la paciencia con la ayuda del cual uno puede con alegría, sobrellevar todo lo que pase”.



    Cristo habla y dice que sus amigos son como su propio brazo, que como un buen doctor, corta la carne putrefacta o elementos nocivos que hay en ellos y les pone carne sana al transformarlos en Él.


    Capítulo 90


    Habla el Hijo: “Mis amigos son como mi brazo. Un brazo tiene cinco cosas: piel, carne, sangre, huesos y tuétano. Yo soy como un doctor sabio quien primero corta la materia inservible, luego junta la carne a la carne y el hueso al hueso y luego aplica medicina curativa.

    Así es como Yo he tratado a mis amigos. Primero, les quito todas las pasiones mundanas y los deseos carnales ilícitos. Luego uno mi tuétano al tuétano de ellos. ¿Qué es mi tuétano si no el poder de mi divinidad? Un hombre sin tuétano está muerto, así también la persona que no comulga con mi divinidad está muerta. He unido mi divinidad a su dolencia cuando prueban mi sabiduría que da sus frutos en ellos, cuando su alma comprenda qué hacer y qué evitar.

    Los huesos representan mi fuerza. La he unido a su fuerza cuando los hago más fuertes para que hagan el bien. La sangre significa mi voluntad. La he unido a su voluntad cuando su voluntad concuerda con lo que yo deseo y cuando ni buscan ni desean otra cosa más que a mí.



    Cristo amonesta a la Esposa para que sea humilde de cuatro maneras, ante aquellos que construyen el poder en el mundo y ante los pecadores así como ante los amigos espirituales de Dios y ante aquellos que en el mundo, son pobres.


    Capítulo 91


    El Hijo le habla a la Esposa: “Tú deberías ser humilde de cuatro maneras; primero, ante todos aquellos que construyen el poder en el mundo. Uno debería deferirse a la autoridad tanto porque es bueno para los hombres obedecer a otros hombres, en la medida en que la humanidad despreciaba obedecer a Dios, como porque la gente no puede seguir adelante sin alguien que la dirija.

    Segundo, ser humilde ante aquellos que viven en pobreza espiritual, es decir, ante los pecadores, rezando por ellos y dándole gracias a Dios porque afortunadamente tú nunca has sido ni serás uno de ellos. Tercero, ser humilde ante aquellos que viven en riqueza espiritual, es decir, ante los amigos de Dios, sintiéndote indigna de servirles o de estar en su compañía. Cuarto, ser humilde ante aquellos que son pobres en el mundo, ayudándoles y vestirlos y lavarles los pies”.



    Cristo amonesta a la Esposa para que haga progreso y para perseverar en las virtudes imitando la vida de los santos y de esta manera, ser Su brazo. Le muestra cómo los santos se transformaron en el brazo de Cristo.


    Capítulo 92


    Habla el Hijo: “Antes te dije que mis amigos son mi brazo. Esto es verdad, ya que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y mi Madre, en unión con toda la hueste celestial, están en ellos. Mi naturaleza divina es como el tuétano sin el cual nadie puede vivir. Los huesos son mi naturaleza humana, la cual fue fuerte en el sufrimiento. El Espíritu Santo es como la sangre, ya que Él llena y alegra el universo. Mi Madre es como la carne en la cual se encontró mi naturaleza divina y humana y el Espíritu Santo. La piel es toda la hueste celestial.

    Así como la piel cubre la carne, así mi Madre se distingue por sobre todos los santos en virtud. A pesar de que los ángeles son puros, ella es más pura aún. A pesar de que los profetas estaban llenos del Espíritu Santo, a pesar de que los mártires sufrieron grandemente, así mi Espíritu estaba más pleno y más ferviente en mi Madre, y ella fue la mártir más grande entre todos. Ciertamente, los confesores practicaron abstinencia completa, pero mi Madre tuvo aun una más perfecta abstinencia, ya que en ella se encontró mi divinidad junto con mi humanidad.

    Así, cuando mis amigos me tienen, en ellos se encuentra mi naturaleza divina que vivifica el alma. Mi naturaleza humana se encuentra en ellos y los hace más fuertes a la hora de la muerte. La sangre de mi Espíritu se encuentra en ellos y rinde rápidamente su voluntad para llevar a cabo toda buena acción. Su carne se llena con mi propia carne y sangre, cuando rehúsan a pecar y se mantienen castos con la ayuda de mi gracia. Mi piel se une a su piel, cuando imitan la vida y el comportamiento de mis santos.

    De esta manera, mis santos acertadamente se llaman mi brazo. Tú deberías ser uno de sus miembros a través de la intención de progresar en la virtud e imitarlos tanto como seas capaz. Así como Yo me uno a ellos a través de la unión de mi cuerpo, así también tú deberías unirte a ellos y a mí a través del mismo cuerpo”.



    Cristo le habla a la Esposa y le da tres preceptos, a saber, el desear nada más que alimento y ropa, no anhelar tener beneficios espirituales con excepción y de acuerdo a la voluntad de Dios, y no entristecerse por nada más que por sus pecados y los pecados de otros. También le dice que aquellos que se nieguen a convertirse y purgar sus pecados a través de una penitencia austera en esta vida, serán castigados severamente en el momento del juicio divino.


    Capítulo 93


    Habla el Hijo: “Te doy tres preceptos: primero, no desear nada más allá de alimento y ropa; segundo, no anhelar cosas espirituales excepto aquellas de conformidad con mi voluntad; tercero, no entristecerte por nada más que por tus propios pecados y los de otros. Si te sientes triste, considera entonces mi estricto juico el cual puedes temer y meditar desde el caso de un cierto hombre que ya había recibido su sentencia. Ingresó a un monasterio teniendo en mente tres intenciones. No quería tener que trabajar, y no quería tener que preocuparse sobre el alimento. En tercer lugar, pensó para sí mismo: ‘En caso tuviera una tentación de la carne, la podré evitar por algún medio sin relaciones sexuales’. A cuenta de todo esto, se sintió afligido de tres maneras. Ya que no quería trabajar, se le forzó a trabajar por medio de amenazas y golpes. En respuesta a su segunda intención, sufrió la desnudez y falta de alimento. Tercero, fue despreciado por todos a tal grado que fue incapaz de experimentar placer alguno de su sensualidad.

    Cuando llegó el tiempo de profesar, pensó para sí mismo: ‘Ya que no puedo vivir en el mundo sin trabajar, es mejor que viva en el monasterio y trabaje para Dios’. Debido a su voluntad de querer trabajar, mi justicia y mi misericordia lo lavaron y lo trajeron a mi gloria eterna. Una vez hizo su profesión, cayó con una grave enfermedad y sufrió tanto, que sus ojos se le salieron debido al dolor, sus oídos no podían oír nada y fue destituido de cada miembro, y todo porque no quiso trabajar. Sufrió una mayor desnudez de la que tuvo en su estado mundano. Cuando tuvo alimento delicioso, no pudo comerlo. Cuando suspiraba por sus apetitos naturales, no los tenía. Estaba tan desgastado físicamente antes de morir que se parecía a un registro engorroso.

    Cuando murió, llegó a su juicio como un ladrón, porque habría querido vivir en el estado religioso de acuerdo a sus propias preferencias y no para mejorar su vida. Pero no era adecuado para él ser sentenciado como un ladrón, ya que a pesar de ser un niño tonto en su razonamiento y en su conciencia, aún tenía fe y esperanza en mí, su Dios, y así fue sentenciado de acuerdo a la misericordia. Debido a que su pecado no se purgó completamente por medio del castigo físico, su alma está siendo castigada severamente ahora en el purgatorio que es como si le hubieran pelado su piel y colocado sus huesos en un lagar para exprimirle el tuétano.

    ¡Sobre cómo aquellas personas que han pasado toda su vida en pecado y nunca hicieron o esperaron cualquier disposición contraria sufrirán! ¡Ay de ellos! Ya que me dicen ‘¿Por qué murió Dios o de qué sirvió su muerte?’ Así es como me pagan por redimirlos y salvarlos y darles salud y todo lo que necesitan. Así pues buscaré el juicio de ellos porque han roto la fe que me juraron en el bautismo y porque todos los días hacen el mal y desprecian mis mandamientos. No dejaré que su menor negligencia religiosa quede impune".

    EXPLICACIÓN

    Este hermano tenía un pecado secreto y nunca tuvo el deseo de confesarlo. Al mandato de Cristo, Lady Brígida fue con él y le dijo: “Haz penitencia más diligente, ya que hay algo escondido en tu corazón y mientras más lo guardes, no serás capaz de morir”. Él le contestó que no había nada que no hubiera ya confesado. Pero ella le dijo: “Examina la intención que tuviste cuando entraste al monasterio y con qué intención has vivido hasta hoy, y entonces encontrarás la verdad en tu corazón”.

    Entonces se soltó a llorar y dijo: ¡Bendito sea Dios que te ha enviado a mí! Ahora que has hablado de mi secreto, estoy deseando decir la verdad a aquéllos que me quieran escuchar. Sí, es verdad que tengo algo escondido en mi corazón y que nunca me atreví a decirlo. Tan a menudo como me he arrepentido de mis otros pecados en la confesión, mi lengua siempre estuvo amarrada con éste. Una gran vergüenza me invadió y no pude confesar el remordimiento secreto de mi corazón. Cada vez que me confesaba de corazón, me inventaba una nueva conclusión a mis palabras. Solía decir: “Padre, me confieso culpable ante ti en relación a todos los pecados que he mencionado y aun de otros que no he mencionado’. Creí que de esta manera todos mis pecados ocultos me serían perdonados. Pero ahora mi Lady Brígida, si le place a Dios, con gusto contaré al mundo entero sobre lo que por tanto tiempo he guardado en mi corazón.

    Se llamó a un confesor y el hizo una declaración completa y llorosa de sus pecados. Esa misma noche murió.



    Cristo le enseña a la Esposa oraciones preciosas para decir al momento de vestirse y cuando estuviera en la mesa para comer y cuando se fuera a acostar. Le advierte ser humilde en la manera en cómo se viste y virtuosa y auto controlada en el uso de su cuerpo.


    Capítulo 94


    El Hijo de Dios le habla a la Esposa y le dice: “La belleza exterior simboliza la belleza interior que una persona debería de tener. Así que cuando te pongas tu velo para subirte el cabello, deberías de decir: ‘Señor Dios, te doy gracias porque me apoyaste cuando pequé. Debido a mi vida incontinente, soy indigna de contemplarte, así es que me cubro mi cabello con un velo’. El Señor agregó: “La incontinencia es tan aborrecida para mí que aun si una virgen que tiene la intención de complacerse en placer de lujuria, a mi vista no es una virgen pura, a menos que rectifique su intención a través de la penitencia.

    Cuando te tapes tu frente con el velo, deberás de decir: ‘¡Señor Dios, tú has hecho todas las creaturas bien y creaste al hombre a imagen tuya sobresaliendo por todas las demás, ten misericordia de mí! Porque no he utilizado la belleza de mi rostro para gloria tuya, me cubro mi frente con un velo’. Cuando te pongas tus zapatos, di: ‘Bendito eres tú mi Dios, quien me mandas usar zapatos para que pueda ser fuerte y no tibia en tu servicio. Fortaléceme entonces, para que pueda ser capaz de caminar en el camino de tus mandamientos’. Debes mostrar humildad en todas las otras vestimentas que uses y ser virtuosa y auto controlada en el uso de todo tu cuerpo.

    Cuando vengas a la mesa, di: ‘Señor Dios, si tú quieres, ya que eres capaz de hacerlo, te preguntaría nos permitieras subsistir sin alimento. Sin embargo, ya que nos has mandado a alimentarnos de manera razonable, te pido me des la templanza en las comidas para que por tu gracia, pueda ser capaz de comer lo que mi naturaleza necesita y no que mi cuerpo anhela’.

    Cuando te vayas a acostar, di: “¡Bendito eres tú mi Dios, que arreglas los cambios en el tiempo para nuestro descanso y consuelo del alma y del cuerpo! Te pido le des a mi cuerpo descanso esta noche y que me mantengas a salvo del poder y engaños del enemigo’”.



    Cristo le dice a la Esposa qué clase de armas pertenecen a los malvados. Le explica que si ellos se jactan de su pecado con la intención de perseverar en él, serán destruidos por la espada de la justicia severa de Dios.


    Capítulo 95


    Habla el Hijo: “Estoy aquí como un rey que ha sido desafiado a la batalla. El demonio con su ejército, está en contra mía. En verdad, mi intención y firme propósito es tal, que el cielo y la tierra y todo lo que contiene podrían colapsar antes que desviarme de la manera más leve de la justicia. La intención del demonio es tal, que preferiría hubieran tantos infiernos como átomos en el sol, antes de humillarse a sí mismo. Algunos dentro del enemigo ya están cerca del juicio, y no hay más distancia entre nosotros, que un par de pies. Han alzado su bandera, el escudo está en el brazo, la mano descansa sobre la espada pero aun no la han desenvainado. Mi paciencia es tan grande, que no les atacaré, a menos que ellos ataquen primero.

    La bandera del enemigo muestra tres cosas: gula, avaricia y lujuria. Sus cascos son la dureza de corazón, porque no prestan atención a los dolores del infierno ni en lo aborrecible que es para mí el pecado. Las aberturas del casco son la lujuria carnal y el deseo de complacer al mundo. A través de ellos corren a todas partes y ven cosas que no deberían de ver. Su escudo es la perfidia con la cual se excusan de sus pecados y los atribuyen a la debilidad de la carne. Así, piensan que pueden pedir perdón por sus pecados para nada. Su espada es la intención de perseverar en el pecado. Aún no la han desenvainado, porque su malvad aún no se ha cumplido.

    Cada vez que desean pecar por todo el tiempo que puedan vivir, desenvainan la espada. Golpean cada vez que se jactan del pecado y desean permanecer en estado de pecado. Cuando su maldad haya sido cumplida, una voz de mi ejército gritará fuerte y dirá: ‘¡Ataquen ahora!’ Entonces la espada de mi severidad los destruirá y cada uno de ellos sufrirá de conformidad a como estén armados. Sus almas serán arrebatadas por los demonios, que como aves de presa, no están buscando ventaja temporal sino únicamente almas a las que puedan destrozar sin parar”.



    El Esposo le explica a la Esposa el significado de la distancia de dos pies y el desenvainar de la espada de lo cual fue hablado en el capítulo anterior.


    Capítulo 96


    Y dijo el Hijo: “Te he dicho con anterioridad que no hay más distancia entre Mí y mis enemigos, que un par de pies. Verdaderamente, ahora están avanzando un pie más cercano al juicio. Uno de estos pies simboliza el premio por las buenas obras que han hecho por Mí. Así pues, de ahora en adelante su ignominia crecerá, sus placeres se tornarán amargos, sus gozos les serán arrebatados, sus problemas y dolor aumentarán. El segundo pie es su maldad, que aún no está cumplida. Solo con que la gente diga que una cosa está llena, explotará, así también, cuando su alma y su cuerpo se separen, serán condenados por el juez.

    Su espada es su intención de pecar. Sólo la mitad ha sido desenvainada, cuando un hombre está en declive y las desgracias ocurren, los malvados sufren más angustia pero aún permanecen ansiosos por pecar. La fama y la fortuna no les permiten reflexionar mucho. Así, desean vivir más tiempo para alcanzar su placer carnal, y ya están agregando a sus pecados una mayor permisividad. ¡Siente pena por ellos, porque a menos que rectifiquen su proceder, su perdición ya está asegurada!”



    Cristo habla a la Esposa sobre cierto prelado. Le dice que un alma devota que pierde el ardor de la devoción y de la bendita meditación debido a su propio orgullo y ambición y placeres mundanos, puede recuperar el calor divino y la luz y experimentar dulzuras divinas, humillándose perfectamente a sí misma delante de Dios.


    Capítulo 97


    El Hijo, a través de la Esposa, le habla a cierto prelado y le dice: “Tú eres como una rueda inmóvil del molino. Cuando está fija y no se mueve, el grano no se muele en el molino. Esta rueda significa tu voluntad. Debería ser movible, mas no con respecto a tu propia voluntad y deseo, sino a la Mía, y tu deberíais rendirte completamente en mis manos. Sin embargo, esta rueda está inmóvil hacia mi voluntad, ya que el agua terrena de la reflexión está inquietando demasiado tu mente. La contemplación de mis obras y de mi pasión, está casi muerta en tu corazón, razón por la cual no sientes o degustas el alimento del alma.

    Así pues, ¡rompe el obstáculo que obstruye el pasaje del agua! Deja que el agua fluya para que pueda dar vuelta la rueda y tenga movilidad para que el grano pueda molerse fácilmente. El obstáculo que detiene el agua, es el orgullo mental y la ambición. Éstos obstruyen la gracia del Espíritu Santo e impiden la buena fruta que el alma debería estar produciendo. Recibe en tu mente la verdadera humildad a través de la cual la dulzura de mi Espíritu pueda fluir en tu alma y todas reflexiones terrenas serán lavadas. La humildad hará que tu voluntad sea perfectamente móvil con respecto a mi voluntad, y entonces empezarás a respetar tus trabajos como semilla de grano y a contar mis obras como grandiosas.

    ¿Qué es la verdadera humildad? Ciertamente no es preocupándose por la popularidad humana o no gozar de la aprobación. Más bien, es para pisar mi sendero olvidado y descuidado, no buscando posesiones superfluas, sino contentándote con cosas más sencillas. Si tú amas este sendero, obtendrás un gusto por la vida espiritual. Entonces mi pasión y el sendero de mis santos serán dulces a tu mente y entenderás cuánto debes a las almas que has tomado para guiar.

    Ahora que has ascendido a lo alto de la rueda con los dos pies de poder y distinción, te has vuelto codicioso debido a tu poder y orgullo, debido a tu distinción. Así que baja ahora con humildad de mente y pidiendo a los humildes que oren por ti. Seguramente yo te enviaré el torrente rápido de mi justicia y te sacaré hasta lo último, junto con una cuenta de tus afectos, pensamientos, palabras y obras. También te arrancaré una cuenta de las almas que he confiado a tu cuidado, aquéllas mismas a quienes yo redimí con mi sangre”.



    Cristo habla a la Esposa y le dice que los pecadores y los tibios serán muertos por cuatro flechas, esto es, por las cuatro reprimendas contenidas en éste, para que se arrepientan y dejar que humildemente regresen a mejorar sus vidas.

        1. Capítulo 98

    Habla el Hijo: “Le daré cuatro flechas a mis amigos. Con la primera deberán matar al hombre que es ciego de un ojo; con la segunda, al hombre discapacitado de un pie; con la tercera, al hombre que es sordo de un oído; con la cuarta, al hombre que yace tendido en el piso.

    Habla el Hijo: “Le daré cuatro flechas a mis amigos. Con la primera deberán matar al hombre que es ciego de un ojo; con la segunda, al hombre discapacitado de un pie; con la tercera, al hombre que es sordo de un oído; con la cuarta, al hombre que yace tendido en el piso.

    El hombre ciego de un ojo simboliza a las personas que ven los Mandamientos de Dios y las obras de los santos, pero no les prestan atención. Sin embargo, sí ven los placeres del mundo y los codician. Estas personas deberían ser blanco de flecha, diciéndoles: ‘Tu eres como Lucifer quien vio la máxima hermosura de Dios, pero quien por injustamente desear lo que no debió haber deseado, descendió al infierno. Tú también, deberás descender ahí, a menos que rectifiques y entiendas los preceptos de Dios así como la naturaleza efímera de todo en el mundo. El mejor consejo para ti entonces, es aferrarte a lo que es cierto y dejar ir lo efímero, para que no desciendas al infierno’.

    El hombre discapacitado de un pie simboliza a aquéllos que se arrepienten y sienten los pecados que han cometido, pero que se esfuerzan por adquirir comodidades terrenales y reconocimientos mundanos. Dichas personas deberían ser blanco de flecha, de esta manera: ‘Tú te esfuerzas por la comodidad de un cuerpo que será en breve, consumido por los gusanos. Esfuérzate en su lugar, por el provecho de tu alma que vivirá para siempre’.

    El hombre sordo de un oído simboliza a aquéllos que desean escuchar mis palabras y aquéllas de mis santos, pero también mantienen su otro oído abierto para lenguaje soez y palabras de este mundo. Díganle entonces: ‘Tú eres como Judas quien escuchó las palabras de Dios con un oído pero se le salieron por el otro. Lo que él escuchó no le hizo ningún bien. Cierra tus oídos a palabras vacías para que puedas escuchar el canto de los ángeles’.

    El hombre que yace tendido en el suelo simboliza a aquéllos que están enredados en asuntos del mundo y aun así piensan o desean conocer el camino por el cual pueden reformarse. Díganle así: ‘El tiempo es corto. Es sólo un momento. Pero el castigo del infierno es eterno y la Gloria de los santos es eterna. Entonces, para alcanzar la vida verdadera, no se preocupen por llevar una carga pesada y difícil, porque Dios es tan justo como lo es amable’.

    Si la flecha sale ensangrentada del corazón de cualquiera, tira al blanco de esta manera, esto es, si él siente remordimiento y resuelve enderezar su vida, entonces Yo, derramaré sobre él, el aceite de mi gracia por el cual todo su cuerpo recuperará su fuerza’.



    Cristo le habla a la Esposa y se lamenta por los judíos que lo crucificaron. También se lamenta por los cristianos que lo menospreciaron junto con su caridad y justicia y quienes con presunción y conocimiento, pecaron en contra de sus mandamientos y por rechazar las sentencias de la Iglesia de excomunión bajo el pretexto de la misericordia de Dios. Por esto, Él los amenaza con la fuera y la ira de su justicia.


    Capítulo 99


    Dice la Madre: “Al momento del sufrimiento de mi Hijo, cuando el traidor Judas se le acercó, él se agachó – ya que Judas era pequeño de tamaño – le dio el beso y le dijo: ‘Amigo, ¿a qué has venido?’ Y algunos que se encontraban ahí, lo agarraron inmediatamente, mientras que otros le tiraban del cabello y otros lo profanaron con sus babas”.

    Entonces, el Hijo habló, diciendo: “Estoy considerado como un gusano yaciendo como muerto en el invierno. Los que pasan por ahí, escupen y lo pisotean. Este día, los judíos me trataron como un gusano, ya que me tomaron como la más baja e inmerecida de las criaturas. Así y todo, los cristianos me han tratado con desdén, ya que ellos consideran de poco o ningún valor, todo lo que he hecho y sufrido por ellos por amor. Ellos me pisan cada vez que sienten miedo y veneran al hombre más que a mí, su Dios, cada vez que cuentan mi juicio como nada y arreglan el tiempo y miden mi misericordia de conformidad con sus propios conceptos.

    Me golpean en los dientes cuando quieren, y habiendo escuchado de mis mandamientos y sufrimientos, dicen: ‘Hagamos lo que nos plazca en el presente, y de todas maneras, obtendremos el cielo. Si Dios hubiese querido que pereciéramos o castigarnos eternamente, no nos hubiera creado o redimido a un precio tan amargo’. Es por ello que experimentarán mi justicia. Así como ninguna obra buena por pequeña que sea queda sin recompensa, así tampoco el más pequeño daño quedará impune. Me tratan con desdén, aplastándome bajo sus pies, cuando ignoran las sentencias de la Iglesia sobre la excomunión. Así como evitan a los que han sido excomulgados, así también éstos serán separados de mí, en medida de la excomunión, cuando sea conocido pero desdeñado, cause una lesión más grave que una espada física.

    Desde entonces, para ellos parezco como gusano, pero volveré a la vida de nuevo a través de mi espantoso juicio. Mi venida será tan terrible, que aquellos que lo verán dirán a las montañas: ‘¡Caigan sobre nosotros y cúbrannos del rostro aireado de Dios!



    Cristo habla a la Esposa y le cuenta que ella es como una flauta del Espíritu Santo a través de la cual Él compone bella música en el mundo para Su propia gloria y beneficio de las personas. Por esta razón, Él quiere cubrirla por fuera con la plata virtuosa de la conducta y la sabiduría, y por dentro con el oro de la humildad y pureza de corazón.

    1. Capítulo 100

    El Hijo le dice a la Esposa: “Tú deberías ser como una flauta a través de la cual, el flautista compone bella música. El dueño de la flauta la cubre de plata en su exterior para que se vea más costosa, pero con oro duradero en su interior. Tú también deberías ser cubierta con la plata de la conducta virtuosa y la sabiduría humana, para poder comprender lo que debes a Dios, así como a tu prójimo, y así también, lo que es apropiado para la salvación eterna de cuerpo y alma. Por dentro, deberías ser cubierta con el oro de la humildad para satisfacción mía y de nadie más y no sientas miedo de desagradar a otras personas por mi bien”.

    Tres cosas más hace el flautista por su flauta. Primero, la envuelve en seda para que no se ensucie. Segundo, le hace un estuche para guardarla. Tercero, le pone una llave al estuche para que no se la robe un ladrón. Tú también, deberías estar envuelta en pureza para que ya no desees más ser manchada por la lujuria o el deseo.

    En lugar de ello, lucha con alegría para permanecer contigo misma, porque el trato con hombres viles corrompe la conducta virtuosa. La llave representa la solícita custodia de todos tus sentidos y facultades internas, para guardarte contra el engaño del maligno en todas tus acciones. Sin embargo, la llave es el Espíritu Santo. Él abre tu corazón exactamente como me plazca, para mi gloria y beneficio del hombre.



    La Madre de Dios dice que el corazón de Su Hijo es el más dulce, el más limpio y el más placentero y tan abundante de amor, que si un pecador estuviera parado en la misma puerta de la perdición y clamara a Él con propósito de enmendarse, inmediatamente lo liberaría. Uno alcanza el corazón de Dios a través de la humildad, de un verdadero arrepentimiento y a través de la contemplación devota y frecuente de Su pasión.


    1. Capítulo 101

    La Madre de Dios habla: “El corazón de mi Hijo es tan dulce como la miel más dulce y tan limpio como la fuente más pura, ya que lo que pertenezca a virtud y bondad, fluyen del él como de una fuente. Su corazón es también agradable. ¿Qué es más agradable a una persona sensible que la contemplación del amor de Dios en Su creación y redención, en su vida de trabajo y en su enseñanza, en su gracia y en su largo sufrimiento? Su amor no es en verdad fluido como el agua, pero extenso y duradero, ya que permanece con una persona hasta el fin, tanto así, que si un pecador estuviese en las mismas puertas de la perdición, aun así, Él sería rescatado si clamara con propósito de enmienda.

    Hay dos maneras para alcanzar el corazón de Dios. La primera es la humildad de un verdadero arrepentimiento. Esto lleva a la persona al corazón de Dios y a un diálogo espiritual. La segunda forma es la contemplación de la pasión de mi Hijo. Esto remueve la dureza del corazón humano y hace correr con gozo a una persona hacia el corazón de Dios.



    Se le muestra a la Esposa el juicio del alma de un monje ante Cristo, el Juez. La Virgen Bendita intercede por él y el demonio lo acusa con salvajismo de pecados graves.


    1. Capítulo 102

    La Madre de Dios habla al Hijo, diciendo: “Grande es mi súplica. A pesar de que Tú conoces todas las cosas, te la estoy presentando por el bien de ella, que está aquí presente”. El Hijo responde: “Todo juicio me es dado a mí, y es necesario para mí, rendir juicios particulares. Nueve son las características buenas que pertenecen a un juez justo. Primero, escuchar atentamente; segundo, distinguir los cargos; tercero, la intención de rendir un juicio justo; cuarto, preguntar las causas del litigio; quinto, preguntar cuánto tiempo ha durado el pleito, ya que con la demora de la justicia, se acumula un daño mayor; sexto, preguntar acerca de las cualidades de los testigos, si son dignos de confianza, si están de acuerdo en sus aseveraciones, si uno de los litigantes tiene más testigos que el otro; séptimo, no ser ni impulsivo ni tímido para juzgar, ni temer al poder o lesión o pérdida de honor en nombre de la verdad; octavo, demostrar desinterés en cualesquiera súplicas o sobornos; noveno, para ser justo en juzgar, se debe juzgar a un hombre pobre, de igual manera que a un rico, un hermano o hijo de igual manera que a un extraño, no actuar de manera contraria a la verdad, a cuenta de cualquier beneficio mundano. Por lo tanto, querida Madre, dime lo que deseas!”

    Su Madre respondió: “Dos luchan uno contra el otro, y dos espíritus están en ellos, un espíritu bueno en uno, un espíritu maligno en el otro. Están luchando por la adquisición de Tu sangre, uno, para poder matar, el otro para dar vida. En uno se encuentra la obediencia y el amor, y en el otro el odio y el orgullo. Por lo tanto, rinde Tu veredicto!” El Hijo responde: “¿Cuántos testigos están con tu amigo y cuántos con el otro?” La Madre respondió: “Mi amigo tiene pocos testigos, mientras que el otro tiene muchos testigos que conocen la verdad, pero desprecian escuchar”. El Hijo respondió: “Rendiré un veredicto justo”. Dijo la Madre: “Mi amigo no hace ninguna súplica. Sin embargo, Yo, su Señora, hago una súplica para que el mal no prevalezca”. El Hijo respondió: “Haré lo que Tú digas. Sin embargo, como sabes, el veredicto físico debe preceder al espiritual, y ninguno debe ser condenado, a menos que el pecado se haya cometido”.

