 Virgen
con el niño. 1888 W. A. Bouguereau
Si
se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los
escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a
María.
Si
te agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la
envidia, mira a la estrella, llama a María.
Si
la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave
de tu alma, mira a María.
Si
turbado con la memoria de tus pecados, confuso ante la fealdad de
tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio, comienzas a
hundirte en la sima sin fondo de la tristeza o en el abismo de la
desesperación, piensa en María.
En
los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María,
invoca a María. No se aparte María de tu boca, no
se aparte de tu corazón; y para conseguir su ayuda
intercesora no te apartes tú de los ejemplos de su virtud.
No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si
la ruegas, no te perderás si en ella piensas.
Si
ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada
tendrás que temer; no te fatigarás sí es tu
guía; llegarás felizmente al puerto si Ella te
ampara
San
Bernardo Hom.
sobre la Virgen Madre, 2
En
todas nuestras penas, sean del alma, sean del cuerpo, después
de Dios, hemos de concebir una gran confianza en la Virgen María.
Santo
Cura de Ars Sermón
sobre la esperanza
María
es el tesoro de Dios y la tesorera de todas las misericordias que
nos quiere dispensar
San
Alfonso Mª Ligorio Visitas
al Stmo. Sacramento, 25
Honra,
reverencia y respeta con especial amor a la sagrada y gloriosa
Virgen María, porque es Madre de nuestro Padre soberano y,
por consiguiente, nuestra gran Madre. Recurramos, pues, a ella, y
como hijuelos suyos echémonos en su regazo en todo tiempo
y ocurrencia, con firmisima confianza; invoquemos a esta dulce
Madre, imploremos su amor maternal, procuremos imitar sus
virtudes y tengamos un afecto verdaderamente filial con esta
Señora
San
Francisco de Sales Introd.
a la vida devota, II, 16
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AVEMARÍA
Dios
te salve, María, llena de gracia, el Señor es
contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y
en la hora de nuestra muerte. Amén.
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SALVE
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados
hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle
de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después
de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito
de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh
dulce siempre Virgen María!
V.Ruega
por nosotros, Santa Madre de Dios. R.Para que seamos dignos
de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación
del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la
gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de
ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues
celebramos con alegría su conmemoración, por su
piadosa intercesión seamos liberados de los males
presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro
Señor.
R.Amén
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ACORDAOS
[1]
Acordaos,
¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás
se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a
vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido
desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre,
Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis
pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no
desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y
acogedlas benigna mente. Amén.
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BENDITA
SEA TU PUREZA
Bendita
sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada
María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Amén.
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BAJO
TU AMPARO
Bajo
tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies
nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos
de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.
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OFRECIMIENTO
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
¡Oh
Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me
ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te
consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi
lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que
soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme
como a pertenencia y posesión tuya. Amén.
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