    La Madre: “Hijo mío, a pesar de que nosotros sabemos todo, te estoy pidiendo en nombre de ella quien está presente, ¿cuál es el veredicto físico y cuál es el veredicto espiritual en este caso? El Hijo: “El veredicto físico es que su alma debe partir rápidamente de su cuerpo, y su mano será su muerte. El veredicto espiritual es que su alma deberá ser colgada en los patíbulos del infierno, el cual no está hecho de lazos sino de las llamas más caliente, ya que él es una oveja indigna que ha caído lejos de su rebaño”.

    Entonces, uno de los monjes agustinianos se dirigió al juez y le dijo: “Señor, este hombre no tiene nada que ver contigo. Tú lo llamaste a una vida de retiro, y él lo olvidó. Su voto de obediencia se ha roto. Su nombre ha sido quitado. No hay obras”. El juez respondió: “Su alma no está presente en esta sala para poder responder”. El demonio le dijo: “Yo daré una respuesta. Tú lo llamaste lejos de las tormentas del mundo a una vida de retiro, pero yo llamé desde el monte más alto al agujero más profundo. Él me obedeció de inmediato. Su nombre es glorioso para mí”.

    El Juez: “Explica el conocimiento que tienes de él”. El demonio dijo: “Así lo haré, aunque de mala gana. Tú lo llamaste de las preocupaciones tormentosas del mundo al refugio silencioso de la vida espiritual, pero él no pensó nada en esto, ya que se esforzó más por las cosas mundanas. El monte más alto es arrepentimiento honesta y confesión. Una persona que lo posee conversa contigo, el todopoderoso, y toca tu majestad. Yo lo lancé de cabeza del monte más alto en el momento que él resolvió seguir pecando hasta el fin, hasta el momento cuando no pensó nada en pecar, pero encontró tu justicia sin sentido.

    El agujero más profundo es la gula y la avaricia, ya que como agujero muy profundo, no se puede llenar. ¡Su avaricia era insaciable! Llevaba el nombre de monje y el nombre de monje implica refrenarse y abstenerse aún de deseos lícitos. Pero su nombre le fue borrado, y ahora se llama Saúl. Conforme Saúl se alejó del camino de la obediencia, también lo ha hecho él. Su voto de obediencia ha sido roto. Así como dos extremos de un pedazo de madera rota no pueden unirse juntos cuando la madera se ha podrido, así tampoco el deseo de este hombre por el cielo ni por su amor a Dios, los cuales son como dos extremos o puntos de unión de obediencia, podrían unirse juntos en su obediencia, ya que él solo obedeció en beneficio de las ventajas mundanas y a su propia voluntad. Sus obras eran también como mis obras. A pesar de que yo no celebro misa o canto o hago las otras cosas que hace él, aun cuando él hace todo eso de acuerdo a mi voluntad, entonces está haciendo mis obras, y sus obras pueden decirse que son mías. Cuando el celebra misas, se acerca a ti con presunción y esa presunción lo llena a él aún más con mis maldades. Él canta en aras del elogio humano. Cuando yo le doy la espalda, él me da la espalda. Cuando yo deseo, él voltea su estómago hacia mi estómago, esto es, lleva sus deseos sensuales tal y como yo deseo. Todo lo que él hace, lo hace debido a la vida presente y por su propia voluntad. Así pues, sus obras son mis obras”.

    1. EXPLICACIÓN

    Entonces, la misma alma se apareció ciega y temblando. Uno de Etiopía lo siguió hasta que encontró al juez quien parecía estar sentado en un gran trono rodeado de una gran multitud. El de Etiopía dijo: “Oh Juez, dame tu veredicto para esta alma. Ahora esta alma está presente en persona y su veredicto final ya precedió”. El etíope dijo: Tu dijiste que su mano sería su muerte. Y esto, ya se cumplió”. El Juez: “Eso se puede interpretar de dos maneras. Ya sea que una acción malvada vino a ser la ocasión de su muerte o su mano física acortó la vida de su cuerpo”. El etíope respondió: “En verdad. Su manera vergonzosa de vida mató su alma y la impaciencia abrió la herida en su cuerpo por la cual murió”. El Juez le dice: “Tú acusación anterior sobre esta alma afirmaba que él seguía tus deseos, qué tú habías tratado de lanzarlo desde el monte más alto, y que él había volteado su vientre hacia ti. ¡Escuchemos pues, que tiene el alma qué decir!”

    Entonces se volteó el Juez hacia el alma y le dijo: “Alma, tú tenías la facultad racional de discernir entre el bien y el mal. ¿Por qué dejaste que tu honor sacerdotal fuera pisoteado?” El alma respondió: “Tenía la facultad racional, pero preferí seguir mi propia voluntad al no creer que algo tan grande pudiera estar escondido bajo apariencias tan modestas”. Entonces, dijo el Juez: “Tú sabías que el camino monástico de perfección significaba humildad y obediencia. ¿Por qué ingresaste como lobo disfrazado de oveja?” El alma dijo: “Para que pudiera huir de la reprobación del mundo y llevar una vida más silenciosa”. Por tercera vez, el Juez replicó: “Hermano – pero no hermano mío – si tu viste el ejemplo de tus santos hermanos y escuchaste las palabras de los santos, ¿por qué no los seguiste?” El alma respondió: “Todas esas cosas buenas que escuché y vi eran repugnantes y pesadas para mí, ya que había decidido en mi corazón, seguir mi voluntad a mi modo y no los caminos de los santos”.

    Por cuarta vez, el Juez habló: “¿Acaso no ayunaste y oraste y te confesaste con frecuencia?” El alma: “Ayuné y oré con frecuencia, pero lo hice en la forma en que un hombre admite algunas cosas menores para poder complacer, pero esconde grandes cosas para no disgustar”. El Juez: “¿Acaso no has leído que cada hombre debe rendir cuentas aún hasta de un centavo, esto es, hasta de la cosa más pequeña?” Entonces, como si estuviera gimiendo fuertemente, dijo el alma: “En verdad Señor, lo había leído y lo sabía en mi conciencia, pero creí que Tu misericordia era tan grande, que Tú no castigarías a alguien por toda la eternidad. Así pues, tuve el deseo de arrepentirme cuando fuera viejo, pero el dolor y la muerte llegaron a mi tan de pronto, que cuando fui a confesarme, había perdido la memoria y mi lengua estaba atada como con una cadena”.

    Entonces gritó el Demonio: “¡Juez, esto es increíble! Veo que esta alma se está condenando a sí misma. Déjala que confiese ahora sus maldades en vano. Sin embargo, no me atrevo a ponerle una mano encima sin tener tu sentencia”. Respondió el Juez: “Esto se terminó”. En ese momento, el etíope y el alma desaparecieron como si hubiesen estado atadas juntas. Cayeron en el ruido del estallido de truenos.

    Entonces, dijo el Juez: “Todo esto pasó en un instante, pero para que puedan comprender, pareció haber tenido lugar en el tiempo solo para que ustedes puedan ver, conocer y temer la justicia de Dios”.


    1. Mientras estaba en oración, la Esposa de Cristo vio en una visión, cómo San Dionisio le pedía la Virgen María por el reino de Francia.

    2. Capítulo 103

    Mientras me encontraba en oración, vi cómo San Dionisio se dirigía a la Virgen María, diciéndole: “Tú eres la Reina de la Misericordia. Toda la misericordia se te ha dado a ti. Tú te hiciste Madre de Dios para el bien de nuestra salvación, nosotros quienes somos unos miserables pecadores. Así pues, ten misericordia del reino de Francia, tú Francia y la mía. Es tuya, porque en su medida, sus habitantes te honran. Es mía, porque yo soy su santo patrono y ellos confían en mí. Tú ves cómo cada hora, muchas almas están en peligro, cómo golpean los cuerpos de los hombres como si fueran bestias, y lo que es peor, cuántas almas están cayendo como copos de nieve al infierno. Confórtales y reza por ellas, ya que tú eres la Señora y el Auxilio para todos”. La Madre de Dios respondió: “Aparece delante de mi Hijo, y déjanos escuchar – por el bien de esta mujer – lo que Él responderá”.



    Junto con el Bendito Dionisio y otros santos, la Madre de Dios suplica a su Hijo en nombre de Francia y debido a la guerra entre los dos reyes, quienes se comparan a dos bestias feroces.


    1. Capítulo 104

    La Madre habla a su Hijo, diciéndole: “Bendito eres tú Hijo mío. Está escrito que yo fui llamada bendita porque te llevé en mi seno. Tú respondiste que una persona es bendita cuando escucha tus palabras y las guarda. Hijo, yo soy aquélla que guardó tus palabras en mi corazón y en mi memoria. Así pues, te recuerdo la palabra que dijiste en respuesta a la pregunta de Pedro sobre perdonar a un pecador hasta siete veces. Tú dijiste que se le perdona a un pecador hasta setenta veces siete, significando con ello que tú estás listo a mostrar misericordia tan a menudo como una persona se humilla a sí misma con el deseo de mejorar”. Respondió el Hijo: “Sé que tú fuiste testigo de que mis palabras fueron enraizadas tan profundamente en ti como la semilla plantada en tierra fértil que da fruto abundante. Aun así, haz tus obras llenas de virtud llevando fruto gozoso. ¡Así, pregunta lo que deseas!”

    Su Madre respondió: “Junto con Dionisio y los otros santos tuyos cuyos cuerpos yacen en la tierra del reino de Francia, aunque sus almas están en el cielo, Te pido: ¡Ten misericordia de este reino! En sentido figurado hablo por el bien de esta mujer que está presente en espíritu. Veo, como si fuesen dos bestias feroces cada una de su propia especie. Una de las bestias es excesivamente codiciosa y devorará cualquier cosa que pueda tener. Entre más come, más hambrienta se vuelve y su antojo nunca se ve saciado. La otra bestia lucha por sobresalir sobre todas las demás. Estas bestias tienen tres características espantosas. Primera, un rugir espantoso; segunda, están llenas de un fuego peligroso; y la tercera, cada una de ellas desea devorar el corazón de la otra. Una de ellas, con sus dientes en el lomo de la otra, está tratando de encontrar una entrada a su corazón mordiéndola hasta que muera. La otra tiene su hocico contra el pecho de la otra y desde ahí, quiere llegar al corazón. El rugido espantoso de estas bestias se pueden oír desde muy lejos, y todas las demás bestias que vienen con los hocicos abiertos, estarán quemándose con el fuego de estas dos bestias y caerán muertas. Las bestias que vienen con sus hocicos cerradas, serán despojadas de sus pieles y se irán desnudas.

    Estas dos bestias representan los reinos de Francia e Inglaterra. Uno de los reyes nunca está satisfecho, ya que conduce la guerra por ambición. El otro rey se esfuerza por elevarse sobre los otros. Así pues, ambos están llenos del fuego de la ira y la ambición. El rugir de las bestias dicen esto: ‘¡Acepta oro y riquezas mundanas y no escatimes la sangre de los cristianos!’ Cada bestia desea la muerte de la otra y así pues, cada una busca algún lugar en donde pueda herir a la otra. Una de ellas está tratando de herir a la otra en la espalda, ya que desea que su reclamo injusto sea llamado justo y el reclamo justo de la otra, sea declarado injusto. La segunda está tratando de herir el corazón de la otra a través del pecho, porque sabe que tiene una causa justa y de este modo, está infligiendo gran daño sin preocuparse por las pérdidas y la miseria del otro sin mostrar ninguna clase de caridad divina en su justicia. Él busca una entrada a través del pecho, en la medida en que tiene un reclamo más justo por el reino, pero tiene orgullo e ira junto con la justicia de su reclamo. El otro tiene un reclamo menos justo y así pues, está ardiendo de ambición.

    Las otras bestias que se acercan con los hocicos abiertos, son aquéllos que se les acercan debido a su propia ambición. Hombres que de nombre son reyes pero realmente son traidores que se llenas sus propias bocas. Reparten dinero en abundancia y regalos en sus bocas y hacen que se quemen en la guerra para que caigan muertos. Sus propiedades permanecen detrás, pero sus cuerpos son recibidos en la tierra y los gusanos del demonio mastican sus almas. Así pues, estos dos reyes están traicionando muchas de las almas redimidas por mi Hijo con Su sangre. Las bestias que son despojadas de sus pieles son hombres sencillos que están conformes con sus posesiones. Ellos van a la guerra con la intención y la creencia de que la justicia está de su lado y de que están peleando una guerra justa. Ellos son despojados de sus pieles, esto es, de sus cuerpos a través de la muerte, pero sus almas son recibidas en el cielo. ¡Por tanto Hijo mío, ten misericordia!

    El Hijo respondió: “Ya que tú vez todas las cosas en mí, y mientras esta mujer que está presente y escuchando, explícame qué razón justa hay para estos reyes, que sea escuchada”. La Madre respondió: “Escucho tres voces. La primera es la de estos reyes. Uno de ellos está pensando para sí: ‘Si puedo tener lo que es mío, no me importaría tener lo que pertenece a otros, aun así, tengo miedo de perderlo todo’. Debido a su miedo, el miedo al reproche del mundo, se dirige a mí en oración y dice: ‘¡María, reza por mí!’ El otro rey está pensando: ‘¡Si pudiera ser lo que antes fui! Estoy agotado’. Así que él también se dirige a mí. La segunda voz es la de la gente sencilla, que me reza todos los días por la paz. La tercera voz es la de tu elegido, que clama: ‘No lloramos sobre los muertos, ni por las pérdidas, ni por la pobreza, pero por la caída de almas que están en peligro constante. Así pues, nuestra Señora, ¡ruega ante Tu Hijo para que las almas se salven!’ ¡Por estas razones Hijo mío, ten misericordia de ellos!”

    El Hijo respondió: “Está escrito que aquél que toca se le abrirá, y a quien pide se le dará. Sin embargo, así como cada quien que toca está afuera de la puerta, así también estos reyes están afuera de la puerta, ya que no me tienen en su corazón. Así y todo, para tu bien, se le abrirá a aquéllos que rezan”.



    Cristo habla a la Esposa sobre cómo la paz debe establecerse entre los reyes de Francia e Inglaterra. Si los Reyes no lo acatan serán severamente castigados.


    1. Capítulo 105

    Habla el Hijo: “Yo soy el Rey para temer y para glorificar. Por el bien de las oraciones de mi Madre, enviaré mis palabras a ellos. Yo soy la verdadera paz. Dondequiera que haya paz, seguramente Yo estoy ahí. Si estos dos reyes de Francia e Inglaterra quieren tener paz, les daré la paz eterna. Sin embargo, la paz eterna no se puede tener si no aman la verdad y la justicia. Así pues, ya que uno de los reyes tiene una reclamo justo, le daré la paz a través de un matrimonio. De esta manera, el reino puede obtener un sucesor legítimo. Segundo, deseo que ellos sean de un corazón y una mente para expandir la santa fe cristiana donde quiera que se pueda hacer para mi gloria. Tercero, deberán eliminar sus impuestos intolerables y esquemas fraudulentos y amar el alma de sus súbditos.

    Si el actual reinante se niega a obedecer, háganle saber que no prosperará en sus esfuerzos sino más bien terminará su vida con dolor y perderá su reino en medio de duras pruebas. Para asombro de todos, su hijo y familia caerán en mucho enojo, reproches y vergüenza. Si el rey que tiene el reclamo justo está dispuesto a obedecer, entonces Yo lo ayudaré y pelearé a su lado. Si no obedece, entonces no logrará sus deseos y se verá privado de sus logros y su doloroso final opacará su alegre principio. Sin embargo, cuando la gente del reino de Francia adopte una verdadera humildad, entonces el reino logrará un sucesor legítimo y una noble paz”.



    Cristo le dice a la Esposa que no tenga miedo de romper su ayuno por obediencia hacia su padre spiritual, porque no es un pecado. También le advierte a mantenerse firme para resistir continuamente las tentaciones y para tener la firme intención de perseverar en el buen ejemplo que dio la Virgen María, David y Abraham.

    1. Capítulo 106


    Habla el Hijo: “¿Por qué tienes miedo? Aún si comieras cuatro veces al día, no se contaría como pecado, ya que lo hiciste con el permiso de la persona a quien estás obligada a obedecer. Así que mantente firme. Deberías ser como un soldado quien, a pesar de estar herido con varias lesiones recibidas en la guerra, inflige peores heridas a sus enemigos y mientras más sea perseguido por sus enemigos, más ansioso está de pelear. También tú, deberás devolver el golpe a tu enemigo y mantenerte firme También deberás tener la intención racional de perseverar en el bien.

    Cada vez que no caes en tentación, y te resistes valientemente, le estás devolviendo un golpe al demonio, por ejemplo, al oponer la humildad al orgullo, la moderación a la glotonería. Tú te mantienes firme cuando no murmuras contra Dios en medio de una tentación, sino más bien, cuando estás agradecida con Dios, lidiando con todo y culpando todo en tus pecados. Tu intención es racional cuando no deseas una recompensa a menos que sea de conformidad con Mi voluntad, cuando rindes todo tu ser en Mis manos.

    Lucifer no tenía la primera virtud, esa de devolver el golpe al enemigo, porque de inmediato caía en sus propios pensamientos. Por eso su caída fue incontenible. Así como él no tenía un instigador de sus maldades, así también no tendrá que rectificar. Judas no tenía la segunda virtud, la de la firmeza. En su lugar, se desesperó y se ahorcó. Pilatos no tenía la tercera virtud, la de la buena intención, ya que estaba más ansioso de satisfacer a los judíos y ganar su propio honor, que el de dejarme en libertad.

    Sin embargo, mi Madre sí tuvo la primera virtud, aquélla de devolver el golpe al enemigo, ya que por cada tentación que tuvo, le devolvió el golpe y opuso a ella la virtud contraria a la tentación. David tenía la segunda virtud, ya que fue paciente en la adversidad y no se desesperó cuando cayó. Abraham tenía la tercera virtud, una intención perfecto, ya que habiendo dejado su tierra, estaba listo a sacrificar a su único hijo. Tú también, debes imitar estas tres virtudes tanto como puedas”.



    Cristo anima a la Esposa, esto es, al alma, siempre y amorosamente a mantener una verdadera arrepentimiento, verdadero amor de Dios, y una obediencia inquebrantable. Él condena a aquéllos que desprecian la obediencia, la abstinencia y la paciencia noble. También advierte al hombre espiritual, no permitir que su conciencia se vuelva poco a poco grosera y ciega bajo el pretexto de luz.


    Capítulo 107


    Un ángel de maravilloso esplendor se apareció. Se vieron otros ángeles hablar con él y diciendo. “Amigo, ¿por qué estás ofreciendo una cáscara de nuez vacía a nuestro Dios?” El ángel respondió: “A pesar de que ustedes ya saben todo, se los explicaré por el bien de la mujer que está aquí presente. Yo nunca me entristezco en la presencia de nuestro Dios cuando estoy haciendo Su voluntad para el bien de las almas, ya que nunca estoy lejos de Su presencia. Aún si no le estoy ofreciendo una nuez de saber dulce, le estoy ofreciendo algo exquisito, una llave hecha de oro puro, un vaso dorado y una corona de joyas.

    La llave simboliza el remordimiento puro de los pecados. Esto abre el corazón de Dios y deja entrar a un pecador. El vaso simboliza el deleite verdadero en lo piadoso y el amor. Dios toma su dulce descanso ahí con el alma. La corona simboliza la obediencia alegre e inquebrantable. Estas son las tres cosas que mi Dios busca en un alma santa.

    A pesar de que esta alma en particular confiada a mi cuidado ha despreciado estas tres cosas, le estoy dando a Dios las cosas que esta alma le ha ofrecido y la gloria de Dios no será menor. La clave del remordimiento es tan onerosa para este hombre que ni siquiera quiere pensar en ella. El vaso del amor piadoso es tan amargo para él, que ni siquiera aguanta su olor. ¿Cómo puede ser que la delicia espiritual sea dulce ahí donde la lujuria de la carne ha logrado echar raíces? Dos opuestos no combinan bien en el mismo vaso. Aún la corona de obediencia es demasiado pesada para él llevarla, ya que su propia voluntad es tan agradable para él, que le parece más placentero seguir su propia voluntad que la voluntad de Dios.

    El ángel se volvió a Dios y dijo: “He aquí Señor el vaso y la llave y la corona de las que esta alma se ha hecho indigna. Mira, cuando rompes la concha, está llena de suciedad por dentro cuando debería estar llena de la miel más dulce. En su lugar, en medio de la concha yace una serpiente. La concha simboliza el corazón. Cuando la muerte la rompe, está llena de añoranza por el mundo y éstos son como la suciedad. La serpiente es el alma. El alma debería ser más brillante que la luz del sol, mas ardiente que la llama, pero se ha convertido en una serpiente llena de veneno, venenosa para nadie más que para ella misma, y su propia perdición”.

    El Señor habló a la Esposa y le dijo: “Como medio de comparación, te diré la condición en que se encuentra ese hombre. Es como si un hombre estuviera parado y otro se le acercara. Cuando voltean sus caras uno hacia el otro, el hombre que estaba caminando dice: ‘Señor, parece que hubiese una distancia separándonos. Muéstrame el camino por el cual debo de ir, porque veo que Tú eres poderoso sin comparación alguna, encantador más allá de la concepción, y tan bueno como de quien viene toda la bondad y sin los cuales nadie es lo suficientemente bueno. El otro respondió: ‘Amigo, te mostraré un sendero triple que, sin embargo, lleva a una sola dirección. Cuando la sigues, al principio es rocosa pero suave al final, oscuro al inicio de la jornada, pero brillante conforme vayas avanzando, dura por un tiempo, pero encantadora al final’. El otro respondió, ‘Solo muéstrame el camino y gustoso lo seguiré. Veo que hay peligro en la demora y daño si se equivoca el camino, pero un gran beneficio si lo sigo. Así que cumple mi deseo y muéstrame el verdadero sendero’.

    Yo soy el creador del universo, quien permanece sin cambio y por siempre constante. Esa persona se acercaba a mí cuando estaba enamorado de mí y persiguió nada como me persiguió a mí. Volví mi rostro hacia Él cuando puse la consolación divina en su alma y el gozo del mundo y cualquier lujuria de la carne se volvieron odiosos para él. Le mostré el sendero triple, no hablándole con una voz física, sino inspirando su alma de una manera escondida, así como ahora estoy inspirando tu alma de manera abierta.

    Yo soy el creador del universo, quien permanece sin cambio y por siempre constante. Esa persona se acercaba a mí cuando estaba enamorado de mí y no deseó nada como me deseó a mí. Volví mi rostro hacia Él cuando puse la consolación divina en su alma y el gozo del mundo y cualquier lujuria de la carne se volvieron odiosos para él. Le mostré el sendero triple, no hablándole con una voz física, sino inspirando su alma de una manera escondida, así como ahora estoy inspirando tu alma de manera abierta.

    Primero, le mostré que deberá ser obediente a mí, su Dios, y a sus superiores. Sin embargo, en su mente me respondió: ‘No lo haré. Mi superior es difícil y poco caritativo, así que yo no lo puedo obedecer con mente alegre’. Así mismo, le mostré una segunda manera, que es dejando la lujuria de la carne y siguiendo mi divina voluntad, dejando la embriaguez y siguiendo la abstinencia. Estos caminos llevan a la verdadera obediencia. Aun así, me contestó: ‘¡Nunca! Yo soy débil por naturaleza. Así es que comeré y dormiré suficiente. Conversaré por el bien del buen ánimo y me reiré por el bien de la comodidad mundana’. Le mostré también una tercera manera, aquélla de ser noble y paciente por mi bien, ya que esta manera lleva a la abstinencia y lo alienta a la santa obediencia. Pero me contestó: ‘No lo haré. Si me dejo insultar, pareceré tonto. Si me visto de manera más pobre que los otros, me avergonzarán enfrente de todos. Si mi cuerpo es feo, tendré que compensarlo por otros medios”.

    De esta manera” dijo el Señor, “su conciencia luchó conmigo hasta que finalmente él se separó y me volteó la espalda en lugar de voltear su rostro hacia mí. ¿En qué sentido se volteó? Por querer obedecer sólo en la forma que a él le gusta y por querer ser paciente sólo si no perdiera, de ninguna forma, su amistad con el mundo. Ahora el demonio está luchando porque sea completamente ciego y mudo. Está tratando de amarrarle las manos y los pies y llevarlo a la oscuridad del infierno. Lo hace ciego cuando el hombre piensa de la siguiente manera: ‘Dios me redimió a través de su pasión. No dejará que me pierda porque es misericordioso. Dios no hace un escrutinio del pecado, dado que las personas lo están ofendiendo todo el tiempo’. Esto confirma que su fe es inestable. Que busque en Mi Evangelio para ver el rendimiento de cuentas que pediré de las palabras y aún de mayor manera, de las obras. Que busque también para que encuentre que el hombre rico no fue enterrado en el infierno debido a robo, sino debido al mal uso que hizo de la riqueza que se le dio. De nuevo, el demonio lo vuelve mudo cuando el hombre escucha el ejemplo y las palabras de mis amigos y entonces dice: ‘Nadie puede vivir de esta manera en estos tiempos’. Esto confirma la poca esperanza que tiene. Yo soy, quien he dado a mis amigos la habilidad para vivir con decencia y castidad. Si tan solo pusiera su esperanza en Mí, le podría dar también, una capacidad similar.

    Cuando el hombre ama una cosa más que a mí, y se preocupa ansiosamente por las cosas mundanas en lugar de en Mi gloria, el demonio amarra sus manos. Déjenlo pues ser cauteloso para que no se tropiece con el demonio cuando parece resuelto por las cosas mundanas, ya que el demonio coloca sus trampas cuando uno baja la guardia. El demonio le ata sus pies, cuando el hombre no presta atención a sus pensamientos y afectos, cuando no considera la manera de sus tentaciones, cuando está decidido a gratificar a su vecino y a su propia carne y que no presta atención en salvar su alma. Así pues, déjenlo reflexionar lo que dije en el Evangelio, sobre como un hombre quien coloca su mano en el arado ya no ve para atrás, y en como aquél que ha entrado en un estilo de vida más rentable, no debería dar marcha atrás.

    El demonio también encadena su corazón cada vez que el hombre inclina su voluntad hacia el mal, de tal manera, que piensa sobre los honores mundanos y ansía tanto tenerlos y perseverar en dicha disposición. El demonio lo lleva hacia la oscuridad cada vez que l hombre tiene pensamientos como éste: ‘Me preocupa muy poco que alcance la gloria o el castigo’.

    1. ¡Ay de aquél que caiga en dicha oscuridad!

    Sin embargo, correré como un padre hacia él, si él se volviera a mí. ¿En qué sentido? Teniendo la intención de hacerlo, tanto como pueda. Así como no le es lícito al hijo del hombre tomar una mujer como Esposa en contra de su voluntad, así tampoco le es lícito para el Hijo de la Virgen. La voluntad humana es como una herramienta por la cual el amor divino se introduce en el alma. Así como un molinero que quiere partir piedras, busca primero las ranuras para introducir las herramientas más finas y luego las más pesadas, hasta que la piedra se rompe, así Yo también, primero busco la buena voluntad y luego derramo mi gracia en ella y luego, conforme la actividad de la persona incrementa y su voluntad hace progresos, se agrega una cantidad mayor de Mi gracia hasta que el corazón duro como la piedra se convierte y crece dentro un corazón de carne y el corazón de carne se convierte en un corazón espiritual.

    EXPLICACIÓN

    Éste era un prior en la región de Sicilia, cercana a la montaña volcánica. La siguiente revelación también se refiere a él.

    1. COMPLEMENTO

    Habla el Hijo del Hombre: “Este hermano se está preguntando por qué mis apóstoles Pedro y Pablo permanecieron olvidados por tanto tiempo en las catacumbas. Yo le respondo: la Escritura Dorada dice que Israel estuvo en el desierto por un largo tiempo debido a la maldad de los Gentiles, cuyas tierras ellos habían de poseer y aún no se había completado. Esto fue también el caso con mis apóstoles. El tiempo de gracia durante el cual los cuerpos de mis apóstoles serían exaltados, aún no había llegado, ya que primero debería haber un tiempo de prueba y después de coronación y, también, porque aquellas personas que tendrían el honor de exaltar a los apóstoles, aún no habían nacido.

    Ahora se estarán preguntando si sus cuerpos recibieron algún otro honor durante el tiempo que yacieron en la tumba. Mi respuesta es que mis ángeles los cuidaron y rindieron honor a aquéllos cuerpos benditos. El área de las catacumbas era como un lugar en el cual debían sembrarse y cultivarse cuidadosamente de antemano, rosas y plantas. Las catacumbas, en las cuales tanto ángeles como hombres se alegrarían, también fueron preparadas y honradas de antemano. Les aseguro, que hay muchos lugares en el mundo donde los cuerpos de mis santos reposan, pero ninguno, como este lugar. Si se pudiesen contar los cuerpos de todos los santos cuyos cuerpos reposan, apenas se podría creer. Así como un hombre débil se restaura por el buen olor y gusto del alimento, así también las personas que vienen a este lugar con mente recta, reviven espiritualmente y reciben verdadero perdón por sus pecados, cada quien, de conformidad con su fe y manera de vivir”.

    El mismo hermano se conmovió hasta el arrepentimiento por las palabras de la Lady Brígida. Durante tres noches distintas, escuchó una voz que le decía: “¡Apresúrate, apresúrate! ¡Ven, ven!” En el cuarto día, enfermó y murió en Roma después de haber recibido los sacramentos.



    Cristo le habla a la Esposa y le dice que tres santos le fueron especialmente agradables a Él. Éstos fueron la Virgen María, el Bendito Juan Bautista y María Magdalena.

    1. Capítulo 108

    Habla el Hijo: “Hubo tres santos que me fueron especialmente agradables. Éstos fueron María, mi Madre, Juan el Bautista y María Magdalena. Mi Madre, antes y después de su nacimiento, fue tan bella que no había mancha en ella. Los demonios se dieron cuenta y expresaron tal aflicción que, hablando de manera figurada, fue como si sus voces resonaran del infierno diciendo: ‘Una virgen ha salido tan virtuosa y milagrosa que sobresale a toda persona en la tierra y en el cielo y alcanza hasta el mismo trono de Dios. Aún si la atacáramos con nuestras trampas, ella las destruiría todas – se rompen como el lino y se caen como las cuerdas viejas. Si vamos en contra de ella con toda nuestra maldad e impureza, ella lo corta todo como la hierba cortada por la hoz. Si sembramos sensualidad y deseos mundanos en ella, se extinguen como una chispa por un torrente de agua’.

    Cuando Juan el Bautista nació, causó tanto disgusto en los demonios que fue como si una voz resonara del infierno diciendo: ‘Ha nacido un niño milagroso. ¿Qué hacemos? Si lo atacamos con el orgullo, el despreciará escucharnos y mucho menos querrá obedecer nuestra sugerencia. Si le ofrecemos riquezas, nos dará la espalda y se negará a ver, y se le ofrecemos placer sensual, es como hombre muerto y no sentirá nada’.

    Cuando María Magdalena se convirtió, los demonios dijeron: ‘¿Cómo hacemos para traerla de vuelta? Hemos perdido un premio gordo. Ella se bañaba con el agua de sus lágrimas que no nos atrevemos a mirarla. Se cubrió a sí misma con buenas obras, que ninguna mancha pecadora puede acercársele. Es tan fervorosa y entusiasta en el servicio de Dios y en su santidad, que no nos atrevemos a acercarnos’.

    Estos tres santos consideraban su alma como gobernante y a su cuerpo como esclavo. El alma de cada uno de ellos tenía tres características: primera, no amaba a nadie más que a Mí; segunda, no actuaría en contra de Mí voluntad; tercera, cada una de ellas rechazó abandonar cualquier cosa que no tuviera que ver Conmigo. A pesar de tener un alma como ésta, no despreciaron el cuerpo o le dieron veneno en lugar de alimento o espinas en lugar de ropa, ni tampoco se acostaron a descansar en los hormigueros. No, tuvieron alimentación moderada para Mi gloria y para beneficio del alma, ropa para cubrir su cuerpo pero no para mostrarla con orgullo, y durmieron para descansar y una cama para comodidad.

    Sin embargo, si ellas hubiesen sabido cómo complacerme, y si Yo les hubiese dado Mi gracia, hubiesen estado contentas de aceptar las substancias más amargas por alimento y las espinas por la ropa, se hubiesen tendido sobre hormigueros. No obstante, y considerando que Yo soy justo y misericordioso en todas las cosas, trataron sus cuerpos absteniéndose de sus impulsos ilícitos, pero también fueron misericordiosas complaciendo el cuerpo para que no colapsara o se destruyera debido a trabajos rigurosos y severos.

    Te podrías preguntar: ya que los santos ermitaños y padres antiguos reciben la gracia suficiente que les permite alimentarse una vez a la semana y otros también han disfrutado del alimento y ayuda de ángeles, ¿por qué no les concedí esta gracia a dichas tres almas? Yo respondo: A aquellos padres santos se les concedió dicho ayuno por tres razones. La primera para que pudiesen exhibir mi gracia y poder para que las personas conocieran, si Yo así lo quisiera, poder sostener el cuerpo sin alimento así como sostengo el alma sin alimento corporal. La segunda razón, era para dar un ejemplo de enseñanza a las personas que el trabajo físico llevan el alma al cielo. La tercera razón, fue evitar el pecado, ya que los deseos sensuales descontrolados, conducen al castigo. Así pues, para que las personas puedan aprender templanza y moderación en el vivir, Yo mismo, Dios y el Hombre – a pesar de que yo pude haber vivido en el mundo sin alimento – hice uso del alimento y otras necesidades para el cuerpo, para que la humanidad puede agradecérmelo, a mí su Dios, y poseer comodidad moderada en el mundo y perfecta libertad con los santos en el cielo”.



    La Madre dice que las personas espirituales, una vez que se han convertido a través de la penitencia y la caridad y la arrepentimiento y la paciencia, deberían comprar todo el tiempo que perdieron para que no ofrezcan cáscaras vacías a Dios.


    1. Capítulo 109

    Habla la Madre: “Algunas veces, cuando se le ofrecen frutos secos a un señor, algunos de ellos vienen vacíos y tienen que llenarse para que puedan ser aceptados por él. De manera similar, lo mismo pasa con las obras espirituales. Muchas personas llevan a cabo muchas buenas obras y su pecado se ve reducido debido a ellas, para que no terminen en el infierno. Sin embargo, podrán haber muchos espacios vacíos antes de esas buenas obras y entre ellas, y es necesario llenarlas, si todavía hay tiempo para trabajar. De lo contrario, la arrepentimiento y la caridad suplen cualquier carencia.

    Así, María Magdalena ofreció frutos secos –buenas obras- a Dios. Entre ellos hubo algunos vacíos, porque había tenido mucho tiempo para pecar. Sin embargo, ella suplió todo lo que faltaba con la ayuda del tiempo, paciencia y esfuerzo. Del mismo modo, Juan el Bautista ofreció frutos secos llenos, tal y como estaban, a Dios, ya que él había servido a Dios desde su juventud le había ofrecido a Él todo su tiempo. Por así decirlo, los apóstoles le ofrecieron frutos secos medio llenos a Dios, ya que mucho de su tiempo, antes de su conversión, fue utilizado de manera imperfecta. Yo, como Madre de Dios, le ofrecí frutos secos que estaban llenos de la miel más dulce, porque estaba llena de gracia y me mantuve en gracia desde mi juventud. Así pues, les digo, que a pesar de que los pecados de las personas puedan ser perdonados, deberían redimir, mientras aún tienen tiempo, los años que pasaron vacíos y vivir sus vidas a través de su paciencia y obras de caridad”.



    Cristo instruye a la Esposa sobre la diferencia entre el buen espíritu y el engaño del demonio y, sobre cómo uno puede responder a cada uno de ellos.


    Capítulo 110


    Habla el Hijo: “¿Cómo se puede reconocer Mi espíritu, ya que hay dos espíritus, uno bueno y el otro malo? Les diré: Mi espíritu es ardiente y tiene dos efectos. Primero, hace que uno no desee otra cosa sino a Dios; segundo, otorga la máxima humildad y desprecio por el mundo. El espíritu malo es tanto frío como caliente: frío, en el sentido de que hace que todo lo que tiene que ver con Dios, sea amargo: caliente, en el sentido de que inclina a las personas hacia la lujuria de la carne y al orgullo mundano, e induce su deseo para su propia alabanza. Llega como un amigo platicador, pero realmente es un perro que muerde. Se acerca como un hombre encantador, pero realmente es lo peor para entramparlos.

    Cuando él llegue, dile: ‘Yo no te quiero, porque tus fines son malignos’. Sin embargo, cuando llegue el buen espíritu, dile: ‘¡Ven como el fuego Señor, y deja que mi corazón se inflame! A pesar de que soy indigno de recibirte, por mi parte te necesito.

    No estarás mejor por causa mía, ni necesitarás lo que yo tengo, pero seré mejor a través de Ti, ya que sin Ti, no soy nada”.



    Cristo le habla a la Esposa sobre tres clases de ley, a saber, la ley eclesiástica, la ley imperial y derecho común. Le aconseja a vivir de conformidad con la cuarta clase de ley, a saber, la divina, la ley espiritual, esto es, a vivir en humildad, determinadamente, perfecta y la fe católica, y en divina caridad, poniendo a Dios por encima de todo. De esta manera, se adquieren en el cielo, los honores espirituales y las riquezas en la gloria de la eternidad.


    Capítulo 111


    El Hijo le habla a la Esposa y le dice: “Existen tres leyes. La primera es la ley eclesial. La segunda es la ley imperial. La tercera es el derecho común. Todas estas clases de leyes están escritas en las pieles de animales muertos. Sin embargo, hay también una ley espiritual, la cual no está escrita en pieles sino en el libro de la vida. Esta ley nunca se pierde o se destruye por la edad. No es aburrida de mantener ni tampoco es una posesión difícil de tener. Toda buena ley debe ser ordenada hacia la salvación del alma, el cumplimiento de los mandamientos de Dios, la abstinencia del mal y la obtención de aquellos bienes que deben desearse con prudencia. Existe una frase de la ley escrita en las pieles que dice ‘en orden para obtener esto o lo otro’. Así pues, para poder obtener algo, es necesaria una de cuatro condiciones. Es, ya sea un regalo hecho para alguien por amor e intimidad, o, debido a una herencia o, debido a división o, como compensación por actos de servicio humildes.

    Similar es con la ley spiritual. La ley espiritual es conocer y amar a Dios y deleitarse en Él. En esta ley se encuentran los honores espirituales y las riquezas que consisten en intercambiar todas las creaturas por el Creador, rindiendo uno su voluntad a Dios, amando las virtudes y dando mundo por el cielo. Estas riquezas se obtienen de cuatro maneras. Primero, a través de la caridad: Así como un gobernante justo le da regalos a alguien por caridad, aún sin mérito antecedente, así también Yo he creado y redimido y diariamente mantengo y dignifico a la humanidad, a pesar de la ingratitud humana. Además, aquéllos que me aman con todo su corazón y no desean nada más que a mí, tendrán en la tierra la virtud que está escrita en el corazón por el dedo de Dios y en el cielo tendrán el honor que está escrito en el libro de la vida, el cual es la vida eterna.

    Segundo, el honor spiritual se obtiene a través de herencia. A través de haber tomado la naturaleza humana, y a través de mi pasión, compré el cielo para la humanidad y lo abrí para ellos con derecho hereditario. El hombre vendió su divina herencia al demonio, intercambiando el gozo eterno por una fruta insignificante, el árbol de la vida por el alimento prohibido, la verdad por falsedad. De la misma manera, en obediencia al Padre rompí la carta de desobediencia. Compensé la dulzura de la fruta por el sufrimiento amargo de mi corazón. Por mi muerte, me gané el árbol de la vida para la humanidad. Regresé a la humanidad y establecí toda verdad a través de la fe en mi propia humanidad. Así pues, quien crea en las palabras de Mi verdad y me imita, obtendrá por herencia, tanto riquezas espirituales y mi gracia.

    Tercero, el honor spiritual se obtiene a través de la división. Esto ocurre cuando una persona divide o se separa de cualquier gozo de los placeres carnales, cambiando la lujuria carnal en abstinencia, riqueza en pobreza, reputación en sumisión humilde, familiares terrenos por la compañía de los amigos de Dios, la visión del mundo por la visión de Dios. Cuarto, el honor espiritual se obtiene por medio de acciones de servicio humildes. Esto sucede cuando una persona lucha pacientemente en el servicio de Dios así como un soldado valiente lo hace en la guerra, sirviéndolo a Él en humildad y fe como un siervo, distribuyendo los bienes confiados a él con misericordia y justicia como un buen administrador, en estado de alerta por las tentaciones como todo un buen centinela. Dicha persona es merecedora de los honores y riquezas espirituales que están escritas, no en pieles de animales, sino en el alma vivificadora. El sistema de la ley tripartita escrita, es verdaderamente útil para llevar a cabo justicia, pero la ley espiritual es adecuada cuando se trata de ganar una recompensa.

    Así pues hija mía, busca obtener el honor spiritual a través de la caridad no amando nada como a Mí. Búscalo a través de la herencia, creyendo firmemente lo que la Iglesia enseña. Búscalo a través de actos de humildad, haciendo todo para Mi gloria. Has sido llamada de acuerdo a mi ley. Así pues, estás destinada a mantenerla. Mi ley significa vivir de acuerdo con Mi voluntad. Así como un buen sacerdote vive de conformidad con la ley eclesial, así también tú, deberás vivir de conformidad con la ley de Mi humildad. Toda ley temporal tiende en parte al honor del mundo y en parte al desprecio. Sin embargo, Mi ley solo tiende al cielo, ya que nadie antes o después de Mí, ha entendido completamente lo glorioso que es el deleite de un reino celestial como lo he entendido Yo, y ninguno a quien Yo desee revelárselo”.



    Cristo habla a la Esposa y le dice que se cuide especialmente del vicio del orgullo, que no se sienta engreída por su belleza física o sus posesiones o su familia. El hombre orgulloso se compara a una mariposa con anchas alas y cuerpo pequeño.


    Capítulo 112


    El Hijo habla a la Esposa: “Que no te afecte su orgullo, ya que pasará pronto. Entre las especies de moscas, hay una llamada la mariposa. Tiene unas alas anchas y un cuerpo pequeñito. También tiene muchos colores. Primero, puede volar alto debido a su liviandad y delgadez, pero conforme toma vuelo en el aire, desciende rápidamente y aterriza en lo que tiene más cerca, ya sean rocas o madera, ya que tiene muy poca fuerza en su cuerpo.

    Las especies de mosca simbolizan a las personas orgullosas. Tienen alas anchas y cuerpo pequeño, ya que su mente está hinchada de orgullo, así como una piel está inflada con aire. Creen que tienen lo que tienen porque se lo merecen. Se ponen siempre delante de los demás y se consideran a sí mismos ser merecedores más que otros. Si pudiesen hacerlo, difundirían su nombre en todo el mundo. Sin embargo, descienden y caen porque no reconocen que su vida es breve y momentánea. Segundo, las personas orgullosas tienen muchos colores, al igual que las mariposas, ya que están orgullosas de su belleza física, sus posesiones y sus familias, y cambian su estado con cualquier artilugio de su orgullo. Aun así, cuando mueren, no son nada más que polvo. Tercero, cuando el orgulloso alcanza el punto más alto de su orgullo, descienden rápidamente y caen peligrosamente hacia su muerte.

    Así pues, cuídate del orgullo, ya que hace que el rostro de Dios se aleje de ti y Mi gracia no puede entrar en cualquiera que esté poseído por el orgullo.



    Cristo advierte a la Esposa que viva humildemente y que no se preocupe por la fama o por tener un gran nombre, ya que Él no escoge a los grandes intelectuales para predicar el Evangelio, sino a humildes pescadores”.

        1. Capítulo 113

    Habla el Hijo: “Que quien quiera y desee, lea las Escrituras y encontrará que de un pastor de ovejas hice un profeta y colmé a jóvenes y gente sencilla con el espíritu de la profecía. Verdad es, que no todos han recibido aún Mis palabras salvadoras, sin embargo, con el fin de que Mi amor sea conocido, Mis palabras han llegado a la mayoría de personas. Así mismo, no escogí a intelectuales para que predicaran el Evangelio, sino a pescadores. De esta manera, ellos no pudieron vanagloriarse de su propia sabiduría. De esta manera, todos sabrán que, así como Dios es maravilloso e inconcebible, así también sus obras son inescrutables y que Él realiza los mayores milagros con el menor de los recursos. Esa persona lleva una carga pesada, ya que corre siguiendo al mundo para obtener la gloria para sí mismo y llevar a cabo sus propios deseos.

    Te daré el ejemplo de cierto hombre. Con todas sus ganas, buscó el mundo, adquirió un gran nombre para sí mismo y se colocó en la espalda, una carga pesada de pecados. Así pues, ahora ha obtenido un gran nombre en el infierno, una carga pesada en lugar de una recompensa, y una posición más prominente de castigo. Algunos descendieron a ese lugar ante él, algunos junto con él, y aún otros después que él. Aquéllos que descendieron antes que él, son aquéllos que con su ayuda y consejo lo motivaron para extender sus maldades. La retribución de sus obras descendió junto con él. Aquéllos que descenderán después que él, son los que imitaron su ejemplo.

    Los primeros le gritaron como desde una escena de batalla. Le dijeron: ‘Ya que escuchaste nuestro consejo, nos quemamos más debido a tu presencia. Por ello, seas maldito y digno de ser colgado donde el lazo no se rompe y el fuego permanece por siempre. A cambio de tu orgullo y ambición, que sientas la vergüenza en su peor forma’. Sus obras gritaron y dijeron: ‘Oh miserable, la tierra fue incapaz de alimentarte con su fruta, porque la querías toda. El oro y la plata no pudieron llenar tu deseo y así pues, has quedado vacío de todo. Por esa razón, cuervos vivientes desgarrarán tu alma en pedazos – será destrozada pero nunca mermada, descompuesta y aun así, viva’.

    Aquéllos que descendieron después de él, gritaron: ‘¡Lamentamos que hayas nacido! Tu deseo sensual será el odio de Dios, que no querrás hablar una sola palabra con la cual Dios pueda apaciguarse. En el amor de Dios encuentras todo el consuelo y el noble deleite y gozo indescriptible – ninguno de los cuales merecemos debido a que te imitamos – así que te deseamos toda la tristeza y discordia en la compañía de demonios, deformidad en lugar de honor, fuego por tu lujuria, frío por tu amor, inquietud en lugar del consuelo que buscas. En lugar del gran nombre que llevaste inmerecidamente, que puedas sentir desprecios. En lugar de un trono glorioso, que te den el lugar más despreciable’!

    La historia muestra qué recompensa se merecen aquéllos que se involucran en esas cosas y que van en contra de la ordenanza de Dios”.

    COMPLEMENTO

    Un cierto caballero siempre estaba ansioso por conseguir nuevas modas y llevó a muchas personas a la perdición debido a sus palabras y a sus ejemplos. Mostró mala voluntad contra la Lady Brígida y debido a que no se atrevió a hablar contra ella, incitó a otra persona para que la insultara pretendiendo que estaba borracho. Mientras ella se encontraba a la mesa y muchos líderes escuchaban, este hombre le dijo: “Señora, usted sueña demasiado. Pasa mucho tiempo en vigilias. Sería mejor para usted beber más y dormir más. ¿Es que Dios ha abandonado a aquéllos que profesan la vida religiosa y dialoga ahora con el orgullo y los profanos? Es en vano que confiemos en sus palabras.

    Mientras decía dichas cosas, aquellos que se encontraban presente desearon castigarlo, pero Brígida no se los permitió, diciendo: “Déjenlo que hable, ya que Dios lo ha enviado. Toda mi vida he buscado mi propia alabanza y blasfemado contra Dios, así es que por qué no escuchar lo que es únicamente correcto? Él solo está diciéndome la verdad”.

    Cuando ese caballero escucho lo dicho, se arrepintió y se reconcilió con la señora. Vino a Roma y estando aquí, murió de manera loable.



    Cristo le advierte a la Esposa que tenga cuidado al tratar con personas mundanas. Eso se llama el asado del demonio. La Virgen María le enseña a tener una intención vertical en todas sus acciones virtuosas para mayor gloria de Dios, ya que muchas personas sirven a Dios en sus actividades, pero sus intenciones maliciosas derraman sombra sobre todo el bien que hacen.

    1. Capítulo 114

    Habla el Hijo: “Tengan cuidado con el asado del demonio, el que cocina en los fuegos de la lujuria y el deseo. Cuando se hecha grasa en el fuego, algo necesariamente empieza a gotear. Los pecados proceden de esta forma de los tratos mundanos y de la compañía mundana. A pesar de que tú no sabes lo que hay en la conciencia de una persona, hay señales externas que dan a conocer lo que esconde en la mente.

    Habla la Madre: “Cada una de tus acciones deben ser racionales y tu intención vertical. Esto significa que tienes que hacer lo que sea que hagas con la intención de dar gloria a Dios y preferir las ganancias espirituales al goce del cuerpo. En verdad, muchas personas sirven a Dios en sus actividades, pero sus intenciones maliciosas derraman sombras en todo el bien que hacen. Una comparación te ayudará a comprender lo que te estoy diciendo. Toma al animal llamado oso. Cuando está muriendo de hambre y logra ver a su presa, pone un pie sobre ella y mira dónde colocar su otro pie para que la presa no se vaya o se la lleven, hasta que se la haya comido y saciado su hambre. El oso no pierde de vista a su presa y no mira a su alrededor buscando oro o hierbas fragantes o árboles, sino solamente busca cómo mantener atrapada a su presa y mantenerla en sus garras.

    Muchas personas, por miedo, me rezan mucho y ayunan, porque tienen en mente el terrible castigo, pero también mi gran misericordia. Me buscan a través de ciertas acciones exteriores, pero en su intención, se van en contra de los mandamientos de mi Hijo. Al igual que el oso, esas personas ponen toda su intención en la lujuria de la carne y el deseo humano, pero debido a que tienen miedo de perder su vida así como del sufrimiento futuro, me sirven con la intención de no perder gracia o incurrir en castigo. Esto es bastante claro, porque nunca contemplan la pasión de mi Hijo, la cual es como el oro más preciado, o imitaron la vida de los santos, que son como piedras preciosas, o no dan importancia a los dones del Espíritu Santo, los cuales son como las hierbas fragantes. Ellos no renuncian a su propia voluntad y llevan a cabo la voluntad de mi Hijo, pero lo único que quieren es algo en qué apoyarse para pecar de manera más segura y obtener éxito en el mundo.

    Su recompensa será poca, ya que sus acciones proceden de sus corazones fríos. Así como el oso que una vez consumió su presa, ya no le importa dónde asegurar su pie, así cuando les llegue la hora final y sus lujurias sensuales hayan llegado a su fin, su base sólida en Mi será de poco valor para ellos, ya que no renunciaron a su propia voluntad para llevar a cabo mi voluntad, ni me buscaron por amor, sino por miedo. Sin embargo, si su intención se corrige perfectamente, sus obras pronto revivirán y si faltan obras, su buena intención contará como una”.

    COMPLEMENTO

    Había un rector que vivía de acuerdo a su placer. Cuando vino a Roma, cambió su vida de una manera encomiable. Cuando había ya visitado el Monte Gargano y el Santuario de San Nicolás y había regresado a la Lady Brígida, cuyo consejo siguió de manera total, dijo que se preguntaba por qué la gran y famosa ciudad de Siponte, en donde descansaban los cuerpos de muchos santos, había sido destruida.

    Al día siguiente, el Hijo de Dios se apareció y le dijo a la señora: “Tu amigo se pregunta por qué la ciudad fue destruida. En verdad hija, que los pecados de sus habitantes merecieron esta destrucción. Otros países han merecido cosas similares, pero un amigo mío vivía ahí. Tenía un amor perfecto por mí y reprendía continuamente la moral de sus habitantes. Cuando vio la obstinación que reinaba, me rogó con lágrimas en los ojos que dejara que el lugar quedara desolado, antes de permitir que muchas almas vivieran diariamente en peligro. Vi sus lágrimas, y ya que ninguno trató de apaciguarme completamente, permití que pasaran esas cosas de las cuales estamos hablando en este momento.

    Ella le dijo: “Oh Señor, es triste que las reliquias y los cuerpos de muchos personas buenas yacen ahí como si estuvieran contaminados y desprotegidos”. Cristo le respondió: “Así como tengo las almas de mis escogidos dentro de mí, también tengo que cuidar de las reliquias de mis amigos –que son mi tesoro- hasta que reciban la doble recompensa que les prometí”.

    La señora habló nuevamente: “Mi amado Señor, creo que muchas gracias e indulgencies fueron otorgadas por los papas en Siponte. Ahora que los muros han sido destruidos, ¿se han abolido también las gracias?” Cristo respondió: “Qué lugar es más sagrado que Jerusalén en donde Yo, el mismo Dios, dejé mis huellas? ¿Qué lugar ahora está tenido con más desprecio que Jerusalén habitado y oprimido por infieles? Sin embargo, quienquiera que vaya a Jerusalén se encontrará con las mismas gracias e indulgencias de antes. Lo mismo pasa con Siponte: Quienquiera que vaya ahí por amor y con intención perfecta, compartirá la misma gracia y bendición que la ciudad tuvo en tiempo de su gloria, debido a la fe de los peregrinos y a su labor de amor.



    Cristo habla a la Esposa sobre cómo liberar a cierta persona poseída por el demonio. Le dice que así como el alma tiene extremidades espirituales internas así también el cuerpo tiene extremidades corporales externas. El Señor brinda una bella explicación sobre todo esto.

        1. Capítulo 115

    Habla el Hijo: “Tú eres como una rueda que sigue después de la que va delante. Así también, debes seguir Mi voluntad. Anteriormente te hablé sobre cierta persona cuya alma estaba poseída por el demonio. Ahora, te diré en qué parte del cuerpo está atrapada. Yo soy como el hombre que le dice a su guardia: “Existen tres lugares de custodia en tu casa. En el primer lugar, están aquéllos que merecen se privados de la vida. En el segundo lugar, están aquéllos que perderán una de sus extremidades. En el tercer lugar, están aquéllos que serán azotados y perderán toda su piel’. El guardia le dice: ‘Señor, si algunos van a perder su vida, otros van a ser mutilados y otros azotados, ¿por qué aplazar su juicio? Si los sentenciaran rápidamente, olvidarán su dolor’.

    El Señor le respondió: “Yo no hago nada sin una causa. Aquéllos que serán privados de la vida deben esperar un tiempo para que las buenas personas puedan ver su miseria y sean mejores, y para que las personas malas puedan sentir miedo y sean más cuidadosos en el futuro. Es necesario que aquéllos que serán mutilados deban primero experimentar ansiedad como para retractarse en sus corazones, de los males que han hecho y sentir dolor por los crímenes que han cometido. Aquéllos que serán azotados deberán también ser puestos a prueba por el dolor, para que aquéllos que se han pedido en su propio deleite, puedan llegar a conocerse en su dolor y ser mucho más cuidadosos para no cometer dichos crímenes, siendo lo más difícil para ellos, ganar su libertad’.

    Yo soy el Señor quien tiene al diablo como guardia, para castigar a los malvados de acuerdo a sus méritos individuales. Se le ha dado poder sobre esta alma, pero ahora te explicaré en qué parte del cuerpo. Así como el cuerpo está arreglado en sus extremidades externas, así también debe ser arreglado espiritualmente. Así como el cuerpo tiene médula, huesos y carne, y sangre en la carne y carne en la sangre, así también el alma debería de tener las tres facultades de memoria, conciencia e intelecto. Existen personas que entienden asuntos elevados de la Escritura pero no tienen lógica. A ellos les falta una extremidad. Hay otros que tienen conocimiento racional, pero no inteligencia. Otros tienen intelecto, pero no memoria. Éstos están gravemente enfermos. Aquéllos que tienen su alma sana, tienen sana la razón, la memoria y el intelecto.

    El cuerpo tiene tres depósitos. El primero es el corazón. Está cubierto por una membrana delgada a manera de protección contra cualquier impureza. Aun así, si tan sólo unas pequeñas manchas tocaran el corazón, una persona moriría inmediatamente. El segundo depósito es el estómago. El tercero son los intestinos por medio de los cuales se purgan las sustancias dañinas. En el sentido espiritual, el alma también debería tener tres depósitos. El primero es un deseo piadoso. Éste es como el corazón. Significa que el alma no desea fervientemente nada más que a mí, su Dios. De otro modo, si llegara a entrar una base de afecto por pequeño que fuera, el alma se mancharía inmediatamente. El segundo depósito es el estómago, esto es, la disposición sabia de tiempo y trabajo. Conforme todo el alimento se disuelve y se digiere en el estómago, así, todo el tiempo y cualquier pensamiento y obra debería ser dispuesta de conformidad con el plan de Dios, de manera ordenada, útil y prudente. El tercer depósito son los intestinos, esto es, una buena arrepentimiento por medio de la cual, las cosas impuras se purguen y el alimento de sabiduría divina tenga mejor sabor

    El cuerpo tiene tres extremidades que favorecen: la cabeza, las manos y los pies. La cabeza denota el amor divino. Como todos los cinco sentidos están en la cabeza, así en el amor divino hay un sabor dulce por el alma de todo lo que se hable o se escuche o se vea de Dios y cualquier cosa que mande se lleve a cabo con constancia. Así como un hombre sin cabeza está muerto, así también sin amor, el alma, cuya vida es Dios, está muerta para Dios. Las manos simbolizan la fe. Así como hay varios dedos en una mano, así hay muchos artículos de fe, aunque solo hay una fe. A través de la fe se realiza toda intención divina y la fe debería ser operante en toda buena acción. Así como se trabaja de manera externa con las manos, así también el Espíritu Santo opera internamente a través de la fe. La fe sostiene todas las virtudes, pues donde no existe fe, el amor y las buenas obras son abolidas.

    La esperanza son los pies del alma. A través de la esperanza, el alma va hacia Dios. Conforme el cuerpo avanza sobre sus pies, así el ama se acerca a Dios en las huellas del deseo divino y la esperanza. La piel que cubre todo el cuerpo simboliza la consolación divina que conforta al alma sensible. A pesar de que algunas veces se le permite al diablo perturbar la memoria y algunas veces las manos y pies, Dios siempre defiende al alma como un luchador y la conforta como un padre amable y la cura como un doctor lo hace para que no muera.

    El alma del hombre de quien te hablé fue tomada cuando ella merecía perder sus manos debido a su Fe vacilante en la medida que no tenía la verdadera Fe. Sin embargo, es tiempo de mostrar misericordia por dos razones: primero, debido a mi caridad; segundo, por las oraciones de mis escogidos. Por lo tanto, deja que mi amigo lea las palabras mencionadas anteriormente sobre él. Deberá hacer tres cosas. Primero, deberá restaurar sus mal habidos bienes; segundo, por su desobediencia, deberá obtener la absolución de la Curia Romana; tercero, no recibirá Mi Cuerpo en el Sacramento de la Comunión antes de recibir la absolución”.



    Cristo se queja con la Esposa por los Gentiles y judíos, pero especialmente, por los malos cristianos, ya que no reciben los sacramentos sagrados con devoción y pureza como deberían y porque no están conscientes de la creación, la redención y la divina consolación.

        1. Capítulo 116

    Habla el Hijo: “Te daré una descripción figurativa de tres hombres. El primero de ellos puede decir: ‘Yo no creo en ti, ni como Dios ni como hombre’. Ése, es un Gentil pagano. El segundo, quien es Judío, cree en mí como Dios, pero no como hombre. El tercero, quien es cristiano, cree en mí como Dios y como hombre pero no confía en mis palabras.

    Yo soy aquél a quien la voz del Padre se le escuchó decir: ‘Éste es mi Hijo’. En mi naturaleza divina lamento que el hombre no quiera escucharme. Clamé y dije: ’Yo soy el principio: si crees en Mí, tendrás vida eterna, ‘pero me despreciaron. Fueron testigos de mi poder divino cuando resucité a los muertos y muchas otras cosas, pero ni siquiera lo consideraron.

    También, en nombre de mi naturaleza humana, lamenté que nadie se preocupe sobre las cosas que establecí en la Sagrada Iglesia. Coloqué, por así decirlo, siete vasos en la Iglesia por medio de los cuales cada uno debe ser purificado. Establecí el bautismo para le purgación del pecado original; el crisma como señal de la reconciliación divina; la sagrada unción para darles fuerza en el momento de la muerte; la penitencia para la remisión de todos los pecados; las palabras sagradas con las cuales los ofrecimientos sagrados son consagrados y establecidos; el sacerdocio en apreciación, reconocimiento y memoria de la caridad divina; el matrimonio como la unión de corazones. Éstos deberían recibirse con humildad, conservándolos puros, celebrados sin avaricia. Sin embargo, en estos tiempos, se reciben con orgullo, se guardan en vasos impuros y se celebran con avaricia.

    Más aún, mi lamento es que nací y morí por la salvación de la humanidad para que, si las personas rehusaban a quererme porque Yo la cree, cuanto menos me querrían porque las había redimido. Sin embargo, en estos tiempos, me sacan de sus corazones como si fuera un leproso y me rehúyen como si fuera un trapo sucio. En mi divinidad, nuevamente lamento que rehúsen la consolación de mi divinidad y no den ninguna consideración a su caridad.



    Dios mismo corre al encuentro de aquéllos que realmente lo desean; los conforta como un padre amoroso y hace que lo difícil, sea fácil para ellos.


    Capítulo 117


    Mientas alguien rezaba el Padre Nuestro, la Esposa escuchó al Espíritu decir: ‘Amigo, te digo en nombre de mi naturaleza divina, que tú tendrás tu herencia con tu Padre y, segundo, en nombre de mi naturaleza humana, que tú serás mi templo. Tercero, en nombre del Espíritu, te digo que no tendrás tentaciones más allá de las que puedas aguantar. El Padre te defenderá, mi naturaleza humana de asistirá, el Espíritu encenderá tu corazón.

    Así como una madre escucha la voz de su hijo y se regocija corriendo a encontrarle, y así como cuando un padre ve a su hijo luchando con su trabajo y corre a encontrarle a medio camino y comparte la carga con él, así también Yo corro para encontrar a mis amigos y hacer que cada cosa difícil sea fácil para ellos y que la carga sea gozosa. Así como una persona ve algo que le parece encantador y no puede descansar hasta que se acerca, así yo me acerco a aquéllos que me desean”.

    COMPLEMENTO

    En el momento de la elevación del cuerpo de Cristo, este monje vio en las manos del sacerdote, a nuestro Señor Jesucristo en la forma de un niño diciéndole: “Yo soy el Hijo de Dios y el Hijo de la Virgen”.

    Aún pudo ver la forma y el tiempo de su muerte dentro de un año, sobre el cual se puede leer en varios capítulos de la historia sobre Santa Brígida. El nombre de ese monje era Gerekinus.



    Cristo habla a la Esposa y le dice que el Padre, al realizar su buena intención para hacer el bien, lo lleva a Él hacia aquéllos que están cambiando su mala voluntad por una buena voluntad a través del deseo de hacer enmiendas por las ofensas del pasado.


    Capítulo 118


    Habla el Hijo: “Quien quiera unirse a mi deberá convertir su voluntad a mí y arrepentirse de las ofensas del pasado y entonces será atraído hacia la perfección por mi Padre. El Padre atrae a aquéllos que libremente cambian su mala voluntad por la buena voluntad y desean enmendar las ofensas del pasado.

    ¿Cómo los atrae el Padre? Lo hace realizado su buena intención para hacer el bien. Si su deseo no fuera bueno, el Padre no tendría nada que atraer. Algunas personas me encuentran tan frío, que mis caminos no los satisfacen del todo. Otros en cambio, me encuentran tan ardiente que pareciera que están ardiendo cuando tienen que llevar a cabo buenas obras. Otros sin embargo, me encuentran tan complaciente que no quieren nada más que a mí. A estos les daré una felicidad sin fin.



    La Madre describe siete cualidades que se encuentra en Cristo y sus siete opuestos que las personas le dan a cambio.


    Capítulo 119


    Habla la Madre: “Mi hijo tiene siete cualidades. Él es todopoderoso, así como fuego que todo lo devora. Segundo, es el más sabio y, su sabiduría no puede comprenderse más, que aquélla de vaciar el océano. Tercero, es el más fuerte, como una montaña inamovible. Cuarto, posee la virtud más grande, como la hierba apícola. Quinto, es el más bello, como el sol resplandeciente. Sexto, es el más justo, como un rey que no perdona a quien contradiga la justicia. Séptimo, es el más amoroso, como un caballero que da su vida por la de su siervo.

    Contrario a estos siete, ha padecido sus siete opuestos. Contrario a su poder, se hizo semejante a un gusano. Contrario a su sabiduría, fue contado como el más ridículo. Contrario a su fuerza, fue obligado como un niño envuelto en pañales. Contrario a su belleza, fue como un leproso y contrario a su virtud, se mantuvo desnudo y atado. Contrario a su justicia, se le tomó por mentiroso. Contrario a su amor y bondad, fue condenado a muerte.



    Cristo le dice a la Esposa que hay dos clases de placer, espiritual y carnal: el placer spiritual es cuando el alma se deleita en la bondad de Dios.


    Capítulo 120


    Habla el Hijo: “es como si hubiese una membrana entre yo y aquel señor. Debido a ello, mi dulzura no le da placer ya que algo lo delita más que yo”. La Esposa escuchó esto y le dijo al Señor: “Entonces, ¿nunca puede sentir ninguna clase de placer”. El Señor le respondió: ”Existen dos clases de placeres, el espiritual y el carnal. El placer carnal o natural es cuando se toma el refrigerio cuando se requiere por necesidad. En ese caso, una persona debería pensar: ‘Oh Señor, Tú que nos has ordenado tomar refrigerio solo cuando sea necesario, ¡alabado seas! Dame la gracia de no permitir que el pecado entre secretamente en mí conforme tomo mi refrigerio. ‘Si surge el placer por los bienes temporales, la persona podría pensar: ‘Señor, todas las cosas terrenas son como tierra y efímeras. Así pues, concédeme que haga tal uso de ellas como para poder rendirte cuentas por todas ellas’.



    No es el hábito el que hace al monje, sino la virtud de obediencia y la observancia en la ley. El verdadero arrepentimiento del corazón, junto con el propósito de enmienda, arrebata el alma de las manos del demonio, aun si faltare el arrepentimiento.


    Capítulo 121


    El demonio se apareció y dijo: “Miren, aquel monje ha volado y solo permanece su silueta”. Y el Señor le dijo: “Explica lo que has dicho”. El demonio respondió: “Entonces, de mala gana, lo haré. El verdadero monje es su propio guardián. Su hábito es la obediencia y la observancia de sus votos. Como el cuerpo está cubierto por ropa, así el alma está cubierta de virtudes. Así pues, el hábito externo no tiene ningún valor a menos que se mantenga el interno, ya que es virtud y no vestimenta lo que hace al monje. Este monje voló cuando pensó así: ‘conozco mi pecado y haré enmiendas y nunca más pecaré con la gracia de Dios’. Con esta intención él se alejó de mí y ahora es tuyo”. El Señor le dijo: “¿Cómo es que permanece su silueta?” el demonio dijo: “Cuando ya no recuerde sus pecados pasados ni se arrepienta debidamente como debería hacer”.

    En el momento de la elevación del cuerpo de Cristo, este hermano vio en las manos del sacerdote, a nuestro Señor Jesucristo en la forma de un niño diciéndole: “Yo soy el Hijo de Dios y el Hijo de la Virgen”. Aún pudo ver la forma y el tiempo de su muerte dentro de un año, sobre el cual uno puede leer en varios capítulos de la historia sobre la santa señora. El nombre del monje era Gerekinus. Vivió una vida de lo más pura. Cuando estaba a punto de morir, vio tres letras escritas en dorado: “P”, “O” y “T”. Conforme se lo iba describiendo a los otros monjes, dijo: “Ven Pedro, date prisa Olof y Thord”. Una vez los llamó, descansó. Los tres monjes murieron a la semana de haber muerto él.

    El Capítulo 55 en Extravagantes (Libro 9) habla también sobre el mismo hermano: “Un monje de vida santa, etc.”



    Sobre cómo la vida un cierto hombre tibio y disoluto se parece a un puente estrecho y peligroso y sobre cómo, si no da la vuelta pronto saltando al barco de la vida, penitencia y virtud, será lanzado de cabeza al abismo profundo.


    Capítulo 122


    Ese hombre es mi enemigo mortal, porque se burla de mi con desprecio. Y tanto como puede, satisface su voluntad y su deseo. Es como alguien que yace tendido en un puente angosto con un gran abismo a su lado izquierdo. Cualquiera que caiga en él, ya no puede subir de regreso. A su derecha hay un barco; si se sube en él y hace algún esfuerzo por escapar, todavía tiene esperanza de sobrevivir. Este Puente significa su corta y lamentable vida. Él no está en él como contendiente o aún como peregrino haciendo progresos día a día y avanzando en su camino. En su lugar, permanece ahí con pereza, anhelando beber de las aguas de la sensualidad. Si decide levantarse, le aguardan dos destinos. Ya sea que caiga dentro del abismo, esto es, en el infierno más profundo si se voltea hacia su izquierda, hacia las obras de la carnalidad. O, si se sube al barco, escapará con esfuerzo en el sentido de que si acepta la disciplina y las ordenanzas de la Santa Iglesia, le tomará algún esfuerzo, pero se salvará así mismo al hacerlo. Que se dé vuelta con rapidez, antes de que el enemigo lo tire de cabeza del puente, porque entonces, llorará sin ser escuchado y será castigado en la eternidad”.

    COMPLEMENTO

    Cuando este hombre se dio cuenta de que el rey no se conmovió y no lo recibió como siempre, se puso pálido hacia la Lady Brígida. Cuando ella pasaba a través de una calle estrecha, le tiró agua desde una ventana. Sin embargo, ella les dijo a los que pasaban por ahí: “Que el Señor lo perdone y no lo recompense por ello en la próxima vida”. Cristo se le apareció entonces a la señora en Misa, diciendo: “El hombre que tiró agua sobre ti desde la ventana por causa de su enfermedad, tendrá sed de sangre. Él ha derramado sangre. El anhela la tierra y no a mí. Habla de manera atrevida en contra mía. Adora su propia carne en lugar de a mí, su Dios. Me ha cerrado las puertas de su vida y de su corazón. Que se cuide para que no muera en su sangre”.

    Después de esto, el hombre vivió por un corto tiempo y murió brotándole sangre de su nariz, tal y como ella lo había profetizado.



    Cristo defiende a su Esposa, Brígida, esto es, un alma que se convierte de la vida mundana a la vida espiritual, cuyo padre y madre, hermana y hermano trataron de disuadirla de su amor y de la castidad en el matrimonio.


    Capítulo 123


    El Hijo le habla a la Esposa: “Soy como el novio que se ha prometido a una Esposa cuyo padre y madre, hermana y hermano quieren tenerla de vuelta. Su padre le dice: ‘Devuélveme a mi hija, ya que ella nació de mi sangre’. Su madre le dice: ‘Devuélveme a mi hija, ya que ella fue alimentada con mi leche’. Su hermana le dice: ‘Devuélveme a mi hermana, ya que ella creció conmigo’. Su hermano le dice: ‘Devuélveme a mi hermana ya que ella se encuentra bajo mi autoridad’. El novio les responde: “Padre, ella pudo haber nacido de tu sangre pero ahora ella debe estar llena de mi sangre. Madre, tú la habrás podido alimentar con tu leche, pero yo ahora la alimentaré con mi alegría. Hermana, ella pudo haber crecido de acuerdo a tu manera, pero ahora ella vivirá a mi manera. Hermano, hasta este momento, ella pudo haber estado bajo tu autoridad, pero ahora, ella está bajo mi autoridad.

    Esto es lo que te pasó a ti. Si tu padre, esto es, si la lujuria de la carne demanda tu regreso, es a mí a quien atañe llenarte con mi amor. Si tu madre, esto es, si cuida de ti de manera mundana y pide tu regreso, me pertenece a mí alimentarte con la leche de mi consolación. Si tu hermana, esto es, si la manera mundana de la sociedad te quiere de vuelta, en su lugar, tú debes vivir a mi manera. Si tu hermano, esto es, si por voluntad propia te quiere de vuelta, tú estás obligada a llevar a cabo Mi voluntad”.



    Sobre cómo Santa Inés coloca sobre la Esposa de Cristo, una corona con siete piedras preciosas, las gemas de la paciencia en el sufrimiento.


    Capítulo 124


    Inés le habla a la Esposa de Cristo y le dice: “Ven hija mía, y ponte la corona hecha de siete joyas preciosas. La corona significa nada más y nada menos, que la prueba de la paciencia soldada junto al sufrimiento y adornada con guirnaldas por Dios.

    La primera joya de tu corona es el jaspe. Fue colocada por el hombre que burlándose, dijo que no sabía qué espíritu te hacía hablar y que sería mejor para ti girar y coser modas de mujeres y no discutir la Escritura. Así como el jaspe mejora la vista y trae alegría a la mente, así también, con el sufrimiento Dios trae alegría a la mente, ilumina el intelecto en asuntos espirituales, y mortifica al alma de los impulsos desordenados.

    La segunda joya es el zafiro. Fue puesto ahí por el hombre que te aduló, pero quien a espaldas tuyas, te denigró. Así como el zafiro es de color celestial y preserva la salud de las partes del cuerpo, así la malicia humana pone a prueba a los justos para poderlos hacer celestiales y preserva las partes del alma para que no se hinchen con el orgullo.

    La tercera joya es la Esmeralda. Fue colocada por el hombre que afirmó que tú dijiste cosas que ni habías pensado o hablado. Así como la esmeralda es frágil en sí misma, y de un color verde precioso, así también la mentira es rápidamente aniquilada pero hace al alma bella como recompensa por su paciencia.

    La cuarta joya es una perla. Fue colocada por el hombre que desacreditó a un amigo de Dios en tu presencia. Su descrédito te molestó más que si lo hubiese dicho de ti. Así como la perla es blanca y bella y alivia el sufrimiento del corazón, así también el sufrimiento del amor introduce a Dios en el alma, y domina las pasiones del enojo y la impaciencia.

    La quinta joya es el topacio. Fue colocada por el hombre que te habló duramente pero a quien tú, por el contrario, le diste una respuesta amable. Así como el topacio es del color del oro y preserva la castidad y la belleza, nada es más bello y aceptable ante Dios, que el que ama a quien le lastima y ora por aquéllos que le persiguen.

    La sexta joya es un diamante. Fue colocado ahí por el hombre que te lastimó físicamente pero que tú soportaste con paciencia y no le deseaste mal. Así como el diamante no puede romperse destrozándolo sino únicamente con la sangre de las cabras, así también a Dios le agrada cuando una persona ignora eso, y por el bien de Dios, no se preocupa por los dolores físicos sino siempre piensa en lo que Dios ha hecho por el bien de la humanidad.

    La séptima joya es el granate. Fue colocada por el hombre que te llevó el falso mensaje sobre la muerte de tu hijo Carlos, y lo soportaste pacientemente y confiándote a Dios. Así como un granate brilla en una casa y se ve precioso en un anillo, así también, quien es paciente ante la pérdida de algo querido, atrae el amor de Dios y brilla ante los santos y es tan agradable como una joya preciosa.

    Así pues hija mía, mantente firme, ya que se necesita agregar más joyas a tu corona. Considera que Abraham y Job se convirtieron en mejores personas y fueron reconocidos a través de sus pruebas y Juan, se hizo más santo al ser testigo de la verdad”.



    La Madre de Dios habla a su hija, la Esposa de Cristo, y le ofrece una alegoría bellísima de siete animales indicando cuatro clases de hombres inmorales y tres clases de hombres virtuosos.


    Capítulo 125


    Y dijo la Madre: “Hay siete animales. El primero tiene unos cuernos enormes y se siente engreído por ellos. Hace la guerra contra otros animales pero se muere rápidamente porque el tamaño enorme de sus cuernos no le permite correr a gran velocidad, ya que se engancha con las ramas y las zarzas. El segundo animal es pequeño, tiene un solo cuerno y una joya preciosa debajo de él. Este animal no puede ser capturado excepto si es por una doncella. Cuando ve a una doncella sale corriendo a su regazo y así, muere a manos de ella. El tercer animal no tiene articulaciones, así que descansa pesadamente recostándose en el tronco de un árbol. El cazador que está atento, corta el árbol por la mitad, así que cuando el animal trata de descansar como suele hacerlo, el árbol se cae y el animal es capturado.

    El cuarto animal parece amable y no ataca a nadie ni con sus pies ni con sus cuernos. Sin embargo, cualquiera que sienta el olor de su aliento, se convierte en un leproso, ya que este animal por naturaleza, todo en su interior es leproso. El quinto animal siempre es temeroso y prevé y sospecha cualquier trampa. El sexto animal no le teme a nada, más que a sí mismo. Si ve su propia sombra, sale corriendo de ella como si corriera de la muerte. Siempre quiere vivir y morar en la oscuridad y en lo oculto. El séptimo animal no le teme a nada, ni siquiera a la muerte, ya que no siente la muerte con antelación. Este animal posee cuatro características extraordinarias. Primero, experimenta un consuelo interior increíble. Segundo, no se preocupa por alimento, porque come las cosas básicas de la tierra. Tercero, nunca permanece quieto, siempre está corriendo. Cuarto, descansa, aun cuando está caminando y avanza de manera mesurada.

    El primer animal se parece a un hombre que se enorgullece de su propia dignidad. Debido a que cuando corre, es lento y pesado hacia las buenas obras, y presa fácil si no se cuida. El segundo animal que se siente orgulloso de la joya preciosa que está debajo de su cuerno, simboliza al hombre que es confiado y presuntuoso de la joya preciosa de la castidad, desdeña las advertencias y se considera a sí mismo mejor que los demás. Tiene que estar en guardia para no ser capturado por el orgullo el cual tiene la cara de una doncella pero el más potente aguijón. El tercer animal, sin articulaciones, se pare al hombre que carece de las articulaciones de sentimientos espirituales y se deja capturar por las cosas que le placen, precisamente cuando está esperando tomar su descanso al amparo de la seguridad. El cuarto animal, el cual es completamente leproso en su interior, simboliza al hombre que, en su interior, es completamente leproso. Cualquiera que se junta con él a sabiendas, se contamina.

    Los otros tres animales serán revelados en su momento. El primer animal es como un Tomás piadosamente dudando y como escuadra pulida. El segundo es como el oro en el fuego y como una pipa dorada guardada en el estuche más fino. El tercero es como una pintura que es susceptible de colores más nobles. Si esos hombres inmorales señalados por los cuatro animales citados anteriormente se convirtieran a Mí, correría a encontrarles y aliviaría sus cargas. De lo contrario, les mandaré un animal más rápido que el tigre para que los consuma. Como está escrito, sus días serán pocos, sus hijos quedarán huérfanos y sus Esposas viudas, y sus honores se convertirán en reproches y vergüenza”.

    EXPLICACIÓN

    El primer animal, es decir, el primer Obispo orgulloso de su nacimiento noble, se convirtió por las palabras del Espíritu Santo. Vino a Roma y acompañó a la Lady Brígida a Nápoles. Mientras se encontraban en Benevento, estaba sufriendo realmente de una piedra en el riñón. El Espíritu Santo le habló a través de la señora cuando estaba enfermo: “Al rey de Israel se le ordenó poner un cataplasma en su herida. Deja a este hombre hacer lo mismo: Que pueda recibir en su corazón el amor perfecto por Dios, que es la mejor medicina y de inmediato se sentirá sano”. Cuando él escuchó esto, hizo un voto y recuperó, tanto su fuerza mental como la física. Se puede leer sobre este obispo en el Libro 3, Capítulo 12.

    El Segundo animal, es decir, el segundo obispo fue un hombre de gran pureza, sobre el cual pueden ver en el Libro 3, Capítulo 13.

    El tercer animal, es decir, el tercer Obispo quien fue comparado a un elefante, hico un cambio para mejorar. De nuevo habla Cristo: “¿Cuál fue el consejo de ese elefante? ¿No fue celebrar un matrimonio ilegal para no desperdiciar los gastos que se habían hecho aduciendo que se podría obtener fácilmente una dispensa del papa? Escuchen ahora lo que voy a decir. Cualquiera, que a sabiendas y deliberadamente peque contra Dios, a menos que muestre un gran arrepentimiento, se encontrará con el juicio de Dios y la infelicidad en el mundo. La persona que se echa encima la carga pecadora de otra persona, peca más seriamente, ya que no tiene ni el temor de Dios ni busca la salvación del alma. ¡Qué gran presunción! ¡Qué falta de caridad tener las llaves de la justicia en su mano y hacer un intento en contra de las llaves y la justicia para el bien de una ganancia mísera y corrupta! Por lo tanto, que se dé prisa en aplacar a Dios y traer a esa pareja a una penitencia que dé fruto y a una absolución justa. De otra manera, sus días serán acortados y deberá comparecer en mi juicio, y la caída de su iglesia será tan grande, que será reconstruida con dificultad, su clérigo sufrirá y sus deseos serán nada y ellos mismos serán tratados con desprecio. Sin embargo, tú hija mía, deberá escribir a la pareja que conoces, y decirles que a menos que se enmienden y hagan algo para merecer la absolución, no tendrán frutas vivas y sus hijos no vivirán muchos años y que los bienes que tienen, irán a manos de extraños.

    Sobre el mismo Obispo: “Este Obispo vino tan humilde como el hijo que se había gastado toda su herencia y alimentado de cáscaras y regresado humildemente al seno de su padre. Verdaderamente hija mía, esas preocupaciones mundanas son como cáscaras, una vez el grano más profundo, es decir, Dios, ha sido expulsado del corazón, cuando uno desea las cosas sin sentido y las actividades que no dejan fruto y prefieren el mundo antes que a Dios. Sin embargo, ya que este obispo está empezando a conocerme y a conocerse él mismo, seré como un padre amoroso para él y olvidaré el pasado. Correré a encontrarlo y darle un anillo para su dedo y zapatos para sus pies y un becerro para comer. Desde ahora en adelante, mi amor será más ferviente en sus acciones, se verá en él una paciencia y una sabiduría divina que atraerá a sus compañeros, y con más frecuencia y atención, recibirá y honrará mi cuerpo. Mi Madre amada, la patrona de su Iglesia, ha ganado este regalo para él”. Puede leerse más sobre el mismo hombre al principio del Capítulo 130, Libro 4.

    El cuarto animal, es decir, el Obispo que continuó con su lepra, fue llamado intempestivamente y sin los sacramentos. Ver Libro 5 Capítulo 97, para leer más sobre este hombre.

    El quinto animal era como una piedra cuadrada, un hombre prudente y moderado en todo. Ver Libro 3, Capítulo 33 para leer sobre él..

    El sexto animal, es decir, el sexto Obispo era temeroso de Dios y un auto examinador, que gobernaba su iglesia con sabiduría y obtenía dispensas de sus múltiples deberes. Cuando murió, Cristo dijo: “La escritura Dorada dice que el temor de Dios es el principio de la sabiduría. Eso es verdad, pero también digo que el temor de Dios es también la meta de la perfección. Este obispo lo tenía, y llegó al camino de la salvación por un acceso directo”.

    El séptimo animal, es decir, el séptimo obispo, era un hombre de gran abstinencia. Tenía fervor por Dios y nunca guardó silencio sobre la verdad, no porque tuviese temor ni afección ni lesión. Mientras se encontraba en oración, rindió su espíritu. En la Vida de Santa Brígida existen varias revelaciones sobre este obispo. Fue el Reverendo Lord Hemming, Obispo de Abo y amigo de la Santísima Virgen, y se encuentra en Extravagantes (Libro 9), Capítulo 104.

    Una revelación sobre el Obispo quien fue el sucesor del segundo animal.

    Y dijo el Hijo de Dios: “Escriban al obispo y díganle que han entrado aves rapaces a la tierra para hacer ahí sus nidos. Este obispo deberá trabajar conjuntamente con sus amigos para cortarles las garras para que no ganen posesión de las cumbres de la tierra ni esparzan sus alas entre las personas. De lo contrario, usarán sus picos y garras para echar raíces en las zonas fructíferas y volarán sobre las cimas y montañas y reducirán la tierra a desolación y ruina”.



    La Virgen María habló con la Esposa de Su Hijo sobre cierto Obispo por quien la Esposa rezaba con devoción. Aquí, ella destaca instrucciones y ofrece un modelo virtuoso de conformidad con el cual deberían vivir los obispos y gobernarse a sí mismos y a sus súbditos, tanto espiritual, como devotamente.


    Capítulo 126


    La Madre de misericordia hablaba con la Esposa de Cristo: “¿Qué debemos hacer con este obispo ciego? Él tiene tres características. Trabaja para complacer más a los hombres que a Dios. Ama, no el tesoro resguardado por los ángeles, sino aquello que los ladrones pueden robar. También, se ama más a sí mismo que a su prójimo y más que a su Dios”. Ahí mismo, la Esposa vio seis platillos de una balanza, tres de los cuales eran muy pesados, presionados hacia abajo por el peso. Los otros tres platillos eran tan livianos, que fueron elevados hasta arriba, porque nada se veía en ellos sino un peso tan liviano como el de una pluma.

    Dijo la Madre: “Mira a este Obispo. A pesar de que tiene los tres vicios anteriormente mencionados, siempre es temeroso. Debido a su temor que es conductivo a la caridad, se te ha dado a ti poder ver su condición. Esos tres platillos pesados de la balanza, simbolizan sus obras en contra de Dios y que agobian su alma. Para ti parecen tres, porque se están hundiendo como una balanza hacia el mundo en sus sentimientos, palabras y acciones. Los otros tres platillos livianos están subiendo hacia Dios. Sin embargo, sus asuntos mundanos sobrepasan los espirituales, ya que él tiene un interés más fervoroso por ellos, tanto así, que el demonio ya lo está halando de los pies y sus trampas mentirosas están prestas”.

    La Esposa respondió: “Oh Madre Buena, ¡coloca algo en las balanzas!” La Madre le dice: “Inés y yo hemos estado esperando para ver si el obispo quizás pudiera recordar nuestro amor, pero no presta mucha atención a nuestra preocupación por él. Sin embargo, haremos con él lo que harían tres amigos sentados a la orilla del camino y que conocen la dirección y quienes seguramente se lo señalarían a su amigo. El primero diría: ‘Amigo mío, el camino que has tomado no es recto ni seguro. Si continúas por él, te asaltarán los ladrones y cuando creas que estás a salvo, morirás’. El segundo diría: ‘El camino que has tomado se ve agradable, pero ¿qué bien te traerá si al final hay angustia mental?’. El tercero diría: ‘Amigo mío, veo tu dolencia. No te disgustes si te doy un consejo, y no seas malagradecido si te hago un favor especial’. Inés y yo queremos actuar de esta manera con el obispo. Si él escucha al primer amigo, el segundo le mostrará el camino y el tercero lo llevará a la región de la luz”.

    Se le mostraron entonces a la Esposa, las instrucciones que, de manera divina, se le enviarían al obispo mencionado, como sigue. Dice la Madre: “Di pues al obispo: a pesar de que Dios puede hacer todas las cosas, se necesita la cooperación personal para evitar el pecado y obtener la caridad divina. Tres cosas son las que llevan para evitar el pecado y tres cosas trabajan de manera conjunta para obtener la caridad. Las tres cosas por las cuales se evita el pecado son: el arrepentimiento fiel de todas aquellas cosas que fastidian la conciencia, el no querer cometerlas voluntariamente de nuevo y de manera firme, hacer las enmiendas por las ofensas cometidas y confesarlas siguiendo el consejo de aquéllos que viven despreciando las cosas del mundo.

    Las tres cosas que trabajan conjuntamente para obtener la caridad son: primero, pidiendo la ayuda de Dios para deshacerse de los placeres y obtener la voluntad de Dios para hacer las cosas que Él quiere. La caridad divina no se obtiene a menos que se desee, y el deseo no será racional, a menos que esté fundado en la caridad de Dios. Así pues, una persona cuenta con tres cosas antes de que la caridad entre, mientras otras tres cosas entran después de la infusión de la caridad divina. Antes de la infusión de la caridad de Dios, un hombre se preocupa por la muerte, sobre la pérdida del honor y de los amigos, sobre los contratiempos humanos y la enfermedad física. Una vez se ha obtenido la caridad, el alma experimenta gozo en las dificultades que sufre en el mundo, mientras que la mente está intranquila sobre las posesiones mundanas y encuentra gozo en dar honor a Dios y en sufrir por el bien del honor de Dios. La segunda cosa que nos lleva a la caridad, es dar limosnas de nuestros recursos superfluos. Cuando un obispo tiene la vajilla y la ropa apropiada para las necesidades de un prelado humilde y no para ostentación y superfluidad, entonces debería sentirse contento con ello y distribuir limosnas con lo que queda. Cuando los sirvientes de la casa de prelados se vuelven ricos y viven con lujos de los bienes temporales y posesiones de otras almas, entonces aquéllos verdaderamente pobres, llorarán y gritarán pidiendo grandes venganzas para ellos. La tercera cosa que nos lleva a la caridad son las obras caritativas. Porque quienquiera que no rece aunque sea un Padre Nuestro para obtener caridad podría agradar a Dios y la caridad divina llegaría a él”.

    De Nuevo la Madre le dice a Cristo, su Hijo: “Bendito eres Tú, Cristo Jesús, el campeón de campeones, veloz para correr tu rumbo y el más fuerte para librar una batalla. Está escrito que David era un gran campeón y poderoso, pero no era nada como eres tú. Corriendo una gran distancia, David le tiró una piedra a su enemigo. Tú te acercaste a Tu enemigo a pie y le quebraste la espalda. David tomó la espada de su enemigo y le cortó la cabeza mientras yacía postrado en el piso. Tú, quitaste la espada a tu enemigo estando en pie. Tu paciencia pesó más mientras estaba vivo; Tú aplastaste al poderoso de los poderosos con tu humildad. Así pues, eres el guerrero de los guerreros. Nadie ha sido ni será como Tú. De un padre todopoderoso ha surgido un hijo inquebrantable que ha liberado a su padre y hermanos. Por lo tanto mi más amoroso campeón, te pido que te dignes otorgarle a este obispo, el conocimiento de cómo pelear y la fuerza para correr el rumbo de los guerreros para que pueda tomar su lugar con el verdadero campeón quienes han dado sus vidas por tu vida y ofrecido su sangre por la tuya.

    Responde el Hijo: “No se rechaza una oración caritativa. La Escritura dice que nadie viene a mí, a menos que el Padre lo traiga. Si aquél que trajere algo es fuerte pero el objeto tomado es demasiado pesado, el esfuerzo se gasta pronto y habrá sido en vano. Por otro lado, si el objeto que trae se amarra, no podría ni ayudarse a sí mismo ni a la persona que lo trae, si ésta sufriera una caída. Si el objeto que trae no está limpio, es repugnante que lo traiga. Por esta razón, es necesario que el objeta que debe ser traído y quiere ser traído, deberá primero estar limpio y preparado adecuadamente, para que sea fácil y agradable traerlo de la mano. Sin embargo, debido a las oraciones de mi Madre, cuando este obispo empiece a buscar el camino, el buen camino se le indicará”.

    La Madre entonces, habló otras palabras a la Esposa: “Escucha hija, a quien se le ha dado escuchar verdades espirituales. Te dije que si el obispo busca el camino, se le indicará. Ahora, le explicaré el camino. Si este obispo propone caminar a lo largo del sendero del que se habla en el Evangelio, y ser uno de los pocos, deberá primero contar con tres cosas antes de iniciarlo. Primero deberá liberarse de la carga que pesa sobre él – quiero decir, sus deseos mundanos y las bolsas de dinero – para no amar las cosas superfluas de este mundo y al orgullo, sino aquéllas necesidades como el sustento decente y humilde de un obispo y poner todo lo demás para la gloria de Dios.

    Esto fue lo que hizo el buen Mateo. Dejó atrás la carga pesada del mundo, que no había comprendido ser pesada, hasta que encontró una luz y una carga ligera.

    En segundo lugar, y utilizando las palabras de la Escritura, el Obispo deberá ir ceñido para el viaje. Cuando Tobías fue enviado por su padre a traer el dinero, encontró al ángel de pie y ceñido. ¿Qué significa el ángel si no al sacerdote y obispo del Señor? Debe ser puro en cuerpo y afectos, ya que lo más cercano a un profeta, un sacerdote es el ángel del Señor de los ejércitos, ya que Dios, a quien los ángeles ven y adoran, lo ha recibido y consagrado. El ángel se le apareció ceñido a Tobías para el viaje, ya que todo sacerdote y obispo deberá estar ceñido con el cinturón de la justicia divina, y presto para dar su vida por la de sus ovejas, presto para decir la verdad en sus palabras, presto para señalar el camino de la justicia en sí mismo, presto para sufrir por el bien de la justicia y la verdad, no dejándola de lado debido a amenazas e insultos, así como tampoco callar con falsas amistades ni practicar disimulo por consejo de otros. A cada obispo ceñido de rectitud y confiando no en él sino en Dios, así como Tobías, el hombre recto vendrá y los hombres rectos deberán seguirlo, ya que el buen ejemplo y las buenas obras valen más que meras palabras

    En tercer lugar, deberá alimentarse de pan y agua, así como leímos sobre Elías, quien encontró pan y agua y fue urgido por el ángel a comer, ya que le esperaba una larga jornada. ¿Qué es el pan que comió Elías del cual derivó la fuerza si no los bienes materiales y espirituales dados a él? Como lección para otros, se le dio pan material, para que las personas pudiesen entender, que si Dios lo desea, ellos puedan disponer de una cantidad moderada de necesidades para fortalecer el cuerpo. Más aún, la fuerza espiritual y la inspiración se le dio al profeta por medio de la cual fue capaz de trabajar por cuarenta días para que las personas pudieran conocer que no solo de pan vive el hombre, sino por cada palabra de Dios. Ya que si Dios no le hubiese dado esa consolación al profeta, seguramente se hubiese dado por vencido por su debilidad, ya que el hombre es débil en sí mismo pero fuerte en Dios. Todo aquél que se mantiene firme y fuerte, es fuerte y valiente por la fuerza de Dios. Así pues, ya que este obispo es débil, determinamos que debería tomar un trozo de pan, esto es, amar sobre todas las cosas a Dios con perfecto orden, pureza y verdad. Con orden, para amar el mundo sin ninguna superfluidad. Con pureza, como para no amar ningún pecado en sí mismo o en su prójimo y no desear imitar cualquier mal hábito.

    Verdaderamente, es como permitir ningún pecado debido, sino confiando en sus propias buenas obras pero como para regirse sabiamente a sí mismo con el fin de no sucumbir siendo excesivamente o, tendiendo tal vez, hacia el pecado debido a la cobardía o a la imitación de hombres impíos o indiferentes a la culpa. Perfectamente, para que nada le sienta tan dulce como Dios. También le ofrecimos a que llevara agua junto con el pan de la caridad. ¿Qué es esta agua si no el continuo pensamiento de la amarga pasión de Cristo? ¿Quién es capaz de meditar dignamente sobre la agonía de la naturaleza humana de Cristo, sobre la agonía que padeció en el momento cuando oró para que el cáliz de Su pasión le fuera quitado y cuando gotas de Su sangre cayeron de Su cuerpo? Ese sudor era de verdad sangriento, porque la sangre de la naturaleza humana de Dios fue consumida con el miedo natural que estaba padeciendo para demostrar que Él era verdadero hombre, no un fantasma ni tampoco inmune al dolor. Así, que el obispo beba de esta agua, considerando cómo Dios estuvo frente a Herodes y Pilatos, el dolor y el desprecio que experimentó en la cruz y cómo una lanza abrió Su costado de donde manó sangre y agua.

    Una vez que el Obispo tenga estas tres cosas, le será de ayuda saber cómo ordenar su tiempo desde el inicio del día hasta la noche. Cuando el obispo se despierte, deberá dar gracias por el amor de Dios en la creación, por sus sufrimientos en la redención, por la paciencia con la cual que ha tenido que sufrir por tanto tiempo por sus pecados y sus hábitos. Cuando se haya levantado y vestido, deberá decir: ‘Cenizas sean con cenizas, polvo con el polvo. Como yo soy el obispo en los ojos de otros por la providencia de Dios, estoy vistiendo a un asno, a tí, mi cuerpo, cenizas y polvo, no por el bien de ostentación, sino cubriéndolo para que no aparezca desnudo. Tampoco me importa si tus ropas puedan ser mejores o peores, sino únicamente para que el hábito del obispo sea reconocido como reverencia hacia Dios y que a través de este hábito otros puedan reconocer la autoridad del obispo para su rectificación e instrucción de los débiles.

    Así Dios amable, te suplico me des constancia de mente para no enorgullecerme de mis preciadas cenizas ni gloriarme tontamente en mi naturaleza. Dame fuerza, para que así como la vestimenta del obispo es más respetable que las de otros debido a su autoridad divina, la vestimenta de mi alma sea más virtuosa ante ti, no quisiera llegar hasta el fondo por haber, de manera imprudente hacer mal uso de mi autoridad y no quisiera ser despojado abominablemente de mi hábito venerable para mi propia condenación’. Después de esto, si puede, deberá leer o cantar la liturgia de las horas. Cuanto más alto sea el rango al que una persona llegue, más está obligado a dar gloria a Dios. Sin embargo, un corazón puro y humilde le agrada a Dios tanto en el silencio como en el canto. Después de celebrar la Misa, o con antelación, deberá cumplir con sus deberes episcopales, ya sean de naturaleza material o espiritual y mostrar misericordia en todas sus obras, considerando la gloria de Dios, para que los débiles no piensen que le importan más los bienes temporales que los espirituales.

    Cuando se acerque a la mesa para comer, ésta deberá ser su oración: ‘Oh Señor Jesucristo, Tu voluntad es que este cuerpo corrupto debe alimentarse de comida material, te pido me ayudes a dar a mi cuerpo lo que necesita de tal manera, que no cultive la pereza por demasiada comida ni débil por demasiada frugalidad. Inspírame a ser moderado para que cuando este hombre de la tierra viva de las cosas de la tierra, el Señor de la tierra no se vea provocado a la ira por su criatura en la tierra’. Mientras esté a la mesa, puede disfrutar de una comodidad moderada con sus compañeros de comida, pero en tal manera, como para evitar la detracción y la frivolidad. Sobre todo, debe evitar mencionar cualquiera cosa que pueda confirmar a otros en sus vicios o ser ocasión de pecado.

    Una persona que debe ser luz para otros, debe considerar lo que es agradable a Dios, cómo edificarse, y lo que es provechoso para su salvación. Si de la mesa material faltara pan y vino, todo lo demás pierde el gusto. Así es con la mesa espiritual: Todo perderá su saber para el alma si el vino del gozo espiritual y el pan de la doctrina de Dios, faltan. Así pues, el obispo deberá decir algo para gloria de Dios mientras esté en la mesa, para fortalecer a sus compañeros espiritualmente, o debería ver qué lectura es edificante para que en la misma comida el cuerpo pueda refrescarse y el alma instruirse.

    Cuando termine la comida y se hayan dado las gracias, el Obispo deberá leer los anuncios o cumplir con su agenda episcopal o dormir un poco si lo necesita para el bien de su salud, o, leer detenidamente libros de guía espiritual. Después de cena, puede entretenerse en la compañía de las personas que están en la casa de una manera respetable, y confortarlos, ya que si el arco está muy tirante, muy pronto se romperá. De esta manera, gozar de unos momentos de esparcimiento le es grato a Dios. Sin embargo, el obispo sabio deberá comportarse con sus compañeros como una madre lo hace con su hijo, ya que ella se unge los pechos con cenizas u otra sustancia amarga hasta que el niño se acostumbra a alimentos más sólidos. Él debe asegurarse que observa con moderación sus gozos así como sus amabilidades para atraer a sus compañeros hacia Dios, a través de palabras humildes y temerosas de Dios. Así pues, deberá enseñarles a reverenciar el amor de Dios, convirtiéndose de este modo, tanto en el padre a través de la divina autoridad investida en él y en madre y enfermera a través de la formación bien hecha que él les da. Si él sabe que alguno de los que viven con él está en pecado mortal y no se ha arrepentido a pesar de las amonestaciones indulgentes y firmes, deberá separarse de él y repudiarlo. De otro modo, si lo retiene por conveniencia y parcialidad mundana, no será inmune del pecado del otro.

    Cuando se vaya a dormir, deberá volver su corazón a Dios y pensar sobre los pensamientos y afectos que tuvo ese día, así como sus obras y decisiones, e implorar la ayuda y misericordia de Dios con un propósito firme de mejorar lo que pueda. Cuando se acueste, deberá rezar de la siguiente manera: “Señor Dios, Creador de mi cuerpo, mírame con misericordia. Otórgame tu ayuda, para que no crezca en mí la pereza en tu servicio por dormir de más o de sentirme débil debido a la falta de sueño. Dame la medida de sueño que Tú has prescrito para el descanso temporal del cuerpo. Que el enemigo no dañe mi cuerpo ni se le permita en tu juicio oculto, tomar control sobre mi alma’.

    Cuando se levante, deberá lavar a través de la confesión, cualquier asunto ilícito que pudo haber pasado durante la noche, para que el sueño de la siguiente noche no inicie con los pecados previos. Así como está escrito: ‘No dejes que la puesta del sol se ponga sobre vuestro enojo’ – ni en tus pensamientos e ilusiones, ya que a veces un pecado menor o venial, puede convertirse en uno mortal a través de la negligencia y el desprecio. También le aconsejé que cada viernes haga penitencia por sus pecados confesándose con humildad con un sacerdote, con el propósito de enmendarse. De lo contrario, su confesión es vana”.

    Nuevamente, la Madre agregó: “Si el obispo establece este camino bendito, le advierto sobre tres dificultades. La primera, es que el camino es estrecho; la segunda, es espinoso y filoso; la tercera, es que es desigual y rocoso. Le daré tres remedios. El primero es que se ponga ropa. La segunda, es que mantenga sus diez dedos frente a sus ojos y mire a través de ellos como si fueran barrotes para que las espinas no le arañen sus ojos descubiertos. La tercera, es que deberá caminar con cautela y probar cada paso que dé, para que tenga un paso seguro y no deberá poner ambos pies al mismo tiempo, a menos que se haya asegurada del camino, ya sea que sea resbaloso o liso.

    Este camino angosto simboliza la malicia de las personas malvadas y las dificultades del mundo que ponen trabas y molestan a los justos en el camino de la rectitud. En contra de estas cosas, el obispo debe vestirse con la ropa de la paciencia inquebrantable, ya que es glorioso sufrir insultos en nombre de la justicia y la verdad. Los diez dedos frente a sus ojos, simbolizan los Diez Mandamientos. Los justos deben reflejarlos todos los días para guardar el amor de Dios en virtud de que puedan sentir las espinas de los insultos. Cuando uno siente las espinas de la maldad, debe reaccionar con amor al prójimo. Cuando uno se sienta atraído al amor mundano y carnal, deberá ver el mandato espiritual, ‘No desearás’, y poner un freno a la concupiscencia y vivir con moderación.

    Donde la caridad es divina, ahí está la caridad en las dificultades y gozo en la enfermedad y dolor por sobre la superfluidad, miedo al honor, humildad en el poder y el deseo de retirarse del mundo. Que el obispo ponga a prueba cada paso para ver si tiene un paso firme, para que siempre tenga un actitud de temor inteligente. La persona recta deberá tener dos pies. Un pie significa el anhelo por la eternidad. El otro es para mostrar disgusto por la mundanidad. Su anhelo por la eternidad debe ser circunspecto, en el sentido de que no debe anhelar las cosas eternas para su propio honor, sino para el de Dios. Su disgusto por el mundo deberá ser cauteloso, en el sentido de que no puede ser el resultado irracional de impaciencia con la vida y su adversa fortuna, ni debido a su cansancio en la obra divina. La cautela se necesita para que su disgusto sea sólo el resultado de su anhelo por una vida mejor y el de aborrecer el pecado.

    Una vez el Obispo tenga estos pies, aterrorizado de que aquellas faltas que ha corregido no han sido plenamente corregidas, y si procede por este camino estreno y espinoso, entonces le advertiré sobre tres enemigos que se encontrará a lo largo del mismo. El primer enemigo trata de silbar en sus oídos, mientras que el segundo se para delante de él para rasguñar sus ojos, y el tercer enemigo, está a sus pies gritando y sosteniendo una soga, para poder entrampar los pies del obispo cuando salte ante el grito de su enemigo.

    El primero, es como aquellas personas o aquellos impulsos diabólicos que le hacen sugerencias al obispo como éstas: ‘¿Por qué estás caminando con tanta humildad en un camino tan angosto? ¿Por qué te tomas tanto trabajo? ¿Será que es porque quieres ser más santo que otras personas para alcanzar lo que nadie ha alcanzado? En lugar de este camino, toma el camino verde por donde otros están caminando, para que no sea lo tuyo un fracaso estrepitoso. ¿Qué te importa a ti si las personas se comportan bien o mal? ¿Qué bien te hace el ofender a aquellas personas que te podrían honrar y apreciar si no te están ofendiendo a ti ni a los tuyos? ¿Por qué te inquieta si ellos están ofendiendo a Dios? ¡Es mejor intercambiar regalos! Haz uso de su posición y amigos para ganarte alabanza y lograr el cielo al mismo tiempo’. Como ves, esta clase de enemigo está silbando y ha silbado en los oídos de muchas personas. Esto es porque muchas lámparas que deberían estar brillando en la oscuridad, se han vuelto oscuras y mucho oro fino se ha convertido en lodo.

    El Segundo enemigo que trata de rasguñar sus ojos, es la belleza mundana y las posesiones, privilegios humanos y favores. Cuando se ofrecen y desean estas cosas, los ojos del alma y de la razón se ciegan, porque se ven más placenteras de estar uno rodeado de ellas con Sansón con una piedra de molino de cuidado mundano, que quedarse con la Iglesia Esposa y estar dispuesto al cuidado pastoral. Además, aún el amor por Dios, si hay alguno, se vuelve tibio y se comete el pecado con confianza y la ofensa cometida se toma a la ligera por la confianza en el mismo poder de uno mismo. Así pues, cuando el obispo ha tenido lo que necesita para su casa, el tamaño de lo cual se determina para mantener su honor y autoridad, debería contentarse con ello. Esto está conforme al pasaje de la Escritura: ’Deja que tus costumbres sean sin avaricia y satisfechas con posesiones moderadas’, ya que ningún soldado incondicional de Dios, se ve involucrado en asuntos mundanos, excepto y a regañadientes, sólo para la gloria de Dios.

    El tercer enemigo lleva una soga y grita de la siguiente manera: ‘¿Por qué te humillas tanto, tú que podrías ser honrado por sobre muchas personas? Haz un esfuerzo para alcanzar una posición más alta. Entonces podrás tener bastante y dar más. Sé un sacerdote para que puedas tomar tu lugar entre aquéllos de primer rango. Sé un obispo y luego un arzobispo o aún más todavía, para que puedas relajarte, tener un mejor servicio y un mayor privilegio. Entonces serás capaz de ayudar a otros y ser más respetado por otros y recibir palabras de aliento’. Cuando se engaña al corazón con estas sugerencias, un pie muy pronto será extendido y sin cautela alguna, hacia la avaricia y uno buscará la manera de alzarse a una posición más alta. El corazón entonces se enreda más en la soga del cuidado mundano que apenas se puede levantar. Como tampoco sorprende, ya que la Escritura dice que quienquiera que aspire al cargo de un obispo desea una tarea noble. ¿Y cuál esta esta tarea noble? Es para trabajar por las almas y para la gloria de Dios, trabajar para una recompensa eterna y no para una perecedera.

    En su lugar, ahora muchos desean los honores pero no el trabajo, y éstos no son un honor sino una aflicción. Donde no se encuentre la carga de un trabajo divino, no hay honor para el alma a los ojos de Dios. Esto es para que el obispo no busque un rango superior más que aquél que ostenta, porque por ahí escondido, se encuentra una soga que es la trampa por la que uno pasa a lo largo del camino. Así pues, es beneficioso que permanezca en su cargo, hasta que, ya sea que le complazca a Dios de otra manera o, si un superior eclesiástico decide otra cosa para gloria de Dios. Se le ha dicho esto, como consejo y amorosa advertencia.

    Ahora explicaremos qué debe hacer el Obispo por Dios. Deberá guardar fuertemente en sus brazos, su mitra. No la deberá vender por dinero o dársela a otros por el bien de una amistad, ni perderla por negligencia o tibieza. La corona o mitra del obispo significa nada más y nada menos, que el poder del obispo para ordenar sacerdotes, para corregir a aquéllos que se han descarrilado y para instruir al ignorante por medio de su palabra y su ejemplo. Guardar fuertemente en sus brazos su mitra, significa que el obispo debería reflexionar cuidadosamente en cómo y por qué ha recibido este poder episcopal, cómo lo ejerce y cuál será su recompensa.

    Si el Obispo examinara cómo recibió su poder, primero debería examinar si quería el episcopado para su propio bien o para el bien de Dios. Si fue para su propio bien, entonces tiene razón de temer; si fue para el bien de Dios, entonces su deseo fue meritorio y espiritual. Si el obispo considerara con qué propósito ha recibido su rango y poder, déjenme decirle. Fue para que se volviera, por su propio mérito, un consolador y liberador de almas. Él vive de limosnas para que pueda alimentar al pobre y ser como un padre para los ricos, para asistir a Dios en los encargos espirituales y ser celosos en nombre de Dios. Si él quiere saber cuál será la recompensa por su cargo, Pablo lo dice bien: Aquél que ha llevado su ministerio bien, será estimado digno de doble honor. Es doble, en el sentido de ser tanto corporal como espiritual. Cualquiera que vista las vestiduras episcopales pero no sigue el camino episcopal de la vida, quien busca el honor pero descuida el trabajo, merecerá una doble desgracia.

    Que el poder del obispo no debe ser vendido, significa que el Obispo no debe, a sabiendas, cometer simonía, así como tolerarla en otros si supiese que lo hacen. Tampoco, ordenar o promover a nadie por bien del dinero y favor humano, ni promover a nadie a quien él sepa no es merecedor y de mal carácter debido a la solicitud mundana hecha a él. No deberá dar su poder a otros a cuenta de amistades humanas, significa que el obispo no debe disfrazar los pecados de los negligentes por una falsa compasión, ni quedarse callado por amistad o, por ninguna razón mundana, tomar a su cargo los pecados de otros cuando él puede, como debería hacerlo, corregirlos.

    El Obispo es el Centinela de Dios. La sangre de los difuntos es responsabilidad del centinela, si el centinela viese el peligro y no lo dijese o, si se durmió o no le importó. Que el obispo no debería perder su corona o mitra por negligencia, significa que el obispo no deberá delegar en otros lo que él debe y puede hacer. Como tampoco, por el bien de su propia tibieza, transferir a otros lo que él es capaz de hacer mejor. Así tampoco, el obispo debe ser ignorante de la vida y conducta de aquellos a quien él delegas sus labores. En su lugar, deberá preguntar, tanto en lo privado, como abiertamente, sobre su conducta y su manera de observar la justicia, ya que el deber del obispo no es descansar, sino trabajar con desvelo.

    Además de cuidar su mitra como lo he descrito, el Obispo debería también cargar un ramo de flores debajo de sus brazos para atraer a las ovejas que están lejos y las que están cerca. Un buen pastor permite a sus ovejas seguirlo por medio de flores y heno. Este ramo de flores significan las prédicas piadosas que pertenecen al obispo. Sus dos brazos son dos clases distintas de trabajos, las buenas obras en público para atraer a otros y las buenas obras en secreto por temor de Dios como un ejemplo para el prójimo. Si su prédica va de la mano de estas dos buenas obras, el ramo de flores será más bello y las ovejas cerca de su diócesis correrán alegremente a él. De la misma manera, escuchando su reputación, las ovejas que se encuentran lejos querrán conocerlo, tanto por sus palabras y porque sus obras de caridad las acompañan. Estas son las flores más dulces para atraer a las ovejas: haciendo obras llenas de virtud y enseñando a otros, y no con una retórica aprendida, sino con pocas palabras llenas de caridad. No es correcto que un predicador de Dios sea mudo, ni para el centinela de la casa de Dios, que sea ciego.

    Al obispo todavía le falta una cosa. Cuando el obispo llegue a la puerta, deberá presentar un regalo al Rey Altísimo. Le aconsejamos presentar al rey un vaso que sea querido para él, un vaso vació y adornado. El vaso vacío es su propio corazón. Que él se lo ofrezca a Dios adornado con virtud, y vacío de la propia voluntad y amor carnal. Cuando este obispo llegue a la puerta, la corte celestial del cielo bajará a encontrarlo. El Dios y hombre verdadero lo recibirá y los ángeles entonces dirán: ‘Señor Dios, el obispo estaba limpio en cuerpo, puro en su sacerdocio, apostólico en su prédica, un obispo vigilante en sus deberes, varonil en su conducta, humilde en su cargo. Mira a quien hemos querido conocer por el bien de su pureza, y así, te lo presentamos porque él ha añorado verte por el bien de tu caridad!’

    Entonces, todos los santos que están en el cielo dirán: ‘¡Señor nuestro Dios! Nuestro gozo está puesto en Ti, nuestro gozo se intensifica por este obispo. Él llevó flores en sus labios y las utilizó para llamar a muchas ovejas. Llevó flores en sus manos para refrescar a las ovejas que venían a él. Envió flores a aquéllas que vivían lejos y así levantó a las ovejas que dormían. Por esto, porque las flores de sus palabras aumentaron nuestros coros, nos regocijamos en él. Regocíjate con nosotros Señor Dios, por este hombre y por su honor, porque por sobre todas las cosas, ha sentido anhelo por Ti’.

    Entonces el Señor, el dador de Gloria, le dirá: ‘Amigo, has venido a presentarme el vaso de tu corazón vacío de ti mismo, y has anhelado llenarlo de mí. Así pues, ven, te llenaré conmigo. Estarás en Mí, y Yo estaré en ti. Tu gloria y felicidad no tendrán fin”.



    La Virgen María le dice a la Esposa mientras ésta ora por un ermitaño, amigo de ella quien ha muerto, que antes de que su cuerpo se entierre bajo la tierra, su alma deberá llevarse al cielo.


    Capítulo 127


    Mientras la Esposa rezaba por un sacerdote anciano, amigo de ella y quien había sido un ermita excelente y virtuoso pero que ya había partido de esta vida y yacía ahora en un féretro abierto en la iglesia antes de ser enterrado, la Virgen María se le apareció y le dijo: “Escucha hija mía, debes saber que el alma de este ermita y amigo tuyo hubiese entrado al cielo tan pronto como su alma dejó el cuerpo, si hubiese poseído un deseo perfecto al momento de su muerte, de llegar a la presencia y vista de Dios. Como están las cosas, estará en el purgatorio de la añoranza, donde no hay más dolor que el único anhelo de llegar a Dios. Debes saber también, que antes de que su cuerpo entre en la tierra, su alma será llevada a la gloria”.

    EXPLICACIÓN

    Dile al monje anciano: Por mucho tiempo permaneciste en el desierto y comiste fruta que me agradaba, convirtiendo bestias salvajes en ovejas y leones en corderos. Permanece ahora firme en la ciudad, en cuyas calles se ha esparcido la sangre de los santos, porque tú serás escuchado en el tribunal del juicio y contemplarás tu castigo”.

    Inmediatamente después de escuchar esto, enfermó y murió al poco tiempo.

    Este Monje benedictino le había solicitado a la Lady Brígida que le preguntara a Dios como puede estar seguro qué habito vestir, ya que sufrió mucho por la infinidad de abusos que sufrió el hábito de la orden de San Benito. Así, que cuando la señora fue arrebatada en el Espíritu Santo, el Hijo de Dios le dijo: “Te dije antes (Libro 3, Capítulos 20 y 22) que mi siervo Benito consideró su cuerpo como un costal.

    Él tenía cinco vestimentas. La primera era una camisa burda con la cual domó la carne y sus impulsos desordenados para que no causaran caos y se excedieran de los límites. La segunda vestimenta, era un hábito sencillo, ni elaborado ni lleno de pliegues, que servía para cubrir, adornar y calentar la carne, para que cualquiera que lo viese no se asustase. La tercera, era un escapulario por el cual estaría listo para trabajar y realizar labor manual. La cuarta vestimenta, era una cubierta protectora para los pies para que pudiese ser más ágil y humilde, al caminar en el camino de Dios. La quinta, era el cinturón ceñido de la humildad, con el cual reduciría los artículos superfluos y llevaría a cabo más rápido el trabajo ordinario impuesto en él.

    Sin embargo, en estos días, sus monjes quieren vestimentas de lujo y aborrecen la aspereza. Quieren tener ropa que complazca a los otros y que incitan a los pensamientos carnales. En lugar de un hábito, se ponen una capa que tienen tantos pliegues y es tan ancha y larga, que parecen más vanidosos y presumidos que religiosos humildes. En lugar de un escapulario, tienen un paño pequeño en la espalda y en el pecho y cubren sus cabezas con una capucha de acuerdo a la moda mundana, para que parezcan personas en el mundo. Y así, no son ni personas que están en el mundo, ni trabajan juntos como siervos humildes de Dios. Se cubren sus zapatos y se ponen un cincho, como si estuviesen listos para asistir a un matrimonio y no para trabajar en el campo.

    Un monje que desee salvarse, debe observar que mi Regla de Benito le permite tener una cantidad moderada de necesidades útiles y no artículos superfluos, posesiones honestas y apropiadas, todo ello por humildad y no por orgullo. ¿Qué simboliza el hábito si no el rechazo a las cosas mundanas? ¿Qué significa la pobre capucha si no es el rechazo de las cosas mundanas? ¿Por qué están adoptando los monjes una capucha de moda, a menos que sea porque se sienten avergonzados de las formas humildes para que puedan ser iguales a las personas que viven en el mundo? ¿Qué decoración o uso hay en una capucha con una cola si no es por la mera ostentación y fastidio que van en contra de la regla de su orden religiosa? ¿Qué más hace una capa plegada que un hábito, excepto para hacer a un monje parecer más grande y con más estilo que otros? Sin embargo, si se utilizara un hábito sencillo por alguna razón necesaria y adecuada, no sería impropio, a pesar de que un hábito sencillo será más apropiado para la orden religiosa a la cual un monje ha hecho su voto y podría ser reconocido por su hábito. Sin embargo, si el monje tiene una jaqueca o sufre de resfriado, no peca si lleva un revestimiento adecuado dentro de la capucha de su hábito – no en el exterior, ya que ello sería prueba de frivolidad y vanidad”.

    La señora respondió: “Mi Señor, no te enojes conmigo si te pregunto algo. ¿Pecan los monjes cuando se ponen dicho hábito con permiso de sus superiores o debido a una costumbre establecido por sus predecesores?”. Dios responde: “La excepción es válida si procede de una intención recta. Algunos, otorgan excepciones por celo a la justicia, otros, por falsa compasión y permisividad imprudente, y otros, de nuevo, por su frivolidad moral y servilismo. Otros, fingen justicia, y están vacíos de caridad divina. Sin embargo, a mí me place una excepción, si no está opuesta a la humildad y el permiso es válido, únicamente, cuando de manera prudente permite las necesidades pero condena lo superfluo aún, en las pequeñas cosas”.

    La señora pregunta de Nuevo: “Señor, mi Dios, ¿qué pasa si alguno de ellos no sabe qué es lo mejor y lo más apropiado de conformidad con la Regla? ¿Pecan igual?” Responde Cristo: “¿Cómo puede no saber la Regla un miembro que ha profesado y que se lee y escucha todos los días? Dice la Regla, que un monje debe ser humilde y obediente y usar el hábito confeccionado de lana ordinaria en lugar de materiales suaves como una clase de hábito ejemplar y no uno pomposo. ¿Quién es tan obtuso de conciencia que no entiende que ha hecho votos de humildad y pobreza total? El verdadero Benedictino es aquél que obedece la Regla en lugar de su carne, aquél que no quiere complacer a nadie más que a Dios en su hábito o costumbre, aquél que diariamente anhela morir y preparase para salir de este mundo, y aquél que se preocupa sobre las cuentas que deberá rendir en lo que respecta a la Regla de Benito”.



    La Virgen Madre responde a la pregunta de la Esposa de su Hijo quien estaba rezando por cierto monje en posición de duda sobre si sería más aceptable a Dios que él gozara de la dulzura de la consolación mental al nunca dejar su ermita, o, si debiera bajar de cuando en cuando para instruir las almas de su prójimo.

    Capítulo 128


    Habla la Madre: “Habla con ese sacerdotal y ermita que es mi amigo, aquél que en contra de sus propios deseos y la paz de su propia alma, movido por fe y devoción a su prójimo, dejando su celda solitaria y la contemplación en silencio atrás, de cuando en cuando baja de su ermita para poder estar con las personas y darles consejos espirituales, cuyo ejemplo y consejo trae la conversión de muchas almas y el mejoramiento en virtud de aquéllos que ya se han convertido. Él pidió tu consejo con humildad, humilde sobre dudas causadas por los trucos ingeniosos y fraudulentos del demonio. Te pidió que rezaras por él con respecto al asunto de si le agradaría más a Dios que él gozara de la dulzura de su contemplación a solas o, si dicho trabajo de caridad en nombre de su prójimo, sería más aceptable a Dios.

    Dile entonces, de parte mía, como se ha dicho, que le es totalmente más agradable a Dios, que de cuando en cuando bajara de la ermita y llevar a cabo dichas obras de caridad entre su prójimo, compartiendo con ellos las virtudes y gracias que él recibe de Dios, para que por su trabajo puedan convertirse y acercarse con mayor fervor a Dios y transformarse en colaboradores de Su gloria, que lo que él pudiese gozar de la consolación solitaria en su celda de la ermita.

    Dile también, que atesorará una recompense mayor en el cielo por dichas obras de caridad, siempre y cuando las lleve a cabo de conformidad con el consejo y permiso de un padre superior y espiritual. Dile otra vez, que yo quiero que reciba como hijos espirituales para ser guiados bajo su dirección, a todos aquellos ermitaños, incluyendo monjas y reclusas femeninas quienes fueron las hijas espirituales de mi otro amigo, el ermita que murió. Él deberá dirigirlas y guiarlas de manera amorosa, espiritual y virtuosa, así como ese hombre las guió y dirigió cuando vivía, ya que esto complace a Dios.

    Si ellas lo aceptan como su padre y le obedecen humildemente de conformidad con la vida spiritual de un ermitaño, él será un padre para ellas y yo seré para ellas una Madre. Sin embargo, si hubiese alguna que no lo aceptaren u obedecieran como padre espiritual, entonces sería mejor que quien no practica obediencia, dejarlas ir de inmediato y no permanecer más tiempo con ellas. Entonces, mi amigo podría ir hacia ellas y regresar a su celda tan seguido como él lo considere sea un bien para él, pero siempre con el consejo y permiso de su superior”.



    Dos años después de que la Esposa tuvo la visión sobre la bestia y el pescado explicado en el Libro 4, Capítulo 2, Cristo se le apareció y le dio una explicación clara e importante sobre esta tan oscura visión: La bestia y el pescado representan a los pecadores y paganos; aquéllos que los atrapen por personas rectas y virtuosas.


    Capítulo 129


    El Hijo le habla a la Esposa: “Te dije antes que yo deseo el corazón del animal y la sangre del pesado. El corazón de este animal representa las almas amadas e inmortales de los cristianos, lo cual me atrae más que cualquier otra cosa que parezca deseable en el mundo. La sangre del pesado no es otra cosa que el perfecto amor por Dios. El corazón debería serme presentado con manos puras y la sangre en un vaso de vidrio adornado, ya que la pureza le place a Dios y a los ángeles. La pureza es lo más digno para cualquier trabajo espiritual, así como lo es una joya en un anillo. El amor por Dios deberá presentarse en un vaso adornado, ya que el alma pagana debería brillar como un vaso de vidrio y quemarse con el amor ardiente por Dios, un amor que unifica a los creyentes e infieles como en un solo cuerpo con su cabeza, esto es, con Dios.

    El corazón de un cristiano endurecido en el pecado es como un animal sin la dureza de la obediencia que corre en los vicios y vive por sus placeres. Aquéllos que quieran presentarme el corazón de dicha persona, deberían hacer un agujero en sus manos con un fuste afilado, ya que de este modo, ni las espadas ni las flechas prevalecerán contra ellos. Las manos de los rectos no son otra cosa que sus acciones, tanto físicas como espirituales. En verdad, que la mano física, esto es, trabajando y sustentando el cuerpo, es necesaria. La mano espiritual está ayunando y rezando análogamente. Así pues, para que la actividad humana sea sobria y sabia, uno debe sobrepasarla con el temor de Dios.

    Una persona debe recordar en todo momento, que Dios está presente siempre. También debería tener miedo de perder la gracia que se le ha dado, ya que nadie puede lograr nada sin la ayuda de Dios, pero con el amor de Dios, uno puede hacer todas las cosas. Así como un taladro prepara los agujeros en los cuales se colocará algo, así también, el temor de Dios solidifica todas las acciones de uno y lo prepara de forma para el divino amor y atrae la ayuda de Dios. Así pues, uno debe ser temeroso y prudente en todas sus acciones, ya que, y a pesar de que tanto el trabajo espiritual y físico son necesarios, sin temor y prudencia, el trabajo no es útil. La imprudencia y la presunción, arruinan y confunden todo y se llevan la bondad de la perseverancia. Así pues, una persona que quiere sobrepasar la dureza del animal, deberá ser inflexible en los actos de prudencia y constancia del temor piadoso y con esperanza en la ayuda divina, haciendo el mayor esfuerzo posible. Entonces, Dios le ofrecerá Su ayuda y traspasará ese corazón endurecido.

    Mi amigo deberá también utilizar un tono firme para fortalecer sus ojos con las pestañas de una ballena, como para no ser asesinado a la vista del basilisco. ¿Qué son los ojos del hombre justo si no una doble reflexión que debería hacer cada día, a saber, la reflexión de las bendiciones de Dios y el autoexamen? Pensando en la misericordia y bendiciones de Dios, deberá examinar su propia utilidad y su ingratitud hacia las bendiciones de Dios. Cuando de corazón siente que merece ser condenado, debería fortalecer sus ojos con la reflexión simbolizado por la pestaña de la ballena, esto es, con esperanza y fe en la bondad de Dios, con el fin de no tomar a la ligera cuando considere la misericordia de Dios, ni se desespere reflexionando en su juicio. Del mismo modo, así como las pestañas de una ballena ni son suaves como la carne ni duras como el hueso, así también una persona debe tener un balance entre la misericordia de Dios y su juicio, esperando firmemente por misericordia y temiendo prudentemente su juicio. Se debería regocijar en la misericordia de Dios y avanzar de virtud en virtud debido a la justicia de Dios. Así pues, aquellas personas que se quedan entre la misericordia y la justicia cada día, en esperanza y en temor, no tienen razón para temer los ojos del animal.

    ¿Qué simbolizan los ojos del animal si no es la sabiduría mundana y la prosperidad temporal? La sabiduría humana que se compara aquí con el primer ojo del animal, es como la vista del basilisco: espera por lo que ve y se ve prontamente recompensado, ya que desea cosas que perecerán. Por otro lado, la sabiduría divina espera por aquello que no se ve: no le presta atención a la prosperidad mundana, sino ama la humildad y la paciencia; busca únicamente una recompensa eterna. El segundo ojo del animal, es la prosperidad mundana que se busca luego de que las personas malas olvidan las cosas del cielo mientras la buscan, endureciéndose así, en contra Dios.

    Todo aquél deseoso de la salvación de su prójimo, debería conectar sus ojos con prudencia, a los ojos del animal, esto es, de su prójimo, proponiéndole la bendita misericordia de Dios y su juicio, resistiendo palabras mundanas con las palabras de sabiduría de Dios, desplegando una vida de perseverancia en la continencia a las personas incontinentes, absteniéndose de las riquezas y los honores de la vida presente por el bien de la caridad divina, predicando firmemente y poniendo esta predicación en práctica, ya que una vida espiritual da prueba de las palabras de uno y un ejemplo santo logra más que las palabras dichas con elocuencia y sin obras eficaces.

    Aquéllos que guarden las bendiciones y tengan siempre en mente el juicio de Dios, son aquéllos quienes continuamente tienen las palabras de Dios en sus labios, las ponen en práctica y ponen su esperanza firmemente en la bondad de Dios, y no son lastimados por el aguijón de las espadas de sus enemigos, es decir, por las estrategias traicioneras de la gente mundana, sino en su lugar, progresarán y por el bien de la caridad convertirán los pecados a la caridad verdadera de Dios. Sin embargo, aquéllos que crecen en orgullo por la gracia dada a ellos y buscan ganancia de su elocuencia, están muertos, a pesar de que viven.

    Uno se debería amarrar al corazón, una placa de acero, en el sentido de que uno siempre debe mantener a la vista el amor de Dios, pensando en cómo Dios se humilló a sí mismo viniendo como hombre, cómo sufrió de hambre y de sed, cómo se esforzó durante su predicación, cómo colgó de la cruz y resucitó después de su muerte y ascendió al cielo. Esta placa de acero de amor se agranda cuando la mente está lista para sufrir libremente cualesquiera sufrimientos que puedan venir, cuando uno no murmura sobre las decisiones de Dios ni se disgusta por los sufrimientos, sino en su lugar, pone uno su mente y cuerpo en la mente de Dios y en el plan que Él tiene. Hija mía, fui como el acero más fuerte cuando estaba estirado sobre la cruz rezando por mis enemigos, prácticamente olvidando mi propio sufrimiento y mis llagas.

    Tienes que taparte la nariz y correr hacia la bestia con tu boca cerrada, ya que tan pronto el aliento entre y salga a través de la nariz, así también la vida y la muerte entran en el alma a través de los deseos de una persona. Así pues, debes estar en guardia contra el deseo así como en contra de la muerte, para que no entren en tu alma o, si hubiesen entrado, permanezcan ahí. Cualquiera que se proponga llevar a cabo una tarea ardua, deberá examinar sus tentaciones y estar en guardia contra cualquier falta de celo divino debido a deseos excesivos. Por consiguiente, debes correr hacia el pecador con todo tu deseo, con celo divino y completa paciencia, tanto en cosecha como fuera de ella, para que el pecador pueda convertirse. Ahí donde el hombre justo no progrese a través de sus palabras o amonestaciones, es cuando debe ejercitar su celo y perseverar en oración sincera.

    El animal debes agarrarlo desde arriba con tus dos manos. Ahora bien, tiene dos oídos: un oído le sirve para escuchar las cosas placenteras que le gustan, y otro que se bloquea, para no escuchar nada que sea provechoso para su alma. Es útil para el amigo de Dios, el tener dos manos espirituales, así como antes tuvo dos manos físicas. Sin embargo, debe tener agujeros en ellas. Una mano es la sabiduría divina con la cual le muestra al pecador que todas las cosas de este mundo son pasajeras y resbaladizas, y que aquél que se deleite en ellas, se engaña a sí mismo y está inseguro, ya que esas cosas les fueron dadas para las propias necesidades y no para el exceso. La otra mano, es el buen ejemplo y las buenas acciones, ya que la persona que es buena debe practicar lo que predica para fortalecer a quienes escuchan con su ejemplo. Muchos enseñan pero sin dar un ejemplo. Son aquéllos que en la frialdad de sus mentes, construyen una estructura de piedra sin utilizar cemento para que rápidamente se caiga cuando azota la tormenta.

    La piel del animal es como una piedra y debe ser acometida con martillo y fuego. La piel denota el espectáculo y la simulación de la justicia. Las personas malas que no quieren ser buenas, desean parecer lo que en realidad no son. Debido a que quieren que se les llame loables pero no viven de manera loable, hacen un espectáculo externo de santidad y aparentan ser justas, aunque nunca piensan en la justicia. Así es como se vuelven tan orgullosas y duras como la piedra en su apariencia de santidad simulada y no se suavizan ante reprimendas o razonamiento claro.

    Así pues, el siervo de Dios debe utilizar el martillo de la dura reprimenda y el fuego de la divina oración en ellos, para convencer a los malvados con la palabra de la verdad y gradualmente suavizarlos de su dureza y templarlas a través de sus oraciones e iluminarlas con respecto al conocimiento de Dios y de sí mismos, así como lo hizo Esteban. Él no habló con palabras agradables sino con las verdaderas, no palabras suaves sino palabras duras. Más aún, pidió a Dios por ellos, y por ello logró lo que hizo

    Y muchas personas mejoraron gracias a él. Así pues, cualquiera que perfore el trabajo de sus manos con el temor de Dios y protege los ojos de la contemplación con templanza y cubre su corazón con una placa de acero, tapándose la nariz y de esta forma me presenta el corazón del animal, entonces Yo, Dios, le daré a él el tesoro más precioso. El ojo no se cansa nunca de verlo, ni el oído se cansa de su alegría, como tampoco no se sacia jamás de él, ni se siente dolor al tocarlo. En su lugar, el alma goza de felicidad y abundancia eterna.

    El pescado simboliza al pagano cuyas escamas son muy poderosas, endureciéndose por el pecado y la malicia. Así como las escamas son una defensa y previenen que el viento entre, así también el pagano se glorifica en sus pecados y viven de falsas esperanzas, se protegen a sí mismos contra mis amigos. Prefieren sus propios cultos, multiplican terrores, amenazan castigos. Así que, si alguien me quiere presentar la sangre del pescado, deberá echar la red de la predicación sobre él, la clase que consiste, no en cadenas podridas de palabras elocuentes y elaboradas de filósofos y oradores, sino en la simplicidad de la palabra y en obras humildes. La simple predicación de la Palabra de Dios es tan sonora como el bronce a los ojos de Dios y atrae poderosamente a los pecadores hacia Él. Mi Iglesia empezó y se desarrolló, no a través de maestros elocuentes, sino a través de gente humilde y sencilla.

    El predicador debe cuidarse de no entrar en aguas que le lleguen a sus rodillas o de pararse en cualquier lado en donde la arena no esté sólida, para que no pierda el balance si las olas llegan por encima de sus rodillas. ¿Qué es la vida presente si no agua que está en constante e inestable movimiento? En esa agua, uno no debe arrodillarse en la rodilla de la fortaleza espiritual, excepto cuando sea necesario. Se debe plantar el pie de afectos humanos en arena sólida, esto es, en la solidez de la caridad divina y en la contemplación de la vida diaria. Aquellas personas que estiran el pie de sus afectos y utilizan su fortaleza para fines temporales, no están firmes para ganar almas, sino que se hunden por debajo de las olas de los cuidados temporales.

    El hombre justo también deberá sacarse el ojo y voltearlo hacia al pescado, porque el ojo es doble, humano y espiritual. El ojo humano infunde temor cuando ve el poder y la crueldad de tiranos, pero cuando el espíritu, considerando su propia debilidad, tiene miedo de hablar. Este ojo de temor deberá sacarse y tirarse lejos del alma a través de la contemplación y bondad divinas, considerando y creyendo firmemente que cada persona que pone su confianza en Dios y busca ganar un pecador para el bien de Dios, deberá tener a Dios mismo como su protector. El pecador, o cualquier converso a Dios, deberá ser examinado con el ojo espiritual de lucidez poniendo atención en cómo podría ser él tentado y cómo se alza en las tribulaciones, para que no se vea abrumado por el esfuerzo de adoptar ejercicios desacostumbrados y para que la tribulación no le haga arrepentirse por haber adoptado un estilo de vida más austero.

    La persona justa, sea quien sea, también debería considerar el material de sustento de los infieles convertidos a la fe, para que no tengan que rogar o ser oprimidos en la esclavitud o privados de los derechos que les corresponden. También deberá ser diligente en el cuidado de que dicho converso sea instruido continuamente en la fe Católica y en los ejemplos santos de la virtud. En verdad, me es agradable, que los paganos conversos vieran los hábitos de la santidad y escucharan palabras caritativas. Muchos cristianos se acercan a los paganos indisciplinados y en un estado de desorden moral, presumiendo que ellos matan los cuerpos de los paganos y ganan sus posesiones temporales. Esto me place tanto como aquellos que sacrificaron el becerro fundido en el desierto. Así pues, cualquiera que desee agradarme yendo a los paganos, primero que se saque el ojo de la avaricia y temor mundanos. Pero deberá mantener abierto su ojo de compasión, así como su entendimiento, para ganar sus almas, deseando nada más, que morir por el bien de Dios y vivir para Dios.

    Además, el hombre justo debería tener un escudo de acero, esto es, verdadera paciencia y perseverancia, para que no se aparte del amor de Dios, ya sean por palabras u obras, así como tampoco desgastarse debido a varios contratiempos, quejándose de cualquier manera sobre las decisiones de Dios. Así como el escudo, protege y recibe los golpes, así también la paciencia es una defensa en las tentaciones. También hace más fácil los sufrimientos y revisten a las personas por cada buena obra. El escudo de la paciencia debería no debería estar formado de materiales frágiles, sino del bronce más fuerte. Obviamente, la verdadera paciencia debe ser formada y probada, contemplando mi propia paciencia. Yo fui como el acero más fuerte cuando preferí sufrir la muerte en lugar de perder almas y preferí escuchar insultos, en lugar de bajar de la cruz. Así pues, cualquiera que desee paciencia, debe imitar mi constancia. Porque si Yo, siendo inocente sufrí, ¿por qué la pregunta y el asombro ante una persona que mereciendo su sentencia deba sufrir?

    Así pues, una persona fortalecida con paciencia deberá extender su red sobre el pescado y mantenerlo en ella por diez horas sobre las aguas. Entonces, deberá sacar la sangre del pescado. Estas diez horas representan nada menos que los diez consejos que se le deberá dar al converso. El primero, es creer en los Diez Mandamientos que le di al pueblo de Israel. El segundo, es recibir y venerar los sacramentos de Mi Iglesia. El tercero, es arrepentirse de los pecados pasados y tener perfecta intención de no cometerlos más. El cuarto, es obedecer a mis amigos tan a menudo como le pidan al converso hacer algo que vaya contra su propia voluntad.

    El quinto, es despreciar todos sus malos hábitos que van en contra de Dios y la buena moral. El sexto, es tener el deseo de traer a Dios, tantas personas como le sea posible. El séptimo, es mostrar verdadera humildad en sus acciones, evitando dar mal ejemplo. El octavo, es tener paciencia en la adversidad y no quejarse de las decisiones de Dios. El noveno, es no escuchar o mantener compañía con aquéllos quienes están en contra de la fe Cristiana. El décimo, es pedirle a Dios la fuerza para perseverar en el amor y hacer un esfuerzo personal para llevarlo a cabo. Quienquiera que se convierta del mal y observe y mantenga estos diez consejos, morirá al amor mundano y vivirá en el amor de Dios.

    Cuando el pescado, es decir, el pecador sea rescatado de las aguas del placer de la lujuria y resuelva guardar estos diez consejos, se le deberá abrir la columna vertebral que es donde más abunda la sangre. ¿Qué simboliza la columna vertebral si no las acciones justas y una buena intención? Su voluntad deberá inclinarse al placer de Dios. A menudo, a los ojos del hombre una acción parece buena, pero las intenciones y la voluntad del responsable no son buenas. Así pues, el hombre justo que busca convertir a un pecador, deberá examinar la intención del otro y realizar un buen trabajo, así como la intención con la cual aspira a perseverar. Si llegara a descubrir algún afecto carnal en un trabajo espiritual, ya sea hacia familiares o con respecto a adquirir ganancias temporales, deberá entonces apresurarse a sacarlo de su corazón. Así como la sangre mala trae enfermedades, obstruye el movimiento, estrecha el acceso al corazón y afecta el apetito por los alimentos, así también una mala voluntad o una intención corrupta, destruye el amor de Dios, provoca letargo espiritual, cierra el corazón hacia Dios y hace que todo bien espiritual sea aborrecible a Él.

    Sin embargo, la sangre que Yo deseo, es sangre fresca que da vida a los miembros. Esto significa: una buena intención y amor dirigido hacia Dios. Esto prepara el camino para la fe, equipa los sentidos para el entendimiento, a los miembros para la acción y atrae la ayuda de Dios. Esta intención es precedida e infundida por Mi gracia. Se incrementa a través de oraciones y a través de la propia bondad. Se perfecciona a través de las buenas acciones y a través del deleite en Mí.

    Así es como la sangre del pescado debería ser presentada a Mí. Cualquiera que la presente de esta manera, tendrá la mejor de las recompensas. Un río de cada deleite fluirá en su boca, un esplendor perpetuo iluminará su alma, y su salvación será renovada sin fin”.

    COMPLEMENTO

    Tomar nota que Cristo empieza a hablar del pescado y el animal en el Libro 4, Capítulo 2 de las Revelaciones y explica lo que significan en este capítulo 129.

    COMPLEMENTO

    La revelación siguiente se hizo en Amalfi, en donde San Mateo está enterrado. “¡Bendito tú, santo apóstol Mateo! Fuiste el mejor de los recaudadores de impuestos. Es decir, tú intercambiaste algo terrenal y encontraste algo eterno. Tú te menospreciaste y obtuviste a Dios. Pusiste a un lado la falsa prudencia, despreciaste el descanso físico y emprendiste el trabajo duro. Es por esto, que ahora te encuentras glorificado merecidamente a los ojos de Dios”.

    San Mateo respondió: “¡Bendito sea Dios quien inspiró este saludo en ti! En verdad, para agradar a Dios, quiero enseñarles la clase de hombre que era cuando escribí el Evangelio y en qué estado de recompensa me encuentro ahora. En verdad tuve un trabajo público, el cual no podía llevar a cabo sin un ingreso público. Sin embargo, en ese momento mi intención era tal, que no quería defraudar a nadie. Más bien, anhelaba encontrar un camino para separarme de ese puesto y consagrarme con todo mi corazón, sólo a Dios. En la predicación de mi amado, Jesucristo, su llamada encendió mi corazón como fuego. Sus palabras eran tan dulces para mí, que ya no pude pensar más en riqueza y honor que eran ya paja para mí. En verdad, deseaba llorar y regocijarme porque mi Dios decidió llamar a Su gracia, a alguien tan insignificante y a la vez a un gran pecador. Cuando me aferré a mi Señor, empecé a fijar Sus palabras en mi corazón cada vez más ardientemente y a meditar en ellas, saboreándolas de noche y de día como el más delicioso de los alimentos.

    Cuando se cumplió la pasión de mi Señor, escribí el Evangelio de conformidad con lo que había visto, oído y experimentado – no para mi propia fama, sino para la gloria de mi Redentor y por el bien de las almas. Mientras lo estaba escribiendo, continuaba quemándome el fuego de la llama divina, que si hubiese querido quedarme en silencio, hubiese sido completamente incapaz de hacerlo, debido a semejante intensidad. Sin embargo, ahora, muchos están tratando de desvirtuar e interpretar maliciosamente lo que escribí por amor y humildad. Cada vez que encuentran una discrepancia, ellos presumen de tener conocimiento celestial. Prefieren argumentar sobre el Evangelio que vivirlo de acuerdo a su significado.

    Los mansos y humildes deberán pues, entrar en el cielo, mientras que los orgullosos y astutos permanecen fuera. ¿Por qué los orgullosos y presuntuosos piensan que el Dios de tan gran sabiduría fue incapaz de disponer de sus palabras para que el pueblo no se escandalizara de ellas? Sin embargo, es sólo justo que se den escándalos, y que aquéllos que sienten aversión por las cosas celestiales, deberán ser unidos a las cosas terrenas. Sin embargo, con respecto a mi recompensa, estén seguros que lo que dice la Escritura es verdad: El corazón no puede concebirlo ni la lengua describirlo”.



    Muchos años después de que la Esposa tuvo la visión sobre los siete animales en este mismo libro (Capítulo 125), Cristo explicó ciertas cosas que faltaban en la explicación de esa visión, como sigue:


    Capítulo 130


    Habla el Hijo: “Anteriormente te conté sobre siete animales, uno de los cuales era como un elefante recostado contra un árbol sin darse cuenta de la fragilidad del árbol o de la brevedad del tiempo, por lo cual se cayó junto con el árbol, precisamente cuando pensó que podía permanecer parado. Tanto se iban a arruinar las paredes de esta iglesia por el calor y el agua, que no habría quien la reconstruyese debido a que habían sido construidas por personas malas. El suelo iba a ser destruido y aquellos que ahí moraran buscarían la muerte, pero ésta los eludiría, y los impíos regirían sobre los justos. Todo se ha cumplido.

    Sepan también que el Segundo animal que se sentía orgulloso por la joya de su pureza, ahora ha sumido los cuernos del cordero. Es por ello que tendré que enseñarle como sortear los obstáculos y continuar en su condición de honestidad. Me agrada la humildad de este animal y por ello le digo que su iglesia ha surgido a la posición más alta y hace mucho que se encuentra en un estado de orgullo. En consecuencia, este hombre deberá esforzarse para que el clero viva su vida de manera más continente, que reduzca su falta de moderación en el beber, que deje a un lado la avaricia y que se revista de humildad y temor. De otro modo, serán abatidos por las dificultades y su caída será tan grande, que personas de otros países oirán hablar de ello”.

    Después de la muerte del Obispo mencionado y la creación de su sucesor, el Señor me habló, diciendo: “Quiero que sepas que este obispo (el sucesor del obispo mencionado anteriormente) quien ahora se ha elevado al rango episcopal, fue uno de los cinco siervos a quien el rey no quiso escuchar, a menos que adquirieran una visión más transparente. Este obispo ha ascendido, pero déjale que haga un buen examen y verá cómo ha ascendido con respecto a mi juicio. Le advertí sobre la suerte de Joab. Joab sentía envidia de los que eran mejor que él y dependía de sus propios consejos. Era audaz y por ello, era presuntuoso más allá de su capacidad. Prefería al que él había escogido que al que Dios había escogido. Sin embargo, un consejo es útil para un Obispo. Deberá poner remedio en su propia prudencia y siempre prestar atención, no a lo que es posible, sino a lo que es honorable”

    Cuando dudó si sería bueno o no para él ir a Roma para la remisión de sus pecados, buscó mi consejo. Cuando estaba rezando, la Madre de Dios me respondió de esta manera: “Si este obispo cree dentro de su alma que necesita la ayuda de los santos, déjale venir a Roma para las indulgencia, pues ya vendrá un tiempo en que será bueno para él. Déjale también que se ocupe de recortar las garras de las aves rapaces que ya han entrado, para que no queden en los acantilados altos, ya que lastimarán más a la gente común y él mismo no será inmune al sufrimiento.

    Además, quiero que sepas que el animal del que te hablé, siente temor de su propia sombra y se beneficia a sí mismo corriendo, es aquél que tiene celo por las almas y no se desalienta por palabras despectivas que se le digan, ni se envanece con palabras de adulación. Está preparado para dejar el mundo muriendo y también está preparado para seguir viviendo por el bien de mi gloria si así me agradase a Mí. Así pues, saldré a recibirlo a la mitad del camino, como un padre lo hace con su hijo, y lo sacaré bajo la custodia como un juez misericordioso, para que no tenga que ver los males venideros. Sin embargo, aquél que siga en su lepra, morirá junto con aquéllos que tienen su estómago lleno. Será enterrado y sentenciado junto con los leprosos y no se sentará entre aquéllos que juzgarán al mundo”.

    De acuerdo con Alfonso, este es el fin del cuarto libro.



    Una revelación dada en Monte Gargano en referencia a la excelencia de los ángeles.


    Capítulo 131


    La Lady Brígida vio una multitud de ángeles cantando alabanzas en Monte Gargano y diciendo: “¡Bendito eres Tú Señor, Dios nuestro, quien eres y deberás ser y siempre serás sin principio y sin fin! Nos creaste a nosotros, espíritus, para alabarte, y para confortar y proteger a la Humanidad. Somos enviados a ellos para su beneficio y nunca se ven privados de la dulce consolación de la visión beatífica. Porque éramos desconocidos por la humanidad y fue Tú deseo revelar esta bendición y la dignidad conferida, para que la gente aprenda tanto a amarte, como a desear tu auxilio. Este lugar que fue mantenido en honor por muchos, ahora es rechazado. Los habitantes de la tierra buscan más los espíritus sucios que a nosotros, tanto como que siguen con más ilusión sus propias sugerencias.

    La señora respondió: “Mi Señor, mi Creador y Redentor, ¡ayúdales para que dejen de pecar y que te deseen a Ti con todo su corazón!” Dios le dice: “¡Están acostumbrados a la suciedad y no aprenderán, si no es por la fuerza. Espero que ellos lleguen a conocerse a sí mismos, a través de la disciplina y recuperen sus sentidos nuevamente!”



    Cristo Habla sobre los cinco regalos conferidos a los sacerdotes y sobre sus cinco contrarios que los malos sacerdotes hacen.


    Capítulo 132

    Yo soy como el hombre que está pronto a dejar este mundo y quien confía sus posesiones más grandes a sus queridos amigos. Cuando estaba a punto de irme de este mundo, confié la cosa más querida para Mí, mi propio cuerpo, a sacerdotes que había escogido y que estaban por sobre todos los ángeles y por sobre todos los hombres. Les di estos cinco regalos: primero, mi fe; segundo, las dos llaves, la del infierno y la del cielo; tercero, la habilidad de hacer de mi enemigo, un ángel; cuarto, la habilidad de consagrar Mi cuerpo, lo cual ninguno de los ángeles puede hacer; quinto, el regalo de tocar mi más puro cuerpo con sus propias manos. Sin embargo, ahora me tratan como los judíos lo hicieron y negaron que Yo había resucitado a Lázaro y hecho otros milagros, y quienes en su lugar, esparcieron el rumor de que Yo quería ser rey, que había prohibido que se pagaran impuestos y que Yo reconstruiría el templo en tres días.

    De igual manera, los sacerdotes no hablan de mis Milagros o enseñan mi doctrina, en su lugar, enseñan el amor por el mundo. Predican su propio placer y no piensan para nada en lo que hice por ellos. Segundo, han perdido la llave con la cual abrirían el cielo a los miserables. Sin embargo, ellos aman la llave que abre el infierno y la mantienen envuelta en un paño limpio de lino. Tercero, de un hombre justo, hacen un hombre malvado, un demonio de un hombre sencillo de corazón, de un hombre sano, en un hombre herido – cualquiera que se vuelva a ellos con tres heridas, recibe de vuelta una cuarta. Si alguien llega a ellos con cuatro heridas, lo dejan con cinco. Una vez que el pecador ha visto el ejemplo inmoral de los sacerdotes, siente confianza en pecar y empieza a presumir del pecado que anteriormente lo consideraba vergonzoso. Por esto es que su condena será mayor que la de otros, porque extravían su conducta y hieren a otros con su ejemplo.

    Cuarto, ellos me venden, a pesar de que deberían estar santificándome con sus labios. Son peor que Judas. Judas al menos, reconoció su pecado y experimentó remordimiento, pero sin embargo, lo desperdició. Éstos sin embargo, se llaman a sí mismos justos y hacen un espectáculo de ello. Judas devolvió a los compradores, el pecio por sus. Éstos en cambio, lo guardan para su propio uso. Judas me vendió antes de la redención del mundo. Éstos me venden después de que he redimido al mundo. Ellos no sienten compasión por la sangre que perdí, la cual clama por venganza más que la sangre de Abel. Judas me vendió únicamente por dinero. Éstos sin embargo, me venden por cualquier clase de mercadería, ya que no se acercan a mí, a menos que esperen ganar algo para ellos mismos. Quinto, ellos me tratan como me trataron los judíos. ¿Qué hicieron los judíos? Me pusieron en el madero de la cruz, pero éstos me ponen en una almazara y presionan duro sobre ella.

    Te podrás preguntar: ¿Cómo pasa esto, dado que mi naturaleza divina y mi naturaleza humana es impasible? Te lo diré. Mi naturaleza divina y humana es impasible, y ni el dolor ni la adversidad afectan a Dios. Sin embargo, la intención de estos sacerdotes para permanecer en pecado es tan adversa y amarga para Mí, que si fuese posible, es como si Yo mismo me pusiese en una almazara. Estos sacerdotes tienen dos pecados, lujuria y avaricia y me presionan entre los dos.

    Quizás, ellos hagan penitencia por estos pecados, pero entonces, después de haber ostentado el cargo de sacerdotes, tienen la firme intención de volver a pecar y así, es como si ellos presionaran duro sobre Mí en una almazara. Por supuesto que ellos buscan a mujeres de dudosa reputación y las tienen en lugares seguros para que puedan satisfacer su lujuria y sacarme a Mí. Ellos las adulan y se deleitan en ellas, pero no tienen el deseo de verme a Mí, que soy la causa de su existencia.

    ¡Ven mis amigos la clase de sacerdotes que son! ¡Vean mis ángeles a quienes ustedes sirven! Si yo me pongo ante ustedes como me pongo en el altar ante ellos, ninguno de ustedes se atrevería a tocarme. Tendrían miedo de hacerlo. Sin embargo, estos hombres me traicionan como ladrones y traidores. Me tocan como prostitutas. Son más sucios que el alquitrán, y aun así, no sienten vergüenza de acercarse a Mí que soy el Dios y Señor de la gloria. Así pues, como se le dijo a Israel, ‘siete plagas caerán sobre ustedes’. Seguramente, que esas siete plagas deberían caer sobre los sacerdotes!”



    Cristo se compara a Moisés cuando guió a Israel a través del Mar Rojo, en donde las aguas se dividieron en izquierda y derecha y sobre cómo Israel, es decir los sacerdotes malos, rechazaron a Cristo y escogieron el becerro de oro, esto es, al mundo y sobre cómo Cristo honró a los sacerdotes por medio de siete órdenes, de las cuales ellos las han convertido en siete formas.


    Capítulo 133

    Habla la Madre: “Los enemigos de mi Hijo estaban tan ávidos de Su sangre, que aún ya estando muerto, le infligieron aún más heridas. ¡Prepárate, porque mi Hijo viene con su gran hueste para hablarte!” Entonces, Él mismo vino y dijo: “Anteriormente me comparé a Moisés cuando guiaba al pueblo, cuando el agua se dividió como una pared a izquierda y a derecha. En verdad, figurativamente hablando, Soy como Moisés. Yo guié al pueble cristiano, esto es, les abrí el cielo para ellos y les mostré el camino a seguir, liberándoles de su opresor, el diablo, como si fuera del faraón.

    Ellos caminaron en medio de las dos paredes del mar, una al lado derecho y la otra al lado izquierdo. Una de estas paredes ya no significaba que procedieran; la otra no estaba destinada para retroceder; aun así, las dos estaban para mantenerse firmes. Estas dos paredes fueron las dos alianzas. La primera era la ley antigua, la que no significaba que procedieran. La segunda era la nueva ley, la que no debía retroceder. Entre estas dos paredes que se mantenían firmes, Yo fui a la cruz como a través del Mar Rojo, ya que todo mi cuerpo estaba enrojecido con Mi sangre y rojo era también el madero que una vez fue blanco, roja la lanza. Yo redimí a mi pueblo que estaba cautivo para poder ganarme su amor.

    Ahora sin embargo, Israel, es decir los sacerdotes, me rechazan y escogen otro dios para amar. Como dije antes, en su pasión por el mundo, aman el becerro de oro. Les es deseado debido a su lujuria que les quema por dentro debido a sus pasiones, parándose fuertes en sus con su cabeza y garganta llenas de gula. Además de ello, me tratan como un ídolo y me encierran para que no pueda irme. Me ofrecen incienso, pero no me agrada, ya que no lo hacen por mi bien, sino por el bien de ellos. Se arrodillan voluntariamente en obediencia a Mí, únicamente si les conviene a sus deseos para que pueda comprarles algún beneficio temporal. Me llaman, pero mis oídos no los escuchan ya que no lo hacen por devoción y ni siquiera lo hacen con sinceridad.

    ¡Escuchadme mi hueste celestial y todos mis ángeles! Escogí sacerdotes por sobre todos los ángeles y otras personas justas. Sólo a ellos les di el poder de tocar mi cuerpo. Si Yo lo hubiese querido, hubiese escogido un ángel para este cargo. En su lugar, tenía tanto amor por mis sacerdotes que les he dado este gran honor, y los nombré para pararse frente a mí como quien dice en siete rangos. Ellos deberían ser pacientes como la oveja, y firmes como la base sólida de una pared, valientes como soldados, prudentes como las serpientes, modestos como una virgen, tan puros como un ángel y ardiendo en anhelo como la Esposa por el lecho nupcial de su Esposo.

    Ahora sin embargo, se han volteado contra Mí de la peor manera. Son tan salvajes como lobos predadores que no ceden ante ninguno en su hambre y codicia y que no rinden honor a nadie ni tienen vergüenza. Segundo, son tan inestables como una piedra en una pared débil. Les falta confianza en su base, es decir, en Dios y en Su habilidad de darles lo que ellos necesiten y en su deseo de sostenerlos. Tercero, son como ladrones caminando en la oscuridad, se encuentran en la oscuridad del vicio. Carecen del valor de los soldados para pelear por la gloria de Dios o de llevar a cabo tareas masculinas. Cuarto, se yerguen como tontos con sus cabezas hacia el suelo, tan estúpidos y necios, siempre pensando sobre las cosas terrenas y las condiciones presentes y nunca en lo que ha de venir. Quinto, son tan impúdicos, como las prostitutas y se acercan a Mí, vestidos como prostitutas conservando sus cuerpos para satisfacciones lujuriosas. Sexto, están horriblemente manchados con alquitrán; quienquiera que se acerque a ellos, se ensucian. Séptimo, son tan repugnantes como el vómito. Sería más suave y mejor para Mí acercarme al vómito, que compartir mi alegría con ellos. Son tan repugnantes, que la hueste celestial en pleno está disgustada con ellos. ¿Qué sería más repulsivo, que un hombre desnudo bajara su boca a sus extremidades inferiores y se comiera su propio excremente y bebiera su propia orina? Así es como ellos son de repulsivos a mi vista.

    Cuando se visten con las vestimentas sacerdotales, las cuales pueden compararse con la vestimenta del alma, ya que denotan cómo debería ser el ama, se visten como traidores genuinos. Cuando un hombre quien ha dado su juramento al enemigo de su señor y tiene que pelear junto con su señor en contra del enemigo, blande sus armas para no lastimarlo. Del mismo modo, cuando estos hombres se visten con las vestimentas sacerdotales, que son en sentido figurado las vestimentas del alma con las cuales se deberían de proteger en contra del demonio, mantienen todo como para no lastimar al demonio y para que él no les tenga miedo.

    Uno se podría preguntar: ¿Cómo pasa eso? Bueno, cuando ellos se visten con las armas de la continencia, se arman a sí mismos contra la lujuria y por ello no imitan al demonio. Cuando se revisten con las armas de la caridad, las armas no causan daño ya que han sido despuntadas a través de la malicia. Las armas, o sea, las vestimentas con las cuales ellos se visten, no son para la protección de su Señor, sino sólo para espectáculo, igual que los traidores que actúan de una manera pero muestran una apariencia diferente.

    Ay mis amigos, así hacen estos malditos sacerdotes que se me acercan con disimulo al igual que los traidores. Aun así, de igual manera Yo vengo a ellos, Yo, que soy tu Dios y el Dios de toda creatura en el cielo y en la tierra y que estoy en el altar frente a ellos, como verdadero Dios y verdadero Hombre. Tan pronto como han pronunciado aquellas palabras ‘Esto es mi cuerpo’, vengo a ellos como el novio para compartir el deleite de mi naturaleza divina con ellos, pero encuentro al diablo en ellos. Así, que cuando me ponen en sus bocas, tomo mi naturaleza divina y humana y me alejo, y el diablo que ha huido con terror por la presencia del Señor, regresa entonces con placer.

    Mis amigos, escuchen de nuevo la dignidad que he conferido a los sacerdotes, algo que va más allá de lo que he conferido a los ángeles y a otros hombres. Les di cinco privilegios. Primero, el poder de atar y desatar en el cielo y en la tierra. Segundo, les conferí la habilidad de volver a mi peor enemigo, en mi amigo, un diablo en un ángel de los míos. Tercero, les di el poder de predicar mis Palabras. Cuarto, el poder de consagrar y ofrecer Mi cuerpo, algo que ninguno de los ángeles puede hacer. Quinto, el privilegio de tocar Mi cuerpo, algo que ninguno de ustedes se atrevería a hacer, si yo yaciera frente a ustedes.

    Ahora, presento cinco acusaciones contra ellos. Primero, que ellos abran el infierno y cierren el cielo para aquéllos que están tratando de entrar. Segundo, que hagan un enemigo de un amigo y curen dos heridas de la persona que viene a ellos con una sola, quien ve la vida vergonzosa de los sacerdotes y piensa para sí mismo: ‘Si él puede hacerlo, con mayor razón puedo hacerlo yo también.’ Tercero, ellos no hacen nada de mis palabras y afirman sus propias mentiras mientras niegan Mi verdad. Cuarto, me venden con sus labios, a pesar de que deberían de santificarme. Quinto, crucifican mi cuerpo de manera más dolorosa a como lo hicieron los judíos.

    Amigos míos, miren cómo aquéllos a quien yo he escogido y amado tanto, me pagan. Los uní a Mí con mi propio cuerpo, y ellos han disuelto la unión entre nosotros. Es por esto que ellos deberán ser sentenciados como traidores y no como sacerdotes, a menos que se reformen a sí mismos.



    Cristo dice que Él ha dado más honor a los sacerdotes que a todos los ángeles y otros hombres, pero que ellos lo provocan más que todos los otros. Su condenación se ve ilustrada en el alma de un sacerdote condenado por toda la eternidad.


    Capítulo 134


    Dijo la Virgen María: “¡Recuerden la pasión de mi Hijo!” Él viene ahora”. Y apareció San Juan el Bautista que le dijo a la Santísima Virgen María: “Durante mil años, la cólera de Dios hacia el mundo no había sido tanta como ahora”. Cuando llegó el Hijo, le dijo a la Esposa: “Desde el principio, es para Mí como una hora, ¿cuánto tiempo es eso para ti? Todo este tiempo es para mí como una sola hora. En relación a los sacerdotes, te dije anteriormente que Yo los escogí de entre todos los ángeles y hombres, pero ahora ellos son más indignantes para mí que cualesquiera otros”. Entonces, aparecieron demonios llevando entre sus manos a un alma. Ellos dijeron al Juez: “¡He aquí al guerrero!” el Juez respondió: “A pesar de que los seres corporales no pueden escuchar cosas del espíritu así como tampoco el ojo corporal ver seres espirituales, por el bien de esta mujer aquí presente, los ojos de cuyo entendimiento estoy abriendo, dinos, con qué derecho poseen esta alma?”

    Ellos respondieron: “Nosotros hemos tomado posesión de él por nueve derechos o, mejor dicho, transgresiones. Primero, estaba por debajo de nosotros de tres maneras, igual a nosotros de tres manera, por sobre nosotros de tres maneras. Nuestro primer derecho hacía él está en el hecho de que él era bueno por fuera, pero malo por dentro. El segundo, es que a veces estaba lleno de avaricia y glotonería, pero en otros momentos ayunaba sólo por el bien del cuerpo o debido a enfermedad. Tercero, a veces era severo en palabra y obra, pero en otros momentos reprimía su malvada severidad por el bien de alguna ventaja para sí mismo. Nosotros no tenemos esos defectos, porque estamos afuera así como adentro, y siempre somos severamente malvados y siempre igualmente codiciosos de malicia.

    Él era nuestro compañero en tres sentidos, tanto así, que caímos en los tres pecados que son, el orgullo, la codicia y la envidia, que él mismo posee. Él estaba por encima de nosotros y nos sobrepasaba en maldad de tres maneras, como siendo un sacerdote que tocaba Tu cuerpo. El primero fue que no cuidó su boca por la cual debía proclamar Tus palabras. En lugar de ello, como perro ladrando, gruñó tus palabras. Cuando él proclamó Tus palabras, sentimos el mismo miedo, como si alguien estuviese escuchando algún sonido terrible y al momento huimos de él por terror. Sin embargo, él se quedó sin ningún miedo o vergüenza. Segundo, no guardó sus manos con las cuales toca Tu cuerpo más puro, sino que se las manchó de toda clase de placer. Siempre que tocaba Tu cuerpo, que era el mismo cuerpo que estuvo en el vientre de la Virgen y en la cruz, después que habían sido pronunciadas las palabras de consagración, sentimos la misma clase de temor, como cuando un hombre cuyo cuerpo está convulsionando de miedo, a pesar de que nuestro motivo no era caridad divina sino miedo a tu poder y a Tu fuerza poderosa. Sin embargo, él se quedó ahí, sin miedo y no le importó. Cuando te puso en su boca, la cual era como un vaso inmundo, éramos como hombres que han perdido todo su poder, como quien pierde toda la fuerza, muertos de miedo a pesar de que somos inmortales. Aun así, él no sintió miedo y no tembló al tocarte. De todas maneras, como no era apto que la Majestad del Señor entrara en un vaso tan vergonzoso, Tú te llevaría tu naturaleza divina y humana y lo abandonarías, y él hubiese permanecido solo y nosotros, que huimos por miedo en cada ocasión, regresaríamos a él con furia.

    En todas estas formas, él nos superó en maldad, y por ello es que nosotros legítimamente nos declaramos su dueño. Así pues, ya que Tú eres el Justo Juez, rinde tu juicio con respecto a él”. El Juez respondió: “Escucho sus demandas, pero tú, alma miserable, mientras esta mujer está presente, dinos la intención que tenían al final de sus vidas mientras aún tenían uso de razón y fuerza corporal”.

    Contestó el alma: “Mi intención era pecar sin parar y nunca desistir. Sin embargo, sabiendo que no viviría para siempre, decidí pecar hasta el último momento y esa era mi intención cuando fuera separada de mi cuerpo”. Dijo entonces el Juez: “Tu conciencia es tu juez. Así pues, ¡en conciencia di la sentencia que te mereces!” El alma respondió: “Mi sentencia es la más amarga, soportar un sufrimiento miserable sin fin y sin misericordia”. Luego, después de escuchar su sentencia, los demonios se alejaron con el alma.

    Dijo entonces el Señor a su Esposa: “Esposa mía, ¡mira cómo me tratan los sacerdotes! Los escogí por encima de todos los ángeles y otros hombres, los honré por sobre todos ellos. Sin embargo, me provocan más que todos los judíos y gentiles y más aún que todos los demonios”.



    Cristo le muestra cuánta bondad ha demostrado a los sacerdotes. Aun así, tan malagradecidos como una Esposa adúltera, desprecian a Cristo y aman a otros tres amantes, a saber, el mundo, la carne y al diablo. Demuestra esto con el ejemplo de un sacerdote que murió recientemente y fue condenado por toda la eternidad.


    Capítulo 135


    Soy como el Esposo que lleva a su amada Esposa a su hogar. Así, uní a los sacerdotes a mí mismo con mi propio cuerpo, para que ellos pudiesen estar en Mí y Yo en ellos. Sin embargo, me han respondido como una adúltera para con su Esposo: “Tus palabras me disgustan. Tu riqueza no vale nada. Tu deseo es como el veneno. Existen otros tres a quienes prefiero amar y seguir’. Su Esposo amablemente le responde: “¡Mi Esposa, escúchame y espera un poco más, ya que tus palabras deberían ser mis palabras, tu voluntad la mía, tu riqueza, la mía, tu deseo, el mío!”. Sin embargo, ella no deseaba escucharle y se fue con aquellos tres. Cuando ya estaba lo suficientemente lejos como para que el Esposo ya no se viera, el primero de ellos, el mundo le dijo: ‘Aquí, el camino se divide y ya no puedo acompañarla, así es que quiero tener toda su riqueza.’ ‘El segundo, el cuerpo, dijo: ‘Soy mortal y seré alimento para los gusanos. Ella sin embargo, es inmortal, así es que la dejaré aquí’. El tercero, esto es, el diablo, dijo: ‘Yo soy inmoral y perduraré para siempre. Ya que ella no quiso quedarse con su hombre, me seguirá por siempre’.

    Así es como estos malditos sacerdotes me tratan. Ellos deberían ser mis extremidades y deberían sobresalir entre otros como un dedo de la mano, pero son peor que el diablo. Así es que, a menos que se reformen, se hundirán más que todos los diablos en el infierno más profundo. Les llamo como a la Esposa. Hago todo lo que puedo por ellos, pero entre más los llamo, más se alejan. Mis palabras les desagradan; mi riqueza es un peso; detestan mis dulces palabras como al veneno. Corro detrás de ellos advirtiéndoles como lo hace un padre amable. Les muestro la tolerancia de un señor amable. Como un buen Esposo, les persuado con regalos. Sin embargo, mientras más los llamo, más se alejan de Mí. Aman a sus tres amigos más que a Mí, al mundo y al cuerpo y al tercero, el diablo, quien los agarrará y nunca los dejará ir. ¡Pobres de ellos, si alguna vez fueron sacerdotes y extremidades de mi cuerpo!

    El sacerdote que murió recientemente, poseía tres cualidades. Primero, tenía orgullo ya que se vestía como obispo. Segundo, era afamado por su sabiduría. Tercero, inclinaba su voluntad a lo que quería y a todo aquello que su cuerpo deseaba. Ayunó por el bien del cuerpo humano e hizo todo lo que quiso para complacer su cuerpo y no lo que era de acuerdo a Mi voluntad. Pero, ¿qué bien le ha hecho ahora? Como recompensa por su orgullo, está delante de Mí como un hombre quebrado en dos, hundiéndose, cubierto de llagas y piel desgarrada. Debido a su celebridad, lo he olvidado y será olvidado por los hombres. Como recompensa a su propia voluntad, su cuerpo será alimento de los gusanos y su alma será torturada por los demonios por los siglos de los siglos.

    ¡Vean lo que los desdichados aman y cómo actúan! ¿Dónde están sus amigos, dónde sus posesiones, su honor y gloria? A cambio de todo ello, sufrirán de la vergüenza eterna. Ellos compran pequeñeces, el honor mundano y en cambio, pierden lo grandioso que es el gozo eterno. ¡Ay de todos ellos, mejor no hubiesen nacido! Se hunden más en el infierno que cualquier otra persona”.



    Mientras se encontraba en oración la sierva piadosa de Cristo, Lady Brígida, de memoria bendita recibió las siguientes revelaciones en una visión inspirada en la divinidad. Están dirigidas a los pontífices romanos Clemente VI, Inocencia VI, Urbano V y Gregorio XI. Ellos se ocupan del regreso de la Sede Apostólica y la Curia Romana a Roma y de la reforma de la Iglesia por órdenes de Dios Todopoderoso. Dos años antes del Año del Jubileo, Cristo le dice a la Esposa las palabras aquí escritas y le ordena enviarlas al Papa Clemente para que pueda establecer la paz entre los reyes de Francia e Inglaterra y presentarse en Roma para proclamar el Año del Jubileo. El Reverendo Señor Hemming, obispo de Abo, y el Hermano Pedro, prior del Monasterio Cisterciense de Alvastra en el Reino de Suecia.


    Capítulo 136


    El Hijo de Dios habla a la Esposa, diciendo: “Escribe estas palabras de Mi parte para el Papa Clemente: Te he elevado y he permitido que asciendas a través de todos los rangos de honor. Levántate y establece paz entre los reyes de Francia e Inglaterra quienes son como bestias peligrosas, traidores de almas. Luego, ven a Italia y ¡predica la Palabra y proclama un año de salvación y amor divino! Mira las calles pavimentadas con la sangre de Mis santos y te daré una recompensa eterna. Recuerda aquéllos tiempos pasados cuando tenías la audacia de provocar mi ira y yo me mantenía en silencio, cuando hiciste lo que quisiste y lo que no deberías haber hecho, y Yo fui paciente, como si no te escuchara.

    Ciertamente que Mi tiempo se acerca y pediré, que de tu tiempo, rindas cuentas de tu negligencia y audacia. Del mismo modo, así como permití que ascendieras en rango, así descenderás a otros rangos que realmente te permitirán experimentar en cuerpo y en alma, a menos que obedezcas Mis palabras. Tu lengua grandilocuente será silenciada. El nombre por el cual te llaman en la tierra será olvidado y reprochado ante Mí y mis santos. También te pediré que rindas cuentas cómo, sin merecimiento alguno, te alzaste en rangos, a pesar de haber sido con Mi permiso, el cual Yo, Dios, conozco mejor de lo que tu conciencia puede recordar.

    Buscaré que rindas cuentas sobre tu tibieza en restablecer la paz entre los reyes y en tu trato preferencial por una de las dos partes. Más aun, y no será olvidado, cómo la avaricia y la ambición florecieron y aumentaron en la Iglesia durante tu tiempo o, lo que pudiste haber reformado y dispuesto tantos asuntos, pero que tú, amante de la carne te negaste a hacer. Así pues, ¡levántate, antes de que tu hora final de ayuno llegue y extinga la negligencia de tu pasado siendo ferviente en tu ya cercana hora final! Si tenéis alguna duda sobre a qué espíritu pertenecen estas palabras, ese reino y esa persona son bien conocidas en cuyo asombro y prodigios han sido causados


    La justicia y la misericordia de la cual hablo, están acercándose a todas las partes de la tierra. Tu propia conciencia te dice que mi exhortación es racional y mi propuesta caritativa. Si no hubieras sido rescatado por Mi paciencia, hubieras descendido más bajo que tus predecesores. ¡Examina entonces, el libro de tu conciencia y ve si Yo estoy diciendo la verdad!”

    Las palabras de Cristo para la Esposa, mencionando al Papa Inocente VI quien sucedió a Clemente en el papado.

    Habla el Hijo a la Esposa y le dice: “Este papa Inocente es de mejor metal que su predecesor y es el lienzo adecuado para plasmar los colores de mayor calidad. Sin embargo, la maldad de la humanidad pide que pronto se les quite de su seno. Se tomará en cuenta su mejor intención para una mayor recompensa y glorificación. A pesar de ello, si él escucha Mis palabras dadas a ti y escrita en libros, mejorará y aquéllos que le lleven esas palabras a él, recibirán una recompensa más noble”.



    Una revelación mencionando al papa Urbano y recibida por la Esposa de Cristo en Roma y en relación a la confirmación de la Regla del Santo Redentor y las indulgencia de San Pedro en Cadenas otorgadas por Cristo al claustro de la Santísima Virgen en Vadstena.


    Capítulo 137

    El Hijo de Dios habla a la Esposa: “Una persona que tiene una bola de lana conteniendo en su interior oro fino, no para de desenrollarla hasta que lo encuentra. Una vez lo encuentra, el propietario lo utiliza para su propio bienestar y honor. Este papa Urbano es oro maleable para buenos fines pero está rodeado de preocupaciones mundanas. Ve con él y dile de parte Mía lo siguiente: Tu tiempo es breve. Levántate y considera cómo las almas que te han sido confiadas pueden obtener la salvación. Como si viniera de mis propios labios, te di la regla de una orden que debería ser fundada e iniciada en Vadstena, Suecia.

    Ahora, con la autoridad investida en ti, no solo quiero que lo confirmes, sino que también le des la fuerza de tu bendición, ya que tú ere Mi vicario en la tierra. Yo la dicté y la doté con el don espiritual otorgándole las indulgencias de la Iglesia romana de San Pedro en Cadenas. Así pues, apruébala a la vista de los hombres la cual ha sido autorizada a la vista de mi hueste celestial. Si buscáis una señal y soy Yo el que lo digo, ya te demostré que cuando escuchaste por primera vez Mis palabras, tu alma fue confortada espiritualmente con la llegada de Mi mensajero. Si buscas una señal más, no se os dará ninguna, sino aquella del profeta Jonás.

    Tú mi Esposa, a quien he mostrado esta gracia, si no puedes llevar la carta y favor al papa y su sello en la concesión de las indulgencias sin ningún pago por adelantado, Mi bendición será suficiente para ti. Aprobaré y confirmaré Mis palabras y todos los santos deberán ser tus testigos y deja que Mi Madre sea tu sello, mi Padre tu garante y el Espíritu Santo el consolador de aquéllos que vengan a tu claustro”.



    Esta es una revelación que la Esposa de Cristo recibió en Roma en relación al mismo papa Urbano antes de su regreso de Avignon en el Año del Señor 1370. Ella misma se la presentó a él en Montefiascone.


    Capítulo 138

    Mientras que la persona mencionada anteriormente se encontraba en oración durante una vigilia, le pareció como si una voz viniera a ella como un aro de esplendor, como el sol. La voz le habló las siguientes palabras. “Yo soy la Madre de Dios, porque así le fue agradable a Él. También soy la Madre de todos aquéllos que viven en gozo celestial. A pesar de que los infantes reciben todo lo que necesitan cuando lo desean, así su gozo crece con tal felicidad cuando ven el rostro gentil de sus madres. Así, le agrada a Dios darles a todos los que se encuentran en la corte celestial, el gozo y el júbilo de la pureza de Mi virginidad y la belleza de mis virtudes, a pesar que ellos poseen cada cosa buena a través del poder divino de manera incomprensible. También soy la Madre de todos aquellos que se encuentran en el purgatorio, por todas las penas que deben estar sufriendo para la purificación de sus pecados y que algunas veces se ven mitigadas por mis oraciones en cualquier momento. Así pues, le place a Dios mitigar algunos de los castigos impuestos a ellos de conformidad con la severidad de la justicia divina.

    También soy la Madre de toda la justicia que hay en el mundo – la justicia que mi Hijo tanto amó con el más perfecto amor. Así como la mano de la madre siempre está presta para librar de los peligros en defensa del corazón de su hijo si alguien tratara de lastimarlo, así también Yo estoy constantemente presta para defender a las personas justas que hay en el mundo y liberarlas de cualquier peligro espiritual. También soy como una Madre para todos los pecadores que se quieren reformar y tienen la intención de no volver a pecar en contra de Dios. Estoy dispuesta a tomar bajo mi protección a ese pecador, así como una madre amorosa que ve a su hijo desnudo enfrentarse a enemigos armados con espadas filosas. ¿Acaso esa madre no intervendría valientemente en medio del peligro para liberar a su hijo de las manos de sus enemigos y llevárselo para abrazarlo con gozo en sus brazos? Esto es lo que Yo hago y lo que haré por todos los pecadores que rezan pidiendo la misericordia de Mi Hijo con verdadera arrepentimiento y amor por Dios.

    Escucha con atención lo que voy a decirte en relación a dos de mis hijos cuyos nombres te los mencionaré. El primero, es Jesucristo, Mi Hijo, quien nació de mi carne virginal para poder manifestar Su amor y redimir a las almas. Como corresponde, Él no escatimó el esfuerzo de Su cuerpo y la sangre que derramó o menospreció al escuchar insultos y soportó el dolor de Su muerte. Él es Dios mismo, todopoderoso en la felicidad eterna. El segundo que Yo cuento como Hijo, es el que ocupa la Sede Pontificia, la sede de Dios en el mundo, siempre y cuando obedezca los preceptos de Dios y lo ame con caridad perfecta.

    Ahora quiero decir algo sobre este papa llamado Urbano. Gracias a mis oraciones, él recibió la inspiración del Espíritu Santo que debería regresar a Roma e Italia con el único propósito de llevar a cabo misericordia y justicia, fortalecer la fe católica, restablecer la paz y de paso, renovar la Santa Iglesia. Así como una madre lleva a su hijo al lugar que a ella le gusta antes de darle el pecho, así también por medio de Mi oración y el trabajo del Espíritu Santo, yo guié al papa Urbano desde Avignon a Roma sin que se presentara peligro físico alguno. ¿Qué me hizo a mí? Me dio la espalda en lugar de verme a la cara e intenta irse lejos de Mí. Un espíritu maligno le ha hecho esto para engañarlo. Él está cansado de su trabajo divino y únicamente quiere su comodidad física. Más aún, el diablo está atrayéndole con placeres mundanos, ya que él anhela su país natal y la moda mundana. De igual manera, está siendo guiado por el consejo de amigos de mentes carnales que piensan más en sus gustos y placeres, que en lo que a Dios le place y la gloria y el bien de la salvación de su alma.

    Si sucediera que él regresara al país en donde fue electo papa, en muy poco tiempo recibirá un golpe tan fuerte que le romperá todos los dientes. Su vista será borrosa y oscura y cada extremidad de su cuerpo temblará. El fuego del Espíritu Santo se irá enfriando gradualmente hasta desaparecer, y las oraciones de todos los amigos de Dios que habían decidido rezar por el con suspiros llorosos, se volverán perezosos y sus corazones se enfriarán. Ante Dios, deberá rendir cuentas sobre dos asuntos: primero, qué hizo mientras ocupó la sede papal; Segundo, qué omitió entre las cosas que pudo haber hecho para la gloria de Dios mediante su gran autoridad”.



    La siguiente, es la primera revelación enviada al Papa Gregorio XI a través de su Señoría Latinus Orsini


    Capítulo 139

    Una persona que se encontraba en vigilia, sin dormir pero perseverando en oración, fue llevada en espíritu. En ese momento, toda la fuerza de su cuerpo se desvaneció, pero su corazón estaba inmensamente inflamado y jubiloso de ardiente amor. Su alma fue consolada, mientras su espíritu estaba confortado con fuerza divina y toda su conciencia estaba llena de entendimiento espiritual.

    La siguiente visión le ocurrió a esta persona. Escuchó un sonido dulce de voz que le decía: “Yo soy aquella quien le dio vida al Hijo de Dios, Dios Verdadero, Jesucristo. Anteriormente te he dicho algunas cosas que debían ser anunciadas al Papa Urbano. Ahora te daré un mensaje que debes enviar al Papa Gregorio. Sin embargo, para que pueda entenderse mejor, te las diré en forma de parábola. Si una madre amorosa viera a su hijo tendido, desnudo en el suelo, sin fuerzas para levantarse a si mismo, pero anhelando la atención maternal y leche, gimiendo y llorando con sonidos tristes, ella correría rápidamente hacia su hijo con toda la ternura de su amor y compasión, y lo levantaría del suelo con sus manos maternales y amables, acariciándolo y calentándolo tiernamente con la tibieza de su pecho y lo alimentaría dulcemente con la leche de sus pechos.

    Así es como Yo, la Madre de misericordia trataría al Papa Gregorio si tan solo regresara a Roma y a Italia con la mentalidad de quedarse y con la buena intención del buen pastor, lamentándose con lágrimas legítimas por la pérdida eterna y la condenación de las almas de las ovejas confiadas a él, y si él decidiera renovar el estado de la Iglesia con humildad y la debida caridad pastoral.

    Entonces, como una madre amorosa, lo levantaría del suelo como a un hijo desnudo y pasando frío, y llevaría su corazón lejos de los deseos terrenales y amor mundano que van en contra de la voluntad de Dios y le daría calor maternal con el amor de mi pecho. Lo llenaría con Mi leche, es decir, con mi oración, la cual es semejante a la leche. ¡Oh, cuántos son aquéllos quienes se sustentan con la leche de mi ración! Lo saciaría con la leche de las oraciones y rezaría por él a mi Señor y a mi Dios, quien es Mi Hijo, para que Él se digne compartir y unir su Espíritu Santo con la sangre interior del corazón del Papa Gregorio. Entonces, quedaría saciado con la saciedad perfecta, a tal grado, que ya no querría vivir para nada más en este mundo, sino añadir a la gloria de Dios con todo su poder.

    Como ves, le he mostrado el amor maternal con el cual yo lo trataría si él obedeciera, porque es la voluntad de Dios así como trasladar con humildad, su sede a Roma. Nuevamente, y para que más tarde no utilice la ignorancia como excusa, le advierto con amor maternal y dile lo que seguirá si no es obediente a lo que se ha dicho. Sin duda alguna, sentirá la vara de la justicia, ésta es, la ira de Mi Hijo. Su vida se acortará y será llamado al juicio de Dios. Ninguna fuerza de los lores mundanos lo podrán ayudar, así como tampoco la sabiduría y conocimiento que los doctores en medicina puedan proporcionarle, así como tampoco el aire fresco de su país nativo le harán ningún bien, para prolongarle la vida”.

    Esto significa que si él viene a Roma y no lleva a cabo lo citado, su vida se verá acortada y los doctores en medicina no le harán ningún bien así como tampoco si regresase a Avignon en donde el aire de su país natal podría beneficiarle. Más bien, morirá.



    Tengan en cuenta las cuatro instrucciones siguientes al papa: que deberá venir a Roma con humildad, que deberá tener en mente quedarse, que lamentará la perdición de las almas, que deberá tratar de renovar la Iglesia, etc. Si no hace nada de esto, su vida se acortará, como se declara anteriormente después de la palabra “Nuevamente”. Por tanto, no es suficiente para el papa que venga a Roma, sino que deberá llevar a cabo todas las cuatro instrucciones anteriormente descritas. Aquí sigue la segunda visión traída por su Señoría De Nola al mismo Papa Gregorio XI.


    Capítulo 140


    ¡Alaben y sirvan a Dios por todo Su amor, honor al más santo y a la amada Virgen María, Su Madre, por la compasión que muestra a todos aquellos a quienes Su Hijo ha redimido con su preciosa sangre! Santo Padre, le pasó a una persona conocida muy bien por ti, que mientras continuaba en oración de vigilia, sintió su corazón arder con el fuego de la caridad divina y la visita del Espíritu Santo.

    Esta persona escuchó una voz que le decía: “Escucha tú que ves visiones espirituales y habla lo que ahora se te enseñará, y escribe las palabras que estás a punto de escuchar para el Pontífice Romano Gregorio. Quien te habla es quien agradó a Dios para escoger como Su Madre y tomó su cuerpo humano de Mi carne. Mi Hijo hizo un gran trabajo de misericordia para el Papa Gregorio cuando me pidió que te explicara Su voluntad más santa, con la cual le he dado a entender cuanto le fue transmitido en una revelación anterior. Este trabajo se hizo debido a las oraciones y lágrimas de los amigos de Dios, y no por cualquier mérito de su parte.

    Su enemigo, el Diablo y Yo, peleamos una gran batalla por él. En otra carta, le advertí al mismo Papa Gregorio que se apresurara a venir a Roma con humildad y caridad divina para establecer su Sede y permanecer ahí hasta su muerte. Sin embargo, el diablo y otros asesores del Papa le aconsejaron dilatar su viaje y permanecer en las regiones donde está, siendo motivado por afectos terrenos y deleite mundano y consuelo de sus familiares naturales y amigos. Así pues, ahora el diablo tiene mayor derecho y oportunidad para tentarlo, ya que él escogió obedecer el consejo del diablo y el de sus amigos mundanos, en lugar del consejo de Dios y mi propia voluntad.

    Es verdad que el papa quiere determinar la voluntad de Dios. Así pues, lo correcto es que su deseo se cumpla. Deberá saber que ciertamente es la voluntad de Dios que él deba venir sin demora a Italia o Roma, y que deberá apresurarse a venir de tal manera que llegue personalmente a la ciudad o a la provincia de Italia para el próximo marzo, o lo más pronto posible, y lo más tarde para abril, esto es, si todavía me quiere como su Madre. Si desobedeciera esto, déjale saber que nunca más gozará de dicha consolación – cualquier otra visita o revelación de Mi parte – en este mundo, pero deberá, después de su muerte, tener una respuesta ante el tribunal de la divina justicia del por qué rehusó obedecer los mandatos de Dios. Si él obedece, entonces cumpliré lo que prometí en esta revelación que fue originalmente entregada a él.

    Le informé también al papa que nunca habrá paz estable y serena en Francia para que sus habitantes puedan gozar de completa seguridad y concordia, hasta que el pueblo de ese reino aplaque a Dios Mi Hijo, por medio de obras grandes de piedad y humildad, habiendo hasta ahora provocado su ira e indignación, ante sus muchas ofensas y obras inmorales. Así pues, él debe comprender que la jornada de aquellos señores de las sociedades perversas y de hombres inicuos que intentan llegar al Santo Sepulcro de Mi Hijo, no es más agradable a Mi Hijo, el verdadero Dios, que el oro que el pueblo de Israel lanzó al fuego y con el cual, el diablo soldó y fundió el becerro, y todo ello debido a su orgullo y avaricia. Si ellos intentan ir al famoso Sepulcro, es más bien por el orgullo y avaricia por el dinero, que por el amor y honor a Dios”. Ante estas palabras, la visón se disipó.

    Más tarde, la Madre de Dios me dio un mensaje adicional: “Dile a mi obispo, el ermitaño, que cierre y selle la carta. Deberá entonces hacer otra copia de la misma en otro pedazo de papel y mostrar esta copia sin sello al abad, al nuncio del papa, y al Conde de Nola, para que ellos puedan leerla y conocer su contenido. Una vez la hayan leído, deberá entregarle la carta cerrada y sellada para ser enviada, sin demora alguna, al Papa Gregorio. Sin embargo, la carta sin sello, no deberá entregarla a ellos. En su lugar, deseo que él la rompa en pedazos delante de sus ojos. Así como esa carta será rota en pedacitos, así también, si el Papa no viene a Italia en el tiempo y la fecha fijada, las tierras de la Iglesia, que ahora le obedecen unidas en obediencia y sumisión, serán divididas en muchas partes a mano de tiranos.

    Con confianza, debes saber, que por las muchas pruebas por las que ha pasado este Papa, no solo escuchará, sino también verá con sus propios ojos que lo que Yo digo, es verdad. Ni siquiera podrá, con toda la autoridad de la que está investido, devolver esas tierras a la Iglesia a su anterior estado de obediencia y paz. Lo que te digo hoy, no debe ser dicho o escrito al abad, ya que la semilla yace escondida en la tierra hasta que brota el grano”.



    Una revelación para el mismo Papa dada a la Esposa en Nápoles cuando ella había regresado de Jerusalén. Ella no envió esta revelación al Papa, ya que no tenía ninguna orden divina para hacerlo.


    Capítulo 141


    Cristo se le apareció a la Lady Brígida mientras oraba por el Papa Gregorio XI. Le dijo: “Escucha atentamente hija Mía, a lo que voy a decirte. Quiero que comprendas que este Papa Gregorio es como un paralítico que no puede usar sus manos para el trabajo ni sus pies para caminar. La enfermedad de parálisis es producto de la sangre pervertida, su estado de ánimo y la frialdad. De la misma manera, el amor inmoderado de su propia sangre y la frialdad de su mente indiferente hacia Mí, mantienen al Papa agobiado, por decirlo así. Sin embargo, comprende que por la ayuda de la Virgen María, mi Madre, ya está empezando a mover sus manos y pies, esto es, actuar conforme a Mi voluntad y Mi honor y venir a Roma. Por lo tanto, permanece tranquila de que él vendrá a Roma e iniciará el camino hacia un mejor futuro, pero no lo terminará”.

    la señora Brígida respondió: “El Señor, mi Dios, la reina de Nápoles y muchos otros me dicen que es imposible para él venir a Roma, ya que el rey de Francia y los cardenales y otros, están poniendo en su camino todos los obstáculos que pueden. He escuchado que muchas personas se han levantado diciendo que ellos tienen al Espíritu de Dios y reciben revelaciones divinas y visiones que utilizan como pretexto para disuadirlo a que venga. Así pues, tengo mucho miedo que puedan impedir su venida”.

    Dios le respondió: “Tú has oído sobre como Jeremías vivió en aquellos días en Israel y tenía el Espíritu de Dios para la profecía y cómo hubo muchos en esos tiempos que tenía el espíritu de sueños y mentiras El malvado rey depositó su confianza en ellos, por lo que tanto el mismo rey como su pueblo cayó en cautiverio. Si el rey hubiera puesto su confianza solo en Jeremías, mi ira se hubiera desvanecido. Lo mismo está sucediendo ahora. Surgen los sabios o los soñadores o amigos, pero no del espíritu, sino de la carne, y utilizan su persuasión en el Papa Gregorio para disuadirlo de tomar el curso de acción contrario. Aun así, Yo el Señor, prevaleceré sobre ellos y traeré al papa a Roma en contra de sus ánimos. Sin embargo, ya sea que tú veas si viene o no, no te es permitido saberlo”.



    Una revelación para el mismo Papa Gregorio dada a la Esposa en Nápoles y entregada a él por un ermitaño quien había renunciado al episcopado.


    Capítulo 142


    Santo Padre, esa persona a quien Su Santidad conoce bien, estaba orando en vigilia cuando cayó en un rapto espiritual y luego en contemplación. Vio en espíritu la semejanza de un trono en el cual estaba sentado lo que parecía ser un hombre de belleza inestimable, un señor de inconmensurable poderío. Una gran multitud de santos y hueste de ángeles sin fin, se encontraban alrededor del trono. Un obispo ataviado con vestimenta pontificia de gala, se encontraba a una distancia del trono.

    El señor que estaba sentado en el trono me habló y dijo: “Todo poder en el cielo y en la tierra se me ha dado a Mí por mi Padre. A pesar de que parece que estoy hablando contigo con una boca, no hablo solo, ya que el Padre y el Espíritu Santo hablan conmigo. Nosotros, tres personas, somos una en la substancia de la divinidad”.

    Luego se dirigió al Obispo y le dijo: “¡Escucha Papa Gregorio, los once puntos que te diré y presta cuidadosamente atención a lo que te digo! ¿Por qué me odias tanto? ¿Qué razón tienes para ser audaz y presuntuoso en contra Mía? Tu corte mundana está saqueando mi corte celestial. En tu orgullo, me estás robando Mis ovejas. Injustamente, extorsionas y hurtas la propiedad eclesiástica que me pertenece así como las posesiones de los súbditos de Mi Iglesia y se las das a tus amigos temporales. Robas e injustamente recibes bienes de los pobres y los distribuyes sin honor a tus ricos. Así, tu audacia y presunción se están excediendo en gran medida, porque entras en mi corte atropelladamente y no muestras consideración para lo que es Mío.

    ¿Qué te he hecho Gregorio? Pacientemente he permitido que subas al pontificado. De antemano te expliqué Mi voluntad por medio de cartas transmitidas a ti por revelación divina de Roma. Te advertí a través de ellas por el bien de la salvación de tu alma, y te advertí sobre tus grandes pérdidas. ¿Cómo me has pagado por todos estos beneficios? ¿Qué estás haciendo sobre el hecho de que reine el orgullo en tu corte y que hasta gobierne la avaricia insaciable y el lujo detestable y la ruina malvada de la simonía?

    Además, me estás robando y saqueando a innumerables almas. Echas al fuego de la Gehenna a casi todos los que se acercan a tu corte, sencillamente por no ser diligente con el cuidado de las cosas pertenecientes a Mi corte, a pesar de ser tú, el prelado y el pastor de Mis ovejas. Eh ahí tú falta, porque no has considerado con prudencia lo que debe hacerse o lo que debes corregir, para su salvación espiritual.

    A pesar de que podría condenarte por todo lo dicho anteriormente, te estoy advirtiendo nuevamente por medio de Mi misericordia, para la salvación de tu alma, que vengas a Roma tan pronto como puedas. Dejo el tiempo en tus manos. Sepas que entre más demores, mayor será el detrimento en tu desarrollo espiritual y moral. Entre más pronto vengas a Roma, más sentirás el aumento de virtud y de los regalos del Espíritu Santo y más serás inflamado con el fuego divino de Mi amor. ¡Ven pues, y no tardes! ¡No vengas con tu acostumbrado orgullo y pompa mundana, sino con toda la humildad y ardiente amor!

    ¡Tan pronto hayas venido, arranca de un tirón y destruye todos los vicios de tu corte! Sepárate del consejo de aquéllos de mente carnal y amigos mundanos y sigue humildemente el consejo espiritual de Mis amigos. Acércate entonces, y no tengas miedo. ¡Levántate como un hombre y vístete confiadamente, con la fuerza!

    Empieza a reformar la Iglesia que he comprado con mi propia sangre, para que pueda ser reformada y guiada espiritualmente a su estado prístino de santidad, ya que en estos días, se muestra más veneración a un burdel que a Mi Santa Iglesia.

    Si no obedeces Mi voluntad, puedes estar seguro que seréis condenado por Mí delante de mi corte celestial, con la misma clase de sentencia y justicia espiritual con la cual uno condena y castiga a un prelado mundano, esto es, ser despojado de su jerarquía. Él será despojado públicamente de su vestimenta pontificia, derrotado y maldito. Estará lleno de ignominia y vergüenza. Esto es lo que haré contigo. Te enviaré lejos de la gloria del cielo. Todo lo que ahora te da paz y honor, será convertido en maldición y vergüenza eterna. Cada demonio en el infierno, te arrancará un pedazo de tu alma inmortal e indestructible como es, y en lugar de una bendición, serás cubierto con una maldición sempiterna. Pero en la medida en que Yo aún tolere tu desobediencia, todavía prosperarás.

    Sin embargo, Mi querido hijo Gregorio, te advierto de nuevo para que te conviertas con humildad. Escucha con cuidado mi consejo. Yo soy tu Padre y Creador. Si tú me obedeces en lo que te he dicho, seré misericordioso como lo es un padre amoroso. Acércate valientemente al camino de la justicia, y prosperarás. No desprecies a quien te ama. Si obedeces, te mostraré misericordia y bendeciré y vestiré y os adornaré, con los preciosos ropajes pontificios de un verdadero papa. Te vestiré conmigo mismo de tal manera, que tú estarás en Mí y Yo en ti, y serás glorificado en la eternidad”.

    Después de haber dicho y escuchado esto, la visión se desvaneció.



    La cuarta revelación enviada por Santa Brígida al papa en el mes de julio del Año de Nuestro Señor 1373. Ella escribió esto a un cierto ermitaño que una vez fue obispo y quien entonces estaba con el papa en Avignon.


    Capítulo 143.


    Nuestro Señor Jesucristo me dijo, Reverendo Obispo, que te escribiera las siguientes palabras para que tú se las enseñes al papa. “El Papa busca una señal. Dile que los fariseos buscaron una señal y que Yo les respondí que, así como Jonás estuvo en el estómago de la ballena por tres días y noches, así Yo, el Hijo de la Virgen estuve muerto en la tierra por tres días y noches. Después de la señal prometida, Yo, el Hijo de Dios, sufrí, morí y fui enterrado y resucité y ascendí a Mi gloria. Así, el Papa Gregorio ha recibido la señal de mi exhortación para salvar almas. Déjale hacer obras que pertenezcan a Mi honor. Deja que luche por salvar almas y devolver a Mi Iglesia su estado prístino, y a una mejor condición. Entontes, experimentará la señal y la recompensa de la consolación eterna. También tendrá una segunda señal. Si no obedece Mis palabras y viene a Italia, perderá, no solamente los bienes temporales sino también los espirituales, y su corazón se sentirá turbado por el resto de su vida. Aunque su corazón a veces parezca encontrar algún alivio, el remordimiento de su conciencia y sus problemas internos permanecerán con él. La tercera señal es que Yo, Dios, hablé milagrosamente a una mujer. ¿Cuál fue el propósito de esto? ¿Cuál es el beneficio de ello si no la salvación y el bien de las almas y la reforma de los malvados y el perfeccionamiento del bien?

    En cuanto a la discusión entre el Papa y Barnabò, respondí que es repugnante para mí, más allá de toda medida, que infinidad de almas están en peligro debido a ello. Por lo tanto, es mi voluntad que deberían llegar a un acuerdo. Aún si el Papa fuera expulsado de su papado, sería mejor para él, humillarse a sí mismo y llegar a un acuerdo si la ocasión se presentara, que permitir que muchas almas perezcan en la condenación eterna. Con respecto a la mejora del reino de Francia, no se dará a conocer hasta que el mismo papa llegue a Italia.

    Es como si hubiera un patíbulo del cual cae una cuerda y un sinnúmero de multitud halara a un lado mientras que del otro lado, sólo un hombre halara de la cuerda. Así es de obvio con la condenación de las almas. Muchos están trabajando en ello. Este Papa debería verme solo a Mí, a pesar de que todos los demás lo estén disuadiendo de venir a Roma y resistiendo tanto como puedan. Debería de confiar solo en Mí y yo lo ayudaría, y ninguno de ellos prevalecería sobre él. Como los polluelos se levantan a sí mismos y hay un clamor y regocijo cuando llega la madre, así Yo también correré gozoso a encontrarme con él y lo levantaré y lo honraré tanto en alma como en cuerpo”.

    Habla nuevamente el Señor: “Ya que el Papa duda si venir a Roma por el bien del restablecimiento de la paz y de Mi Iglesia, es mi voluntad que venga el próximo otoño. Déjale saber que no puede hacer nada que me plazca más, que venir a Italia”.



    La visión recibida por la Esposa de Cristo en relación al juicio del ama de un papa difunto.


    Capítulo 144

    La Esposa vio a una persona vestida con un escapulario pontificio parada en una casa y salpicada de lodo de las calles. El techo de la casa estaba casi aplastando el cráneo de la persona. Los etíopes negros, con ganchos y otros instrumentos de tortura, estaban rodeando la casa pero eran incapaces de tocar a dicha persona, a pesar de que la habían llenado de gran terror.

    Entonces, escuché una voz que me decía: “Esta es el alma de aquel Papa a quien tu conociste. Esta casa es su recompensa espiritual. Trató con los asuntos mundanos y así, su recompensa aún no es una brillante, no hasta que se haya limpiado en el purgatorio y se vuelva resplandeciente con oraciones espirituales y el amor de Dios. El techo lo está aplastando. Éste es una señal mística, ya que el techo simboliza el amor por Dios. Entre más ancho y alto se encuentre con respecto a las cosas espirituales y fervor divino, mayor es el amor que uno tiene. Debido a que el amor de esta alma era ardiente para ciertos asuntos mundanos y prefirió seguir su propia voluntad, el techo, el cual es brillante y alto en el caso del elegido de Dios, es demasiado bajo para ella, hasta que se agrande por la sangre del Hijo de Dios y la intervención de la corte celestial. El alma está vestida con el escapulario. Esta es una señal de que estaba ansioso de seguir la vida religiosa y su vocación, pero sus esfuerzos no fueron lo suficientemente grandes, como para ser un ejemplo para las almas más avanzadas o un modelo para las perfectas.

    Ahora, sin embargo, se te permite conocer tres de las obras que él hizo durante su vida, y a cuenta de las cuales, ahora está siendo castigado. La primera es que fue desobediente con Dios y con su propia conciencia, por lo cual su conciencia sintió arrepentimiento y remordimiento. La segunda es que otorgó dispensas en algunos casos por el bien del afecto carnal, debido a seguir su propia voluntad. La tercera es que ignoró algunas cosas que él pudo haber corregido, para no ofender a aquéllos que amó. Sin embargo, deseo que sepas que esta alma no está en compañía de aquéllos que descendieron al infierno, ni con aquellas que están pasando las pruebas más dolorosas del purgatorio. En su lugar, se encuentra con aquéllos que día a día apresuran su cercanía a la gracia y visión de la majestad de Dios Todopoderoso”.

    Vídeos Gratis
    www.Santos-Catolicos.com
    ¡DVDs, Artículos y Libros Gratis!
    FREE DVDS & VIDEOS